1. Porque ningún partido nos representa, ni a los estudiantes, ni a los trabajadores, ni a los campesinos, ni al pueblo en general. Ningún partido, en particular PRI, PAN y PRD, ofrece un proyecto a favor de los intereses de los trabajadores y de los pobres del país. Todos ellos sin excepción asumen como propias las propuestas del neoliberalismo, del capital, de las grandes corporaciones empresariales. La actual disputa electoral es, entonces, una pelea de las diferentes mafias partidarias, empresariales y eclesiásticas para repartirse el aparato estatal y los beneficios económicos y políticos ligados a su dominio. Ningún sentimiento sinceramente popular y de defensa de la nación les es propio.
2. Porque el neoliberalismo, el capital, con su conversión en propiedad empresarial de los bienes públicos y sociales, de la salud, la educación, la vivienda, las pensiones, el salario, las riquezas naturales, etc., es la negación más rotunda de la democracia. Es la exclusión del grueso de la población en la toma de decisiones y del reparto de la riqueza. Setenta millones de pobres, extremos y a secas, así lo demuestran.
En México y en todo el mundo, el bien común, la democracia y la justicia social no podrán tener realidad bajo el neoliberalismo, bajo el capitalismo. Es más, toda proclama de tolerancia, pluralidad cultural y social, se convierte en falacia si no se acompaña de una lucha intransigente, sin concesiones en contra de los pilares del sistema que padecemos: los monopolios capitalistas y todo el sistema político que pretende legitimarlo.
3. Porque para sentar las bases del bien común, de la democracia y la justicia social, no basta ajustar las instituciones electorales, legislativas y gubernamentales. Más que de un ajuste se requiere de su total desarticulación.
El sistema de partidos, los procesos electorales, las cámaras legislativas, las instituciones judiciales y todas las estructuras estatales, con sus grandes salarios, negocios y prebendas, son las garras del sistema estatal para mantener la opresión, la explotacióny aplastamiento del grueso de los mexicanos; son instituciones corruptoras que sirven para coptar y asegurar la corrupción de quienes ocupen un cargo en esas instancias. El actual sistema político mexicano no es democratizable, está podrido y su podredumbre no puede regenerarse porque es la expresión directa de las turbiedades de esta sociedad donde manda el capital. El bien común, la democracia y la justicia social no pueden nacer de sus entrañas.
4. Porque este sistema político no nos esta conduciendo a un cambio real del país a favor de los intereses de las grandes masas de la población. No existe una transición a la democracia. Lo que estamos viviendo es una transición a un régimen mucho más despótico. La militarización del país para mantener sometida a la población y salvaguardar los intereses de los más ricos, mas bien muestran una transición al fascismo.
5. Porque el sistema electoral mexicano es fraudulento por naturaleza. Sólo pueden competir los dueños de grandes capitales, no existe equidad o igualdad alguna, más que la dada por el dinero. Quien más tiene, en un ambiente de pobreza, es quien más puede comprar complicidades y votos. A pesar de las reformas al Tribunal Federal Electoral, el fraude está presente todo el tiempo, desde mucho antes de emitirse el voto. El PRI, por todo tipo de medios, se asegura de antemano una ventaja, y si pierde, ahí están el ejército (ahora vestido de gris), los medios de comunicación y los jueces corruptos.
Toda competencia popular está excluida por la vía económica y porque sólo pueden competir los partidos que aceptan ser coptados por el sistema, que comparten la permanencia del régimen. Toda organización de base con un programa radical está excluida. ¿De qué tolerancia o pluralidad presumen?
6. Porque es una ilusión que votar por la "oposición" debilita al PRI y eso nos conviene. El desenlace de la votación, ¿quién gana?, no lo define el voto (como se mostró claramente en 1988), eso es algo decidido de antemano por quienes controlan todo en el país: los grandes empresarios nacionales y extranjeros; y, por si algo los hiciera cambiar de decisión, se aseguran que los contendientes garantizan la continuidad de su proyecto, todos los partidos van por la ruta marcada por el neoliberalismo y, quede quien quede, continuarán aplicándolo con o sin flores; gane quien gane, las estructuras de poder del capitalismo, quedan intactas y más legitimadas en la medida en que mayor sea la votación. Esto no nos conviene.
7. Porque un cambio social real sólo puede venir de las resistencias y las rebeldías populares contra el neoliberalismo, contra el capitalismo. De un programa de lucha que enfrente el dominio de los grandes empresarios monopolistas y sus soportes de poder político y cultural: las cámaras, los partidos burgueses, el poder judicial, las instituciones de represión.
La esperanza del cambio para los trabajadores, los campesinos, los estudiantes, los pobladores, está en la construcción de sus organizaciones de base, desde los centros de trabajo y núcleos habitacionales, desde las comunidades campesinas y las indígenas, desde los barrios y las escuelas. Practicando una democracia directa, una donde los representantes no cobren por sus servicios y puedan ser destituidos en el momento que la base lo determine.
El bien común, la democracia y la justicia social no pueden ser entendidos más que como destrucción de la explotación del hombre por el hombre y de toda opresión cultural, sexual, étnica, etc. Y sólo puede hacerse realidad si el poder del pueblo, sus organizaciones de base, van barriendo las instituciones políticas del neoliberalismo, del capital y si van creando las condiciones para la desarticulación total del poder de los grandes empresarios, de su economía, de su poderío político, social y cultural. Si alguna esperanza puede tener fundamento para el pueblo de México, es ésta, la de su organización, la que construye un nuevo modo de vida; uno que ya germina en los nuevos gobiernos emergentes, que despuntan en las organizaciones de base tipo CNTE, Ayuntamientos Autónomos en Rebeldía, CGH, Asociaciones de pobladores independientes.
8. Sabemos que muchas personas irán a votar. Que una gran proporción de ellas son trabajadores bien intencionados, que aún creen en la buena voluntad de ciertos candidatos. A ellos les pedimos que luchen y peleen sin tregua por hacer valer sus derechos. Si lo hacen, tenemos la absoluta certeza, muy pronto estarán con nosotros. Ustedes se darán cuenta que ninguno de esos partidos, ni el sistema político vigente tiene el más mínimo interés por asumir las necesidades populares como propias. Tenemos la absoluta seguridad de que serán traicionados por la mayoría de los que hoy los invitan a votar. Por eso el CGH los invita a no hacerlo, a organizarse y luchar.
No es por la vía electoral que podremos cambiar las cosas en el país a favor de los intereses de los trabajadores, de los campesinos y de la población en general. Sólo podemos lograrlo por la vía de la lucha social. Si en la Universidad Nacional no se han aumentado las cuotas y no se ha expulsado a los de debajo de ella, es por la resistencia de los estudiantes, por la lucha del CGH; si no se ha privatizado la Compañía de Luz, es por la resistencia que han opuesto los trabajadores electricistas; si no se han privatizado las primarias y secundarias es por la lucha de los maestros de la CNTE. Todas las conquistas de los trabajadores en el sistema que padecemos, se han obtenido gracias a su lucha, en la confrontación, en la rebeldía, en las huelgas.
Por todo lo anterior, el CGH convoca a no votar, a desconocer el proceso electoral, a fortalecer las organizaciones independientes, a impulsar la lucha popular.
B) PLAN DE ACCIÓN