Ciudad Universitaria, 13 de noviembre, 1999.

BOLETÍN DE PRENSA

CONSEJO GENERAL DE HUELGA

1. SOBRE LA RENUNCIA DE BARNÉS

LOGRO DEL CONSEJO GENERAL DE HUELGA

La renuncia de Barnés es, indudablemente, un primer triunfo de nuestro movimiento. Ha sido la permanente lucha de los estudiantes lo que logró mostrar a toda la población que un sujeto que desde que llegó a la rectoría de la UNAM no ha hecho otra cosa que agredir a su comunidad, no podía mantenerse ahí. Barnés inició su rectorado imponiendo la subordinación al CENEVAL negándose a que este punto se discutiera siquiera en el Consejo Universitario con el argumento de que se trataba de una cuestión administrativa. Impuso las reformas del 97 a los reglamentos de exámenes e inscripciones para expulsar de la Universidad a quienes más trabajo les cuesta estudiar, y ante la protesta de los estudiantes recurrió a citar al Consejo

Universitario en vísperas de vacaciones y a modificar el lugar de su realización a última hora.

De inmediato, quiso establecer que en la UNAM no se permitiría que nadie protestara contra sus imposiciones, sancionando con la suspensión durante un año a 3 compañeros por el delito de haber hecho una pinta en las bardas universitarias. Reabrió viejos expedientes contra varios compañeros y levantó actas contra otros por el delito de haber participado en paros, actos políticos y festivales realizados antes de que él llegara a la rectoría. Revitalizó y modernizó los cuerpos represivos ampliando el aparato porril bajo el mando de Brígido Navarrete y creando un cuerpo especial antimotines, el grupo Cobra, para enfrentar cualquier protesta masiva estudiantil. Una de las primeras acciones que los universitarios tuvimos que sufrir recién llegado Barnés a la rectoría, fue la salvaje agresión organizada por el famoso porro “El Chiquilín” contra un compañero de Filosofía, agresión que después le sirvió de pretexto para dar el golpe mortal a las preparatorias populares.

Fortaleció y modernizó también sus aparatos de espionaje político en nuestra Universidad, dirigido por Gerardo Dorantes, destinando enormes recursos económicos a montar todo un sistema de cámaras de video telescópicas y cámaras en las patrullas de Auxilio-UNAM para vigilar a quienes protestaran y tener pruebas en su contra que serían usadas en juicios dentro y fuera de la UNAM. Como se ve, estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para desaparecer del mapa cualquier oposición a la política que venía decidido a imponernos, pero se topó con la resistencia estudiantil.

Como parte de esa misma política decretó la desaparición de diversos centros de investigación y de apoyo académico, e inició una embestida contra los profesores e investigadores aumentando el número de cursos que deben impartir los de tiempo completo y el correspondiente recorte de los académicos contratados por horas. Intentó obligar a los investigadores a reducir el presupuesto del que disponían para sus proyectos, haciéndoles cargar con el pago de impuestos por la compra de equipo.

Para cerrar con broche de oro, ante el recorte presupuestal, en lugar de exigir mayor presupuesto, Barnés decidió imponernos el aumento de cuotas de inscripción y posteriormente, la legalización de todos los cobros ilegales por concepto de servicios y la ampliación de los mismos abarcando otras cosas como el uso de equipo y las actividades extracurriculares.

Éste es apenas un apretado resumen de la negra historia de un rector que afirmó estar preparado para resistir una huelga larga, y hoy ha quedado demostrado que no resistió: se va sin resolverla. No resistió porque frente a los intereses de los retrógradas grupos de poder en la UNAM que tan fielmente representó, la masa estudiantil supo oponer su voluntad de lucha para no permitir que nuestra Universidad fuera cerrada a las capas más pobres de la población.

Exigimos su renuncia desde el inicio de este movimiento, porque sabíamos que su autoritarismo y su permanente negativa a dialogar con el CGH harían imposible llegar a una solución de nuestro pliego petitorio. Y finalmente hoy se ha logrado dar un primer paso, muy importante, para iniciar el camino hacia una solución.

El que venga a ocupar su lugar tendrá que tener muy claro que sólo hay una manera de lograr que esta huelga se levante: resolviendo los 6 puntos de nuestro pliego petitorio. Tendrá que ser muy consciente de que a este movimiento no se le puede derrotar a través de la traición que representan los acuerdos a espaldas de los estudiantes con ciertos grupos y tendrá que estar dispuesto a dialogar cuanto antes con el CGH. El pueblo de México ha sido muy claro en su exigencia de que no se recurra a la represión en nuestra contra y eso también debe entenderlo bien el que aspire a dirigir esta Universidad.

En resumen, hemos avanzado, hemos quitado una gran piedra del camino, pero todavía nos falta andar el camino que conduzca a la solución.

VIENE LA BATALLA DECISIVA

Por supuesto celebramos la renuncia de Barnés. Como decíamos, éste ha sido un logro del movimiento estudiantil, de su resistencia por más de 6 meses de huelga. De lo acertado del momento en que se lanzó la consulta para reforzar esta exigencia. OBLIGAMOS AL GOBIERNO FEDERAL A RENUNCIARLO. Y si hemos logrado esto, a lo que el gobierno se negaba rotundamente, para lo que basta recordar el comunicado del CISEN dado a conocer por el periódico “Reforma” a principios de la huelga, en donde nada mas y nada menos que Seguridad Nacional declaraba que era posible “ceder en todos los puntos del pliego petitorio” pero no así en la renuncia del rector. Y si ya hemos logrado esto último, que era lo que aparecía como inaceptable para el gobierno, vamos a lograr nuestro pliego petitorio.

Con esta decisión del gobierno federal de renunciar a Barnés, Zedillo busca presionar a los grupos de poder de la UNAM para que acepten su pacto con la dirección del PRD, de suspender el RGP y realizar un Congreso a imagen y semejanza del de 1990. Una vez que estos grupos de poder lo acepten, viene la decisión del Consejo Universitario en ese sentido, o algo parecido; y viene toda la cargada para obligar al CGH a aceptar como “salida al conflicto” ese acuerdo negociado a espaldas y en contra de las Asambleas y del CGH entre el gobierno federal y la dirección del PRD. Vendrán las campañas en todos los medios diciendo que “ya se resolvió”, etc. Vendrán los intentos por imponer ese pacto como acuerdos de Asambleas, o por darle un respaldo por fuera de éstas, como lo ha anunciado el grupo de las “cinco escuelas” (que ni son cinco, ni son escuelas) de impulsar un referéndum buscando el respaldo a su propuesta que es el resultado de las negociaciones espurias, como lo ha denunciado el CGH.

Pero, ese acuerdo espurio ya ha sido rechazado por las Asambleas y el CGH, porque no resuelve nuestras demandas:

Señores del gobierno y autoridades universitarias: ¡entiendan! NO LEVANTAREMOS LA HUELGA HASTA EL CUMPLIMIENTO DE LOS 6 puntos del Pliego Petitorio. Quieren que el problema se resuelva, pues que el próximo títere muestre realmente disposición para resolver nuestro pliego petitorio, que reconozca al CGH como único interlocutor, acepte la vía del diálogo para solucionar el conflicto, que no se vaya por salidas unilaterales negociadas a espaldas del CGH.

La renuncia de Barnés al cargo, debe sentar el precedente: se deben sentar ya a dialogar con el CGH para dar solución a sus demandas. El nuevo rector debe citar ya a una sesión del Consejo Universitario y formar una comisión resolutiva para que ésta se encuentre con los 120 representantes del CGH y dar inicio a la solución de la huelga que llega ya casi a los 7 meses.

El CGH declara: estamos preparados (porque desde hace tiempo lo hemos estado, y esa es nuestra demanda) para iniciar un diálogo a la voz de ya. La agenda, es el pliego petitorio que hemos dado a conocer desde el inicio de la huelga.

Esperamos que el nuevo rector no entorpezca la solución al conflicto como lo hizo su antecesor.

Comisión de Prensa y Propaganda

CGH-UNAM

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