FUNDADORA, CENTENARÍA, BENEMÉRITA, NOBILÍSIMA, AUGUSTA, RESPETABLE   LOGIA MASÓNICA HONOR Y PROGRESO NRO. 5 FUNDADA EL 23 DE AGOSTO DEL 1868.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL SÍMBOLO  PRIMERA PARTE.-

 

Se me encargo prepara un trabajo sobre EL SÍMBOLO, y en mi búsqueda  para encontrar definiciones y tratados sobre el tema, encontré un trabajo realizado por el Q:.H:. Manuel Eduardo Contreras Seitz de la R:.L:.S:. Reflexión N° 103 del Or:. De Chile, que me pareció excelente, por lo que básicamente he realizado un resumen, que no fue fácil por el gran contenido de su tr5abajo.

 

 

1. Símbolo: concepto y definiciones

   Provienen etimológicamente del latín  simbolun y del griega simbolon, estas son voces que en lo material sirven para designar alguna cosa, objeta, imagen, figura, insignia, distintivo, divisa, para la representación grafica de una idea, la que puede ser cultural, filosófica, política, social, religiosa. El símbolo es la representación grafica o fonética de una idea, primero es la idea y luego su representación, por ejemplo una palabra,

 

Toda idea esta íntimamente ligada a su representación que viene a ser el símbolo, este tiene un significado que podemos llamar ordinario, vulgar y exterior, pero además tiene inherente en si misma, en un estado latente otro sentido o significado mas profundo, valores espirituales y vitales, que tienen que descubrirse iniciándose en su comprensión, y solo cuando se sepa apreciar debidamente estaremos en condiciones de entender lo que se quiso transmitir con el símbolo.

 

Los símbolos guían y conducen al hombre, haciéndolo a veces feliz a veces desafortunado. Por cualquier lado o momento de su existencia se ve circundado de símbolos, ya los reconozca o no, así podemos decir incluso que el universo es un gran símbolo del Ser Supremo, y siendo así podemos afirmar que el hombre es un símbolo de Dios. Todas las acciones del hombre vienen a ser la realización de una idea, que no es otra cosa que la representación visible de cosas invisibles. Es decir es la huella o gesto visible que remite a una percepción invisible u oculta de la realidad. El símbolo tiende a ser la manifestación de una idea profunda que se expresa por medio de un lenguaje oculto en el nivel sensible haciéndose apto para la comprensión de su mensaje; toda manifestación, toda creación es de carácter simbólico, como cada gesto es un rito sea esto o no evidente pues constituye una señal significativa.

 

El símbolo nombra a las cosas y es uno con ellas, no las interpreta ni las define. En verdad, la definición es un elemento occidental y moderno, aunque ya procedente de la Grecia clásica. En otras palabras, cada cosa debe verse como una metáfora en la que este lenguaje codificado sólo es accesible para quienes se adentran en algún camino iniciático.

Tradicionalmente, el símbolo ha sido un intermediario entre dos realidades: una perceptible, conocida; y otra desconocida, menos perceptible que la primera, por lo cual esa relación se transforma en el vehículo que posibilita la búsqueda de la esencia, por medio del conocimiento; esencia que será de variada naturaleza: espiritual, cognitiva o de algún otro tipo.

Dicha realidad metafísica se manifiesta, justamente, en el mundo sensible a través del símbolo. Gracias a esta intermediación se hace posible para el ser humano adquirir conciencia del mundo que nos rodea, de lo que significa y de nosostros mismos. Lo que el simbolismo pone en relieve es, precisamente, el conocimiento subjetivo. El uso del simbolismo conlleva una forma de introspección a través de la asociación libre, de la relación existente entre la historia individual y colectiva, así como con las leyes que rigen todas las cosas.

Esto quiere decir que la vía simbólica puede liberarnos de los prejuicios sólo si no se transforma en un dogma más, o sea, si no se transforma en una serie de respuestas memorizadas con el único fin de responder a un determinado retejamiento.

Los símbolos contienen conceptos difíciles de sustituir por explicaciones, si es que no imposibilidad o, cuando menos, inconveniencia sobre todo en aquellos casos en los que la "frescura" de su significado deba estar presente y completar el sentido de ceremonias o rituales. Allí actúan de manera silenciosa pero efectiva, sin obstruir con palabras el desarrollo del acto.

Todos aquellos elementos que forman parte del símbolo (imágenes, objetos, gestos, vestimenta, etc.) comunican ideas que necesitarían extensas descripciones o relaciones para ser entregadas por medio de la palabra. Estos símbolos, la mayor parte de ellos pasivos en cuanto a su presentación, se dinamizan a la luz de sus diversas interpretaciones o cuando son internalizados conscientemente por quien los percibe.

 

Podemos, entonces, suponer que nuestra capacidad de comprensión de un símbolo aumentará en la medida en que nuestro "conocimiento previo" posea mayor cantidad de definiciones que nuestra percepción pueda aplicar a la aprehensión, a la internalización de dicho símbolo. Este conocimiento previo que los individuos traen a una situación de aprendizaje, influye sobre cómo y cuánto se comprende, se aprende y se retiene. El activar este tipo de conocimiento permite ofrecer un marco semántico para interpretar y asimilar la información nueva

 
2. Teorías acerca del origen y significado de los símbolos

 

Efectivamente, la Tradición Primordial atribuye este origen a la interrelación que todos los pueblos de la tierra han tenido entre sí y a su conexión esencial con el Universo y la Naturaleza, por medio de los diversos símbolos que sus dioses les revelaron, con  el fin de que pudieran seguir manteniendo el contacto con lo espiritual y lo divino, con lo sobrenatural y supracósmico. Es así que, en las distintas expresiones sociales y culturales del ser humano, aquellos libros a los cuales se les atribuye carácter sagrado se manifiestan bajo un lenguaje simbólico, llámese éste parábola, metáfora, mitología u otra forma. Lo fundamental es que todas ellas transmiten concepto metafísicos que, en sus aspectos más profundos y esenciales, son idénticos en todas las culturas, ya que harían referencia a una misma Verdad la que, en todo caso, tendría un carácter esotérico y sería transmitida en todas las tradiciones iniciáticas mediante el estudio de un cierto conjunto de misterios.

Respecto de estos misterios, nadie puede dudar que fueron los símbolos el lenguaje universal de la Teología Antigua, pues los Instructores del Mundo, a semejanza de la naturaleza, dirigían la enseñanza por la vista. Los sabios antiguos, Persas, Egipcios y Griegos, adoptaron la costumbre de rodear sus doctrinas de enigmas difíciles de interpretar, ilustrando a los hombres con símbolos y parábolas que estaban más a su alcance y conocimiento. Eran los Misterios una sucesión de símbolos y la parte oral de los mismos una explicación de su significado, en ellos se mezclaban comentarios sagrados, ideas sobre física y moral, teorías sobre la creación, alegorías sobre la naturaleza, las relaciones entre los planetas y los elementos y sobre todo las ideas recibidas acerca de las relaciones entre Dios y los hombres.

La palabra "misterio" viene del griego musterion, que significa secreto, algo que debe permanecer oculto, da la idea de silencio; otro termino que etimológicamente se aplica a todo lo relacionado con misterio es "místico", del griego mustikos que es un adjetivo de mustes o iniciado, por lo que musticos es iniciático, y se relaciona con la iniciación y su doctrina. En el sentido mas exterior el misterio es de lo que no se debe hablar, aquello que está prohibido hacer conocer afuera, un segundo sentido más interior designa lo que se recibe en silencio, eso sobre lo cual no se debe discutir, porque son verdades que por su naturaleza supranatural y suprarracional, están sobre toda discusión.

Finalmente, hay un tercer sentido mucho más profundo, en el cual el misterio es propiamente inexpresable, que no se puede más que contemplar en silencio, y por tal razón es incomunicable. Existe una alianza entre los sistemas filosóficos y simbólicos que se evidencia en monumentos de todas las edades, y en los escritos simbólicos de los Padres de las Naciones y que luego pasaron a formar parte de los rituales de las Sociedades Secretas y Místicas. Fue de esta forma como los Patriarcas se expresaron mediante una serie constante de principios invariables y uniformes que forman un conjunto armonioso y perfecto que a su vez definen una ceremonia de naturaleza religiosa y secreta, que necesita una preparación o una iniciación por parte del interesado que desea comprenderlos.

Existen así pequeños y grandes misterios, siendo los primeros de naturaleza simbólica y de uso común, y que comprenden todo lo que se relaciona con el desarrollo de las posibilidades del estado humano y culminan con lo que se ha denominado la restauración del Estado Primordial, y éstos no son más que una preparación para los Grandes Misterios, que conciernen a la realización de los estados suprahumanos, tomando al ser en el estado que lo han dejado los Pequeños Misterios y conduciéndolo a través de estados de orden espiritual hasta llegar a la Identidad Suprema. Los Grandes Misterios tienen por dominio el conocimiento metafísico, son los más elevados y acercan al iniciado a las verdades ocultas de la Esencia.

Todos los filósofos que han ilustrado la antigüedad, fueron discípulos de la iniciación, siendo el progreso y la fundación de los misterios en aquellos tiempos los que permitieron a los hombres liberarse del caos de las supersticiones. Sólo los Misterios pudieron liberar al hombre de la barbarie. De ellos derivan su doctrina Confucio, Zoroastro y Hermes.

. Los más importantes misterios fueron los de Osiris en Egipto, los de Mithra en Persia, los de Adonis en Siria, los de Dionisio y Eleusis en Grecia, los Druidicos entre los Celtas. En todos los misterios se encuentra un factor común indicando un mismo origen, las ceremonias de iniciación eran todas de carácter fúnebre, eran del tipo de una muerte y resurrección místicas que aludían a un personaje heroico o de un semidiós. En todos se instruía en la subordinación de los grados y el candidato se sujetaba a pruebas, físicas y de conocimientos; las pruebas se celebraban en la oscuridad de la noche, el aspirante debía ser probado y enteramente purificado para poder alcanzar la sabiduría y la luz. El carácter esotérico de los misterios quedaba preservado por medio de los mandatos y juramentos de discreción, cuya violación era castigada con la muerte.

Así, desde esta perspectiva esotérica, el símbolismo tiene su más remoto origen en aquella Ciencia Sagrada Universal, común a todos los iniciados mas no perteneciente a alguno en particular. Corresponde a la manifestación visible de una realidad inconmensurable.

 

3. El símbolo en la vida individual y social del hombre

El lenguaje simbólico tiene el poder de actuar en la vida cotidiana, y se dice que quienes se acercan a él de la manera adecuada podrán observar dentro de sí mismos la profunda acción transformadora ejercida por la energía que se encuentra detrás de nuestros símbolos tradicionales.

El ser humano, desde sus más remotos orígenes, ha construido su organización sobre la base de los símbolos que contextualizan su vida cotidiana. Sin embargo, con el desmedido  auge del positivismo y de su consecuencia natural, el racionalismo, el hombre occidental dejó de lado la incorporación del aspecto simbólico en la vida cotidiana que había retomado un auge especial a partir del Renacimiento y que, en la época contemporánea, se había revitalizado con el Romanticismo.

Desde el punto de vista de las ciencias de la mente, hoy en día podemos saber que el ser humano actual utiliza escasamente sus potencialidades mentales y emotivas y es más, el concepto educacional que hasta el momento ha imperado en la gran mayoría de los centros de enseñanza de nuestro país se basa, con mucho, en métodos racionales, analíticos y discursivos, los cuales no sólo no despiertan las potencialidades que se hallan en la mente y en el "espíritu" de cada uno de nosotros, sino que, además, atrofia ciertas partes de nuestro cerebro que se potencian cuando estamos en contacto con lo que no es meramente racional, sino con aquello que es materia  superior, creativa o, por qué no decirlo, aquello que forma parte de la expresión simbólica de nuestro quehacer.

 
4. Símbolo y lenguaje 

La manera de comunicar que tienen el símbolo y el lenguaje difieren en algo esencial: el primero es de naturaleza motivada, mientras que el segundo es inmotivado. Esto quiere decir que, mientras el símbolo guarda alguna relación entre su componente material (significante) y su componente semántico (significado), el signo lingüístico es de carácter inmotivado o arbitrario. Esto quiere decir que, los signos lingüísticos se caracterizan por una doble articulación: la primera, corresponde a aquellas unidades mínimas de "dos caras" (morfemas) y, la segunda, a aquellas unidades sucesivas de función únicamente distintiva, no portadora de significado (fonemas). De esta manera, los "símbolos" del lenguaje son capaces de transmitir un mensaje en el acto comunicativo. Sin embargo, no por ello el signo lingüístico deja de estar dotado de significante, que es el medio en virtud del cual se manifiesta el signo, su "expresión" o "imagen acústica

El lenguaje, como tal, tiene por característica esencial el que las expresiones que se producen son símbolos o signos de una realidad distinta a la del propio lenguaje, unidas al universo de la realidad de manera incuestionable e imprescindible

De esta manera, el lenguaje pasa a ser una entidad poseedora de simbolismo, pero de una manera distinta que al de la Tradición, ya que, si bien es cierto es por medio de las palabras que efectuamos la interpretación de los símbolos tradicionales y tratamos de expresar la inconmensurabilidad de su significación, se trata de un elemento en  el cual el soporte material es lo variable y el contenido, lo estable, al contrario de lo que sucede con el símbolo en general, ya que la riqueza de éste radica, precisamente, en que su significante permanece a través del tiempo en las distintas culturas y su significado es el que varía, manteniendo un contenido básico, según las diversas interpretaciones que reciba de los individuos o colectivos que analicen la imagen simbólica.

 

 

 

 

 

Simbolismo

 

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