LOS JUECES                     P�gina Principal

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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(Versi�n al 22.04.2001; 22:00 hrs; jueces.htm).

X) LOS JUECES (1200-1030 aC)

Textos b�blicos: Josu� 24; Jueces 2-21

a) Extractos de algunos manuales de Historia de Israel (1):

Se llama "per�odo de los jueces" al que va desde el asentamiento en Cana�n hasta la instauraci�n de la monarqu�a. Seg�n 2 Re 23,22 el "tiempo de los jueces" precedi� al "tiempo de los reyes". Dios instituy� "jueces" sobre su pueblo Israel (2 Sam 7,11). Seg�n Jue 2,16-18 estos "jueces" eran individuos elegidos por Dios para salvar a su pueblo.

La �poca de los jueces constituy� para Israel una etapa de adaptaci�n, ajuste y consolidaci�n. El mismo establecimiento represent� el paso de un modo de vida semin�made a otro agr�cola.  Cuando llegaron eran semin�mades, ya acostumbrados a labrar la tierra, aunque en escala limitada.

Las tribus israel�ticas no estuvieron unitariamente gobernadas y organizadas bajo una direcci�n com�n. Sus relaciones rec�procas eran inconsistentes. Ellas necesitaban organizar sus fuerzas para defenderse de los adversarios.

Las destacadas personalidades llevan el nombre de schofetim derivado de la ra�z hebraica schft (schofet) y que ordinariamente se traduce por "jueces". El �mbito sem�ntico de schft es m�s amplio que lo jurisdiccional, y significa nada menos que el ejercicio de plenos poderes otorgados de direcci�n y gobierno, no excluyendo las funciones de arbitraje, tambi�n administraban la justicia dentro de su demarcaci�n. En casos de especiales amenazas se formaban coaliciones tribales.

En hebreo el sentido de sofet era juzgar: resolver un caso, dar sentencia, hacer justicia en sentido positivo (socorrer) o negativo (condenar). Pero tambi�n el sentido de sofet era de gobernar.

Aunque no se puede hablar de que existiera un "sistema tribal" como una unidad de acci�n perfectamente organizada. Las funciones del juez son las de juzgar y de gobernar (administraci�n civil). Representan una etapa de transici�n entre el gobierno tribal y la autoridad urbana.

Las tribus llevaban una vida independiente. "No hab�a rey en Israel, cada cual hac�a lo que quer�a" (Jue 17,6; 18,1; 19,1; 21,25). En casos de peligro com�n se formaban agrupaciones que tomaban un "juez". Cuando pasaba el peligro cada cual recuperaba su autonom�a.

El juez es un funcionario importante para la anfiction�a. Su cargo era vitalicio y se suced�an unos a otros sin que nos sea conocido el procedimiento seguido para la elecci�n. Parece que entre jueces menores y mayores habr�a menos diferencia de la que se suele admitir. Los ancianos de las tribus les encargan la administraci�n civil y judicial de una ciudad y del territorio de ella.. Algunos de estos jefes llegaron a tener por sus �xitos militares una estimaci�n m�s all� de los l�mites de la ciudad.


1Extractos del libro de Castel, de Bright, y de Herrmann citados en la bibliograf�a.


No sabemos cu�ndo comienza la instituci�n de los jueces. �Habr� que remontarse a Mois�s? Sabemos mejor cuando acaba, ya que el �ltimo juez ser� Samuel. Atendiendo a las solicitudes del pueblo, fu� �l quien estableci� la realeza en Israel.

Ninguno condujo a todo Israel a la batalla. Todos sin embargo tienen algo en com�n: fueron hombres que, destacando en tiempo de peligro, unieron a los clanes contra el enemigo en virtud de sus carismas dados por Yahv�.

La lista de los "jueces menores" aparece dividida en dos partes Jue 10,1-5 y 12,8-15 por la inserci�n de la historia de Jeft�.

Hay que distinguir entre los jueces menores (Jue 10;1-5; 12,7-15) y los jueces principales, que llevan a cabo guerras de liberaci�n en nombre de la inspiraci�n que han recibido de Dios. Pero algunos jueces, como Jeft� y Samuel, acumulan los dos aspectos. Samuel por ejemplo instaura la monarqu�a.

a,1) Los Jueces menores, ten�an la funci�n de interpretar la ley de Dios para su pueblo, pronunciar sus juicios en conformidad con esta ley. Tienen una funci�n de gobierno en su territorio y quiz�s en el territorio de varias tribus: pero �sto s�lo es una hip�tesis.

Recibieron una llamada de Yahv�. Son "gu�as o jefes carism�ticos".

 

a,2) Jueces mayores: son h�roes libertadores, envi�dos por Dios.

a,2,1) Ehud (Jue 3,12-30) es de Benjam�n (ver Hartm p 19) liquida una invasi�n de los moabitas matando a su rey Eglom (Jue 3). Es considerado m�s libertador que juez.

a,2,2) La "juez" D�bora, que realmente administr� justicia (Jue 4 -5), intervino decisivamente en la movilizaci�n de las fuerzas armadas israel�ticas, que en la zona de Meggido (entre mar de Galilea y Monte Carmelo) guerrearon contra los cananeos.

Israel nunca antes pudo dominar la llanura de Yizreel, que era como un valle que la divid�a en dos mitades.

Se nos presenta como uno de los grandes libertadores de Israel. Dos textos: Jue 4 en prosa y Jue 5 en poes�a. D�bora, inspirada por Dios, convoca para la batalla a dos tribus (Neftal� y Zabul�n: Jue 4) o a una confederaci�n de tribus (Neftal�, Zabul�n, Maquir, Efra�n Benjam�n e Isacar: Jue 5).

Por primera vez, en el c�ntico, se nota una liga entre las tribus, pero con el sabor de amargos reproches contra algunas de ellas: Gad, Rub�n y Galaad se han quedado en sus pastos del otro lado del Jord�n; Dan y Aser se han quedado en sus barcos o en sus puertos. No se nos dice nada de las tribus del sur, perece que en este caso se unieron m�s las del norte.

a,2,3) De Gede�n, por ejemplo, se narra una aut�ntica escena de vocaci�n, de llamamiento, que escoge a ese personaje para luchar contra los madianitas (Jue 6,11.24). Se dice en Jue 6,1-8 que los madianitas invaden cada a�o el pa�s, con sus tiendas, camellos y reba�os, que llevan a pastar a los campos en que han crecido los pastos. Dejan todo arrasado como una plaga de langostas. Los madianitas eran n�mades. Los textos del AT los hacen aparecer en los lugares m�s alejados entre s�. Una de sus caravanas recoge a Jos� en Dot�n y lo lleva a Egipto (Gn 37,28.36). Mois�s se refugia entre los madianitas y toma por esposa a una de sus mujeres (Ex 2,15-22).

Gede�n (Jue 6-8) pertenece a la tribu de Manas�s. Gede�n es un fiel adorador de Yahv�; lo mismo que los patriarcas tiene sue�os y recibe a los �ngeles. Igual que Mois�s, es llamado por Dios, pero no quiere partir sin haber recibido alg�n signo. En su �poca fue el �nico capaz de oponerse a los madianitas. Los vence con poca gente. No combate con todos, sino s�lo con 300, ya que la victoria debe ser de Dios.

Gede�n de Manas�s, al igual que D�bora, reunir� a cuatro tribus para salir al combate: Manases, Aser, Zabul�n y Neftal�. Estas dos �ltimas fueron tambi�n las que apoyaron a D�bora.

Los que siguieron a Gede�n le piden que domine sobre ellos, es decir, que se convierta en rey suyo y funde incluso una dinast�a. Gede�n, seg�n Jueces, se niega d�ndoles la respuesta prof�tica: "S�lo Dios reina en Israel".

Distinto es el caso de Abimelec (Jue 9), hijo de Gede�n, que asciende como usurpador y fracasa. Quiere autoproclamrse rey con ayuda cananea, pero frcasa (Re 6-8).

 

a,2,4) Jeft� (Jue 10,6-12,7) triunf� sobre los amonitas en la transjordani, pero tambi�n se le presenta como un personaje que "juzg�" a Israel (Jue 12,7). Los amonitas tratan de expansionarse hacia el oeste. Jeft� los rechaza

Es de Galaad, donde actu� como juez por 6 a�os. Llamado a ser jefe de Galaad por sus cualidades guerreras. (Es de Galaad (11,1) pero al parecer nunca existi� una tribu de Galad a pesar de Jue 5,17). Es una regi�n al sur del Yaboc, all� donde Israel ten�a frontera com�n con los amonitas).

Son administradores de justicia, y en tiempos de crisis se destacaron como elementos rectores capacitados. Se acreditaron como caudillos militares.

a,2,5) Sans�n (Jue 13-16). El forzudo h�roe Sans�n es llamado desde su nacimiento a realizar grandes cosas por su gente (Jue 13). Sans�n es el h�roe de Dan. Vence a los filisteos.

a,2,6) Samuel de Efrain (1 Sam 1-25). Es juez en Ram�, es tambi�n profeta y constituye a Sa�l y a David como reyes.

 

a,3) Otros Jueces sin funciones militares (jueces menores):

  1. Otoniel Jue 3,5-11 de Jud�.
  2. Tol� de manases Jue 10,1-2; Juez durante seis a�os.
  3. Yair de Galaad Jue 10,3-5, juez durante dos a�os.
  4. Jeft� de Galaad Jue 10,6-12,7, juez durante seis a�os.
  5. Abd�n de Efraim Jue 12,13-15, juez durante ocho a�os.
  6. Ibsan de Jud�, Bel�n (durante 7 a�os, Jue 12,8-10.
  7. Elon de Zabulon, juez por diez a�os , Jue 12,11.

 

b) Roland de Vaux (op) nos explica el per�odo de los Jueces (2):

Se llama "per�odo de los jueces" al que va desde el asentamiento en Canaan hasta la instituci�n de la monarqu�a. Seg�n 2 Re 23,22 el "tiempo de los jueces" precedi� al "tiempo de los reyes". Dios instituy� "jueces" sobre su pueblo Israel (2 Sam 7,11).

Seg�n Jue 2,16-18 estos "jueces" eran individuos elegidos por Dios para salvar a su pueblo.

Los jueces mayores eran jueces libertadores. (Samuel instaura la monarqu�a). El juez era un funcionario importante para la anfiction�a. Su cargo era vitalicio y se suced�an unos a otros sin que nos sea conocido el procedimiento seguido para la elecci�n. Parece que entre los jueces "menores" y "mayores" habr�a menos diferencia de la que se suele admitir. Sus funciones eran juzgar y gobernar (administraci�n civil). Representan una etapa de transici�n entre el gobierno tribal y la autoridad urbana.

Los ancianos de las tribus les encargan la administraci�n civil y judicial de una ciudad y del territorio que de esta depende. Algunos de estos jefes llegaron a adquirir, por sus �xitos militares, una estimaci�n m�s all� de los l�mites de la ciudad.

La lista de "jueces menores" aparece dividida en dos partes: Jue 10,1-5 y Jue 12,8-15. Entre medio est� intercalada la historia de Jeft�.

En hebreo sofet tiene el sentido de juzgar: resolver un caso; dar sentencia; hacer justicia (en el sentido de ayudar, socorrer o en el sentido de condenar). Pero esta palabra tambi�n aparece en el sentido de "gobernar". Los jueces ten�an una importancia anficti�nica.


2 De VAUX, Roland, OP, Historia Antigua de Israel. Vol II: Asentamiento en Cana�n y per�odo de los jueces. Madrid, 1974, 259ss.


Las tribus llevaban una vida independiente: No hab�a rey en Israel; cada cual hac�a lo que quer�a (Jue 17,6; 18,1; 19,1; 21,25). En casos de peligro com�n se formaban agrupaciones que tomaban un juez. Cuando pasaba el peligro cada tribu recuperaba su autonom�a3.

 

c) La lucha contra los extranjeros. Actividad de los jueces mayores:

c,1) Ehud: (Jue 3,12-30)

Los israelitas estuvieron sometidos a Egl�n, rey de Moab, durante 18 a�os. Tuvo que llevar un tributo ante Egl�n y lo asesin�. Luego convoc� a pelear a la gente de la monta�a de Efraim y venci� a los moabitas.

Es de Benjam�n4. Liquida una invasi�n de los Moabitas matando a su rey Eglon (Jue 3). Es considerado m�s libertador que juez.

c,2) Gede�n (Jue 6-8):

Es considerado tambi�n un salvador ya que salv� a los Iselitas de los Madianitas. En Jue 6,1-6 se dice que los madianitas invaden cada a�o el pa�s, con sus tiendas, camellos y reba�os, que llevan a pastar a los campos en que han crecido los pastos. Dejan todo arrasado como una plaga de langostas.

Los madianitas eran n�madas. Los textos del AT los hacen aparecer en los lugares m�s alejados entre s�; una de sus caravanas recoge a Jos� en Dat�n y lo lleva a Egipto (Gn 37,28.36). Mois�s se refugia entre los madianitas y toma por esposa a una de sus mujeres (Ex 2,15-22) (m�s o menos cerca de la pen�nsula del Sina�).

En la �poca de Gede�n al parecer no hab�a ninguna autoridad capaz de oponerse a sus llegadas y a sus depredaciones.

Vence y expulsa en el Norte a los Madianitas, lo hace con poca gente (Jue 6-8). No combate con todos, sino s�lo con 300, ya que la victoria debe ser de Dios. Lo quieren como rey, se niega con una respuesta prof�tica: "s�lo Dios reina en Israel"5.

Su hijo Abimelek quiere autoproclamarse rey con ayuda cananea. Fracasa. (Re 6-8).

c,3) Jeft� (Jue 10,6-12,7)6

Vence a los amonitas en la transjordania . Los amonitas tratan de expansionarse hacia el oeste. Jeft� los rechaza.

c,4) Sans�n (Jue 13-16)

Vence a los filisteos. Al final del per�odo de los jueces, bajo El�, Samuel y Sa�l, los filisteos aparecen como un terrible peligro para Israel. Es curioso que el libro de los jueces apenas hable de ellos; s�lo son mencionados en la historia de Sans�n, al final del libro (13-16)7.

c,5) Barak y D�bora: vencen a la coalici�n de ciudades cananeas Jue 4-5.

Otros Jueces sin funciones militares (Jueces menores)8:

  1. Otoniel Jue 3,5-11 de Jud�.
  2. Tol� de Manas�s (Jue 10,1-2) Juez durante 6 a�os.
  3. Yair de Galaad (Jue 10,3-5) Juez durante 22 a�os.
  4. Jeft� de Galaad (Jue 10,6-12,7) Juez durante 6 a�os.
  5. Abd�n de Efraim (Jue 12,13-15) Juez durante 8 a�os.
  6. Ibsan de Jud�, Bel�n (Jue 12,8-10) Juez durante 7 a�os.
  7. El�n de Zabul�n (Jue 12,11) Juez por 10 a�os.

3Notamos cierta similitud con la funci�n del "Toqui" entre los Araucanos.

4Este p�rrafo es de K. Hartmann, Atlas I, p 19.

5) Este p�rrafo y la frase que sigue sobre Abimelek no recuerdo de donde es.

6Es de Gallad (11,1), pero nunca existi� una tribu de Galaad a pesar de Jue 5,17. Es una regi�n al sur del Yaboc, all� donde Isarel ten�a frontera con los amonitas.

7Y en un v. sobre el juez Samgar (3,31).

8Cita bibliogr�fica de este esquema �?


d) El libro de los Jueces:

"El libro de los Jueces cuenta la historia de Israel entre la conquista de la tierra y la monarqu�a." (Comentario al Antiguo Testamento I. La Casa de la Biblia, Madrid 1997, 333. En adelante citado como CAT1).

"La historia b�blica es una historia  teol�gica. El libro de los Jueces no es una excepci�n. Fue escrito, como los dem�s, desde el puento de vista de que toda la historia de Israel est� guiada por Dios. Un marco teol�gico (Jue 2,6-20) da la clave de interpretaci�n de todo el libro. Este marco se reproduce extensamente en la introducci�n a la historia de Jeft� (Jue 10,6-16) y brevemente al comienzo y al fin de las haza�as de cada juez "mayor". Este es el esquema:

Los israelitas ofendieron al Se�or con su conducta y dieron culto a los �doles. Se encendi� la ira del Se�or, que los entreg� en manos de X durante X a�os. Los israelitas clamaron al Se�or, y el Se�or les suscit� a X. El enemigo fue humillado bajo la mano de los israelitas. Y el pa�s estuvo en paz una serie de a�os.Pero muri� X,  y el proceso volvi� a comenzar (CAT1, 334-335).

 

d,1) La �poca de los jueces y la lucha por la tierra:

Las conquistas israelitas a fines del s. XIII a.C. bajo Josu� no sacaron totalmente a los cananeos la tierra prometida. "Quedaron sin conquistar: la costa mediterranea, dominada al norte por los fenicios y al sur por los filisteos; la llanura de Yezrael, donde se impon�an los carros de guerra cananeos: la zona de colinas que desciende de la monta�a de Jud� a la llanura filistea; y una hilera de ciudades a la altura de Jerusal�n, inclu�da esta misma ciudad." (CAT1, 336).

"Con esta situaci�n, las comunicaciones entre las tribus se hac�an dif�ciles, por culpa de dos barreres que separaban a Jud� de las tribus del centro y a �stas de las de Galilea. La situaci�n debi� mejorar bastante con la victoria de D�bora en la llanura de Yezrael, que permitir�a a los israelitas establecerse en el llano" (CAT1, 336).

"No todos los problemas con los cananeos se resolvieron por la fuerza de las armas. Se lleg� a un entendimiento con Gaba�n (Jos 9-10) y Siqu�n (Jue 9; Gen 34). Hubo casos en que los cananeos fueron forzados a trabajos forzados; pero tambi�n sucedi� a la inversa (Gen 49,14-15)." (CAT1, 336).

 

d,2) La �poca de los jueces y la religi�n de Yahv�:

"Mayor que el reto de la guerra fue el de la cultura y la religi�n. Israel se puso en contacto con una poblaci�n que pose�a el prestigio de una t�ctica superior. Pudo ocurrir lo que tantas veces: que el conquistador fuera conquistado culturalmente por el vencido. Adem�s, la voz de aquellos cananeos era la del patrimonio semita com�n, que muchos israelitas, sobre todo de algunas tribus, llevaban dentro del alma, auqnue superficialmente hubieran asimilado el yahvismo. No onstante, el yahvismo no pereci�...Pero �de qu� medios se sirvi� Dios para que no sucumbiera?" (CAT1, 337).

"No tuvieron en esa �poca un lider como Mois�s, aunque su recuerdo segu�a vivo, y en su nombre se trasnmit�an las primeras colecciones legislativas ligadas a Mois�s, al Sina� y a la alianza con el Se�or" (CAT1, 337).

Ten�an a los "levitas": familias sacerdotales, emparentadas con Mois�s, que se caracterizaban por un entusiasmo fuerte por el Se�or y por una fuerte defensa de su culto exclusivo y sin im�genes (Ex 32,25-29; Dt 33,8-11; 1 Re 12,31) (cfr. CAT1, 337).

"Ten�an los santuarios. En ellos florec�a, sin control posible, la religiosidad popular. En los m�s importantes se concentraba el pueblo durante las fiestas anuales. All� los jueces resolv�an los pleitos seg�n el derecho sagrado; all� los bardos populares recitaban sus trovas y relataban sus historias; all� participaban todos en los banquetes sacrificiales de comuni�n, en que todos se sent�an una gran familia, presidida por el Se�or." (CAT1, 337).

"Tuvieron a los "jueces mayores", salvadores carism�ticos, que el esp�ritu de Dios suscit� en los momentos precisos: ellos despertaron los sentimientos religioso-patri�ticos y la solidaridad adormecida." (CAT1,337).

"As�, aunque todav�a en las capas m�s populares se dejara notar demasiado el influjo cananeo, el yahvismo sobrevivi�, a la espera de que los grandes profetas lo consolidaran y depuraran" (CAT1, 337).

 

d,3) El mensaje del libro:

"Los libros hist�ricos que nosotros llamamos "historia deuteronomista", en la Biblia hebrea se designan como "los profetas anteriores", pues los jud�os pensaban que esos libros hab�an sido escritos por profetas. Sin embargo, el t�tulo admite un significado m�s profundo. Profeta es el que proclama la palabra de Dios a su pueblo, una palabra que lo acusa de su pecado y lo invita a la conversi�n. Profeta es el int�rprete de Dios, que habla tambi�n a trav�s de la historia. Por eso los que escribieron estos libros pueden ser conceptuados como profetas. Ellos entienden el pasado de Israel como la historia del contraste entre la lealtad de Dios con su pueblo y la infidelidad del pueblo con su Dios." (CAT1, 337).

El libro es tambi�n una palabra de esperanza. Lo mismo que en el pasado, el Se�or est� dispuesto a responder con el perd�n y la salvaci�n al clamor sincero de su pueblo arrepentido. Es un llamado a la conversi�n y a la confianza en el perd�n. (cfr. CAT1, 338).

"Algunas de las an�cdotas del libro hieren nuestra sensibilidad; nos sorprende la rudeza de la moral de Eud, una Yael, un Jeft�, un Sans�n. Eran hombres de su tiempo y como tales han de ser juzgados. No obstante, fueron jalones de una historia de salvaci�n que estaba todav�a casi en sus comienzos y muy lejos de la perfecci�n de la moral evang�lica. Debemos mirarlos con os ojos ben�volos con que Ecl 46,11-12 los propone como modelos de fidelidad al Se�or; y con que Heb 11,32 atribuye sus aza�as a su fe". (CAT1, 338).

 

 

e)Mirada teol�gico - pastoral desde los Inicios hasta entrada en Cana�n.

" "Yahv�", "Alianza", "Siquem", �xodo", son algunas de las palabras clave para vislumbrar la historia de Israel. Ciertamente es dif�cil enfrentar adecuadamente la historia de este pueblo cuando sentimos que el conocimiento de la historia de algo es mera audici�n. Pero aqu� trataremos la historia con otra actitud: la certeza de que Dios tambi�n va haciendo historia con cada hombre en cualquier tiempo. Y la historia de Israel es como un paradigma subyacente a la experiencia personal de salvaci�n. Con esta mirada, ahora comprometdia vitalmente, adentr�monos en los albores del pueblo escogido por Dios.

Nuestra aventura se fija primeramente en los patriarcas, hombres de fe ciega (Abrah�n) y luchadora (Jacob), que fueron los primeros pilares de la relaci�n entre Yahv� y su pueblo. Avanzamos un poco y vemos a un Israel que se adentra en Territorio egispcio, en donde sufre la esclavitud. Surge una nueva figura important�sima: Mois�s, que fue llamado para liberar al pueblo y conducirlo a una tierra que le ser�a propia. En medio de todo esto, hay un di�logo importante entre Mois�s y el Dios de los Padres: es el di�logo en que ese Dios revela su nombre diciendo: "Yo soy el que soy". Contemplemos con mayor detenci�n esta inmensa revelaci�n para el pueblo de Israel. �Qu� podemos pensar? .... Lo relevante aqu� es que la divinidad declara su presencia perenne para con su pueblo. Y esto es lo que el hombre necesita: saber que Dios no le ha abandonado ni lo abandonar� nunca. El Dios de Israel es un Dios que se vincula profundamente con sus escogidos. Sabemos muy claramente que el deseo de uni�n y relaci�n con un Dios presente y omnipresente es lo que anima hoy a toda espiritualidad cristiana. Vemos con nitidez que, tanto ayer como hoy, el hombre plantea a la fe una exigencia b�sica y fundamental: el Dios en quien creo ha de relacionarse conmigo profundamente. Y esto responde a la condici�n de toda persona, que es ser-con otro, condici�n favorable para que crezca la fe y se desarrolle en relaci�n con el absolutamente Otro que es Dios.

Esta realidad de la presencia de Dios es una categor�a que ha de atravesar toda nuestra pastoral. �Acaso podr�amos decir que el trabajo pastoral es otra cosa m�s que el intento por hacer presente a Dios en la vida de los hombre?

Avancemos un poco m�s en la historia de este pueblo a quien Dios declar� su presencia perenne. Vemos que son librados, abandonan el yugo egipcio, cruzan el mar Rojo y comienzan el tiempo del desierto en camino a la tierra prometida. En el desierto el pueblo evidencia que su esclavitud era no s�lo exterior (trabajos forzados, pobreza, etc.) sino tambi�n interior (actitud conformista), En esta esclavitud interior hallamos la explicaci�n sobre por qu� la tan anhelada libertad provoc� descontento y no s�lo dicha. La comodidad que proporcionaba el estar en Egipto no se encuentra en el camino del desierto, y el pueblo siente rabia y nostalgia, se dejar�an esclavizar si pudieran. Estos sucesos en la historia del pueblo est�n llenos de contenido para nosotros, hombres de miles de a�os despu�s. Son sucesos que nos cuestionan e invitan a afirmar algo casi inaceptable en la sociedad contempor�nea: la libertad es dif�cil. Y m�s a�n: "ser libre" no equivale a "estar c�modo". �Acaso estas dos ideas no chocan frontalmente con las vagas nociones de hombre libre que posee nuestra cultura? El sistema que hoy nos toca vivir nos ha hecho creer que la libertad est� en elegir lo que quiero tener, y nos ahogan con ofertas cuyo atractivo �ltimo es siempre el de poder darnos alguna comodidad, alg�n gusto, algo que facilite la vida. Es preocupante ver cu�n alejada est� la idea generalizada que hoy se maneja de libertad, de la idea dada por la historia de este pueblo escogido por Yahv�. Muchos luchan hoy por distintas libertades: de pensamiento, de opini�n, etc. La libertad que el pueblo de Israel estaba llamado a vivir era la libertad de quedarse con lo esencial, una libertad purificadora, capaz de sacar a la luz lo m�s propio y profundo del hombre: su ser creatura de Dios, escogida y acompa�ada por Yahv�. �C�mo promovemos esta mirada sobre la libertad en nuestra catequesis y distintos grupos pastorales? �C�mo vivo yo mismo, cristiano del siglo XX que termina, esa libertad que es desasimiento de las cosas y abandono de Dios? La oraci�n del israelita viene a ser un grito de alerta:

"Escucha, Israel, Yahv� nuestro Dios es el �nico Dios" (Dt 6,5), y que para nosotros ser�a: Escucha, hijo de Dios, Jesucristo es el �nico Se�or de la vida".

Habiendo pasado el desierto, el pueblo escogido llega a la tierra de Cana�n. La conquista de la tierra y la promesa de servir a Yahv� realizada en Siquem, dan lugar a una etapa nueva y fruct�fera para la fe de los israelitas. En medio de muchos cultos idol�tricos los israelitas comenzaron a vivir una crisis. Es cierto que asimilaron f�cilmente algunos aspectos de los cultos cananeos, sobre todo en cuanto a ritos. Pero tambi�n es cierto que los israelitas fueron distinguiendo claramente su postura con respecto a la de los cananeos.

Los cananeos ten�an varios dioses: Baal, Astart�, Dag�n, por medio de los cuales divinizaban la tierra y la fecundidad de la misma. Los israelitas en cambio, ten�an muy claro que Yahv� es uno solo y que la tierra es un don de Dios. Con respecto a la sexualidad, los cananeos ten�an la creencia de que era divina; los israelitas saben que la sexualidad corresponde al plano creatural. La magia era para los cananeos un medio frecuente; para los israelitas, al contrario, fue una cosa cada vez de menor importancia, pues confiaban en la palabra de Yahv�.

El desaf�o vivido por los israelitas en Cana�n fue muy grande. Tuvieron que ir respondiendo a muchas situaciones adversas a su fe, planteando con fuerza lo que les era propio y estableciendo m�s s�lidamente sus bases religiosas...Es muy bello contemplar c�mo desde tiempos tan antiguos se vive esta problem�tica doble y simult�nea para la fe: mantener lo propio y esencial, acogiendo (y purificando) lo que ofrece la realidad circundante. Se hace evidente la conexi�n con lo que hoy llamamos "inculturaci�n". Para la espiritualidad de este fin de milenio el desaf�o queda planteado: mantenerse fiel a lo originario y esencial en apertura (y discernimiento a la luz del Esp�ritu Santo) a la contingencia dada.

Mirar as� la historia del pueblo de Israel, como paradigma de salvaci�n, no es un artificio, es una necesidad. Tal vez sea el primer paso para vivir esa fidelidad en apertura atenta y vigilante" (ESPINOZA   Waldo, Primera prueba de Historia de Israel, en el Seminario Pontificio Mayor de Stgo., Mayo de 1999).

 

 

 

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