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Biografía
Extendida de HECTOR LAVOE
“El Cantante de los Cantantes”
30 sept 1946 - 29 Jun 1993
Natural
del barrio Machuelo de Ponce, Héctor Lavoe es una de las
figuras principales en la historia de la salsa.
Como atributo, gozó de una dicción clara, que se
añadía a su virtuosismo en la improvisación y que le permitía moldear las
líricas de sus canciones con una creatividad indiscutible, triturando los
versos hasta convertirlos en nuevos textos musicales.
Foto:
Vista Panorámica de la Ciudad de Ponce Puerto Rico
Nacido el 30 de septiembre de 1946, Héctor Juan
Pérez Martínez, su nombre de bautismo, vivió atado a la música desde pequeño,
influenciado por la pasión artística de su madre, Leslie
Martínez ("Pachita"); su padre, Luis Pérez ("Lucho"); y su
abuelo, el trovador Juan Martínez, todos aficionados a la canción popular.
De niño disfrutaba de escuchar el programa radial
"Industrias Nativas" que conducía Ladislao
Martínez y en el que se transmitía la música de Ramito, Chuíto
el de Bayamón, Odilio González y Daniel Santos. De
todos ellos fue formando su fraseo y el tono melodioso jíbaro que años más
tarde le imprimió a sus interpretaciones salseras.
Fotos:
Imágenes de Héctor en su infancia en
Puerto Rico
Aunque en su infancia su padre lo indujo a
convertirse en músico –y hasta llegó a estudiar en la Escuela Libre de Música
"Juan Morell Campos" de Ponce junto a Papo Lucca – su derrotero final lo condujo al mundo de la
canción, cautivando con sus vocalizaciones en temas de bolero, aguinaldos y
salsa.
Cuando tenía 14 años de edad, Héctor Lavoe reunió a un grupo de diez amigos músicos para cantar
por las calles de su pueblo, llegando a ganar hasta $14 por noche.
En esas andanzas, nos relata el periodista Jaime
Torres Torres, de El Nuevo Día, el cantante
frecuentaba el Club Suevia
de Ponce, en el que ganó notoriedad interpretando el bolero "Tus
ojos".
Tres años más tarde, decidió partir a la ciudad de
Nueva York para "probar fortuna", impulsado
por las dificultades económicas de su familia y el dolor del desarraigo que aún
conservaba por el fallecimiento de su madre, cuando apenas contaba con 3 años
de edad.
El 3 de mayo de 1963 arribó a la urbe neoyorquina.
Colmado de sueños y con el único propósito de cantar en una orquesta, el joven
de apenas 17 años y 120 libras de peso fue a parar a casa de su hermana Priscilla, en el barrio del Bronx.
Foto:
Imagen de Héctor en su Juventud.
Allá pagó el precio de todo emigrante. Laboró
largas horas en trabajos precarios durante el día y en las noches buscaba
suerte por los salones de baile de la ciudad.
Su huella musical comenzó a dejar rastro entre las
bohemias que realizaba junto a sus compatriotas en las noches de farra, hasta
que un reencuentro con su amigo de infancia Roberto García, líder de un
conjunto musical, le produjo su primera oportunidad artística, aunque en
participaciones esporádicas.
No fue hasta el mes de noviembre de 1964 cuando el
artista irrumpió con más determinación en el ambiente musical.
"Héctor Lavoe
asistió a un club en la avenida Prospect, del barrio
de Brooklyn, y conoce al pianista Rusell
Cohen, director de la orquesta New Yorker Band. Allí le cantó unas
líneas a capella del bolero "Plazos traicioneros", marcó los tonos y
esa fue la primera canción que cantó con la orquesta, conviertiendoce
en la voz principal de la banda, hasta llegar a grabar en 1965 su primer disco
45 (rpm) 'Está de bala", cuenta Jaime Torres,
quien ha recopilado las vivencias y la obra del artista en el libro "Cada
cabeza es un mundo: Relatos e historia de Héctor Lavoe".
Héctor interpreta el
bolero "Tus ojos" de Santos Colón en el club "caborrojeño" al lado de Santitos en 1965.
Añade, que en la New Yorker Band, Héctor Lavoe figuró como cantante, corista y maraquero
junto a Rafael "Chivirico" Dávila durante 1966, ya que Chivirico
se une a la banda en dicho año y se
convierte en voz principal de la Banda, pero aun asi
ambos alternaban cantando en las presentaciones que realizaban con la New Yorker Band.
Esa experiencia lo trajo a Hector Lavoe
de visita a Puerto Rico, en 1966, para presentarse en el Teatro Cayey y en el programa de Mirta
Silva.
Luego, trabajó pocos meses con la orquesta de
Francisco "Kako" Bastar, The Alegre All Stars, con quien grabó como primera voz del coro en una
producción del grupo en 1967.
Ese mismo año, en el Club
Tropicoro, ubicado al sur del Bronx,
conoció a Johnny Pacheco, quien luego de escucharlo
cantar le presentó al joven trombonista y arreglista Willie Colón, quien buscaba un vocalista para la grabación
de su primer álbum, "El Malo".
Foto:
Willie Colon y Héctor Lavoe,
Circa 1969
Pacheco jamás pensó que ese junte unía a las dos estrellas
más refulgentes que tendría la salsa en la primera etapa del desarrollo de la
nueva familia discográfica de la Fania.
El binomio Héctor Lavoe y
Willie Colón trastocó los patrones rítmicos que
marcaron el compás del nuevo género salsero, hasta entonces dominado por un
sonido agresivo.
Foto:
Imágenes de Héctor Lavoe en 1970
Esta unión lanzó una nueva propuesta musical que
combinó el tono pícaro e hiriente de la voz del cantante ponceño y su apego a
las melodías de la canción tradicional boricua, con el interés del intrépido trombonista de proyectar en su trabajo la evocación
nostálgica del sonido de las raíces de la música puertorriqueña.
Así, el orgullo campesino logró un espacio en el
mundo salsero que se curtió en la diáspora, combinado con composiciones
modernas y matizadas por fraseos y frases típicas de la ruralía,
como el famoso "lelolai".
Foto:
Imágenes de Héctor Lavoe en 1970
Héctor Lavoe y Willie Colón triunfaron porque, además de cautivar con su
propuesta artística, lograron sembrar la imagen de niños malos del barrio. Se
abrieron paso contando sus historias, como si se tratara de la consignación de
un texto social que relataba las vicisitudes del emigrante.
En 1968 En el "Bronx Casino"
ubicado en la calle 149 del Bronx, Lavoe conoce a Pete "conde" Rodríguez, quien
también era de Ponce. A
partir del éxito de los primeros álbumes, Lavoe (muy
joven aún) empieza a formar parte de la bohemia newyorkina,
y comienza a consumir mucho licor y drogas, como la heroína.
La vida desordenada de Héctor tendría su primer
fruto cuando embarazó a Carmen Castro. Nueve meses después nació José Alberto
Pérez Castro, el primer hijo del cantante, que varios años después EN 1993
escribió el libro "La historia del cantante Héctor Lavoe".
Al poco tiempo se casa con Nilda Román.
Héctor
Lavoe y su esposa Nilda “Puchi”
Foto:
Héctor Lavoe y su Hijo Héctor Jr.
Del matrimonio nació Héctor Pérez Román, el 25 de
setiembre de 1969. La esposa y los suegros de Lavoe reemplazaron
a la familia que el jibarito dejó en Puerto Rico.
Fotos:
Imágenes de Héctor Lavoe en 1971
Este junte duró 7 años, produjo 10 discos y sentó
pautas con éxitos como "Ausencia", "Cheche colé",
"Juana Peña", "Barrunto", "Abuelita", "La Murga",
"Piraña", "Soñando despierto" y "Todo tiene su
final".
Foto:
Imágenes de Héctor Lavoe en 1973
En 1973, Willie Colón
optó por disolver su orquesta cansado de los descontroles y los desórdenes de
la vida un poco turbia que llevaba Héctor Lavoe, no
sin antes recomendarle que armara su propia banda, para la que le ofreció sus
músicos y se mantuvo como productor de sus discos.
Héctor Lavoe comienza una nueva etapa en su vida con la aparición,
en 1975, de la producción "La voz", que incluyó su primer éxito en
solitario, "El Todopoderoso".
Luego, en 1976, lanza "De ti depende", con el clásico "Periódico de ayer", justo cuando ya era considerado como el mejor cantante puertorriqueño de salsa de Nueva York.
Foto:
Celia, Héctor y Tito en las Premiaciones Music Award.
Una noche de 1977 en el club "El
Corso", se presentaban Joe cuba y su sexteto y Héctor con su banda. El cantante de
Joe cuba no llegó, Héctor se ofreció a reemplazarlo,
canto temas como "El pito", "Ariñañara",
"La malanga" y el bolero "Sabor a mi"; al terminar Joe le dió un homenaje de
agradecimiento a Héctor Lavoe.
Su vida, sin embargo, anduvo en sobresaltos y los
malos andares le provocaron un retiro temporal de los escenarios para someterse
a un tratamiento contra la adicción a drogas.
Meses más tarde, regresa recuperado a complacer a
su público con el álbum "Comedia" (1978), uno de los más exitosos en
su carrera que incluyó los temas "La verdad", "Comedia" y
"El cantante", este último escrito por Rubén Blades.
Una noche en 1978 se presentaba la orquesta de Bobby Rodríguez en el club El Corso
de Nueva York, su cantante Júnior Córdoba no llegaba,
allí se encontraba Héctor Lavoe, quien al ver a Bobby
desesperado por la situación le preguntó que le pasaba, Bobby
le respondió que su cantante no llegaba, Héctor le dijo que para eso estaba él,
que no se preocupara y Bobby dijo entonces: ¡Pero tu
eres Héctor Lavoe!,
con una sonrisa Héctor le respondió: Tu banda es mi banda. Esa noche Lavoe canto cinco números con la orquesta de Bobby Rodríguez.
Fotos:
Imágenes de Héctor Lavoe en 1978
A la producción “Comedia”(1978)
le siguió "Recordando a Felipe Pireda"
(1979), "Feliz Navidad" (1979), "El sabio" (1980),
"Qué sentimiento" (1981) y "Vigilante" (1983), que incluyó el
tema "Juanito Alimaña", escrita por Tite Curet Alonso y que en la voz de Héctor Lavoe
se consagró como una oda más a la historia de "maleantes honorarios".
En 1985 publicó "Reventó", con los éxitos
"La vida es bonita" y "La fama".
A principios de agosto de 1986 Lavoe
llega al Perú para hacer 6 presentaciones en La Feria del Pacífico. Se armó un
tremendo alboroto por su llegada y todas las fechas tuvieron un lleno total.
Luego de tantos problemas en su vida, su experiencia en nuestro país le fue muy
gratificante.
Declaró "el Perú me resucitó".
Lamentablemente nunca más regresó, pero dejó muchas amistades y un recuerdo
imborrable para toda la gente que tuvo la suerte de verlo.
Foto:
Héctor Lavoe en La Feria del Hogar 1986
En 1987 lanza su último trabajo en solitario,
"Strikes Back", que incluía el tema
"Loco", en una abierta manifestación de deshago.
Tras cada interpretación, imprimió el estilo
callejero y desafiante que representó, adornado con su amplio refranero popular
y su tono de "poeta de la calle".
Durante la segunda parte de los años ochenta la
vida de Lavoe sufrió una seguidilla de golpes muy
fuertes. En 1987 la tienda de sus suegros se incendia y Héctor se rompe las
piernas al saltar por la ventana. Días después unos maleantes asesinan a su
suegra (era como una madre par el cantante), y en el mes de mayo muere su hijo
menor, Héctor, cuando un amigo del joven le pegó un balazo. La vida del
"cantante de los cantantes" empezaba a finalizar.
En los últimos pasos de su vida, y tras haber
vivido una secuela de desgracias, la noche del 25 de junio de 1988 se presentó
en el coliseo "Rubén Rodríguez" de Bayamón, junto a otras estrellas
salseras, en un evento que no cosechó el éxito acostumbrado en sus años de gloria.
Aquella noche sólo se congregó un puñado de
fanáticos que a duras penas sumaban trescientos. Aún así, Héctor Lavoe salió a escena pero los productores le impidieron
cantar silenciándole el sonido y apagándole las luces.
Saturado y frustrado, regresó al hotel Regency de San Juan, donde pernoctaba, y el domingo 26 de
junio de 1988 se lanzó al vacío desde el octavo piso. Producto de la caía, Lavoe sufrió fracturas graves y una notoria parálisis
facial.
Foto:
Imágenes de Héctor después del accidente.
Mucho se especuló sobre las causas que lo llevaron
a aquella desgracia: pesadumbre, drogas, sida. Al final, el hecho sólo marcó el
ocaso de una vida gloriosa y atormentada que postró al salsero y lo dejó
malherido, al punto de malograr sus cuerdas vocales.
Como si no fuera suficiente, a fines de la década
del ochenta, Héctor se entera que padece de SIDA y que se va a morir. Su
adicción a la heroína, simbolizada por una hipodérmica infectada, le cobraba la
factura. Sin embargo, el cantante no podía vivir sin su gente. Eso lo
aprovecharon los promotores que organizaron el concierto "Come Back
Show" en New Jersey
con la participación de sus amigos de la Fania all Stars. Lavoe
subió al escenario destrozado físicamente (imagen) y apenas pudo vocalizar
algunas palabras en el tema Mi Gente.
Foto:
Reaparición de Héctor con la Fania all Stars después del accidente
en 1990.
Tras el incidente, intentó volver a cantar sin
éxito y sin que nadie se compadeciera de su pena. Siempre hubo sedientos
productores que en su afán de lucro lo presentaron en conciertos, aunque apenas
podía entonar sus afamadas melodías.
El mediodía del 29 de junio de 1993, cinco años
después de mal intentar su intento de suicidio, murió en la ciudad de Nueva York. Sus restos fueron enterrados de regreso en Puerto
Rico, lugar donde empezó todo, sus ilusiones y su talento.
Fotos:
Imagen del Sepelio de Héctor en 1993
HECTOR
LAVOE, ASPECTOS RESALTANTES DE SU VIDA:
·
Héctor Lavoe no quería
estudiar música y dejó de asistir a la escuela al punto de ser expulsado por
ausencias.
·
Por su flacura le decían "el hombre que cuando
está de frente, parece que está de lado".
·
Gozaba de imitar la forma de cantar de Daniel
Santos.
·
Sus influencias salseras las adquiere de Cheo Feliciano, Ismael Rivera e Ismael Quintana.
·
Le pusieron el nombre de Héctor Lavoe
porque para los años en que se erigía como una de las grandes promesas salseras
ya era famoso Felipe "La Voz" Rodríguez.
·
Cantó "Sóngoro Cosongo" en homenaje al poeta cubano Nicolás Guillén.
·
Por su talante como improvisador se ganó los
nombres de "El cantante de los cantantes", "El Bad Boy de la Salsa", "El Cantante",
"El jibarito de Ponce" y "El rey de la puntualidad", este
último porque nunca llegó temprano.
·
Nunca exhibió aires de arrogancia y siempre fue
humilde.
·
Fue frágil y cariñoso, y gozó de una voz de tenor
al estilo callejero.
·
Tenía un buen sentido del humor y se burlaba de sus
tragedias.
·
Destiló una conducta autodestructiva.
·
Willie Colón
siempre se consideró su verdadero amigo.
·
Siempre contó con la ayuda de su esposa Nilda y su hija Leslie.
·
En marzo de 1993 apareció en el club Las Vegas de Manhattan para un homenaje, pero no pudo cantar.
·
El 29 de junio de ese mismo año los médicos del
hospital Saint Claire de Nueva York
certificaron su muerte.
·
El 2 de julio, a las 3:00 de la tarde, fue
sepultado en el Saint Raymond's Cementery,
en el barrio del Bronx.
·
Sus restos fueron trasladados a Puerto Rico el año
2003 y reposan junto a los de su esposa y su hijo.
RECUENTO DE
LAS TRAGEDIAS QUE SUFRIÓ HECTOR LAVOE:
·
Su madre murió cuando tenía 3 años de edad.
·
Sufrió el asesinato de su hermano.
·
Vivió su vida en sobresaltos y sucumbió ante las
drogas.
·
A principios de 1987, su residencia en el condado
de Queens se incendió y para salvar su vida y la de
su esposa Nilda tuvo que saltar del segundo piso.
·
En mayo de 1987 su hijo mayor, Héctor Luis, muere a
los 18 años de edad de un disparo accidental que le produjo un amigo. Esta
muerte se consideró el límite de su existencia.
·
Ese mismo año su suegra fue asesinada y su padre
fallece.
·
A principios de 1988 se le diagnostica que padece
de sida.
·
Intentó suicidarse en Puerto Rico el 26 de junio de
1988.
·
Sufrió una parálisis facial en el lado izquierdo de
su rostro y cojeaba de la pierna izquierda.
·
Fue intervenido quirúrgicamente en repetidas veces.
·
Vivió sus últimos años sin dinero y de la ayuda de
sus amigos.
·
Muere a los 47 años de edad, el 29 de junio de
1993.
HECTOR
LAVOE, VISTO DEL PUNTO DE VISTA DE JAIME TORRES TORRES.
DESDE LA mirada
puntillosa del periodista, Héctor Lavoe no podía ser
más que un artista único, irrepetible, de la talla de figuras como Carlos
Gardel, de esos que sólo surgen cada centuria, original e incomparable.
Así lo expresa Jaime Torres Torres, destacado reportero de El Nuevo Día que ha dedicado 20 años de su carrera profesional a la cobertura y estudio del desarrollo de las tendencias de nuestra música popular, y quien a principios del mes de noviembre publicará el libro "Cada cabeza es un mundo: Relatos e historias de Héctor Lavoe", una investigación de 15 años que presenta un conjunto de cuentos cortos y crónicas sobre el artista.
En este trabajo, la apreciación a la obra del
denominado "Cantante de cantantes" superan las historias que han
arrojado luz sobre el desempeño musical y vocal del artista, yéndose al
comentario noticioso, con un vistazo más preciso, delicado y exhaustivo, capaz
de hilvanar el recuento de la vida del salsero, en su contexto social y su
proyección en el relato de sus melodías.
"El trabajo pretende llevar al lector a través
de la vida del artista más importante del género. No es una biografía, es un
compendio de sus episodios complementado con un análisis de su obra, un
anecdotario y su discografía", cuenta el autor.
Confiesa que esta obra surge de la inquietud que le
provocó la noticia de su intento de suicidio, el 26 de junio de 1988, en el
hotel Regency de San Juan.
"Recuerdo aquel día, cerca de la 1:00 de la
tarde, cuando camino a Río Grande escuché en la radio, en voz de Junior Vázquez, que Héctor Lavoe
se batía entre la vida y la muerte tras lanzarse del noveno piso del hotel. De
pronto me hice muchas preguntas: qué razones pudo tener, si fue un accidente,
un suicidio, si alguien lo tirá al vacío… fueron
preguntas y más preguntas que me sumergieron en una búsqueda de datos que
incluyó tres entrevistas al cantante y el cúmulo de memorias de sus conciertos
y presentaciones", dice el veterano reportero, cuyo libro contará con un
prólogo a cargo del músico Willie Colón.
Para Jaime Torres Torres,
Lavoe "fue un artista original que abordó de una
manera auténtica y elocuente la salsa al estilo puertorriqueño, contrario a
otros intérpretes de la época que la cultivaban desde la herencia del son
cubano".
Al recordar su experiencia cara a cara con el
salsero, resalta al ser humano transparente y sincero, "que llamó las
cosas por su nombre y opinaba sin tapujos" y que frente a su público fue
"engreído y mimado".
"Siempre mencionaré que fue todo lo contrario al
Héctor Lavoe que representó Domingo Quiñones en
'Quién mató a Héctor Lavoe', que es la caricatura del
verdadero Lavoe: auténtico, genuino y original. En la
obra nos presentaron a un Lavoe encorvado,
robotizado, arrebatado, mal hablado… cuando él fue un individuo de sentimientos
muy nobles, no hubo distancia entre el artista y el ser humano, siempre fue el
mismo. Es triste cuando te encuentras cómo una obra como ésa, que explota
indiscriminadamente la enfermedad y el calvario de una figura para llenar una
sala (de teatro) ignorando los antecedentes, las circunstancias sociales y
culturales, el drama humano y la personalidad de un ser humano que fue
bendecido con un talento y que un día a la edad de 17 años emigró a la babel de
hierro, soñando con un futuro mejor, y por su generosidad, nobleza e ingenuidad
fue devorado por el sistema", concluye.
SIGNIFICADO
Y APORTES DE HECTOR LAVOE PARA LA MUSICA LATINA
En La historia de la
salsa, Héctor Lavoe encarna el diálogo entre el
sentimiento callejero y el hombre de barrio que esconde las virtudes y
desventuras de la sociedad que lo abrigó.
De cantar dulce e hiriente, plasmó en su voz el retrato de la vida de los puertorriqueños que emigraron a Nueva York desde mediados del siglo pasado con la ilusión de reinventar sus vidas y quienes hallaron un mundo colmado de violencia, marginación y desigualdades.
En ese contexto, sus interpretaciones se colocaron
entre las favoritas de los salseros por representar el lenguaje crítico que retrataba
la sociedad de su época.
En cada vocalización imprimió el fraseo más cercano
a la experiencia marginal, con un tono influenciado por el sonido de la música
jíbara de Puerto Rico.
Fue reflejo de su época. Combinó en su repertorio
el cuento de casos temibles ("Hacha y machete"), tramas mafiosos
("Juanito Alimaña"), situaciones sociales
("Calle luna, calle sol"), escenas del desamor ("Periódico de
ayer"), temas religiosos ("Todopoderoso") e incidencias
personales ("El día de mi suerte").
Aportó a la historia de la canción popular una
fuerza narrativa y musical que rondó entre la crónica periodística y el relato
social de los desajustes, injusticias y lacras del sistema.
Por su estilo se ganó el apelativo de "El Bad Boy de la Salsa", nombre que quedó reforzado en
las imágenes que ilustraron las carátulas de sus discos en los años gloriosos
junto a Willie Colón, el otro niño malo.
Una mirada a su obra musical aparece ceñida a los
antros oscuros que abundaban en las zonas rojas de la ciudad neoyorquina, como
si sus canciones se trataran de un texto de novela negra.
Logró su sitial de "representante del
pueblo" por la autenticidad que mostraron sus versos y porque, ante todo,
nadie dudó que era un conocedor de las calles a las que le cantó, que fue reportero
y protagonista de muchos de los sucesos que contó y que sus pasos transitaron
por los barres más ordinarios del barrio boricua, junto a los suyos.
Las incidencias de su vida, en cambio, hacen su
obra copiosa e interesante, por pero arriesgada y desafortunada. Con astucia,
Héctor Lavoe volcó sus canciones en radiografías
sociales, capaces de abordar temáticas tan disímiles como las drogas, las
crisis y los móviles de la ciudad, hasta el amor y la religiosidad.
Por:
Diario Primera Hora y corregido por: Lavoe.tk
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