ARBOLEDA

DIRECTOR: STANLEY VEGA REQUEJO

SUMARIO
 
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CRONICA
 Humo de Madrugada
Por Aureo Ron
 
Cadáver Exquisito
Poema Colectivo
 
Pedacito de Viaje
Por  Gustavo Hidalgo
 
ENSAYO
Play Go
Por Carlos Becerra
 
POESIA
El amor...
Por Duncan Sedano
 
Irreconocible I
Desolaciones
Por  Luis Cabrera
 
Refractario
Por  Laly Pereyra
 
La luna, el lago y la hierba
Por Juan Carlos Flores Tucto
 
La Guitarra
Por Arturo Rodríguez
 
Pensemos en los cuerpos solitarios
Por William Celis
 
IDEAS
La Guerra de Troya:
Primera Guerra Mundial?
Por Hugo Rojas Mendoza
 
A propósito de Escarabajos y otras Molestias
Por Stanley Vega
 
MEMORIA
Alberto Mazzochi
 
NARRATIVA
Ochenta  Soles
Por  Saulo Terap
 
IXO
Por Lalo Castro
 
ARTICULO
El Dilema de la Razón
Por Rubén Mesías
 
OTRO
Don Wallak y su Cielo
Por Rubén Dávila
 
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 Durante algún tiempo Arboleda ha venido realizando recitales poético-musicales a los que ha denominado "Cantos de ahora mismo".  El más recordado, o mejor dicho, el más carajeadamente vivido por los  participantes en este evento, ha sido el 5to.  He aquí pues una nota referente a este recital, escrito por uno de nuestros más absténicos colaboradores.  Disfrútenlo.  O en todo caso chupen y digan que es menta. 
HUMO DE MADRUGADA
AUREO RON
Ni hembritas ni tonos ni chicha ni limonada se buscaba ese fin de semana.  Sólo un lugar tranquilo donde nadie joda (en especial Serenazgo) y que las doce puntas reunidas después del recital la pasen bien, chupando y hablando de poesía y otras vainas  que  nada más que a ellos, inconformes, afligidos y consternados espíritus les interesaba. 

Se barajaron lugares posibles donde reunirse:  en el parque de la avenida Salaverry, la casa de Stanley, Carlos Becerra o la de Lalo Castro.  Y ya saliendo del  INC, la mancha  inició su marcha, la Gran Marcha hacia la casa de Carlos, a medio culo de distancia.  La noche hasta esos instantes había sido un tanto pendenciera pues casi al final del recital (el último viernes 13) apareció en la puerta del improvisado auditorio - o sea la biblioteca, shoteados por el director y el Happy Bhirthay del tatarabuelo Nixa celebrado en el primer piso.  Y decía, apareció en la puerta el "diablo" Juan Ramirez Ruiz, borracho como una botella de cañazo, para que alguien de los muchachos le haga una pregunta, "la más difícil de su vida".  Se creía lo máximo, la enciclopedia Océano, la misma cagada.  Y sin embargo ante la pregunta de quién era él, hecha por uno de los invitados al evento, éste volvió a solicitar la pregunta del millón de dólares.  Pero la misma pregunta retornó a él y no le quedó más que carajear, diciendo que todos los que estaban allí eran unos huevones, como si en sus ojos tuviera rayos X y a toda la mancha los hubiera visto calatos, mismo Superman.  Y como si también se hubiese visto calato, el "diablo" se esfumó sin dejar de maldecir.  Su cola la llevaba entre las piernas. 

Pero la noche todavía estaba pito.  Tanto así que estando cerca de la toja de Carlos, los doce patitas se detuvieron para saber en que situación  logística, etílicamente hablando, se hallaban.  Dos rones.  Había billete sólo para dos rones y, un Tang.  Y los fallos? Nada que ver.  Poco arsenal bélico para una noche apretadita e inconmensurable sin duda.  De modo que decidieron comprar un Pomalca y un Tang y Dandy Berrú, el narrador de los 21 grados, fue en busca - junto a Joaquín Huamán, por siaca se quede - de un botellón de llonque, del firme, el de 21 grados.  Y mientras esperaban el contingente bélico apareció el ángel que faltaba, David Novoa.  Metidas sus manos en su desvaída casaca marrón, jeans azul viejo y sus clásicos bolseíes se acercó sonriendo, haciéndose el que no escuchaba las preguntas o miradas de a dónde diantre te has metido huón.  A poco rato llegó el botellón casi lleno y la noche se puso coquetona, interesantemente coquetona. 

Y poco a poco las horas se irían haciendo humo.  Las trece puntas entraron a el jato de Carlos - su mami y hermana estaban tutu meme, es decir, estaban en otra dimensión - y se apoderaron de la pequeña sala donde el espacio apenas les dio cupo.  El Pomalca se deshizo entre comentarios del recital, recordando sobre todo a "la palta", de un patita estrafalario y algo trastocado cuya convicción de ser poeta e intelectual no haría dudar ni hacer sonreír de ello, siempre y cuando no leyera sus horrorosos mamarrachos y menos aún siempre y cuando no hiciera ningún comentario respecto a cualquier tema.  Era todo un cague de risa.  Tal es así que ese día, después de ser anunciado se puso de pie dentro de aquel terno azul, modelo 50, tiró una mirada relajada al poco público mientras saludaba y, pegando a sus labios una vieja reportera  inició su propia presentación:  "Hoy 13 de setiembre de 1996 va a exponer conferencia, está el joven poeta e intelectual Marco Ramirez..."  Y luego se mandó la lectura de un rollo desconcertante. Que unas chicas se derretían por él, pidiéndole aunque sea un beso e incluso se una a Arboleda porque ese mismo año viajaba a Australia.  Naturalmente, nadie creyó en el viaje ni en su irresistible sexappel. 

La jarra dio una, tres, ocho vueltas picando cada vez más a la muchachada.  Rubén Mesías botaba de cuando en cuando sus chanchitos, sintiéndose ebrio  y con todas las ganas de seguir insistiendo (o jodiendo) en que Richard Trigoso le haga dibujos a sus cuentos.  Pero éste sólo absorbió su fallo y un ajá tras otro ajá resultaba estratégico.  "Ya calla, Mesías", "Sí, cállate, hablas mucho", "sí, como Heredia".  El aludido, desde un rincón - hablando seguramente de rasgos moriscos, el temperamento de los vascos y que mejor dicho, mira este cacharro que tienes enfrente, no es acaso uno de aquellos - se hizo el de los oídos sordos entre tanto Luis Cabrera estaba confundido, palteado dentro de aquella mancha tan locuaz, beoda y heterogénea. 

Eso era por un lado.  Y por otro lado de la sala.  Dandy, Juan Montenegro y Carlos, sentados cual tres tristes tigres, observaban las voces de sus patas.  Y Stanley? Cerca de ellos, ubicado bajo el umbral de la puerta de salida, sintiendo detrás de sus hombros la exhalación fresca de la noche.  Ni un salud, compadre.  Bastaba que el trago siga en un solo sentido , aunque Hugo Rojas se sirva como una nena timorata o Cabrera Vigo pase la jarra tal y como le vino. De Novoa ni hablar.  El hombre no mezclaba el grass con el trago corto.  Excepción válida?  Probablemente.  El hecho es que en aquel mundito no existía dictadura ni fascismo.  Sólo había democracia pura, es decir, anarquismo y poesía, y vida, y pásate ese fallo antes de que desaparezca. 

Mas la noche se fue excitando, tornándose en madrugada.  Los muchachos hicieron todo lo posible por complacerla y sobre todo por compacerse  a ellos mismos (bien machistas los tipos)  Hablaron de todo lo que se les venía a la mente:  El nivel cultural está hasta el culo,  Conan Doyle es los máximo (Mesías), qué es poesía y porqué la escribes, la alienación de mierda y, que deja allí el foco apagado, sí, sí, déjalo apagado.  Alguien había presionado el interruptor por casualidad y tambén por casualidad les ofrecía a la mancha una extraña imagen de la damajuana,  irradiando un aura de miel - no captada por la cámara fotográfica- a través de la luz que reflejaba la luna. 

Y desde entonces la madrugada no sería otra cosa que una blanca yegua, húmeda y jadeante.  La muchachada, una vez mas iluminados por el foco, se mantuvieron en silencio por breves segundos hasta que uno de ellos, a iniciativa de otro, encendió un fósforo y el pitillo de grass empezó a circular.  El instante de llegar al punto exacto de la meseta donde la noche desvestida en madrugada, conseguiría el orgasmo esperado, se dejó vislumbrar.  Tenues sierpes de humo pútrido iniciaron su ascenso muy lento en aquel universo alucinado.  El piso se deshizo bajo los pies mientras el cielo caía por pedazos, enfermo de lepra. 

Y lo que sucedió después, si no fuera porque este iluso cronista era uno de los trece patitas y, sobre todo, sino fuera porque el susodicho no crea que lo anterior sea de la incumbencia de usted, inesperado lector, bien podría saberlo.  No obstante, antes de terminar este escrito, el mismo sujeto desea contarles algo.  El grupo entero, pasados pocos minutos del ritual, hicieron un collage de ideas, impresas todas ellas en una pizarra acrílica y luego, en una actitud todavía espamódica regaron versos sobre el afiebrado cuerpo de la madrugada, componiendo dos poemas, uno hablado y otro escrito.  Y nada más, llegadas las 5 pm. la reunión ya había terminado y el botellón vacío yacía hecho trizas en una avenida que nadie recuerda. 

De todos modos, inesperado lector, guardad celosamente el secreto de Humo de Madrugada y que en el mejor de los casos la noche de hoy os sea propicia. 

 
 
 
CADAVER EXQUISITO 
Poema colectivo, hecho en la madrugada del día  
14 de setiembre de 1996
La extraña luz alumbra los desnudos cerebros de la polisemia (Rubén Mesías) 
La poesía es como el trago, cuando te coge ya no eres consciente de tus actos (Richard Trigoso) 
Enciende tu presencia al pie de una piedra negra y revienta en medio de la mar de las pasiones (Dandy Berrú) 
Como el día cruel de las carcajadas de mis huellas (Juan Montenegro) 
Siento en tu sexo el orgasmo de otro hombre que fue más que yo (Carlos Becerra) 
De un canto, barrer todo aquello que se levanta y crece observando (Luis Cabrera) 
De aquel trago de ron que me atrae tus pechos lejanos de mi ardor (Hugo Rojas) 
Estoy contento con la cojudez que me han metido con Coca Cola y la Pepsi Cola (Wilbor Tirado) 
Y los ojos sólo miran, es la burla que no mata pero advierte (Lalo Castro) 
EL CIELO 
ES 
IMPARCIAL (David Novoa) 
Campo de ojos ciegos (Joaquín Huamán) 
POESIA = NADA 

THE END (Stanley Vega)                                                       1.15 a.m. 

 
 
 
 
PEDACITO DE VIAJE 
Por: Gustavo Hidalgo
 
 Tengo cinco minutos para llegar al paradero.  Cinco minutos y una angustia amotinada que echa a perder el poco buen juicio que va quedando y no sabe hacer otra cosa que ordenar disparatadas.  No termino de arreglar mis cabellos ni  abotonar la camisa y ya estoy dejando mi habitación, tomando la calle y enrumbando mis pasos hacia la gran avenida.  Se repite el viejo episodio, la contienda de siempre.  Vuelvo a retar al atleta campeón.  Resulta estúpido, desde luego, pero consigo abordar la combi en el momento justo.  Consigo abordarla y corroborar mi estupidez, nuestra estupidez, la de la especie toda, a través de la satisfacción que empieza a embargarme:  No hacemos sino celebrar victorias insignificantes en las entrañas de una guerra que tenemos perdida desde siempre.  Pero así de cierta es mi satisfacción.  Aunque el chofer se niegue a partir mientras no vea llena la mayor parte del vehículo, la angustia ya ha dejado de joder.  De todos modos, uno mi voz a la de otros pasajeros que reclaman la partida.  No faltan los que protestan de mala manera.  Por mi parte, me limito a animarlo asegurándole que por el camino hay varios pasajeros esperando.  Felizmente, no tardará en producirse la largada:  Chiclayo, allá vamos. El trayecto siempre ofrece novedades, fragmentos de existencia que pueden enriquecer aun a los espíritus más insensibles.  Permite participar, de algún modo, en la conjunción de dos ciudades que no tardarán en aparearse y dar ser a un nuevo monstruo.  Monstruo del cual se perciben los anticipos, señales ciertas de una bestia cuyos berridos-cada vez menos lejanos-parecieran haber capturado ya la atención de una próspera y pujante hermandad de oscuras aves de carroña, picos curvados que van trocándose en agua de sólo pensar en las delicias que proporcionará el engendro.  Eslabones fundamentales de esta unión, ocupando espacios cada vez más cercanos los unos de los otros, los molinos despliegan su arquitectónica homogeneidad, su  bulla, su desorden, con atrevido empuje.  Es probable que se jacten de ser los espermatozoides de vanguardia, los altivos abanderados de la gesta.  Decir del paisaje es decir de un gigantesco mosaico en cuya composición pareciera que todas las manos han puesto de los suyo.  Combinación de arenales y verdor, de campos de cultivo y sectores poblados de maleza, de azules y grises montañas vislumbrándose a lo lejos y avanzadas de ciudad cada vez máa agresivas y caóticas, regala un riquísimo repertorio de olores y sabores que muy bien podrían saciar a los espíritus más voraces.  Me urge llegar, es cierto.  Pero nada puede interponerse entre este pedacito de viaje y el gozo que siempre me procuro con él.  Pese a la urgencia, pese al hedor que despiden los cuerpos de tanto animal muerto abandonado a la vera de la gran autopista, pese a la bruta arremetida de los basurales y su corte de gallinazos-debo admitir que amo a los gallinazos-, pese a la proximidad-terrible proximidad-de un cobrador con emanaciones de no haberse bañado en semanas, pese a quien le pese, el gozo, mi gozo, el de cualquier espíritu abierto, es una verdad conquistada.  Una hermosa verdad que no empañará ni el hecho de haber atropellado a un perro e ir pensando ya que dentro de unas horas, durante el trayecto de vuelta, del pobre y desventurado can no quedará otra cosa que un pestilente revoltijo de vísceras y pelos castaños. 
 
 
PLAYGO 
Por: Carlos Becerra
 
 
 
¿Cuándo dejé de ser real?  ¿Fui real?  ¿Ya no lo soy ahora?  ¿En qué esquina abandoné las respuestas?  ¿Tenían algún valor aquellas repuestas?  ¿Respuestas a qué preguntas?  ¿Cuáles son esas preguntas?  ¿Sentir que me he abandonado puede ser acaso el fin de mi vida? ¿El abandono no podría ser precisamente una forma de aprender a vivir?  ¿Y comenzar a vivir no es más que saber que la muerte se aproxima  con mayor rapidez?  ¿Quiero vivir realmente?  ¿Podría vivir? 
¿Qué mundo se me ofrece para vivir?  ¿El mundo que tengo al frente de mis ojos?  ¿No hay otro? ¿Estoy bromeando? 
¿Es este mundo de miserias, frustraciones, engaños, falsedades el que me ofrecen? ¿Significa que tengo que volver a mi mundo interior?  ¿Pero el mundo se va a ir al diablo sin que yo haya hecho algo por él?  ¿Qué podría hacer alguien que se ha abandonado a sí mismo?  ¿Me importa la gente?  ¿Amo a mis semejante?  ¿Me amo?  ¿Puedo quizás encontrarme en los demás?  ¿Existen los demás?  ¿Existo? 
Ahora.  Cuando eras niño.  No.  En todas las esquinas.  El mismo valor de las preguntas.  Tú debes conocerlas.  Hay tantas como las estrellas en el cielo.  Es el comienzo hacia ti mismo.  Sí.  Es saber que la muerte puede vencerte en pleno combate.  Querer es poder, dicen.  Iden.  El mundo que ves al levantarte y al acostarte y al acostarte.  No hay otro.  No hay otro.  Me gustas cuando bromeas.  De eso y mucho más.  Es urgente que lo hagas.  Aunque tú no existas.  Encontrarse.  Ellos están en ti.  A veces los desprecias:  no quieres conocerlos, no quieres conocerte.  Crees en tu vanidad y eso no te deja ver la realidad en ti.  Tú eres el espejo de los demás y ellos de ti.  En la propia medida en que tú existes.  Existes pero no eres. 
En plena madrugada, cuando la noche lanza sus mayores alaridos, a uno le asaltan las palabras ahogamiento en exceso debajo del mueble donde sentado el mar mueve sus manos hacia la ausencia en pleno día de estrellas de tiempos de magnolias dormidas bajo la luz de tu lámpara vertiginosa en tu mirada sopor de velero lanzado al vientre de las hojas que se elevan mientras caes como árbol al olvido del viento soplando por las tardes de invierno no debí ausentarme desde el inicio por qué crecí y porque sigo creciendo como mala hierba entre el pecho de mami- amanecer crecer hasta ser pequeño e insignificante como el ozono de fin de siglo como la poesía abandonada en algún rincón silbando la canción de tu corazón encontrarme despavorido inerte sobre el césped rayando la brisa con crayolas sin color un montón de palabras para no decir nada preguntas incrustadas en el ocaso derritiéndose como helado de pena nada es real ojos cerrados quieres jugar aún es temprano y la muerte descansa en la lluvia decir que te amo terminar el juego comenzar de nuevo regresar aquí mismo se levanta la piel escribir significa correr tras la ola que retrocede y vuelve hacia ti inundando tu cuerpo-arena carne vértigo poner aquí a la siguiente pieza de morir sabiendo que nada valió la pena excepto las hojas en blanco sobre los ríos impetuosos las miradas de mujer desde una foto al fondo a la derecha doblar aquí ver la hoja en blanco abismo a domicilio que hago escribiendo en plena madrugada jugando con estas piezas queriendo construir mi interior desordenado por sueños encontrados en las esquinas del mundo en la alegría de los muchachos que celebran la vida ignorando la muerte un sábado cualquier día antes que la noche lance sus mayores alaridos.  Cuando me preguntaba sobre la sabiduría de los árboles y de cómo podían soportar el peso de los nidos con los polluelos esperando ansiosos la llegada del alimento, cuando me parecía que el sol era un gran yo-yo que alguien lanzaba al mar, cuando estaba seguro de que volar con la capa que mami está cosiendo entre los bostezos y amor y hojas de otoño, cuando, en fin, el mundo solía dar vueltas como si fuera parte de una gran ronda, era yo un niño que también dibujaba boas comiéndose elefantes y que los adultos llamaban sombreros.  Eso fue hace ya muchos años.  Sin embargo, ahora me atrevo a jugar con las preguntas y respuestas como si fueran piezas de play-go para que los niños grandes como ustedes, tiernos lectores, armen pacientemente; y aun más:  se permite crear nuevas piezas con el único y maravilloso fin de que el juego sea interminable.  Así queríamos, cuando niños, que fueran los juegos. 
 
 
 

EL AMOR 
Por: Duncan Sedano Vásquez
Para quien desconoce el olvido  
es esa cárcel sórdida  
donde violan y se esparce el tifus  
y de la cual absolutamente nadie puede huir.  

Yo que después del lapso breve del amor  
sólo conozco el amor y no el olvido  
sé de ello y puedo afirmar  
que quien sonríe en las aceras  
iluminado angelicalmente por el neón de los carteles  
es aquél cuyo cerebro no guarda más recuerdo  
que su propia imagen en los charcos del desague.  
Feliz él  
Porque es tan libre como los asesinos  
tan sin peso como las luciérnagas  
tan volátil  
como morir o amar.  
Y yo que no amé cuando debía  
pero amo cuando debo  
ausculto las estaciones que pasan  
y me pregunto por la verdadera identidad de las cosas  
es decir yo soy yo  
tú eres tú  
te amé  
recuerdo  
sueño que recuerdo  
y otras terribles menudencias  
que jamás tendrán respuesta.  
Para cantar una romanza  
Acorde a estos tiempos  
Debería decir que afuera entre las ramas  
Se mece tu recuerdo, hija de puta. 
Ese bastardo recuerdo que no quiero y me persigue  
No obstante los deberes la lluvia el pubis de otra  
mujer tan caliente como tú y tan sobria.  
Saco un dedo a través de la ventana  
Y me digo  
Es enero y aún ni llegó la primavera  
pero a quién le importa la primavera  
si pronto entre usted y yo, hija de puta, separándonos  
habrá una boda y vástagos y estrías en el vientre  
y ya jamás yo entonces  
podré recorrerlo y esdrujarlo  
como entonces  
como cuando éramos limpios  
y te dije después de la feroz batalla  
te amo, hija de puta.

 
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

IRRECONOCIBLE  I 
Por: Luis Cabrera Vigo
Deambulando por los parques 
voy perdiendo las huellas del primer rostro 
que me asignaron 
No encuentro el fotógrafo 
que logre retratar el oculto ser que vive en mí 
No confío en ese rostro que se dice mío 

Cada mañana me fatiga un rostro 
que me deja un sabor a irrealidad 
y miedo:  es el mío 
que encuentro en los espejos de los baños 
en las agencias modernas de turismo 
en las vitrinas de tiendas de ropa o perfumes 
Es mi rostro quien menos me afirma. 
 

DESOLACIONES
Por: Luis Cabrera Vigo
Soy un ser humano: 
me descrubro un hombre de dos manos 
dos pies dos orejas dos ojos. 
Me descubro así 
asombrado de lo que me rodea 
Me descubro pensando escribiendo 
cantando 
delirando. 
Nombro lugares colores 
olores sabores. 
Nombro pájaros nubes mujeres árboles 
¿A quién le hablo? 
¿Hay alguien ahí al otro lado? 
Quisiera creer que al otro lado 
pueden escucharme que no estoy solo 
¿Existirá al otro lado una mente 
que nos entienda? 
Con quien hablar de mares orejas 
pájaros mujeres 
Toc toc suena hueco vacío 
Toc toc  ¿Hay alguien ahí? 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 

REFRACTORIO 
Por: Laly Pereira 
Como la primera, última gota de garúa 
te recuerdo, abrazando hojas, siendo viento. 
Cada vez que me pierdo en el santuario del río 
esperando la paz, los saltamontes mojados, 
esperando tu tarde de olvido, de fuego, de rumba 
para morir junto a mi féretro. 
Oh, visítame con  tus ojos vivos, relámpagos enterrados. 
Si quieres con tus cuadernos de poemas 
pero sin esa faz triste donde la noche y la mañana se descomponen. 
Oh, disfrázate de mí, festeja la vida para vagar 
en busca de tu otra partida, esperando tu tarde de olvido. 
Desde el veneno muerto y callejero de la noche, 
en cada mano como dos piedras casi ardiendo nuestros corazones. 
Ojos que esperan el gol de la vida, estrella sin nombre 
como hiedra reseca y semidormida. 
Otra vez te digo, disfrázate de mí, de todos 
para esperarnos cada tarde en la piedra del olvido. 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 

LA LUNA, EL LAGO Y LA HIERBA 
Por: Juan Carlos Flores Tucto
 
¿Cuándo volverá estar así de bella 
 la luna? 
y ¿cuándo volveré a estar yo con ella? 
¿Cuándo volverá a estar así de inagotable ese lago? 
y ¿cuándo voverá a apagar mi sed dándole 
un beso voraz y prolongado? 
¿Cuándo volverá a estar así de fresca 
la hierba? 
Y ¿cuándo volverá a tumbarme sobre ella 
para murmurarle al oido mis secretos? 
Si la respuesta es la apotema 
¡sólo una vez y nunca más! 
será un Milagro volver a estar 
al pie de la Luna junto al Lago recostado 
sobre la hierba 
 

 
 
 
 
 
 
 
 

 
 

LA GUITARRA 
Por: Arturo Rodríguez Serquén
Y sacaron de su costillar a la mujer 
Que vendría a ser su compañera para siempre 
Y de la mujer, de su tierno corazón, 
         sacaron una pulcra y hermosa guitarra 
También agregaron un perro para cuidar 
         la entrada de sus sueños 
 
Por eso debajo de los balcones, un estoico trovador 
         soporta la lluvia 
Es el mismo caballero nocturnno que escribe en las paredes 
Saca finas melodías a una guitarra que llora con él 
Y la guitarra se enternece enrrollándose 
         al tronco de un árbol 
Se combea infinitamente 
Se funde con el guitarrero 
Formando un nuevo ser cuyo perfil pude verse 
         en noches tibias 
Semejando un candelabro plateado brotando centellas 

El día fue formulado para serlo 
         con un bardo, una muchacha, 
         el perro 
         y una guitarra 

Por eso la mujer está condenada a sucumbir con canciones 
Y vestirá trajes acampanados y de vivo satén 
El trovador deberá estar a pocos centímetros del amanecer 
Sacudir sus hojas 
Y envolverla con su sombra 
Y encontrar sus años. 

Culminada la labor, el trovador tendrá que enfundar 
         el torneado madero 
Dar algunos golpecitos en la cabeza al perro 
E irse como lo ha hecho toda la vida 
Por un viejo camino 
Buscando otras estrellas 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

PENSEMOS EN LOS CUERPOS SOLITARIOS 
Por: William Celis
Pensemos en los cuerpos solitarios 
          en sus ronquidos tiernos en la noche 
          en los poros de su piel cada vez que despiertan 
          y una práctica onanista les llama 
                              a tocarse debajo del ombligo 

Pensemos en la hosca cigarra de la soledad 
          con su triste violín en pobres habitaciones 
          cuando las manos dibujaban otro cuerpo ausente. 

Pensemos en los cuerpos solitarios y amémoslos 
llevemos por una noche su invierno epidérmico 
sus tímpanos que parecen arder 
          por la bocina suicida 
su pecho desbaratado por cerdos humanos 
         picotazos de tucanes 
         flores explosivas 
         golpes de teatro 

Sepamos del payaso que hay en los cuerpos solitarios 
De un diario caminar por cada calle 
De su locura hermosa de vivir y morir 

Pensemos en esos cuerpos solitarios 
porque acaso también lo somos. 
 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
LA GUERRA DE TROYA  ¿PRIMERA GUERRA MUNDIAL?
 
Por: Hugo Rojas Mendoza
 
Y quien no ha leído algo sobre la Guerra de Troya.  En caso sea usted una de aquellas personas, no importa.  El hecho es que tenga o no tenga conocimiento de ello no vaya a fruncir el seño ni a mosquearse cuando lea el siguiente artículo.  Y no es que el autor de dicho escrito haya fumado orégano o culantro, lo que sucede es que a las ideas hay que tomarlas con calma, mismo whiski.  En tal caso, salud. 

Encasillados en nuestros libros de secundaria y parámetrados en la Iliada y la Odisea, generalmente la mayoría de personas cree que dicha guerra -la de Troya- no  es  más  que  una  confrontación entre griegos y troyanos, surgida a partir de nuestras debilidades humanas, cosa no del todo cierta.  Es más, hay la posibilidad de que esta guerra haya sido una guerra mundial, la Primera Guerra Mundial, ya que durante esos diez años de pugna, muere gran parte de los pueblos del entonces Mundo Civilizado y tres continentes conocidos luchando por o contra la ciudad del rey Príamo. 
Ya en la Iliada, Homero nos menciona varios pueblos, sobre todo aliados de Troya que intervinieron en la lucha mientras duró la cólera de Aquiles.  Allí pues pelasgos, cícones, peonios, tracios, lidios, meonios, entre otros pueblos.  Unos vecinos a Troya y otros de ultramar, como el caso de los cícones y los tracios que procedían de la actual Bulgaria; los pelasgos que llegaron a Troya desde Larisa -ciudad griega- y los peonios, llegados desde la hoy ex Yugoslavia.  Pero no sólo fueron esos los pueblos que tuvieron participación activa en la guerra.  Guiándonos de otros poemas que conforman el Ciclo Troyano, junto con la Iliada y la Odisea (esas otras obras son:  la Cipriada de Estasino, la Etiopida de Aretino, la Iliada Menor atribuida a Lesques de Mitilene, la Illuopersia generalmente otorgada su autoría a Aretino y los Los Nostois de Hagias de Trecena)  y de otras obras artísticas griegas, esculturas y pinturas donde los antiguos griegos plasmaron muchos pasajes de la guerra como el combate de Troilo, hijo de Priamo con Aquiles:  Télefo herido en el muslo por Aquiles, Tenes y Hemitea arrojados en un arca al mar por su padre Cicno, entre otros), podemos ir poco a poco, como un rompecabezas armando los diversos sucesos ocurridos en la guerra y saber sobre los otros pueblos que a lo largo de los diez años de lucha participaron en ella y que no figuran en los dos relatos homéricos.  Entre estos pueblos hallamos a los altinos, sicilianos chipriotas, amazonas, egipcios, etíopes, asirios e indios. 
En el caso de los latinos, según la mitología, estuvo formando parte del ejército griego un capitán latino llamado Lucecio, el cual luchó contra los troyanos hasta ser muerto por Ilioneo, compañero de Eneas, quien lo mató arrojándole una enorme roca desde lo alto de la muralla en el momento que Lucecio intentaba incendiar una de las puertas de la ciudad.  Tiempo después Ilineo sería muerto por Diómedes. 
Los Sicilianos por su parte tuvieron participación a través de Acestes, rey y fundador de Segesta, ciudad de Sicilia.  El era descendiente de padres Troyanos y según la tradición auxilió a Príamo durante la guerra.  Acestes terminada la lucha, acogería a Eneas cuando éste se dirigía a Italia. 
Los Chipriotas fueron quienes abastecieron a los griegos con víveres.  Según Homero, Ciniras, su rey obsequió a Agamenón una hermosa coraza con la que el monarca de Micenas salía a luchar.  Una tradición menciona también que cuando éste dejó de apoyar a los griegos, éstos en represalia lo destronaron.  Pentesilea, reina de las amazonas, hija de Marte y Otrera, llegó a Troya después de la muerte de Héctor para auxiliar a Príamo.  Ella y sus guerreros llegaron de la región de Bulgaria y se enfrentarron a los griegos hasta que su reina fue muerta por el Eácida Aquiles, quien al verla de cerca, y todavía moribunda, se enamoró de ella.  Esta historia a inspirado otras obras literarias antiguas y modernas. 
El Medio y Lejano Oriente junto con el Africa fueron guiados a la guerra por el célebre Memnón, hijo de la Diosa Aurora y Titón, hermano de Príamo.  Este guerrero llegó en auxilio de su pariente con un imponente ejército de egipcios, etíopes, asirios e indios, al primer día de entrar en combate,  Memnón derrotó a los griegos.  Posteriormente, al llegar el nuevo día y entablarse nuevamente la lucha se enfrentan Memnón y Ayax Telamonio en ayuda del cual viene Aquiles quien hiere a Memnón en el cuello, matándolo y obligando a los troyanos y sus aliados a huir. 
Según algunos historiadores Memnón es un personaje histórico, se le atribuye asimismo la construcción de las acrópolis de Susiana o Memnonia, y ser el jefe de los ejércitos de Teutamo, rey de Siria, enviados en auxilio de Príamo, rey de Troya y tributario suyo. 
Esta guerra pues involucró lo que es hoy Grecia, Turquía, Bulgaria, la Ex Yugoslavia, Chipre, Italia, Egipto, Etiopía, Irak e India. 
Se dirá que en efecto, hubo naciones enfrentadas durante la guerra, pero luchando todos en torno a Troya en territorio Asiático.  Sin embargo no fue así, ya en la Iliada, Aquiles dice a los embajadores de Agamenón que le pedían depongan su cólera:  "con mi flota he saqueado doce ciudades y en tierra otras once dentro de la fértil tierra troyana".  Así pues los griegos no sólo atacaron Troya en su expedición sino que saquearon muchas islas y ciudades del Asia y Europa, de allí que durante la guerra, gran cantidad de pueblos se pusieron del lado de Troya, como es el caso de los légeles, que era un pueblo cercano a Troya, que tenían un reino cuyo capital era Lirneso, en donde se decía todo el que entraba a ella se convertía en melómano al instante.  En esta ciudad fue donde nació Hipodamia o Briseida, esclava de Aquiles.  Y tanto esa ciudad como su vecina Pédaso fueron saqueadas por Aquiles y su contingente griego.  Este pasaje figura en la Iliada. 
Otro lugar saqueado por los aqueos fue la Isla (que hoy pertenece a Grecia) de Lesbos, donde Aquiles obtuvo a Diomeda, hija de Forbante, una de sus esclavas durante el sitio de Troya.  Al saquear esta isla, Aquiles sitió la ciudad de Methymna, situada al norte de la Isla, en la costa del golfo Adramiteno.  Aquí la hija del rey de la ciudad, una joven llamada Pisídice, se enamoró de Aquiles y le abrió las puertas de la ciudad por donde entraron los griegos.  A causa de este hecho la osada Pisídece fue lapidada. 
La isla de Ténedos también fue destruida por los Aqueos.  Homero en la Iliada relata:  "Hecamede, de hermosa cabellera, les preparó una agradable bebida.  Nestor la había traído de Ténedos, cuando Aquiles la destruyó.  Ella era hija del valeroso Arcinoo, y los griegos se la asignaron a Néstor". 
Tebas, ciudad de Cilicia, patria de Antrómaca, no escapó al saqueo. 
Los griegos, con Aquiles a la cabeza atacaron la ciudad, en combate Aquiles mata a Eetion, rey de la ciudad y padre de Antrómaca.  A su vez el Pélida da muerte a los siete hijos de este rey, saqueó la ciudad y luego, en un acto de respeto a Eetion, no le despojó de sus armas y le hizo una pira.  Posteriormente le erigió un túmulo alrededor del cual las ninfas montañesas plantaron olmos, en esta ciudad los aqueos tomaron cautiva a Astinoe, llamada Criseida, la cual fue dada como botín a Agamenón.  Frigia también fue asolada.  En el saqueo de estas tierras, Ayax Telamonio obtuvo a Tecmesa, hija de Teleutas, como esclava suya con el reparto del botín.  Ella le daría un hijo:  Eurisaces. 
Los misios, que figuran en la Iliada como aliados de Troya, ya tenían viejas rellertas con el ejército Aqueo, pues cuando la flota griega que iba a Troya recaló en las costas de Misia, Télefo, hijo de Hércules, rey de esa región, armó a todos su guerreros - entre los cuales figuraban Héloro y Hiera, guerrera que comandaba un contingente de mujeres - y entabló batalla con éstas.  Allí muere Hiera, abatida por Nireo, príncipe Sime.  A su vez, Télefo dá muerte a varios griegos, entre ellos a Tersandro, hijo de Polínise y rey de la ciudad de Tebas en Grecia. 
Aquiles entonces ataca a Télefo, el cual huye, pero tropieza con una parra y cae a tierra siendo entonces herido en el muslo derecho por el pélida.  La herida que infringió éste a Télefo continuó abierta hasta después del combate a pesar de los cuidados de los médicos, y al consultar a un oráculo como podría curarse, supo que sanaría sólo si quién lo había herido, arrojaba herrumbe de su lanza sobre la herida. 
Aquiles accedió a curarlo con la condición que Télefo le revelase el camino a Troya.  Años más tarde los hijos de ambos, Neóptolemo, hijo de Aquiles y Eurípilo de Télefo, se enfrentarían en Troya, muriendo éste a manos del primero.  Esto sucedió después que Eurípilo había hecho huir a los aqueos matando a muchos de ellos como Nireo y Macaón, el célebre médico hijo de Esculapio - y pretendió incendiar la flota Griega. 
Finalmente, otro ejemplo de ciudad saqueada fue de Sciros o Seiros, ciudad del rey Eníco, donde Patroclo obtuvo a Ifis como esclava. 
Podemos ver ahora mas o menos cual fue la dimensión de ésta guerra que fue inmortalizada por poetas y artistas.  No obstante y quizás por hoy, estemos basándonos en la mayoría de los casos, sólo en mitos o leyendas.  Sin embargo cabe recordar que hasta hace más de un siglo, Troya era considerada precisamente como parte de estos mitos o leyendas, una invención más del hombre, hasta que Heinrich Shileman la descubrió y desempolvó después de miles de años.  Tal vez esta guerra nunca sea considerada una Guerra Mundial, o tal vez sí, pero por la dimensión que tuvo, todavía en investigación y la época en que se realizó (Edad de Bronde), bien merecía ser considerada como tal.  Después de todo, la primera guerra Mundial básicamente se desarrolló en Europa y en mínima escala en Asia y Africa, ¿Punto a favor de Héctor y Aquiles? Sólo el tiempo lo dirá. 

 
 
A PROPOSITO DE ESCARABAJOS Y OTRAS MOLESTIAS
 
Por: Stanley Vega
 
Impulsado por quien sabe que tipo de intereses, Rubén Mesías, el otrora miembro asíduo de ésta movida literaria y artística, publicó a fines del año pasado un artículo intitulado ¿El Cisma? En el fanzine DKVSA. No.1.  En él, nuestro querido amigo Mesías vierte una serie de opiniones, no del todo precisas ni ciertas, respecto a esta revista (?), quien escribe esto y algunos muchachos con quienes él ha caminado.  He ahí el motivo del presente artículo. 
Antes de abordar las opiniones de Rubén, que por cierto y pese a todo son las más significativas del mencionado fanzine, debo expresar mis más ansiosas ganas de que este escrito sea breve. 
Y ahora, yendo al grano y para ser lo más explícito posible voy a citar lo dicho por Mesías e intentar dejar en claro todo ello:  "Casi nadie conocía las profundas contradicciones ideológicas habidas en el interior de la revista" (inicia su artículo). 
Contradicciones de ese tipo las hubieron.  Y las seguirán habiendo probablemente.  Además, es lo más natural y saludable, estimado Mesías.  En todo caso, usted no hubiese subido a la mula de la cual luego fue arrojado.  Mas estas contradicciones no se dieron "en el interior de la revista" sino en el interior de la movida literaria y artística Arboleda, que es un asunto a tratar y explicar en otro momento. 
"Se buscaba construir una identidad que sustentara la fama lograda ante el público" (dice luego) ¿Construir un identidad? ¿Se buscaba construir? Pero acaso no se ha puesto a pensar en que tan cierto es esto.  Usted pluraliza estimado Rubén.  Y que yo sepa - gracias por hacer recordar en la novena línea de su escrito - Arboleda no es un grupo.  Es algo más que eso.  Nada de homogeneidad ni estereotipos.  Y si hubieron búsquedas, o mejor dicho, propuestas para lograr una mejor organización - sobre todo en los eventos-, estas fueron individuales ocurridas de manera aislada.  Entonces, si no hubo tal búsqueda (la de construir identidad), tampoco hubo aquel intento de sustentar dicha fama (vaya frase).  De algún modo nuestra identidad estaba ya en proceso, siendo la literatura el punto inefable de unión y la informalidad, una de nuestras características.  Y el público, el poco público ha sabido identificarnos en poquísimo tiempo. 
"Lamentablemente existían demasiados obstáculos para conseguir ese objetivo... el más importante fue la callada oposición de Stanley Vega a elaborar un manifiesto común que transformará radicalmente la orientación que la revista tenía hasta entonces". 
Uno:  Exagera obstáculos.  Dos:  Este objetivo, como renglones arriba se aprecia, no ha sido buscado ni mucho menos planteado.  Y tres:  elaborar un manifiesto común, existiendo contradicciones ideológicas, tanto filosóficas, estéticas y sobre todo políticas, resultaba complicado, prematuro e intempestivo.  Muestra de lo prematuro sería las causas sucedidas en aquel intento:  ocurrió el cisma y junto a ello la intempestiva y pseudocontestataria aparición de un manifiesto a nombre del grupo escindido.  No obstante cabe terminar esta objeción con la siguiente pregunta.  ¿la orientación manifestada hasta hoy en el "vocero oficial" del nuevo grupo se ciñe realmente al hecho transformador expreso en su manifiesto?.  Sea lo que fuere, deje ya de referirse a la revista como si se tratara de un gremio literario. 
"Para Stanley Vega el ejercicio literario es simplemente un mero instrumento de autocomplacencia, escribe para sí mismo, divorciándose, de hecho, de cualquier finalidad más trascendental" (instante en que "nos explicamos", se explica, mi apatía). 
Escribo para satisfacer las necesidades fisiológicas de mi espíritu, necesidades gestadas durante la existencia y la contemplación del entorno humano.  Y si es que en el desarrollo de ello no se deja vislumbrar otra finalidad más trascendental que la atribuida, que no sea yo y ni mucho menos usted el que lo indique.  Dejemos que el tiempo y la historia se encarguen de ello. 
Y en lo referente a su explicación, esta donde es facilista y por lo tanto superficial.  La apatía no existe allí donde extiende sus ramas la invención. 
Es evidente (prosigue) que una actitud como ésta se contradice con el ideal de un grupo que busca principalmente la participación de sus miembros a través de un debate democrático ¿Ideal de grupo? Pero si acaba de obviar este último término considerándolo inapropiado.  En consecuencia, mi actitud no se ha contradicho pues no hubo aquel ideal.  Y en cuanto a la participación de los muchachos, ésta siempre ha sido democrática.  Otra cosa es que algunos hayan omitido la polémica, optando por el silencio o el clásico maleteo. 
Y hasta aquí mis objeciones, que a decir verdad, no han permitido que este artículo sea breve.  En lo que sigue del texto citado, Rubén Mesías intenta "reforzar" sus apreciaciones dándole un cariz melodramático a la situación actual de Arboleda (tema a tratar en posteriores fechas) y no satisfecho con ello, también intenta zaherir solapadamente a algunos de sus antiguos compañeros, infiriendo a destiempo y ocasión diversas actitudes.  ¿Y todo para qué?  Pues para ganarse la simpatía del nuevo grupo autodenominado contracultural DKVS.A.  Mas eso fue ayer.  Hoy, nuestro estimado amigo Mesías ha sido defenestrado públicamente y no sé hasta que punto pueda seguir creyendo en que este grupo "apunta a renovar la movida literaria".  Obviamente, lo primero que tienen que hacer la mayoría de ellos es aprender a hacer literatura.  Y esto es, si es que la literatura es aprendida. 

NOTA:  Después de misa no habrá movilidad.  Es decir, no habrá respuesta alguna a cualquier comentario que motive el anterior artículo.  A fin de cuentas toda discrepancia ideologica no es una gran huevada, pero si una gran frejolada bailable.  Y sobre estas cosas muy bien sabe nuestro amigo Mesías que aparte de seguir alucinando argumentos para su futuros cuentos continúa colaborando en esta revista.  A las ideas lo que son de las ideas y a los patas lo que son de los patas.  Después de todo los DKVESA parece que ya se hastiaron de estar en tal posición.  Obviamente la efervesencia o la pose o todo acto intelectual es pura mierda. 

 
 
 
 
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Nadie en el navío supo de su voz hasta que su canto fue oído desde la Isla del Olvido, donde ha permanecido enclavado lustro tras lustro.  Su cuerpo no fue visto, pero el viento boreal trajo la noticia de que un 5 de Febrero, año 1960, él, Alberto Mazzochi se había suicidado en la ciudad de Córdoba, lugar donde nació.  Era su segundo intento y apenas habían transcurrido 4 meses y 15 días desde el día en que cumplió los 22 años. 
Y desde entonces su espíritu camina leyendo en voz baja a Dylan Thomas o en el mejor de los casos recitando a toda voz sus propios poemas.  Mas nosotros sólo hemos hallado a orillas de un arroyo de la isla este poema que a continuación reproducimos en son de recuerdo u homenaje o lo que diantre sea. 
 

Olvidaba decirte  
que el mar guarda el secreto  
que yo no escribí en las piedras de mi nombre  
ni dejé a propósito una huella en el suelo  
encontré la verdadera tristeza en estos cadáveres de pájaros  
pero si también he apartado la arena  
fue por algo  
no temas que las hierbas divulguen mi muerte  
Las hierbas guardan el secreto  
y si he perdido alguna medalla hace mucho  
en ellas no hay ninguna leyenda  
no temas que en las medallas se diga algo de mi muerte  
Las medallas son demasiado pequeñas  
para escribir en ellas una leyenda.  
Las gaviotas no saben nada  
Saben de sus nidos y del día  
y del alimento que flota en el agua  
pero tú sabes que muchos bosques han desaparecido  
pero en esos caminos lo único que puedes hallar  
en la soledad  
no temas  
es la soledad que se nutre  
y no mi manto ni mi blusa  
ni un cabello mío que ha quedado en alguna rama  
el viento también guarda el secreto  
si inclina los árboles las ramas altas de los árboles  
y desparrama las hojas pequeñas de los pinos  
si despeina un niño pobre  
si sacude la falda de una mujer pobre  
no es para decir mi nombre  
la noche está allá en el barranco  
este mar guardará el secreto  
no dirá a nadie que he muerto.

 
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OCHENTA SOLES 
 
Por: Saulo Témpora
 
 
"...Y sucederá.  Cuando nadie nade haya logrado entender tu melancolía llamarán a tu puerta, insistentemente.  ¡Sonríe! Ha llegado la soledad"
 
Los días han pasado como una bandada de palomas silvestres.  Sin previo aviso, audazmente fugaces.  El próximo mes ya está tropezando con los talones del que se va, casi a empellones, abriéndose paso para alcanzar su ubicación, supuestamente, acertada. 
Hoy ha empezado a llover, es viernes.  Otros murmuran deprimidos que es veintiocho de enero, y hay otros que melancólicos sólo dicen mil novecientos noventicuatro.  Lo cierto es, que es un día opaco, la lluvia pretende darle una imagen de alegría.  ¡Qué frustrada tarea la de ella!.  Sus tediosas gotas infinitas, excitadas y ciegas, caen desordenadamente sobre el piso, las bancas, las flores, las cabezas calvas y pelucas, incluso, sobre las húmedas narices y doradas mejillas de algunos semblantes sonrientes.  Humedece sin reparo los muslos blandos y lampiños de las muchachas atrevidas.  Lluvia lluviosa, díscola e innecesaria, has hecho de este día triste, extremadamente triste.  Inoportuna lluvia.  Agudizas vacilaciones de los latidos testarudos, estropeas sin escrúpulos las tentativas suspicaces de las mentes que al acecho están.  Febrero ya viene y enero se va.  Jocoso enero, largo como una tenia solitaria y como una anguila veloz.  Febrero sospechoso, indiscreto e inoportuno, llegas tarde o a tiempo, la verdad es que no se sabe, pero vienes maldito febrero. 
¿Qué traes en tus bolsas ventrales, en tu buche relleno y en tu lengua sanguínea, filuda y venenosa?. 
Dijeron que el cielo se acaba, que los cursos han caducado y se marchan a paso marcial como gallardos uniformados, dejando indeleble sus adonizadas huellas de azul y rojo.  Azul como un cielo sarcástico y rojo como monstruo tardío y doloroso.  Las caras tristes, somnolientas y aburridas.  ¡Qué pena! ¡Qué vergüenza! ¡Qué horror! Veinte años tristes.  Diecisiete años melancólicos.  Diecinueve años preocupados.  ¿De qué? ¿Quién sabe? ¡Ah!, enero vetusto, de treintiún pestilentes arrugas, tú sabes por qué.  Lo has vivido, eres cómplice de los bolígrafos furtivo y de las manos conspiradoras, madrugadoras e infatigable. 
Tú sabes enero, lo sabes todo.  En el baño de hombres entró una muchacha y salió salpicada, en el de mujeres entré yo y salí cansado. 
Ayer estuve deambulando entre el conjunto fusionado de casas, calles, orates y basura "Ciudad de la Amistad" !ja, ja, ja!.  Entre el rídiculo silbato de un casco blanco de ojos legañosos.  La bulla, la vocinglería, el hedor y un sacerdote, dábanse la mano, olíanse y ¡Oh qué bien!, coicidían en muchos aspectos.  Vi el cielo y me pareció ver la cara desfasada de una virgen a punto de pecar.  Recuerdo que no hace mucho, entré a misa y me espanté al ver una sotana airada que bailoteaba al ritmo de un torpe caminar apresurado, desafiando a los ojos cándidos, de cegatonas viejas, señoronas o... y... y/o estúpidos santos de yeso pintado.  Las velas temblaban o gemían quizá.  ¿Quién sabe?. 
Los cursos y el cielo.  Los cielos y el curso.  Enero y Febrero, van y vienen, vienen y van y no volverán.  Quedarán estampadas sus deletéreas huellas tiránicas.  El siglo, el milenio, ¡Oh Dios! ¡Dios oh! ¡Qué chiste!.  Todo se va, pasa y no regresa.  El cielo, el curso, el año, el cólico, un coito, un tombo.  Han dicho, dijeron, dicen que todos están jalados, excepto ella -tiene buenos pechos-.  Oh flor amarilla.  Flor bella, bella flor, del Edén ha de ser.  Hermosa, atractiva, pendeja.  El cielo está nublado.  El bodeguero de a lado:  "No me jodas", yo:  "Fíame un pan".  No comí ni comeré.  Muerto estoy, muertísimo. 
El curso, el cielo.  Están jalados, jaladasos, jodidos hasta las trolas. 
Me rasco el falo sin que tenga motivo para ello.  No sé que me dijo la gorda esa cuando se me ecercó -sus labios brillaban- y me mostró su ancha lengua colorada, húmeda, con residuos gelatinosos, pegajosos, como goma colorada, y tosía a menudo.  Gorda picarona, gorda insaciable, bebe y bebe y no se llena.  Succiona también.  Pide más siempre, como las monjas, como los curas, como los santos.  De madera es la cruz y los registros -de notas- de papel.  Enero y febrero, cómplices de la complicidad.  Enfermos sin remedio, remedios desahuciados.  Me falta puntaje.  Todos se miran, murmuran y mierdean.  Qué palabras feas dicen, hablan, gritan.  No hallan solución.  Ella quisiera levantar sus telas y mostrar su oculto vello triangular y húmedo.  ¿Salvará el curso?  Eso es seguro.  Recuerdo que ayer me olvidé de lo que hice.  Una flor, el arco iris.  El policía me ha mirado con sus ojos enceguecidos y su huecudo cerebro de pavo.  Lo saludé, soplaba el pito, me contestó con el ano.  Frunció el ceño sudoroso y levantó sus afeminadas cejas pobres, casi lampiñas.  Me palpé la nariz y los huevos, duros como mi corazón.  El rojo, el verde, el ámbar.  Bailan, juegan, el policía mecanizado, el mototaxi, un escolar a la carrera, una loca pestilente con sus tetas descubiertas, un silbato, una pedorreta, un claxón.  El rojo, el ámbar, el cielo, el amarillo, amarillo como uniforme patriótico, patria querida y adorada como una ensalada.  El curso, enero y febrero.  Me faltan puntos, tres, dos, cinco. 
Hoy he visto caras tristes, caras tristes me han visto.  Tristeza triste, has invadido los rostros bellos y pintados de ellas y los tensos de  brillosos ojos encolerizados de ellos -y los míos-.  Un ciego:  ayúdame, un cojo:  cárgame, una vieja:  guíame, un sacerdote:  póstrate.  ¡Mierda!.  El sol no ha salido.  Bendito seas hijo de Dios, el pan vendrá y nunca más faltará.  Me faltan puntos, no hables así.  Respetar debes con esmero los ajenos conceptos de los profesionales emulados.  Adiós, adiós que te vaya  bien, cielo cacareado, enero manoseado y notas eyaculadas.  Me faltan nueve puntos, te jodes, jodido estoy, ayúdame virgencita, apiádate de mí, tu genuflexo siervo.  Compraré velas, mil velas, diez mil o un millón, tú sabes para qué.  Todos ustedes saben para qué.  Que no quiso dijo, treinta soles no, muy poco, con esos números no trabaja, cuarenta tampoco, cincuenta menos, sesenta aproximadamente.  El sol no quiere salir y la lluvia ha cesado pero sigue mojando los pechos sobresalidos y las nalgas abultadas, un palmazo, dos palmazos.  A lo lejos música lejanamente extraña, un disco, un radio, un grito.  Un marido penetrando a la cuñada en el dormitorio de la suegra.  Nueve puntos endemoniados, endemoniados nueve puntos.  Sesenta soles es poco, ochenta dijo el pendejo.  Maestro con eme, eme con maestro.  Padre, padrecito, préstame ochenta soles sino me jalan y no vendré a misa.  Padrecito ¡Por favor!.  Sigue nublado.  Una chica recibe una bofetada de su novio, una abuela un puntapié de un uniformado y "La lucha continua" y "Viva el pueblo" Padrecito, tiene sus pies que apestan, sus manos huelen a semen, el evangelio las ha contaminado.  El Nazareno fue a visitar a Satanás en su reino.  Satanás, Satanacito, préstale ochenta soles, satanacito tu eres el rey de los reyes.  ¡Salve satá! ¡Muera el Nazareno!.  Las ollas están vacías y "Pásame la hache" miasma y más miasma en palacio, en el congreso la añagaza del candidato favorito sabe a miel de palo, de palo grueso y erecto, con picaduras de zancudas pechudas y caderonas.  Un perro mea en el plato de un pordiosero, el perro recibe un firme puntapié en el culo, una abuela lo pateó.  Dios mío  ¿Dónde hay ochenta soles? Ochenta soles hay donde mi Dios. 
Hoy soñé con Susana, mi desencadenada Susana.  Vi sus erectos pechos y su hambrienta lengua angelical, divina.  Su mamá me gritó con voz de vampira frígida.  Ella, Susana, no le hagas caso me decía, ven, acércate, pálpame, hazme daño, sángrame, no tengas piedad.  Una torre fue dinamitada, una gaviota lleva un martillo y un gallinazo una hoz.  ¡Caramba!.  Está volando la revolución.  ¡Viva los trece añoss de guerra popular!.  Dice la pared de una casa de una puta.  Putita linda "postula" me dijo una vez luego de un intenso ajetreo sudorífico entre las manchadas sábanas de un hediondo hotel.  Susana, susanita.  Mis labios engolosinábanse con su endurecido y lubricado clítoris diminuto, conversaba con él, él conmigo, me contaba los secretos del índice pervertido, del jabón y de la vela.  Ah, ya sé.  "Viva la lucha de las luchas por la paz".  Un ja, dos ja, tres ja.  Ochenta soles, ochenta solecitos, vengan ya. 
Testaferros, vasallos, reptiles, futuros profesionales, profesionales presentes; 
Pasado ya no hay.  Títulos he visto en las alcantarillas, en el wáter público, como toallas higiénicas y como anticonceptivos.  Te jalan, jalado estoy.  Ya sabes, ochenta soles y serás profesional excelentísimo, diputado, diplomático, presidente de toda la nación.  Entera nación corroída por ochenta soles, generaciones engusanadas por ochenta soles, dignidad violada por ochenta soles.  Un pájaro ha silbado, se ha burlado de los ochenta soles.  Satán, satán, Nazareno, Nazareno, hagan un convenio, firmen un acuerdo de paz ahora, hoy y siempre.  Paz, paz y más paz, no pasen carajo.  Dialoguen sordos, hablen mudos, respeten canallas.  Si juró, si juró, disolver lo disuelto disolvente.  Noventa u ochenta, ochenta o novena, cambio, cambio, dólares cambio.  Oriente y occidente.  Se ha acabado el cielo carajo.  "Papa", el cadáver del pueblo pide "papa".  No hay papa, tecnología, papa, papa, papa.  Honradez, a Italia vamos, hay papa, papada, Vaticano, vaticanito - cayó - Un bus.  Dos bus, tres bus.  Bendición, el cielo, cielo él.  Vamos al mundial, tengo setentinueve soles, gracias Satán, Nazareno gracias.  Setentinueve soles.  Ochenta soles o te jodes.  El cielo está lindo, estaba lindo, falta un sol.  Sol.  Solecito, solcito (¿?).  No ha salido el sol.  A la bazofía politiquero, necesito un sol, un sol solamente.  Un silbato, una mano palpó el glúteo derecho de la uniformada, sonó un tiro  ¡Ay! gritó un marica cayó una yuca. Dio mío, ayúdame, dame un sol.  Hasta las dos el plazo, plazo él hasta las dos.  "Aguanta guardián decía mi abuelo.  Los evangelios alientan el hambre, la miseria y la estupidez.  Viva Saulo, muera Nerón, Viva Nerón, muera Saulo.  La verdad es una sola ¡Soy inocente! ¡Habla mierda! Se va enero, ya sale, con un trasero triturado y abierto.  Un sol y un once.  Un once por un sol, un sol por un once, continúa jodiendo (ocho de agosto, cinco de abril, veintisiete de setiembre).  Un sol por el futuro, el once por el título.  He triunfado, la vida me sonríe y el sacerdote murmura.  Lo mandé al diablo.  Perdóneme padrecito.  Lo amo como se ama a la menopausia de la suegra.  Mea culpa, culpa mea, máxime tautología hedionda, un sol, viva yo, un sol me encontré, un sol en el bolsillo de un borrachito que se quedó dormido en la última banca de la catedral, la misa lo durmió. 
Profesor - profesor con "pe".  ¡Véndame un once! ¡Toma hijo! - hijo a tu madre-.  He triunfado, tengo once, seré profesional.  Estoy soñando, soñando estoy.  Encontré el sol.  Me faltan los setentinueve soles, los perdí todo ¡Mierda! mierda elevada a la octava, ocho veces ocho.  Setentinueve soles es imposible, mi ruina.  La lluvia empezó a caer del cielo, de los ojos, del alma.  Conchas conchas ¡Benditas sean las madres!. 
Salí a caminar, la universidad está lejana.  Las calles, los noctámbulos, el sol, la luna, una cachetada ¡Documentos! ¡Acompáñame!.  Perro, perrazo, perrísimo.  Te jodiste.  Cruzo la calle, apresurado, pasos largos, larguísimos, salto, tropiezo y piso caca.  Moderniza-ción educativa.  Caca fresca, brillantes aromática, en medio de la calle está, en la raya blanca, una gringa aprieta la nariz, un panzón escupe.  Moralización moraliza-dora.  La caca está fresca, una monja besa el crucifijo, calientita, un alienado sonríe.  El sol calentado está, se ufana de ser sol caliente...en medio de la pista está, en la raya blanca, llamativa, un padrecito se acerca, se inclina y la bendice.  ¡Ah!...debe ser una mierda neoliberal. 
 
 
IXO 
 
Por: Lalo Castro
 
I 
La habitación iluminada al abrir los ojos, todos extraños, no recordaba como habría llegado a la sala de observaciones ni entendía por qué era uno más en la habitación, a pesar de ser él el examinado, lo único que recordaba era el lecho de ser creador de un universo pidiéndole perdón minutos antes de su destrucción. 

II 
Se dijeron muchas cosas, que era homosexual, que quizás lo era aunque no quería reconocerlo, que estaba loco o cosas por el estilo, pero lo único cierto era que su inconformidad consigo mismo lo hacían refugiarse en sus viejos cassettes 80's, su guitarra, los recuerdos de los amigos que fueron, su filosofía mutada y su platónico sexo.  Fue a partir de esa noche en que aún siendo joven confirmó lo que le habían recomendado, el punto de partida que necesitaba para ser feliz, pues no lo era.  Sus múltiples conflictos ideológicos, su inseguridad, el odio hacia todos y el odiarse a sí mismo, por hacerlo lo llevaba a tomar la decisión:  ese era el precio que tenía que pagar, pues si todos de una manera u otra son felices él tambien podría serlo, así las leyes del hombre golpearan su torso.  Ahí yacía viajando:  la noche se hizo rutina en tarde, mañana y madrugada.  Los días variaban y se sentían cansados de tanto movimiento, masticaba sus años y era otro desde entonces. 
Disfrutó tanto, que agradeció la compañía de aquellos idiotas que perseguían sus jornadas sin tener un ¿porqué?  A sus razones lo hacían; aunque eran las mismas razones pero no los mismos resultados (típicos reflejos materializados en mestizos siguiendo la norma del último grito). 

III 
Muestra su caparazón con olas, como camaleón radiante en sus formas al guardar la gran moneda dorada.  La tarde fallecía tras los de Ixo que sigue sin mirar atrás, recordó en el camino amar a alguien en este mundo pero dijo:  "No, me he confundido". 
Su ansiedad hizo dejar atrás aquellos sentimientos y aquella presión que sentía, como si hubiese fallado o defraudado a alguien.  Entonces enrrumbó a su destino, invencible hacia la colina, aquella colina que ahora mira con familiaridad, aquella colina que era el tradicional campo de batalla donde se pone en juego la vida por lo ansiado. 
Ya no tenía miedo, seguía adelante, rápido, a pie pues no tenía más metal en el bolsillo que el necesario para adquirir el boleto de viaje (partida).  Desaparecía el asfalto, su rostro se enterraba en la distancia y desaparecía el asfalto, su rostro se enterraba en la distancia y desaparecía en la oscuridad, donde los compañeros de combate revendían sus balas o sus boletos; entonces se hizo el intercambio, pues no había forma de llegar al destino.  Había patrullaje. 

IV 
Cerró la puerta de golpe, su rostro era pálido y sudoroso, sus cabellos negros que caían sobre el mentón no dejaban ver la calidad de lo adquirido:  mas eso no importaba.  Eran las 7:30, media hora antes que llegue su padre.  Era el momento. 

V 
Aquel racimo seco cayendo sobre el Rizla*, fue más de lo esperado.  No midió la cantidad por la desesperación de hacerlo después de varios días de abstinencia. 
Y echóse a jalar una y otra vez. 
Fueron cinco minutos formidables de deseo y de placer hasta la última ceniza, y se sint.ó vivo el cadáver, se recostó en el sofá junto a la grabadora, quiso coger su guitarra, no llegó, no contenía el peso, apoyó su cabeza en el costado izquierdo del mueble cayeron sus lentes. 

* Rizla: papel para hacer cigarros
VI 
Cae, cae. 
Gritan:  Ixo ven, vuelve. 
Se vió niño y gordo, gordo y torpe, delgado y pocero, joven y avergonzado, amando tantas veces, matando a todo, haciendo el amor sin amor y en la profundidad:  ella, con la mirada increíble pero igual de deseada.  Y siguió cayendo, vio su estrella alejar y se vio alejando en ella, cada vez más, más, más. 

VII 
Sí estoy dentro, si son mis miles de galaxias.  ¡Voy a explotar!. 
Se escucha la sirena girar, no sabe de donde viene, es el ambiente musical para sus oídos.  Recorre sus planetas, a velocidad luz (sensorial) y su rostro no era el mismo, pero tenía la certeza que lo era.  Pedían clamencia a su majestad cósmica pues sabían de sus últimos días.  Recorrióse Lot, Pux, Boro, etc. (planetas), infinitamente todo su universo interior y siempre el mismo cuadro, súbditos a una imagen, él, siempre él, Ixo universo sin fronteras. 
Era el fin, sus soles, sus cometas, sus galaxias, sus agujeros negros, él mismo en todas partes, enfermo, sano, bruto, sabio, el infierno en el paraíso juntos purgando condena en el hombre por engaño. 
El estruendo sonido soltó su último grito agónico, iluminó el todo de su visión interestelar y el silencio. 

VIII 
-Ixo, hijo contéstame.  Dijo el padre. 
-Todavía está inconsciente, dijo. El médico.  Ixo observaba todo desde hacía unos minutos y no entendía. 
-Son los efectos del tranquilizante.  El médico. 
-Por qué lo has hecho hijo mío.  La madre. 
Ixo rodeaba la habitación, deseaba regresar al antes placentero de sus recuerdos, pero estaba inmóvil. 
Comenzó a luchar, suelta la seguridad, intentan atraparlo, salta por la ventana, diez pisos hacia abajo yacía Ixo inmóvil, con una sonrisa entre los labios dando fin a su universo. 
Los padres de Ixo ahogándose en sufrimiento atendieron a la llamada del cielo y vieron sus ojos de éste yendo hacia el oscuro fondo del firmamento.  Ixo alejándose a las formas del ser al que constituimos. 

 
 
EL DILEMA DE LA RAZON
 
Por: Rubén Mesías
 
Quién haya participado en una tertulia literaria o intelectual bien podría decir que las ideas son algo más que un concepto o un fruto inventado.  De por medio también está la prevalencia de la razón.  Y es precisamente a partir de situaciones ocurridas durante unas tertulias, las tertulias sabatinas de Arboleda, en que ha sido escrito el presente artículo.  Esperamos que no lo lea.  Solo mire los gráficos y pase a la siguiente página.  Como de costumbre. 

El juicio de los literatos jóvenes está construido generalmente en base a una abstracción demasiado restringida de la realidad que perciben.  Precisamente esta convicción empírica convierte cualquier debate ideológico en una eterna discusión bizantina sin ninguna conclusión a la vista.  Evidentemente no cualquier persona es aficionada a los debates filosóficos y se comprende, porque cuestionar el estado de la realidad es una tarea que se rechaza por pura pereza mental:  el vértigo de la vida nos ha convertido en cómplices de su absurdo.  Pero quienes son sensibles ante esta ambigüedad existencial, y han participado en esos coloquios, habrán advertido que los puntos de vista propuestos difieren tenazmente cuando se trata.  Una cuestión puntual:  por ejemplo, el acto de escribir.  Está claro que una pregunta agobia todas las mentes constantemente, ¿Para qué se escribe? ¿Cuál es la finalidad de todo ese discurso?  Muy pocos contestarán esta pregunta con una razón definida con exactitud, sea su propuesta estética, política, ideológica o simplemente humanista.  Sin embargo existe un motivo que hilvana misteriosamente este dédalo de experiencias que inducen a un hombre a escribir:  el deseo de expresarse en un espacio cerrado y unívoco donde puede fluir su conciencia.  La verdad de cada literato queda así anunciada en un endeble pedazo de papel cuya explicitez puede verificarse en la realidad de cada uno de los lectores.  Sin embargo apenas estos argumentos entran en contacto con el universo lector (incluyendo en esta categoría a los mismos escritores) ocurre cierta fricción.  ¿Qué sucede?:  El lector aporta al texto la rigurosa apreciación axiológica (en este caso operarían los filtros culturales del lector) sobre la intencionalidad de lo leído, y da a conocer un análisis subjetivo sobre aquellos elementos de la composición que le parecen más reales y concretos.  Esencialmente está asimilando aquello que más analogía guarda con sus experiencias y convicciones. 
De aquí surgen las controversias entre propuestas contradictorias en apariencia, debajo de todo eso subyace un deseo de ser escuchado, comprendido y aceptado por el consenso general; se sabe bien que esta es una premisa básica para ser considerado objetivo.  Sin embargo la oposición de las diferencias enciende los ánimos, se hieren susceptibilidades y un agudo malestar se apodera de la idiosincracia de los interlocutores, es como si el sistema de ideas que propugnarán fuera parte íntima de sus personalidades, y tal vez sea así pues el estudio de una filosofía constituye un proceso de aprehensión que parte del sujeto; pero habría también que señalar una causa más profunda e importante:  las ideas expuestas forman parte del sustento gnoseológico del ponente que inicialmente había empezado la búsqueda de una sistematización de conocimientos que le permitieran salvar este abismo llamado realidad. 
El conocimiento fortalece el espíritu humano, lo ayuda a vislumbrar la luz entre las tinieblas, elabora una camino único e irrepetible a cuyas orillas se extiende lo incognoscible todavía, una insoportable sensación nos invade cuando tropezamos con un objeto proveniente de esta región sombría, es algo que nos desarma por completo pues parece que el edificio racional fuera débil construcción metafísica erigida para hospedar a una criatura joven e idealista. 
En realidad jamás terminamos de aprender, asumimos nuestras utopías de tal forma que yuxtaponemos en la realidad obteniendo así una diapositiva que transparenta en el mensaje de lo que escribimos:  los estado de ánimo, las vivencias personales le otorgan ese matiz de objetiva poesía a esas ficciones sublimes. 
En cierto sentido la razón está sometida a un dilema muy intenso diría dramático; un conflicto que enfrenta al creador con sus fantasmas internos.  ¿Hay que considerar ese mundo idealista encerrado para siempre en un papel A4? ¿Hay que aceptar el encasillamiento académico? ¿Literatura formal o literatura pura? Hay que elegir una alternativa y negar la otra.  La luz de la experiencia siempre nos mostrará una senda única que traiciona la potencialidad creativa, intelectual o fáctica que poseemos desde el fondo de la verdad el destino cualquiera sea la forma bajo la que se comprenda, nos ha marcado un rumbo hacia la realización de esos sueños de papel impreso. 

 
 
DON WALLAK Y SU CIELO
 
Por: Rubén Dávila
 
 Mundo de cielos maduros temido por tus seres.  Centro Emblemático de nuestro existir has entregado a nuestros pies a un cantor sublimado.  Todos tus seres son arco iris de una participación terrenal.  No encontré a tus hijos inscritos en la terrorífica cobardía.  Sentí a la vida convertirse en minúsculos lagos de polvo. 
Nuestra mente se ha diluido por mezquindades, mientras los reyes siguen gobernando su trono encomendado.  Conocí un reino que se resiste a cualquier tiempo.  Sentí los potos comunitarios posarse con majestuosidad en mi boca, llenarme con el néctar arenoso del grano sagrado.  Los picos extendidos debajo del cielo - vive por siempre Oh Wallak inmortal- nos han constituído en seres plenos.  El horno no necesita de vientos artificiales para sancocharte, sigue activo cociendo granos, piedras trituradas, tierras cernidas en sarandas donde no da lugar al carbón de pan quemado.  Los graznidos te ensordecen los territorios descuidados.  Un plumaje brilla con los brincos dados entre vichayos, algarrobos, chopes, quinchas y cariñitos.  Sentí los quinzholes en las partes enmarañadas de mi cuerpo, al acercarme al nido.  Su fraternidad se siente en el jugo lacrimoso de la ojerosa caballa quien acostumbrada a los lechos de cebollas, a sábanas de limón, a cubrecamas de ají:  extasiándonos en la base de nuestro tallo.  He visto tu vuelo - Oh, padre mollushku- por estos lares y volví a amar tu protección.  El olor del añash no se reemplaza, sin embargo su análogo se percibe en cada rincón, en cada diente que navega presuroso triturando los cardúmenes de pampanitos, más voraces.  Una sonrisa grandotota. Saluden a Nevenka, a los muchachos, bajen en Chiclayito. 
Todas las peticiones y oraciones dirigidas al dios de la abuela de Stanley se han cumplido; hagamos tiempo de silencio queridísimo Lalo.  Vayamos a Piura, por centros nocturnos preguntando por Ugaz, tremendototota Av. Grau, y me duelen los talones.  Naranjas, plátanos:  cual tucanes desesperados nos embutimos de nada.  Conversamos con Ugaz -lalo, tanley, rubén- y acordándonos de Lucho y la noche se vino.  Tremendo calorsisísimo, esperamos el amanecer sentados en una mototaxi.  El tico nos dio la despedida dentada, uyuyuyuyuy que friecito. 
Ojos:  miren a los cielos iluminados. 
 
 FIN REVISTA "ARBOLEDA"
  
 
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