La UNCTAD nació como resultado de una reunión anterior en la que participaron 120 naciones para discutir problemas relacionados con el mercado internacional de mercancías y con el comercio como instrumento fundamental para el desarrollo económico. Las deliberaciones, que se prolongaron durante tres meses, fueron de tal utilidad que la Asamblea General decidió en votación mantenerlas de forma permanente.

Entre las responsabilidades de la UNCTAD se encuentran: promover el comercio internacional entre los países en diversas etapas del desarrollo y con sistemas socioeconómicos diferentes, iniciar acciones encaminadas a la negociación y adopción de acuerdos comerciales multilaterales y proporcionar un centro para armonizar las políticas relativas al comercio y al desarrollo de los gobiernos o agrupaciones económicas.Examina, además, las tendencias de la economía mundial y evalúa sus repercusiones en el proceso de desarrollo, realiza análisis de políticas macroeconómicas en el contexto de la interdependencia entre los países, estudia cuestiones relacionadas con las corrientes financieras y la deuda y ayuda a los países en desarrollo a administrar la carga de la deuda, , a aprovechar al máximo los efectos positivos de la mundialización y la liberalización; fomento de la empresa y tecnología, examina las tendencias mundiales de las corrientes de inversión extranjera directa.

Uno de los programas de la Conferencia más particular es el enfocado al desarrollo de la empresa y el comercio: El programa de Centros de Comercio; las actividades en este sentido van a la creación de centros de facilitación del comercio para reducir los costos de las transacciones comerciales y dar a las pequeñas y medianas empresas mayor acceso a la información, los servicios y las redes mundiales relacionadas con el comercio, utilizando moderna tecnología informática. Participan unos 114 países. La comercialización de los productos básicos y la gestión de los riesgos relacionados con los precios. El Programa EMPRETEC fomenta la iniciativa empresarial y la pequeña y mediana empresa.

La UNCTAD trabaja en estrecha relación con varios organismos y agrupaciones internacionales, entre los más destacados están: el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DAES) de las Naciones Unidas, el PNUD, el Centro de Comercio Internacional, la Organización Mundial del Comercio, la ONUDI y la OMPI, así como otras organizaciones multilaterales como el Banco Mundial, el FMI y las comisiones económicas regionales; también con una gran diversidad de organizaciones de cooperación económica, como la OCDE, y agrupaciones de integración regional de los países en desarrollo, así como los 132 países en desarrollo miembros del Grupo de los 77, y otras muchas organizaciones nacionales e internacionales.

Todos las naciones integradas en la ONU son miembros también de la UNCTAD, como también lo son algunos países pertenecientes a otras agencias afiliadas a la ONU. Las sesiones plenarias se celebran cada cuatro años; entre una y otra sesión plenaria las actividades son dirigidas por un Consejo de Comercio y Desarrollo que se reúne dos veces al año y está compuesto por 130 miembros. El comité cuenta a su vez con varios comités permanentes que se ocupan de áreas específicas, como las mercancías, el alivio de la pobreza o la cooperación entre los países subdesarrollados. El Comité Especial de Preferencias supervisa las operaciones del Sistema Global de Preferencias Comerciales, que proporciona un mecanismo para que una cierta proporción de productos fabricados en un país en vías de desarrollo pueda ser exportada a los países posindustrializados con una tasa de aduanas reducida. Existen también diversos grupos que se ocupan de los movimientos financieros y de la inversión, la privatización, la transmisión de tecnología y la potenciación de las oportunidades comerciales entre los países en vías de desarrollo. La sede de la UNCTAD se halla en Ginebra.

Es por ello que la cantidad de nuevos órganos de la ONU (como la UNCTAD) fueron creados para dar respuesta a las necesidades enunciadas colectivamente por los países en desarrollo. El objetivo de estas instituciones era ayudar a formular principios orientadores y mecanismos internacionales que permitieran implementar las atribuciones contenidas en la Carta de promover el progreso económico y social de "todos los pueblos".

Los logros más destacados de la UNCTAD son los tres últimos decenios de negociaciones intergubernamentales celebradas bajo los auspicios de la UNCTAD, por que han permitido concertar muchos acuerdos internacionales en comercio como el

Sistema Generalizado de Preferencias (1971): Exportaciones de países en desarrollo por valor de más de 70.000 millones de dólares de los EE.UU. anuales reciben tratamiento preferencial en los mercados de los países desarrollados gracias al SGP; el Acuerdo sobre un Sistema Global de Preferencias Comerciales entre Países en Desarrollo (1989); Conjunto de Principios y Normas Equitativos Convenidos Multilateralmente para el Control de las Prácticas Comerciales Restrictivas (1980); Red Mundial de Centros de Comercio (RMCC), resultado del Simposio Internacional de las Naciones Unidas sobre Eficiencia Comercial (1994)

Más de 50 países en desarrollo pobres se han beneficiado de una reducción de la deuda por valor de más de 6.500 millones de dólares desde que la Junta aprobó en 1978 una resolución sobre el ajuste retroactivo de las condiciones de la deuda de los países en desarrollo de bajos ingresos

En un principio, la UNCTAD cuestionaba las reglas del juego económico mundial en nombre del desarrollo. El Grupo de los 77 reclamaba más poder y autonomía económica para el Tercer Mundo. Estas tesis fueron retomadas en la Asamblea General de las Naciones Unidas que, como los Estados miembros de Acción por un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), ambos dodel Sur se habían convertido en la mayoría, aprobó, en 1974, una Declaración y un Programa cumentos bastante contestatarios del orden existente. También se adoptó una Carta de los derechos y deberes económicos de los Estados, que proclamaba la soberanía de los Estados sobre sus recursos naturales.

Pero esta voluntad quedó letra muerta, sobre todo porque las poderosas empresas multinacionales la echaron por tierra. Eran los años 70; antes de la ola neoliberal; antes de la creación de la OMC; antes de la acelerada profundización de la globalización; antes de que, por convicción o por necesidad, se convirtieran las elites del Sur a la apertura a los mercados mundiales.

Hoy en día la UNCTAD parece seguir otra brújula. Como no puede cuestionar realmente el orden económico dominante, lucha porque los países en desarrollo no queden al margen del proceso de mundialización. Es así como el programa provisional de la Conferencia de Bangkok reza: "Es preciso que la UNCTAD considere las estrategias y políticas que tengan mayor probabilidad de lograr la integración con éxito de todos los países interesados, en especial los países en desarrollo, en la economía mundial sobre una base equitativa".

Pero la UNCTAD sigue mostrándose crítica; aunque el blanco de sus denuncias ya no es el orden económico mundial, sino las desigualdades entre países en cuanto a los efectos de este orden: "Los efectos de la mundialización sobre el desarrollo han sido contradictorios: aunque algunos países en desarrollo se han beneficiado de ellas, otros no lo han hecho" -y de vez en cuando, una declaración algo más firme, tal como esta frase del informe del Secretario General: "En vez de limitarse a aceptar la necesidad de adaptarse a un sistema mundial supuestamente inmodificable, deben luchar por darle forma en función de sus propias necesidades de desarrollo..." Y también: "ha faltado este celo liberalizador cuando se ha tratado de productos de interés para los países en desarrollo, de la movilidad laboral, de la inmigración en general o de promover el acceso sin restricciones a los conocimientos". Hay dos razones por las cuales se espera que la próxima conferencia sea más radical en sus críticas. En primer lugar, está el hecho de que la UNCTAD no tiene poder de decisión. Más de dos meses después de Seattle, el Secretario General de la UNCTAD quiere convertirla en un "Parlamento planetario para debatir la mundialización". Por lo tanto, los participantes podrán expresar reivindicaciones más radicales, pues éstas no tendrán consecuencia alguna en los acuerdos que se negociarán. En segundo lugar, las ideas van evolucionando. En muchas partes se nota una suerte de estremecimiento que indica que existe una etapa "post-Seattle" más crítica hacia la mundialización, incluso por parte de los Estados. En el Caribe, por ejemplo, ahora se está cuestionando el gran proceso de integración económica panamericana actualmente en discusión.

En consecuencia, si bien no serán decisivas, las tendencias que emergerán de la X UNCTAD sí valdrán la pena ser observadas.

En el 30º aniversario de la UNCTAD, y la Declaración del Comercio y el Desarrollo en esa ocasión, que fue posteriormente aprobada por la Asamblea de Naciones Unidas, reafirmó el compromiso de los miembros para con los objetivos primarios de desarrollo expresados por la UNCTAD y reforzó su apoyo político a la institución así como su papel protagónico en el fortalecimiento de la Asociación para el Desarrollo a escala mundial.

Fortin afirmó su confianza en que la sesión del Directorio llegaría a un acuerdo sobre el proyecto de programa provisional para la novena Conferencia.

El tema principal de dicha sesión debería partir de la toma de conciencia de que la economía mundial está actualmente dominada por dos procesos relacionados: la interdependencia a escala mundial y la liberalización.

Esos procesos, expresó Fortin, ofrecen grandes oportunidades para el desarrollo. Pero al mismo tiempo exigen la necesidad de complementación en áreas como la pobreza y la protección del medio ambiente, que no pueden ser resueltas por las fuerzas de la interdependencia a escala mundial y la liberalización.

Además, agregó Fortin, en algunas áreas estos dos procesos dominantes pueden por sí mismos "generar inestabilidades y desequilibrios que necesitarán corrección".

Hace apenas diez años, el papel de la UNCTAD – e incluso su sobrevivencia- era unos de los temas más controvertidos en el escenario de los foros económicos internacionales. En efecto, a partir de principios de los años 80, cuando se hizo patente el fracaso del diálogo Norte-Sur, la UNCTAD entró en una fase de debilitamiento y cuestionamiento incluso por parte de varios países en desarrollo, es decir, de sus principales defensores. Paralelamente, a modo de contraste, se fueron fortaleciendo otros foros económicos multilaterales como las instituciones financieras internacionales (claves en la crisis de la deuda, en la apertura económica, y en los programas de ajuste estructural) y el GATT a raíz de la Ronda Uruguay lanzada en 1986. Debido a su identificación con la controversia Norte-Sur, y por no ser un foro de negociación sino únicamente de deliberación, la UNCTAD enfrentó más de una década de crisis, década "perdida" desde el punto de vista de su fortalecimiento político.

La UNCTAD, cuyo cometido según contaban era trabajar por el desarrollo mundial, se ha visto entonces deliberadamente menguada. Su aptitud para realizar un análisis político de la cantidad y calidad prescritas ha sido restringida en algunos aspectos básicos. Se ha debilitado la capacidad de la UNCTAD de presentar, llegado el caso, una oposición motivada ante la orientación política propugnada generalmente por el FMI y el Banco Mundial (ahora también por la Organización Mundial de Comercio -- OMC). Entonces, a efectos de alinear la UNCTAD, se la está reformando, con un cambio de enfoque en sus actividades y una rebaja de categoría dentro de la estructura de la ONU. De esta manera, su aplicabilidad a los problemas más urgentes de los países en desarrollo queda reducida, y disminuye así el interés de estos países en la organización. En los últimos tiempos se ha llegado al punto de plantear si existe necesidad alguna de contar con éste organismo.