Sistema capitalista

Desarrollo del capitalismo

El auge del capitalismo competitivo generó un desarrollo de la técnica sin precedentes. Este ritmo de las innovaciones no dependía tan sólo de la disminución relativa de la mano de obra disponible, lo cual obligaba al capitalista a introducir métodos más intensivos en capital. La competencia en el mercado limitaba las tasas de ganancia y en estas condiciones, quien lograba introducir primero una técnica que disminuye los costos de producción, tomaba ventaja sobre sus competidores. De esta forma, una parte importante del excedente de la producción industrial debía reinvertirse. Con esto el capitalista lograba incrementar la expansión de plusvalía y contrarrestar las tendencias hacia la disminución de sus ganancias.

Existe otro factor que estimuló la creación de técnicas intensivas en capital: la parte de las ganancias que no eran gastadas por el capitalista en bienes de consumo, debían invertirse en nuevos equipos para revalorizar su capital. Las técnicas tradicionales eran incapaces de absorber estos excedentes, haciendo necesaria la producción de innovaciones capaces de incorporar grandes cantidades de capital. A su vez, el desarrollo de las fuerzas productivas había alcanzado tales niveles, que el mercado interno de Inglaterra era incapaz de absorber volúmenes crecientes de producción. Esto provocó la necesidad de buscar nuevos mercados para la producción capitalista, así como la posibilidad de invertir el capital en otros países. El ferrocarril es el mejor ejemplo de la confluencia de esta doble tendencia de la expansión del modo de producción capitalista. Era una innovación que absorbía grandes cantidades de capital, por lo que constituyó el sector estratégico del desarrollo capitalista en la primera mitad del siglo XIX, dando lugar a la Revolución industrial. Más tarde, en la segunda mitad, los ferrocarriles constituyeron el producto estratégico de las exportaciones inglesas. Los préstamos de capital eran otorgados a las colonias americanas recién independizadas eran gastados en la adquisición de ferrocarriles. Este fue el caso en México durante el porfiriato. Desde estos momentos empieza una nueva etapa en el desarrollo capitalista:. el de su internacionalización basada en la división del trabajo a escala mundial. Esto proceso permitió la expansión del capitalismo competitivo y su tránsito hacia su fase imperialista.

La división del trabajo fue una de las condiciones del desarrollo capitalista desde sus primeras fases, en las que el hombre era obligada a reproducir una serie de movimientos simples y monótonos en los que se dividieron los procesos productivos, para aumentar su eficacia. Con el desarrollo tecnológico se acentuaron estas necesidades, ya que la única forma que la ciencia fuera aplicada con fines prácticos era dividiendo lo más posible el proceso de producción de manera que cada parte presentara problemas específicos a la ciencia o a la técnica.

El desarrollo de la ciencia y la tecnología en el capitalismo no se ha producido como efecto de la simple capacidad creativa del hombre o por una dinámica autónoma de la ciencia. Las leyes de la acumulación del capital han orientado los intereses de la investigación científica. A su vez, la tecnología ha afectado la organización económica y social en tanto que va creando hábitos de consumo, formas de trabajo y modelos en vida en la sociedad.

Mientras que los conocimientos científicos pueden encontrar aplicaciones tecnológicas diversas, una vez que se incorporan en una tecnología específica, se reducen las posibilidades prácticas de explorar nuevas alternativas. Las estructuras tecnológicas se vuelven rígidas y afectan de esta manera en las estructuras sociales. Algunos ejemplos palpables los encontramos en la industria ferrocarrilera del siglo XIX, la industria automovilística del todavía presente siglo y la producción de armamentos a partir de los años cuarenta.

Pero la tecnología no surge ni se aplica independientemente de las estructuras sociales que las generan y en la cuales se aplica. Por el contrario, las necesidades de profundizar el proceso de acumulación de capital condiciona la aparición de estas formas tecnológicas . Esto hace que en muchos casos la ciencia no se producida para el desarrollo socioeconómico e individual de los hombres.

La dinámica del sistema capitalista ha conducido a la monopolización del capital y a la aparición de grandes empresas multinacionales. Su evolución ha producido una nueva orientación del progreso técnico y científico vinculado a la automatización de los procesos industriales, la computación electrónica de la información y la administración científica de las empresas. Estos avances tecnológicos han producido una liberación de los procesos de trabajo, al sustituir la explotación de la energía física por trabajo, al sustituir la explotación de la energía física por energía mental. Sin embargo, no han eliminado muchas tareas opresivas en las que está basado el funcionamiento del capitalismo en su fase imperialista, como es el caso de la explotación de los recursos naturales de los países subdesarrollados por el sistema capitalista mundial.

La maximización de la extracción de plusvalía hace que el capitalismo explote al trabajo intelectual de los técnicos especializados, al mismo tiempo que continúa la explotación del trabajo físico del proletariado de todo el mundo capitalista. La organización de la empresa multinacional a través de sus laboratorios y centros de estudio, le permite acelerar y controlar la generación de nuevas tecnologías fundadas en la apropiación del conocimiento científico. Esto ha llevado a una reducción del tiempo necesario para que éste se traduzca en nuevas aplicaciones prácticas, aumentado la eficiencia de lo procesos productivos y con ello la eficacia del sistema capitalista a escala mundial. Sin embargo, al mismo tiempo, el capitalismo monopolista limita en algunos casos la capacidad de utilizar nuevos avances tecnológicos. Esto ocurre cuando éstos se producen antes de haber podido recuperar el capital invertido en la tecnología vigente, ya que los costos de desarrollo e incorporación de una nueva tecnología deben ser menores que las pérdidas que implica el desechar la tecnología anterior y compararse con las ganancias que pueden obtenerse con la nueva tecnología. El capital utilizará una nueva tecnología sólo si ésta es necesaria para aumentar las ganancias futuras de la empresa ya que el capital monopólico se invierte en función de su rentabilidad global y no de la productividad de una técnica considerada en forma aislada.

Dentro del capitalismo monopolista la ciencia sigue produciendo nuevos conocimientos, pero sus aplicaciones tecnológicas están determinadas por las leyes y formas que adopta el desarrollo capitalista en esta fase. Si bien la ciencia es capaz de inducir un mayor desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad y permitir una transformación de las relaciones sociales de producción, no puede crear las condiciones socio-políticas para dicho cambio. Actualmente se ha reducido la distancia entre lo que ue podemos saber y lo que podemos hacer; pero para que la ciencia repercuta en el bienestar colectivo es necesario que lo sociedad en su conjunto cree, oriente, controle y se apropie el conocimiento científico para incorporarlo a las estructuras productivas que genere dentro de un nuevo modo de producción social.

Los factores que provocaron la conformación de una sociedad capitalista fueron múltiples. Al surgir una consciencia individualista del pensamiento religioso medieval y del pensamiento social liberal, se crearon las condiciones para la formación del empresario capitalista. A su vez, la difusión de técnicas a Inglaterra en un periodo de transformaciones sociales importantes incrementó la productividad agrícola y la acumulación de moneda proveniente del capitalismo mercantil, pudo invertirse para impulsar y transformar las técnicas artesanales. Esto dio lugar al desarrollo de las manufacturas y produjo la revolución industrial del siglo XIX. La formación del sistema capitalista tuvo dos fases: la primera corresponde al proceso de acumulación primitiva de capital en la que se transformaron las estructuras agrícolas feudales y se formó el proletario de las primeras manufacturas. La segunda fase surgió cuando la plusvalía extraída de ésta forma, se invirtió en la producción de maquinaria y equipo, dando lugar a una acumulación intensiva de capital y a la aparición de la tecnología. El capitalismo entro entonces en una fase competitiva y se aceleró el progreso técnico ¡, pronto el mercado resultó insuficiente para absorber la producción creciente de mercancías.

Fue necesario entonces incorporara al resto de las naciones del mundo al mercado capitalista y transformar su organización social para que e adoptaran el modo de producción dominante. De esta forma, el capitalismo entró en su fase imperialista y dio lugar a la formación de monopolios y empresas multinacionales. La tecnología, es decir, la utilización de la ciencia para la producción se convirtió en factor estratégico de la explotación del trabajo para el desarrollo capitalista.

El proceso de transferencia de tecnología entre países de diferentes niveles de desarrollo capitalista, depende de las formas de producción y de organización social que han adoptado en su historia, las cuales han creado jerarquías de dominación o subordinación entre naciones y han afectado sus relaciones de intercambio. Esas desigualdades dependen a su vez de sus recursos naturales y de la división internacional del trabajo, que ha estado determinada por la acumulación capitalista a escala mundial.

Para entender como funciona el proceso de transferencia de tecnología es necesario analizar las formas en que la tecnología se incorpora al proceso de producción. Tecnología es la organización del conocimiento científico para la elaboración de un bien o un servicio, y se encuentra asociada a los dos factores principales de todo proceso productivo, es decir, al capital y al trabajo. Muchas veces la tecnología queda registrada en documentos que contienen el conocimiento que debe ser asimilado por técnicos de alto nivel para agregarla a la producción de bienes de capital o de bienes de consumo, en ese caso me refiero al "kwow-how" de la tecnología. Esas tres formas de tecnología se combinan para obtener un aumento de la productividad de trabajo. El avance tecnológico ha sido una condición necesaria para la evolución del sistema capitalista. Este mecanismo ha traspasado las fronteras de los países como entidades económicas aisladas, creando una jerarquía de naciones en su grado de acumulación de capital. Entre ellas han establecido un flujo de transferencia de tecnología como resultado del proceso de internacionalización del capital.

A nivel nacional, la producción de los elementos tecnológicos anexados al capital, al trabajo y al "know-how" está ligada al sistema productivo, educativo y al de investigación científico-tecnológico.

El sistema productivo de un país es el conjunto de procesos creadores de su economía; está constituido por los diferentes tipos de tecnología que emplea, ya sea importadas o hechas en el interior. Estas actividades requieren actividades específicas; es así que determinan los elementos tecnológicos que se agregan a la fuerza de trabajo en sus diferentes niveles. Estas habilidades tecnológicas se generan en las actividades económicas, pero también dentro del sistema educativo.

En este sentido, el sistema productivo de un país repercute en el tipo de enseñanza que imparte, sobre todo en los niveles técnicos y universitarios. El sistema de investigación científico -tecnológica está vinculado al sistema de educación superior, sin embargo, existen laboratorios independientes de las universidades y se han incorporado centros de investigación a las industrias. La especialización creciente de las actividades económicas y el proceso de integración y autosuficiencia de las empresas, las han transformado en unidades de educación/capacitación/investigación/producción. En estos centros se diseñan y construyen nuevos equipos, procesos productivos y bienes de consumo, crean una tecnología que es propiedad de la empresa; estos conocimientos quedan protegidos por patentes sobre el "know-how" de los procedimientos y por el registro de marcas comerciales.

Cuando los sistemas educativos y de investigación no están integrados a las estructuras productivas de un país, los conocimientos necesarios para sus actividades productivas son importados del extranjero. Surge así una dependencia tecnológica como uno del os rasgos característicos del subdesarrollo. Las tecnologías extranjeras son incapaces de formar un sistema productivo que satisfaga las necesidades de los grupos mayoritarios de la población por las condiciones de la dependencia. Estas pueden esquematizarse en los siguientes puntos:

• El desarrollo económico de los países subdesarrollados ha dependido de la incorporación de bienes de capital y fases lucrativas provenientes de los países capitalistas industrializados. Estos equipos y tecnologías han surgido de un progreso técnico cuya tendencia es hacia una menor absorción de mano de obra, por la que limitan la posibilidad de incorporar a una parte importante de la población de los países subdesarrollados a los procesos productivos. Así se genera una población desempleada y marginada que no tiene acceso a la riqueza del país.

• Estas tecnologías operan cada vez mayores escalas de producción, rebasando en muchos casos la capacidad del mercado de los países subdesarrollados. Esto hace que el costo de la tecnología por unidad de producto sea muy alta en comparación al que obtienen los países industrializados, ya que los equipos tienen que operar por debajo de su capacidad de producción, puesto que el control de los mercados internacionales por parte de los países industrializados, impide que el país subdesarrollado exporte los excedentes de su consumo interno.

• Estas tecnologías, al operar a gran escala, reducen la cantidad de unidades productivas o empresas que pueden instalarse en un país subdesarrollado para cada tipo de artículo, facilitando las condiciones internas de monopolio. La falta de competencia frena la creación de innovaciones tecnológicas en el país receptor de la tecnología extranjera, por la que siempre se encuentra en desventaja para competir con los países industrializados en los mercados internacionales.

• Una parte del excedente económico de un país subdesarrollado sale de su economía, para comprar una tecnología, cuyos precios aumentan en relación a los de las mercancías elaboradas con ellas en el país receptor. Estas desventajas en los términos de intercambio a veces se ven compensadas por el aumento de productividad de las tecnologías importadas, permitiendo un crecimiento económico de los países subdesarrollados. Sin embargo, el tipo de bienes realizados no satisface las necesidades de los grupos mayoritarios de la población.

• Los conocimientos incorporados a las tecnologías importadas quedan protegidos por patentes, de maneras que no son asimilados por el país receptor. En estas condiciones, la tecnología importada sirve tan sólo para producir una serie de bienes durante un tiempo determinado, que depende de la vida rentable de la tecnología, después del cual, el país dependiente tiene que incurrir en la compra de una nueva tecnología al extranjero. La pobreza de los sistemas educativos y de investigación tecnológica de los países subdesarrollados refuerzan este aspecto de la dependencia al ser incapaces de asimilar en forma definitiva las tecnologías importadas.

• Las importaciones de tecnologías se da dentro de un proceso de incorporación de los modelos sociales de las naciones industrializadas. La diversificación de la producción y el crecimiento económico logrados por este camino ha dependido de la formación de una clase empresarial y de una burguesía ligadas a los hábitos de consumo de dichos países. De esta manera, la producción de bienes sofisticados para las clases altas de los países subdesarrollados absorbe los recursos que debieran destinarse a la elaboración de satisfactores básicos para los grupos mayoritarios de la población.

• La implantación de modelos tecnológicos, diseñados para operar en las zonas templadas del planeta (en las que se encuentran los países industrializados), a las zonas tropicales de los países subdesarrollados, destruye sus estructuras ecológicas, disminuyendo su productividad natural.

La dependencia tecnológica crece ante la incapacidad para crear tecnologías propias. EL problema de la subordinación tecnológica de los países subdesarrollados no surge solamente por el retraso relativo de sus sistemas educativos y de investigación para producir las habilidades humanas necesarias para asimilar las tecnologías extranjeras. Esta dependencia ha resultado de la adopción de un modelo de crecimiento económico, que descansa en la asimilación de sistema capitalista a escala mundial. Esto ha dado lugar a que la organización productiva y la dinámica de desarrollo de los países que no lo son no cree una demanda de actividades propias de investigación ni produzca tecnologías apropiadas.

Este fenómeno se ha transmitido a todo el sistema social de los países subdesarrollados, de manera que las instituciones científicas y de enseñanza asimilan este estado de dependencia. Más aún, esto ha repercutido en una dependencia ideológica que trae consigo una falta de consciencia sobre la necesidad de inducir un proceso de creación científica, de innovación tecnológica y de cambio social. Se ha creado pues un sistema de valores que no corresponden a una visión y a un propósito integrador del desarrollo de estos países...

Hemos visto cómo el sistema capitalista, para desarrollarse, se ha basado en la división del trabajo a escala mundial y en su distribución desigual entre países ricos y pobres. También se ha constatado que el desarrollo capitalista ha necesitado el progreso de las ciencias, cuya orientación ha sido influido por los requerimientos tecnológicos del avance del capitalismo. Esto ha provocado que la ciencia que se produce en cada país dependa en parte de sus actividades productivas. Si los países en industrialización basan su desarrollo en la importación de modelos económicos y tecnológicos extranjeros, y no se estimulan actividades tecnológicas propias, es lógico que su ciencia sea pobre.

La inyección de conocimientos científicos y técnicos a la estructura productiva de los países periferia se hace por medio de contratos entre los laboratorios de investigación extranjeros y las industrias modernas del país receptor, que en su mayoría están en manos de capitales extranjeros. Además de esto, en los casos en los que las filiales de empresas extranjeras tienen laboratorios de investigación y producen alguna innovación y producen alguna innovación, estos conocimientos son apropiados por la empresa multinacional. En ambos casos, los conocimientos científico-tecnológicos, sean importados o producidos en el país, no se difunden al resto de su economía.

Por otra parte, tampoco se estimula la ciencia teórica, por considerarla de poca importancia para el desarrollo del país. A pesar de esto, varias naciones cuentan con científicos a la altura de los mejores del mundo, y que se han promovido el desarrollo de la ciencia en las universidades; sin embargo, frecuentemente se ven obligados a abandonar sus tareas por falta de estímulos para su trabajo o tienen que huir de los regímenes fascistas que han tomado el poder político en sus países.

La falta de condiciones para el desarrollo científico y tecnológico, provoca que aun el estado adquiera en el extranjero las tecnologías que requiere para los sectores productivos que han sido nacionalizados. En algunos casos logran formar grupos de investigación vinculados a los sectores estratégicos de la nación, que se limitan a seleccionar y adaptar los modelos tecnológicos extranjeros, y sólo en casos asilados se producen tecnologías autónomas.

Por estas razones, una característica de la dependencia científico-tecnológica es la falta de vínculos en los países subdesarrollados entre su sistema educativo, su sistema de investigación científica y su sistema productivo. Son más fuertes las ligas que tienen cada uno de estos sistemas con lo procedimientos educativos, científicos y económicos extranjeros, lo que aumenta su dependencia. Esta desarticulación institucional es el efecto de un problema fundamental es decir, de la separación del hombre de su propio medio ambiente, con la base en el cual se ha generado su desarrollo económico. Al añadir los modos sociales y tecnológicos de fuera, se ha ido destruyendo este tipo de conocimientos y con su realidad ecológica y social.

La tecnología es la organización del conocimiento para la producción de un bien o servicio. Está incorporada a los bienes de capital, a las habilidades humanas o se encuentra en la forma de "know-how" sobre procesos comerciales. La capacidad tecnológica de un país depende de la integración de su sistema educativo y científico con el productivo, dentro de los objetivos de una estrategia propia de desarrollo. Si la integración de esos sistemas es débil y el país está subordinado a los modos de vida de las naciones industrializadas, la tecnología fluye de éstos hacia los países pobres, crea de esta manera una dependencia tecnológica. La tecnología importada en estas condiciones es incapaz de absorber la mano de obra del país receptor y de repartir la riqueza realizada a través del empleo. Los mercados internos resultan demasiado limitados para atraer la mano de obra del país receptor y de repartir la riqueza creada a través del tiempo. Los mercados internos resultan demasiado limitados para digerir la capacidad productiva de las tecnologías importadas y sus costos resultan elevados. A la vez, la transferencia de tecnología se orienta a los sectores más actuales, que corresponden a las demandas de los grupos privilegiados de la población y se desatiende la producción de tecnologías apropiadas para explotar racionalmente los recursos del país y satisfacer las necesidades básicas de los grupos mayoritarios.

A pesar de todo existen otrs puntos de vista, que también son muy válidos. Todo inicia con cambios tan rápidos e impresionantes que exigen nuevas interpretaciones. En forma similar, los análisis de los eventos internacionales que ignoran o reflejan de manera inadecuada los efectos de las multinacionales están destinados a fracasar. Al mismo tiempo, es especialmente importante no caer víctima de proyecciones ultrasimplificadas y conjeturas o teorías resonantes basadas en la especulación más que en hechos. Debido que está en la naturaleza de los periodos de transición que emergen muchas proliferaciones, algunas dominantes. Las proyecciones lineales son guías no muy confiables. Así, una ilusión recurrente es que el proceso de concentración y centralización del capital terminará dentro de poco con un puñado de compañías mundiales que posean y operen la parte preponderante de la empresa capitalista mundial. Esto difícilmente puede ser un tema de ciencia ficción , aunque haya sido tratado desde hace mucho con predicciones acertadas. Prever la muerte de la competencia basados en la decadencia de la competencia ha sido recurrente una y otra vez y por autores marxistas, leninistas o no, desde que las grandes corporaciones se asomaron al mundo hace ya más de cien años. El surgimiento de la época multinacional precipitó un florecimiento de dichas esperanzas. De ésta manera es importante distinguir claramente entre un presión constante dentro del capitalismo hacia una mayor concentración de poder, por una parte y la virtual eliminación de toda competencia por la otra. Mientras que la dirección puede ser persistente hacia la terminación en monopolio, el final lógico de éste proceso nunca se alcanza debido a los obstáculos que surgen de la misma naturaleza de las fuerzas que lo impulsan.

Lo que necesita ser comprendido es que el proceso de concentración y centralización de capital es estimulado por la competencia y desemboca en la intensificación de la lucha entre los diferentes agregados del capital, si bien en una escala diferente y con otras estrategias. Como regla, por encima del crecimiento promedio de una empresa, o de la fusión de dos o más firmas, ocurre en más de un sector de una industria en periodo dado: el surgimiento de un foco de poder o la amenaza de extinción, favorece a convergencias reflejadas del capital. Además, enfoques contendientes de poder financiero generaron dentro de los mercados de capital en rápida inflación y asociados con el proceso de concentración, rivalidad inter-industrial así como intra-industrial, innovaciones y nuevas industrias inducidas por la competencia y la intervención para detener o mejorar una crisis.

Todo sirve para crear bloques conflictivos de poder, ninguno de los cuales tiene la fuerza para ganar una batalla por el control exclusivo o la voluntad de arriesgar la pérdida de los activos acumulados en tan intensificada guerra económica. Siendo éste el caso, como cada empresa gigante se aferra a la parte del mercado que conquista, el potencial para una acumulación de capital más amplia dentro de la industria generalmente está restringido con respecto al crecimiento de la demanda de los productos de esa industria. Luego, bajo los ímpetus del crecimiento imptuoso, la búsqueda de nuevos mercados a conquistar generalmente se reduce a los dos principales canales de la acumulación y la diversificación y a la conquista de nuevos mercados extranjeros. En tanto que la entrada a la escena internacional produce nuevos esfuerzos y tensiones la realidad subyacente es la todavía la lucha competitiva entre poderosos grupos industriales y principalmente financieros. Además, con frecuencia encontramos que la intervención del estado contribuye a la perpetuación de la competencia monopolista dentro y entre las industrias.

Enfrentados a la penetración económica extranjera, los estados industriales adelantados tienden a fortalecer sus propias empresas gigantes y si es necesario, a actuar directamente ellos mismos a través de la propiedad y operación de industrias. Entre las mayores 211 compañías manufactureras en las naciones capitalistas, con ventas por encima de los miles de millones de dólares, cuando menos doce son propiedad del estado. La lucha por los mercados a escala mundial promoverá y necesitara posteriores fusiones y alianzas pero éstas se dan con el propósito de una competencia más efectiva y no de su eliminación. A éste respecto, el surgimiento y decadencia de la hegemonía norteamericana es una ilustración útil.

La dominación de la economía norteamericana fue una excrecencia natural de la gran disparidad de la fuerza económica entre los Estados Unidos y las naciones devastadas por la guerra. Considerada en abstracto y en términos de proyecciones en línea recta, muchos esperaban que esta hegemonía creciera hasta que la capacidad productiva mundial estuviera en manos de unas cuantas empresas norteamericanas. Pero los requerimientos y efectos naturales de ésta dominación produjeron sus propios efectos contrarios llevando a crecientes retos a la dominación de los Estados Unidos por parte de otras naciones capitalistas. En la escena internacional, lo mismo que en la doméstica, los medios y la intensidad del conflicto variaran en el tiempo, dependiendo de las condiciones políticas y militares, de la circunstancias particulares en una industria dada y del estado general del mercado. Las alianzas y las treguas en una industria en particular pueden producir una calma temporal pero está generalmente dura sólo hasta que una nueva crisis vuelva a encender las llamas de la competencia. Debido a su naturaleza esencial, la lucha en el moderno capitalismo monopolista es incesante en la escena mundial entre gigantes y supergigantes que, a pesar de su acumulación de poder, están lejos de ser omnipotentes. En efecto, la interrelación dialéctica entre coalición y competencia de capitales, es uno de los elementos más importantes que contribuyen a la dinámica del sistema económico.

 

Desde el punto de vista opuesto , la internacionalización requiere y eventualmente desemboca, en el debilitamiento de la nación Estado, por la búsqueda de los grandes negocios y mayor libertad para el movimiento internacional del capital, las ganancias y las mercancías. El alto grado de interdependencia entre las subsidiarias y la compañía madre en el país desarrollado es consecuencia de ello.

En gran parte de esta concepción encuentra implícito un determinismo tecnológico. Representa una etapa más alta y más progresista de la organización industrial, en efecto, la superioridad de la empresa multinacional se coloca en el reino de la obtención de ganancias por parte de las organizaciones oligopólicas, diseñadas para explotar al máximo la jerarquía existente de naciones, en otras palabras, el orden mundial imperialista. Es audaz ver alguna semejanza entre la integración transnacional producida por las multinacionales y la creciente interdependencia de las regiones subdesarrolladas de la tierra.

Lejos de ser organismos surgidos de la dependencia necesaria de las diversas partes del mundo, han sido construidas para obtener la ganancia máxima impuesta por la larga historia de colonialismo e imperialismo. Así, la historia juega un papel vital, pero no ha sido el único ni el más importante. El enorme revuelo y problemas socio-políticos después de la instauración de las nuevas naciones desencadenó en la dependencia hacia el capital extranjero.

Las multinacionales son los prototipos de un modo de producción internacional y superior: la anticipación de una coalición o conspiración de las transnacionales que arreglaran los asuntos internacionales entre ellas y por tanto forzaran a las naciones Estado a conformarse a su voluntad. Conforme las multinacionales crecen en fuerza, sus intereses comunes prevalecerán y de ahí el debilitamiento de las naciones Estado. Ahora bien, el debilitamiento no se da tajantemente. El Estado declina ciertas posturas y hace "favores" al monopolio para que se apodere de todo ha escala global. Esto no quiere decir que el Estado tienda a desaparecer y abdicar en torno al capital, lo que es cierto es el hecho de convertirse, de cierta manera, en un siervo más.

Tan es así que la interferencia de capitalistas extranjeros en los asuntos de los estados débiles y dependientes, es central en la historia del capitalismo.

Las empresas multinacionales necesitan estabilidad social en los países donde operan o esperan operar. Invertirán cuando sea necesario en ejércitos privados, gastarán dinero en sobornar funcionarios, influenciar periódicos, radio, televisión y otras formas de "relaciones públicas"; la dependencia en la fuerza como el cimiento de la empresa de negocios actúa para debilitar el Estado, y sobre todo, para reducirlo al mínimo y dejarlo al margen de los asuntos económicos.

Las relaciones de intercambio monetario extranjeras, son por tanto, puntos focales de lucha de poder y debido a la complejidad y diversidad de las transacciones internacionales de moneda, requieren la participación activa de los estados. Lo que las multinacionales de cada nación esperan y exigen, es que el Estado opere lo más efectivamente posible para representar sus intereses comunes al proteger la moneda en la que las ganancias serán distribuidas a final de cuentas. Esta será pues la única finalidad del Estado, velar por lo intereses imperialistas de los emporios. Entre más luchan entre sí las multinacionales de países subdesarrollados por el control del mercado, más necesitan descansar en el apoyo activo del Estado.

Dejaron de depender extensivamente del apoyo del gobierno a través de subsidios para investigación y desarrollo; en la actualidad tienen en su poder grandes laboratorios y se disputan a los eruditos recién graduados de las universidades más importantes del mundo. Los gigantes están cerca de ser todopoderosos financieramente.

Las naciones Estado de áreas capitalistas adelantadas se están convirtiendo en menos y no en más importantes para el bienestar de las multinacionales.

Las operaciones de las empresas globales, tanto en el país madre como en el anfitrión, está en armonía con los intereses nacionales de ambos hasta el grado en que estas actividades limitan la capacidad de cada estado para mantener alto el empleo, una fuerte moneda y controlar la economía para el bien común. Se convierte para el país huésped en un mal necesario, ya que no cuenta con la infraestructura ni la tecnología para poder al menos subsistir en la gran aldea que se ha convertido el planeta.

El interés nacional, sin importar cuan envuelto esté en la ideología del tiempo, se reduce a proveer el mejor medio ambiente a la estructura socioeconómica imperante.

Gran parte del pensamiento acerca de la potencia auto-reguladora de la intervención económica del Estado es ilusoria. Los problemas surgen de las transacciones de las multinacionales y de la disminución de la soberanía de las naciones industriales avanzadas, aunque todos los problemas surgen de la naturaleza misma del sistema capitalista.

El balance de fuerza económica y financiera en la mayoría del subdesarrollo está inequívocamente en favor de las empresas multinacionales, personifican la esencia de la dominación extranjera. No son el único pero si el más importante factor determinante del subdesarrollo. Y no está demás agregar el predominio de una larga historia de colonialismo y semi-colonialismo.

Capital y tecnología, multinacionales, desaparición o minimización de aranceles, apertura comercial extrema .... son un mal necesario por que son los portadores de moneda y del fuego prometido, que a fin de cuentas "liberará" a los países periferia.

Las actividades de las multinacionales contribuyen a menudo a una expansión significativa de las exportaciones de los países del tercer mundo. Crecientes importaciones necesarias para operar y expandir las nuevas empresas y el flujo que sale de las reservas en moneda extranjera para el pago de ganancias a los inversionistas extranjeros es la otra cara de la moneda. El saldo siempre resulta ser negativo para el país receptor de capital . Es cierto que aumentan sus exportaciones y que se crean fuentes de trabajo, pero lo que importa no es la cantidad sino la calidad. El valor que deja la llegada de capital foráneo es muy poco.

La ciencia y la tecnología de la naciones industrializadas solo puede ser transferida por inversionistas extranjeros que tienen un incentivo de ganancia; las transnacionales están mejor preparadas para atraer la tecnología necesaria.

La creencia que el proceso tecnológico como tal es la más poderosa fuerza motriz del desarrollo social más un corolario sobre la más moderna tecnología inevitable producirá la sociedad mas moderna y progresista, es acertada pero solo en los países donde el desarrollo industrial, y después el económico, ha sido alcanzado.

Con las revoluciones industriales, y en la actualidad informáticas, la situación ha cambiado drásticamente. La transferencia de tecnología también multiplicará las oportunidades de las élites locales para enriquecerse. No es por casualidad que grandes fortunas sean amasadas precisamente en los países subdesarrollados, donde la acumulación se presente de forma brutal.

Para ampliar la mira del comercio internacional las multinacionales pueden ser confiables en seleccionar e introducir la mejor tecnología y organización industrial para lograr el uso más efectivo del valioso "capital" del subdesarrollo: sus bajos niveles de vida por los bajos salarios.

Las transnacionales tienen un gran almacenamiento de talento y experiencia que podría ser utilizado por países que operan con tecnología primitiva. Pero esto no puede durar mucho tiempo, supongamos que llegan asesores a un nueva planta y traen tecnología relativamente nueva. Al paso de unos cuantos meses o , en el mejor de los casos, años la fuerte inversión no habrá servido de nada, se ha convertido de repente en obsolescencia. Es lo que sucede cuando no se genera el desarrollo técnico-científico-tecnológico local.

Para destruir el Estado de subordinación a la tecnología y cultura occidental, para desarrollar la confianza en sí, para extender el respeto y la educación de las ciencias matemáticas e ingeniería, y para generar en los campesinos (más bajos de la escala social) la urgencia de experimentar. "Semejante transformación no puede ser ordenada desde arriba y no pude ser importada. Se puede llegar a ella a través de la experiencia ganada en el proceso de lograr la autoconfianza conforme las masas del pueblo trabajador en el campo y la fábrica". Palabras de alguien que vive en el desarrollo y cree que todo es cuestión de voluntad. Vivimos subyugados y así seguiremos. El capital global acentuará más todas las diferencias entre el desarrollo y la periferia.

Con estos parámetros ya se pueden juzgar los efectos, ya se empieza a ver en la actualidad: por increíble que parezca los años 476 y 1989 tienen mucho en común ambos coinciden con el final de dos imperios. En el quinto siglo cae el imperio romano de occidente, en el siglo XX se hunde la Unión Soviética como superpotencia mundial. Las similitudes no acaban ahí. Al desaparecer la Roma imperial, se deshace también su infraestructura, la red de carreteras se rompe; la ciudades originalmente cultas y populosas, quedan desiertas; el antiguo poder central pasa a poder de los príncipes y señores - provenientes de la antigua élite latina - que administran territorios, de repente soberanos...

Son tiempos azarosos. Sin la protección de las legiones, los campesinos quedan a merced de los extorsionistas y el pillaje de grupos armados y controlados. La única salvación es acogerse a la protección de un noble. El señor exige a cambio obediencia e impuestos en especie, y como contrapartida, ofrece seguridad a sus siervos. Así nace el feudalismo.

Cambio de escena, en 1989 se derrumba el imperio soviético. En poco tiempo, el gigante se fragmenta en infinidad de piezas que se autodenominan naciones: Ukrania, Kasajstán, Uzbekistán, Bielorrusia, Lituania, Letonia, Estonia.... En muchas zonas del hasta entonces gran imperio - Armenia, Azerbayán, Chechenia, Goergia... - estallan guerras de independencia. Fuera de sus fronteras, también se desatan conflictos nacionalistas: Cachemira, Yugoslavia, Somalia o Ruanda. La otra superpotencia mundial, Estados Unidos, tampoco vive su mejor momento. Su infraestructura tiembla y los Estados federal se asfixian bajo la gran deuda contraída por Reagan. Resultado: tanto en el este como en el occidente, se cuestiona cada vez más la autoridad del poder central.

La comparación con el siglo V está forzadamente exagerada, pero no se pude negar que existe cierto paralelismo entre nuestro tiempo y aquella época. Tal vez el gran cambio comenzó antes de 1989. Un escritor italiano ya había reconocido señales de una nueva Edad Media, por dos realidades: una gran paz que comenzaba a romperse y un imperio mundial integrado por países unidos que, sin embargo, apenas podían gobernarse a causa de su complejidad.

¿Habría de preguntarse primero que es la Edad Media? Algunos la consideran como una época de fermentación de la sociedad en la que se desarrollan nuevas ideas y las personas cambian de opiniones y costumbres. Todo ello en una atmósfera de intensa creatividad que conduce a un proceso de maduración cuya desembocadura es la modernidad.

También es cierto que en largo proceso de cultura humana se han acumulado un infinito número de conocimientos y que cada vez están detentados por una élite. Con una función parecida a la que antes tenían los monasterios. Hoy estarían construyéndose nuevos centros espirituales formados por personas que todavía leen libros, cuidan y dominan la lengua. La gran masa podría olvidarse de la lectura, pues ya tienen la televisión, el cine y los juegos de computadora. Todo ello producirá una pérdida de conocimientos y de la capacidad de expresión. Y así los que carecen de formación intelectual acabarían siguiendo a los demás ( algunos expertos opinan que para dentro de cien años, el rechazo por raza o religión será suplantado por una marginación cultural y de conocimientos).

Las multinacionales son , de hecho, organizaciones nacionales que operan a escala global. Un sociólogo norteamericano ve de otro modo a la nueva clase dominante. Según Lewis, el mundo moderno marcha al paso que marcan las empresas multinacionales, el poder de éstas nuevas fortalezas principescas se mide por la cotización de bolsa y los balances de resultados. Lo cierto es que algunos grupos multinacionales son tan grandes que dan empleo a más personas que habitantes tenía París en la Edad Media. En la actualidad , sin embargo, el poder muestra una cara distinta a la que tenía en el 997. Por entonces, los campos, los alimentos y un ejército poderoso garantizaban su existencia; hoy gobierna el éxito económico. Punto de conexión entra ambas épocas es el hecho que las dos parecen movidas por el mismo motor, el dinero y que conceptos como el patriotismo han dejado de existir.

Del mismo modo que las aristócratas "empresas" medievales Hohenzollen, Habsburgo, Borbón y demás familias fortalecían su poder a base de conquistas, matrimonios y pactos lo hacen hoy en día la sociedades limitadas: Walt Disney se casa con ABC (American Broadcasting Corporation)el fabricante de papel Kimberly Clark conquista la competencia con Scott; IBM se acerca a Lotus; mientras los príncipes Leo Kirch y Silvio Berlusconi invierten en cualquier parte de Europa.

No hay nada que reprochar a los empresarios; el problema es cuando sus exigencias tienen consecuencias sociales; y parece que eso es lo que está ocurriendo hoy.

La inseguridad laboral y el trabajo precario están aumentando incluso en Estados Unidos, y los empleados se ven como un grupo amenazado. En la época de la gestión empresarial con un mínimo de recursos humanos se eliminan puestos de trabajo en todas las áreas. La mayoría de la gente se alegra por tener todavía trabajo y apenas se queja si sus gobiernos recortan las prestaciones sociales . En Europa hay cada vez más desempleados que aceptan condiciones inferiores a las de cualquier convenio, y que decir de América Latina.

No hace falta mucha imaginación para pintar las consecuencias a largo plazo de tal situación. La Edad Media fue una época en la que desapareció la clase media. Aparte de los clérigos y el ejército, sólo existían dos grupos: un aristocracia poco numerosa y una gran masa de siervos. ¿Hay señales en ésta época que nos asemejen a aquella? Si tomamos como ejemplo las privatizaciones de los servicios públicos. La consigna es que la competencia estimula el negocio y hace que disminuyan los precios. En México, la política tecnócrata se mueve en ésta dirección. Las experiencias de Estados Unidos muestran una imagen distinta: el número de particulares que ofrecen prestaciones de servicios disminuye constantemente y las empresas restantes incrementan su tamaño, dominan el mercado y dictan los precios. Incluso la recogida de basura y la reparación de las calles y carteras se han privatizado en algunas zonas. Como los residentes pueden permitirse pagar esos servicios les resulta benéfica la contratación de empresas privadas. En las zonas con población pobre ocurre todo lo contrario: al no poder pagar a esas empresas, no se recoge la basura y las calles y carreteras se quedan sin arreglar.

El ejército estadounidense está formado desde hace algunos años por tropas profesionales y no por soldados de reemplazo. Eso significa que el ejército no se recluta por todas las capas de la población, sino principalmente entre una: los pobres. Según las estadísticas, entre los 58 mil soldados muertos en la guerra de Vietnam, sólo 12 habían estudiado en la elitista Universidad de Harvard y eso que en ese entonces todavía el servicio militar obligatorio. Mirando al futuro, entre un ejército profesional y un ejército de soldados privados que podría estar a las ordenes de un príncipe, sólo hay un pequeño paso. Por otro lado, el Estado ya no garantiza la seguridad, por falta de cuerpos de orden. Algunos países gastan más en guardias privados que el cuerpo de policía oficial. La ciudad de los Angeles, con numerosas revueltas racistas, dispone de un número menor de agentes de policía por habitante que la mayoría de las ciudades occidentales: 2.3 policías por mil habitantes. En México, el promedio es muy bajo en comparación a otros países, como por ejemplo Italia que tiene 4.2.

En Estados Unidos hasta la vía de carreteras está en camino a la privatización. La idea es que una empresa privada la mantiene mejor que la administración pública. Existe por primera vez desde hace siglos una red de carreteras privadas en el mundo occidental. Pero si se incrementan demasiado los precios de las carreteras de paga, se creará un sistema de seguras vías de comunicación para los ricos y caminos en mal estado y de alto nivel de inseguridad para los pobres.

Estos son sólo algunos ejemplos de una tendencia poco tranquilizadora que amenaza con dividir nuestro mundo, aún más de lo que está, en ricos y pobres. Ya se habla de una nueva clase alta. El 20% de los norteamericanos pertenece a ella, son mayoritariamente blancos y ejercen profesiones liberales. En el otro extremo de la escala se encontraría otro 20 por cien de la población, en una situación de subsistencia muy difícil, son cerca de 15 millones de pobres que viven como los más pobres de los países en desarrollo (sin embargo, ésta situación de polarización no se compara a la de los países subdesarrollados).

¿Y qué pasa con el 60% restante , con los que pertenecen a la clase media tradicional ? sólo son noticia cuando una empresa recorta plantilla y miles de ellos se van a la calle. O cuando sus salarios bajan y las prestaciones sociales que reciben disminuyen. Los sindicatos que representan a ésta clase media van perdiendo poder.

En Estados Unidos, la posibilidad de que un trabajador alcanzará el nivel de clase media antes de cumplir 30 años era, en 1989, del 60 por cien; después de 1989 era del 42%. Eso vale para todos los empleados independientemente de su raza, de su educación y del nivel económico de sus padres. En los países en desarrollo la posibilidad de algún obrero o trabajador de ascender al siguiente nivel en la escala económica es prácticamente nula. Es muy marcado el estancamiento económico en nuestros países.

Y mientras la clase media se empobrece cada vez más, la clase superior debe buscar refugio en fortalezas para escaparse de los problemas del exterior. En Estados Unidos - y últimamente también en México- abundan las llamadas urbanizaciones cerradas por vallas, zonas protegidas por agentes de seguridad privados que se financian mediante imposiciones propuestas por los mismos residentes. En 1970, sólo existían 4000 de éstas organizaciones y en 1996 rebasaban las 100 mil.

Paradójicamente, mientras peor les va a los empleados, más sube la bolsa: la fusión de Chemical Bank y Chase Manhattan, el 16 por cien de su plantilla fue despedida, ésta noticia fue muy bien acogida por los inversionistas en Wall Street. A semejanza, acabamos de observar la fusión entre Bancomer y un Banco español, la mayoría de capital bancario del país se encuentra en 3 bancos. ¿ Puede seguir todo esto así ? La respuesta es no, nuestra sociedad vive de consumo y si los consumidores no tienen poder adquisitivo, las empresas acabaran cerrando.

Este fenómeno se conoce simplemente como Neoliberalismo. De sus consecuencias parece alegrarse todos aquellos que no tienen que sufrirlas. Un jefazo del Deustche Bank, argumenta que cada vez son más importantes la "disposición para asumir riesgos" y la "autorresponsabilidad" "la época de la cobertura a todo riesgo ha terminado", declaraba recientemente. Todo esto significa que la globalización de la economía ha cambiado profundamente las reglas del juego para la industria. La competencia se ha reactivado, los países con salarios bajos, como la mayoría de los asiáticos y el nuestro, producen que aquellos que viven bajo el peso de la legislación social.

En este contexto se comprende que una empresa occidental se olvide la lealtad nacional en favor de la propia capacidad para competir con otros. La economía se va por la economía, en otras palabras no hay que pensar en las consecuencias sociales de las decisiones económicas, sino sólo en el beneficio. Por ello, no resulta difícil imaginarse que podríamos encontrarnos al comienzo de una nueva edad media y que la economía empiece a ser neo feudal.

Algunos expertos no están de acuerdo con éste panorama, vale la pena comentar sus argumentos. Apuntan que la economía mundial y su forma actual depende mucho de consumidores con un alto poder adquisitivo y el hecho que el 20 por cien corresponda a la clase alta no es suficiente para que pueda mantenerse la economía global, pues un sistema como este no acepta que un número importante de personas carezca de un razonable poder adquisitivo. Y los expertos aún no saben como disminuir el número de desempleados, que crece de forma alarmante en algunos países.

Según la Organización Mundial de Comercio (OMC) el objetivo a largo plazo consiste en que se acerquen los niveles de salario en todo el mundo con el objeto de globalizar también el bienestar. En el lenguaje económico, esto se llama "compensación internacional de los precios de los factores productivos a través del comercio".

 anexo

Las 20 "grandes"

1. Mitsubishi (Japón)

2. Mitsui (Japón)

3. Itochu (Japón)

4. General Motors (E.E.U.U.)

5. Sumitomo (Japón)

6. Marubeni (Japón)

7. Ford Motor (Japón)

8. Toyota Motor (Japón)

9. Exxon (E.E.U.U.)

10. Royal Dutch-Shell Group (Holanda y Gran Bretaña)

11. Nissho Iwai (Japón)

12. Wal-Mart Stores (E.E.U.U.)

13. Hitachi (Japón)

14. Nippon Life Insurance (Japón)

15. Nippon Telegraphe & Telephone (Japón)

16. AT&T (E.E.U.U.)

17. Daimier-Benz (E.E.U.U.)

18. International Bussines Machines -IBM- (E.E.U.U.)

19. Matsushita Electric Industries (Japón)

20. General Electric (E.E.U.U.)

 


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