Los exámenes escolares causan daños irreversibles al cerebro

Por José Javier Farah de Anda

Parte I

Los exámenes

En la escuela, los exámenes son los que producen el clima angustiante y de persecución y se instauran para producir la obediencia que es la esencia de la nueva esclavitud psicológica de la sociedad industrial en la que vivimos.

Vistas por cierto lado, las escuelas son los lugares destinados a la creación y transmisión de una buena parte de los conocimientos humanos. Por otro lado, la escuela es una institución social y como tal genera poder institucional. Esto último indica claramente la existencia de clases institucionales antagónicas (que no son clases sociales en el sentido de las teorías del materialismo histórico): la autoridad ("dueña" del saber)y los estudiantes ("destinatarios" de ese saber).

La escuela encarga a los maestros que ejecuten su poder institucional contra los niños, adolescentes y jóvenes, a través de los exámenes. Ya se ha mostrado miles de veces, y demostrado con todo rigor científico (principalmente por las ciencias de la educación y del sociopsicoanálisis) que los exámenes son totalmente destructivos. Es la acción policíaca contra los estudiantes (alumnos y maestros que estudian). ¿Se ha percatado el lector de que todo verdadero estudiante es un auténtico investigador?

El examen es un instrumento individual que contribuye al doblegamiento del espíritu creativo. Lo aplica el profesor (por encargo de la escuela), al estudiante. Se han establecido múltiples explicaciones, supuestamente "científicas", para justificar la aplicación de exámenes. En una de sus versiones está la de "evaluación de los conocimientos adquiridos", pero a fin de cuentas, lo que se logra es medir el grado de obediencia que se ha logrado en el alumno y en consecuencia, de una manera oculta, se le empieza a acostumbrar al tipo de salario que se le deberá entregar en el futuro por su trabajo. La baja calificación en la escuela se reflejará en la aceptación de un bajo salario en la vida productiva adulta. La amenaza de la reprobación es la amenaza social, real, de que no se tendrá derecho a comer y a vivir. ¡Sólo esto es el examen! Y sirve para perpetuar la explotación de los seres humanos.

Ya no hay ninguna duda: toda enseñanza autoritaria sólo produce aniquilamiento de la creatividad y de la libertad. Ser obediente es ser esclavo.

El poder institucional de la escuela se forma con el trabajo de sus dos clases institucionales. No hay buenos ni malos. Es una interacción en que a los estudiantes (en sentido amplio) se les saca el máximo provecho en el mínimo tiempo posible. Ya han llegado las escuelas a los niveles superiores de optimización.

Existe una lucha dialéctica oculta, ni la autoridad escolar ni los estudiantes dicen explícitamente cuales son sus objetivos y sus tácticas. Lo que sí es totalmente evidente en México, es que lo que menos importa en las escuelas es la formación del espíritu científico, del pensamiento libre y espontáneo, de las habilidades para el trabajo. A la escuela lo que más le importa es la obediencia, y eso jamás lo va a decir, es su más preciado secreto.

Apuntando al mismo lugar, permítame el lector anotar una cita de Christian Vogt: "la escuela es en primer término, lugar de contradicciones psicológicas: ¿Cómo es posible que padres que quieren a sus hijos se avengan a confiárselos a ese frío monstruo, cuya función esterilizadora y destructiva no dejan de percibir?". (1)

Los adultos jamás podrán cambiar la vida si impiden a los niños inventar la suya propia en contacto permanente con la realidad del mundo social. Un adulto es un niño que se ha traicionado, porque ha evitado el juego como parte de la actitud hacia el trabajo, entre otras cosas. Es fundamental para reorientar a la escuela moderna el hecho de poder distinguir claramente que la escuela esta formada por dos clases institucionales. Aquí hay que tener mucho cuidado y que no se haga distinción entre los estudiantes, separándolos  entre proletarios y burgueses, con esto sólo se hace un gran favor al sistema autoritario (el Estado), ¡y gratis! A estas alturas ya no debe haber ninguna confusión entre lo que es actividad científica y actitud política, que son dos términos de la misma realidad social.

Las reflexiones de Jules Michelet en 1848 al inicio de la escuela popular francesa ya apuntaban al centro del conflicto escolar. Como un estudiante adolescente o joven (secundaria y preparatoria) esta situado temporalmente en el lugar que le permite escapar al condicionamiento social, es decir, existe todavía el poder de escapar que lo  conduzca a inventar un nuevo tipo de relación entre los individuos de la sociedad. Michelet, en la lección del 4 de enero de 1848 nos dice: "...El hijo del rico no es un rico, no es un propietario todavía; es pobre, relativamente; depende, aguarda; sin una paga de sus estudios. Dentro de poco estará concentrado, limitado, por la especialidad profesional; será un médico, un abogado, un hombre de negocios; pero hoy es un hombre. Le interesan todavía los hombres... (2). Por lo tanto, el joven debe hacer lo que no hacen por él; debe hacerse una contra-educación. Contra aquí no quiere decir contraria, sino simétrica, armónicamente opuesta... (3).

Es verdaderamente sorprendente que hace poco más de 150 años se hayan planteado cosas que aún ahora rebasan al sentido común y en plena era de la comunicación global. Así que ahora lo que tienen que hacer los jóvenes, los estudiantes, es tratar de capturar y recuperar sus posibilidades políticas de decisión como estudiantes de una escuela. En "La corrupción intelectual", artículo de Rosario Castellanos, se refiere al trato que la escuela da a quienes usurpan el oficio de maestros (4).

Son sus cómplices: pasan lista, suben y bajan puntos, dictan, obligan a los estudiantes a que piensen exactamente como ellos, hacen que se les trate con admiración y orgullo, sé autonombran los dueños absolutos de la razón, y al final está el engaño de que todo lo que cometen es para el "beneficio en el futuro".

Todo maestro que ha comprendido la relación que existe entre él y los estudiantes, se ha dado cuenta de que su trabajo como transmisor de los conocimientos, se logra sólo con actitudes amistosas, venciendo los obstáculos inherentes al propio fenómeno de la comprensión (una explicación psicológica adecuada aún no existe) y haciendo colectivamente el trabajo para la adquisición de conocimientos. Ya que toda la fraternidad se va directo a la basura en cuanto entra a la escena el examen escolar (horripilante acto de enjuiciamiento abusivo).

La principal mentira es que se atribuye al examen la medida de la captura de conocimientos a través del aparato psíquico del estudiante. Y la mentira que le sigue es creer que el profesor sabe como hacerlo.

Es necesario que las sesiones de convivencia y discusión sean amigables. El lado opuesto a esta actitud separa al profesor de la transmisión de conocimientos y lo agrega a la lista de los perseguidores de la sociedad. El conocimiento se consigue venciendo los obstáculos, y todo maestro es otro obstáculo más.


Parte II

La autoridad escolar

La reprobación como práctica educativa

"Hay que desterrar de la práctica educativa a esos enemigos que son el autoritarismo y la improvisación."

Raúl Antonio Cota

En los últimos veinte años, con los resultados del sociopsicoanálisis, se ha ido esclareciendo cada vez más el fenómeno de la autoridad, y se ha puesto de manifiesto el tipo de poder institucional con el que han funcionado las escuelas durante el último siglo. No se debe olvidar que la escuela pública es un invento relativamente nuevo, y es el resultado de las transformaciones de la sociedad industrial.

En la escuela se entrena a los niños y jóvenes para funcionar en el sistema productivo de la sociedad (como una pieza de una maquinaria de la que se desconoce para que opera). Esta es su principal función, pero nunca lo dice claramente, siempre aparecen sus verdaderos fines de una manera velada y obscura. Se anuncia como una institución que le va a hacer un bien a los niños, adolescentes y jóvenes. Pero tiene un truco. Clasifica a los alumnos en dos tipos opuestos: en uno están los inteligentes y en el otro están los tontos. Aunque en realidad todos son inteligentes, y mucho mas de lo que comúnmente se supone.

Resulta sorprendente que desde la escuela primaria hasta la escuela de la universidad se estudien ciencias de todo tipo: naturales, sociales, experimentales, lógica, matemática, lenguajes, etcétera, (en el jardín de niños y en las maestrías en ciencias nunca falta la "teoría de conjuntos"). Y el resultado es que casi ningún estudiante se siente científico, o cuando menos, aprendiz de científico.

Valiente contradicción. Se enseña ciencia a todas horas, día tras día, un año y otro año, durante la infancia-adolescencia-juventud y tanto más, y no se obtienen científicos. ¿Serán tontos los adultos que están gastando muchísimos esfuerzos en la sociedad, para no obtener nada? ¡Por supuesto que no! El problema es que no se quiere ver lo que verdaderamente ocurre en las escuelas.

Todo el mundo sabe que la escuela "moldea" la voluntad y "orienta" la conducta de los niños y jóvenes. Y también se sabe que el escenario de las ciencias va desde el teatro guiñol hasta el examen profesional. Entonces, si no produce científicos ¿qué es lo que producen las escuelas? La respuesta es: la nueva esclavitud psicológica.

¿Cómo se logra ésta esclavitud psicológica? A través de la enseñanza autoritaria, y de su principal instrumento: el examen aplicado por el profesor. Lo fundamental es el fenómeno de la autoridad. La autoridad es una combinación afectiva-sensitiva que conduce al miedo a ser abandonado o a tener un sentimiento de culpabilidad. Primeramente es inculcado, casi siempre sin darse cuenta, por parte de los padres. Luego sigue la escuela. Es en la escuela en donde un profesor con prácticas autoritarias (basta uno por escuela) que haga la amenaza (la cumpla o no) de la reprobación, del castigo, del futuro aciago, etcétera, provocará un sentimiento de culpabilidad en todos los niños y estudiantes.

Un ejemplo de lo que ocurre es que los estudiantes llegan a conclusiones de este tipo: "yo soy tonto, por eso repruebo". Con esto queda de manifiesto el ambiente destructivo y aniquilador de la conciencia, de la libertad que se requiere para pensar, para sentirse y para ser, humano, científico, amigable, estudioso y trabajador.  No se trata de culpar a algún profesor por ser autoritario. Es en todo caso una víctima más de la misma institución. De lo que se trata en esta época es de acabar con ese círculo vicioso.

Un ejemplo exagerado: Si en una escuela 99 maestros son estudiosos, amistosos, trabajadores, bondadosos, creativos, comprensivos y procientíficos, y uno, solamente uno, resulta ser activamente autoritario, es decir, reprobador, puesto que obtiene gozo por descalificar la vida de otros, ese único profesor hace que el clima predominante en esa escuela sea el autoritarismo; nulificando así las buenas intenciones, la ciencia y la amistad de todos los demás. Y así no se producen los científicos que el país necesita urgentemente.

Notas:

(1)  Pagina 104.

Gerard Mendel y Christian Vogt. El manifiesto de la educación.

Siglo XXI, editores. Octava edición, México, 1981.

(2)  Pagina 76.

Jules Michelet. El estudiante.

Siglo XXI editores, Primera edición en español, México, 1972.

(3) Pagina 48. Ibidem.

(4) Pagina 21.

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