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En memoria de Harry

Julio de 1966

uando este número del Grapevine llegue a sus lectores, todo el mundo de AA se habrá enterado del fallecimiento de nuestro muy querido amigo, el Dr. Harry M. Tiebout, siquiatra, el primero de su profesión en presentarnos a todo e] mundo. Sus dones de ejemplo valeroso, profunda comprensión de nuestras necesidades y labor constante en favor de nuestra Comunidad han sido - y siempre serán - de un valor incalculable.

Empezó así: Nos encontrábamos en los comienzos del año 1939, y el libro Alcohólicos Anónimos estaba a punto de ser impreso. Para ayudarnos a hacer las últimas correcciones del libro, habíamos distribuido varias copias mimeografiadas del manuscrito. Una copia cayó en manos de Harry. Aunque gran parte del contenido estaba entonces en contra de sus propia ideas, leyó nuestro libro con gran interés. Aun más importante, enseguida tomó la decisión de enseñar el nuevo libro a un par de sus pacientes, que ahora conocemos como Marty y Grenny. Eran dos de sus pacientes más difíciles, y aparentemente desahuciados.

Al principio, el libro les hizo poca impresión. De hecho, el frecuente uso de la palabra "Dios" enfureció tanto a Marty que cogió cl libro y lo tiró por la ventana, se fue enfadada del elegante sanatorio donde se encontraba y se lanzó a una tremenda borrachera.

Grenny no llevó tan lejos su rebeldía; se lo tomó fríamente.

Cuando por fin Marty volvió a presentarse, temblando violentamente, y le preguntó al Dr. Harry qué podía hacer ahora, él simplemente se sonrió y dijo, "Más vale que vuelvas a leer ese libro." De vuelta en su habitación, Marty finalmente se convenció así misma de hojear el libro una vez más. Una frase en especial le llamó la atención: "No podemos vivir con resentimiento." En cuanto pudo aceptar como suya esta idea, se sintió llena de "una experiencia espiritual transformadora."

En seguida asistió a una reunión. Tuvo lugar en la Calle Clinton, donde vivíamos Lois y yo. De regreso a Blythewood, se encontró a Grenny lleno de curiosidad. Estas fueron las primeras palabras que le dijo: "Grenny, ya no estamos solos."

Este fue el comienzo de la recuperación de ambos - recuperaciones que han perdurado hasta hoy. Al ver estos acontecimientos, Harry se quedó maravillado. Apenas una semana antes, los dos se habían resistido obstinadamente a todos sus métodos. Ahora hablaban, y lo hacían abiertamente. Para Harry, éstas eran las realidades - las nuevas realidades. Por ser científico y hombre valeroso, Harry no vaciló ni por un momento en reconocer estos hechos. Puso a un lado sus propias convicciones acerca del alcoholismo y sobre sus manifestaciones neuróticas, y pronto se convenció de que en AA había algo, tal vez algo muy importante.

Durante todos los años posteriores, y a menudo poniendo en gran riesgo su posición profesional, Harry seguía respaldando a AA. Teniendo en cuenta su posición profesional, esto requería un valor muy grande.

Permítanme que comparta con ustedes algunos ejemplos concretos. En una de sus primeras ponencias médicas, aquella famosa acerca de la "Entrega," había declarado que el proceso del desinflamiento del ego no solo era lo básico de los principios de AA, sino también absolutamente fundamental en su práctica de la siquiatría. Esta actitud requería tanto humildad como entereza. Siempre será un ilustre ejemplo para todos nosotros.

No obstante, esto era un mero comienzo. En 1944, con la ayuda del Dr. Kirby Collier de Rochester y Dwight Anderson de Nueva York, Harry había persuadido a la Sociedad Médica Norteamericana del Estado de Nueva York de que me permitieran a mi, un profano, leer una ponencia sobre AA en su reunión anual. Cinco años más tarde, el mismo trío, de nuevo encabezado por Harry, persuadió a la Asociación Siquiátrica Norteamericana para que me invitaran a leer otra ponencia mía - en esta ocasión, ante su Reunión Anual en Montreal en 1949. Para entonces, AA tenía unos 100,000 miembros, y muchos siquiatras ya habían visto de cerca el impacto que teníamos en sus pacientes.

Para los AA que estuvimos presentes en esta reunión, fue una hora muy emocionante. Mi presentación sería acerca de "la experiencia espiritual" según el punto de vista de AA. ¡Seguro que nadie se lo tomaría en serio! Para nuestro gran asombro, la ponencia fue muy bien recibida - al menos a juzgar por los largos aplausos.

Inmediatamente después, se me acercó un venerable caballero muy distinguido. Se presentó como un antiguo presidente de la Asociación Siquiátrica Norteamericana. Con gran entusiasmo, me dijo: "Sr. W., es muy posible que yo sea el único de mis colegas aquí presentes que realmente cree en la 'experiencia espiritual' de la misma manera que usted. En cierta ocasión, yo mismo tuve un despertar muy parecido al suyo, una experiencia que tenía en común con dos íntimos amigos, Bucke y Whitman."

Naturalmente, le pregunté, "Pero, ¿por qué a sus colegas les parecía gustar la ponencia?"

Me replicó algo como esto: "Mire, los siquiatras sabemos muy bien lo difíciles que son ustedes los alcohólicos. Lo que conmovió a mis amigos no fueron las afirmaciones que usted hizo en su ponencia, sino el hecho de que AA puede llevar la sobriedad a los alcohólicos al por mayor."

Al verlo de esta manera, me sentía aun más profundamente conmovido por magnifico y generoso tributo que se nos había rendido a los AA. Muy pronto mi ponencia apareció publicado en la Revista Siquiátrica Norteamericana, y nuestra Sede de Nueva York fue autorizada por la Asociación para hacer y distribuir todas las copias que deseáramos. Para ese entonces AA ya había empezado a difundirse en ultramar. Sólo Dios sabe el bien que hizo este articulo al ser reproducido por nosotros y presentado a los siquiatras de países lejanos por los grupos recién nacidos de AA. Aceleró enormemente la aceptación mundial de AA.

Podría seguir hablando sin fin de Harry, contándoles sus actividades en el campo global del alcoholismo, de su señalado servicio en nuestra junta de custodios. Podría contarles historias de nuestra grata amistad, recordando en particular su buen humor y su risa contagiosa. Pero el espacio que se me ha asignado es demasiado pequeño.

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