volver

¿Qué es la libertad en AA?

Mayo de 1960

as Tradiciones y las costumbres de Alcohólicos Anónimos constituyen una garantía de libertades individuales y colectivas sin paralelo en la historia. No nos encontramos sujetos a ningún gobierno humano.

Erase una vez un miembro de AA que tenía la impresión de que su grupo era demasiado estirado, respetable e intolerante. Por lo tanto, creía que tenía un exagerado temor a los deslices y desviaciones de sus miembros. Con genio irónico, se puso a idear un remedio. Finalmente, colgó un letrero en el salón de reuniones. Decía: "Compañeros, aquí se permite casi todo. Pero si sucede que has llegado borracho a esta reunión, por favor, no alborotes el gallinero. Y se ruega no fumar opio en el ascensor del club."

Está claro que nuestro amigo se ha pasado de la raya para hacer valer su punto de vista. Rara vez se ve a un AA borracho en una reunión; y es probable que nadie haya fumado opio en un local de club. No obstante, al contemplar ese letrero, todos podemos leer entre líneas y lo hacemos para beneficio nuestro.

En realidad, nuestro amigo bromista está diciendo a todos sus compañeros respetables y temerosos, "Si no fuera por la gracia de Dios, así me comportaría yo. 'A los alborotadores, dice, "Nadie puede obligarles a comportarse bien, ni castigarles si se comportan mal. A.A. tiene Doce Pasos para la recuperación y el desarrollo espiritual. Tiene Doce Tradiciones para la unidad de cada grupo y de toda nuestra Comunidad. Estas Tradiciones nos enseñan las formas que nos permitirán mantenernos unidos, si así lo deseamos. Nos cuesta algún dinero alquilar este local. Esperamos que echen algún dinero en el sombrero, pero no queremos forzarles a hacerlo. Pueden atacarnos, pero es probable que nadie se les resista. Pueden romper su anonimato ante el público y explotar el nombre de AA para ganar prestigio y dinero. Si insisten en hacer estas tonterías, nosotros no podemos detenerlos. Tampoco lo podemos hacer si mezclan el nombre de AA en controversias públicas. Esperamos que no hagan ninguna de estas cosas para nuestro perjuicio o el suyo. Decimos simplemente que tendrán que practicar los principios de AA porque ustedes mismos lo quieren hacer - no porque nosotros insistamos. Les corresponde a ustedes tomar la decisión; ésta es su garantía de libertad en AA."

Para cualquier otra sociedad, esta libertad ilimitada sería desastrosa. En un abrir y cerrar de ojos, se convertiría en pura anarquía. Entonces, ¿cómo podemos los AA aguantar tanta libertad, una libertad que a veces parece ser una licencia, individual y colectiva, para hacer exactamente lo que nos complace? Además, ¿son nuestras virtudes las que nos han concedido esta garantía inaudita, o está en realidad accionada por nuestras necesidades?

Nuestras necesidades sin duda son inmensas y apremiantes. Cada uno de nosotros tiene que ajustarse bastante bien a los Pasos y Tradiciones de AA; si no, nos volveremos locos o moriremos de alcoholismo. Por lo tanto, para la mayoría de nosotros, el deseo de sobrevivir y de desarrollarnos pronto llega a ser mucho más fuerte que la tentación de beber o de portarnos mal. Tenemos que hacerlo o morir. Así que optamos por vivir. Esto, a su vez, supone optar por los principios, las costumbres y las actitudes que nos pueden salvar del desastre total, asegurando nuestra sobriedad. Esta es nuestra primera gran decisión crucial. Hay que reconocer que la tomamos bajo el inminente látigo aterrorizador de Don Alcohol, el asesino. Está claro que esta primera decisión es más una necesidad que una acción virtuosa.

Pero una vez superado este obstáculo, empezamos a tomar otra clase de decisiones. Empezamos a ver que los principios de AA son buenos. Aunque todavía nos sentimos muy rebeldes, nos ponemos cada vez más a practicar estos principios, motivados por un sentido de responsabilidad para con nosotros mismos, nuestras familias y nuestros grupos. Empezamos a obedecer porque creemos que debemos obedecer. Aunque nos resulta penoso, nos damos cuenta de que es apropiado hacerlo. A medida que tratamos de obtener resultados, nos damos cuenta de que nos vamos desarrollando. Esta es una satisfacción bien merecida. La vida sigue siendo difícil, pero es mucho mejor. Además, tenemos mucha compañía. A todo nuestro alrededor tenemos muchos compañeros de viaje, individuos y grupos. Podemos hacer juntos lo que no podemos hacer aislados.

Finalmente, vemos que la elección tiene otra dimensión que de vez en cuando podemos alcanzar. Llegamos a un punto en el que podemos adoptar una actitud o costumbre, u obedecer un sano principio porque es lo que realmente queremos, sin reserva ni rebeldía. Cuando nuestra aceptación y nuestra buena disposición llegan a ser tan completas, descubrimos que desaparece toda nuestra rebeldía. Ahora nos conformamos porque queremos hacerlo de todo corazón. O dicho de otra manera: Sólo queremos la voluntad de Dios para con nosotros, y su gracia para nuestros compañeros.

Al contemplar el pasado, nos damos cuenta de que nuestra libertad para tomar malas decisiones no era, después de todo, una verdadera libertad. Cuando tomábamos una decisión porque "nos era imperativo" hacerlo, tampoco era una elección libre. Pero fue para nosotros un buen comienzo. Al tomar una decisión porque debíamos hacerlo, estábamos haciendo algún progreso. Así estábamos mereciéndonos un poco de libertad, y preparándonos para tener más. Y cuando en ocasiones podíamos tomar gustosamente la decisión apropiada, sin rebeldía, reserva o conflicto, teníamos nuestro primer indicio de lo que podría ser la perfecta libertad de acuerdo a la voluntad de Dios. Pocos pueden mantenerse mucho tiempo a esas alturas; para la mayoría de nosotros, el lograr permanecer en este elevado nivel es un trabajo de toda la vida o, con mayor probabilidad, un trabajo eterno. Pero sabemos que existe este más alto nivel - una meta que podemos alcanzar algún día.

Estas son las diversas libertades que hay en AA, y así parece que funcionan entre nosotros. Tardamos largo tiempo en llegar a comprenderlo. Ni siquiera nos arriesgamos a poner por escrito las Tradiciones de Alcohólicos Anónimos hasta 1945, diez años después de que el Dr. Bob y yo nos encontramos por primera vez. Pasamos por una época en la que sentíamos un incesante temor a los perjuicios que nuestros miembros volubles y el mundo alrededor nuestro nos pudieran causar. Nos resultaba difícil confiar en que nuestra conciencia de grupo podría ser una guía de fiar. Por lo tanto, dudábamos que fuera prudente conceder la autonomía local a cada grupo de AA.

Además, nos preguntábamos si no deberíamos expulsar a los indeseables e incluso a los incrédulos. Conceder a cada alcohólico del mundo el derecho exclusivo de decir si él o ella es o no es miembro de AA, fue una decisión tremenda. Estos eran los temores de aquel entonces, y tales eran las restricciones que nos encontrábamos tentados a imponer los unos a los otros. ¿No se habían visto obligados las sociedades y gobiernos más benignos del mundo a imponer estas restricciones en sus miembros y ciudadanos? ¿Qué motivo teníamos para creernos excepciones?

Afortunadamente, no adoptamos ninguna medida gubernamental. En lugar de hacerlo, forjamos las Doce Tradiciones de AA. Estas eran la verdadera expresión de nuestra conciencia de grupo colectiva. El que tantos miembros se muestren tan bien dispuestos a actuar de acuerdo con estas Tradiciones es motivo para nuestro gran asombro y gratitud. Ahora sabemos que siempre vamos a practicar estos principios: primero porque nos es imperativo hacerlo, luego porque debemos hacerlo, y finalmente, porque la mayoría de nosotros sinceramente queremos hacerlo. No cabe la menor duda.

Ya sabemos lo que verdaderamente son nuestras diversas libertades; y confiamos en que ninguna generación futura de AA se sienta en la obligación de limitarías. Nuestras libertades de AA constituyen la tierra en que puede florecer el auténtico amor - el amor que tenemos unos a otros, y el amor de todos para con Dios.

volver

Hosted by www.Geocities.ws

1