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La correspondencia entre Bill W. y Yale

Febrero de 1978

principios de 1954, Bill W. se negó a aceptar un titulo honorario de doctor en derecho que le había ofrecido la Universidad de Yale. A continuación aparece la correspondencia entre Bill y Reuben A. Holden, en aquel entonces secretario de la universidad. El intercambio de cartas se inició después de una visita personal del Sr. Holden y el Profesor Selden Bacon a Bill en 1954.

21 de enero de 1954

Apreciado Sr. W-:

Le envío adjunto un borrador del texto que pudiera leerse al hacerle entrega del propuesto título honorario el día 7 de junio.

Si sus custodios aprueban esta fórmula, me gustaría someterla a la Yale Corporation para su consideración.

El estilo puede mejorarse considerablemente. Trabajaremos en este aspecto durante los próximos meses, pero en cada instancia nos aseguraremos de tener su aprobación incondicional.

Gracias por su hospitalidad el martes pasado y por su atenta consideración a nuestra invitación.

Muy cordialmente,

Reuben A. Holden

W.W.

Cofundador de Alcohólicos Anónimos. Durante veinte años, esta Comunidad ha prestado un distinguido servicio a la humanidad. Se ha logrado la victoria mediante la rendición, se ha conseguido la fama mediante el anonimato, y decenas de miles de personas han vuelto a descubrir y han visto renacer su ser emocional, físico y espiritual. Este movimiento no profesional, surgido de las profundidades del sufrimiento intenso y de un estigma universal, no sólo ha indicado la forma de vencer una condición morbosa del cuerpo, de la mente y del alma, sino que también ha vigorizado la vida individual, social y religiosa de nuestros tiempos.

Yale se siente orgullosa de rendir homenaje a esta gran asamblea anónima de hombres y mujeres, confiriéndole a Ud., digno representante de su noble objetivo, este título de Doctor en Derecho, con todos sus correspondientes derechos y privilegios.

2 de febrero de 1954

Estimado Sr. Holden,

Por la presente expreso mi más profundo agradecimiento a los miembros de la Yale Corporation por haberme considerado digno del título de Doctor en Derecho.

No obstante, después de haberlo consultado cuidadosa y detalladamente con mis amigos, y con mi conciencia, me siento obligado a rechazar tal distinción.

Si la aceptara, los beneficios a corto plazo para Alcohólicos Anónimos y para las legiones de personas que todavía sufren de nuestra enfermedad, serían considerables y de un alcance mundial. No tengo la menor duda de que una muestra de apoyo tan potente aceleraría grandemente la aprobación pública de AA en todas partes. Por lo tanto, solamente la más contundente razón podría moverme a privar a Alcohólicos Anónimos de una oportunidad de esta envergadura.

Esta es la razón: La Tradición de Alcohólicos Anónimos - nuestra única forma de gobierno - pide a todo miembro que evite cualquier publicidad u honor personal que pueda vincular su nombre con nuestra Sociedad en la mente del público. La Duodécima Tradición de AA dice: "El anonimato es la base espiritual de todas nuestras Tradiciones, recordándonos siempre anteponer los principios a las personalidades."

Debido a que hemos tenido ya mucha experiencia concreta en este principio vital, hoy en día todo miembro juicioso de AA es de la opinión de que si, en los años venideros, seguimos practicando este principio de manera absoluta, servirá para garantizar nuestra eficacia y nuestra unidad, refrenando fuertemente a todos aquellos para quienes el reconocimiento y los honores públicos no son sino un trampolín hacia la dominación y el poder personal.

Al igual que otros hombres y mujeres, los AA miramos con profunda aprensión la tremenda lucha por el poder que se desenvuelve a nuestro alrededor, una lucha de múltiples formas que invade todos los aspectos de la vida, desgarrando nuestra sociedad. Creo que los AA tenemos la suerte de damos cuenta claramente de que tales fuerzas no deben regir nunca entre nosotros, porque serían nuestra perdición.

La Tradición de anonimato personal y de negamos a aceptar honores ante el público es nuestro escudo protector. No nos atrevemos a enfrentarnos indefensos a la tentación del poder.

Naturalmente, apreciamos el gran valor de los honores fuera de nuestra Comunidad. Es siempre inspirador para nosotros ver otorgar estos honores, en reconocimiento de logros o servicios distinguidos, a personas que los merecen y los aceptan con humildad. Lo único que decimos es que, en nuestras circunstancias particulares, no sería prudente aceptarlos en reconocimiento de lo que ha logrado el movimiento de AA.

Por ejemplo: Durante bastantes años, la historia de mi propia vida se reducía a la implacable persecución del dinero, de la fama y del poder, para casi acabar naufragando en un mar de alcohol. Aunque sobreviví aquella sórdida desgracia, sé muy bien que el espantoso virus de la neurótica obsesión por el poder también ha sobrevivido en mí. Solo está en estado latente, y puede volver a multiplicarse y destrozarme - y también a AA. Decenas de miles de mis compañeros son de un temperamento muy parecido al mío. Afortunadamente, lo saben, y yo lo sé. De ahí nuestra Tradición de anonimato, y de ahíla clara obligación que tengo a negarme a aceptar este distinguido honor y todas las satisfacciones y todos los beneficios que podría haber producido.

Es cierto que este espléndido texto que Ud. me propone, en el que se me identifica por las iniciales "W.W.", sirve para proteger mi anonimato por el momento. No obstante, en los documentos históricos habría constancia del hecho de que yo había aceptado el título de LL.D., y el público lo sabría. Por consiguiente, aunque yo pudiera aceptar el titulo sin violar la letra de la Tradición actual de AA, sin duda, a] aceptarlo estaría preparando el terreno para futuras violaciones del espíritu de nuestra Tradición. Estoy convencido de que esto sería sentar un precedente muy peligroso.

Aunque pueda ser una excepción muy inusitada, me pregunto si la Yale Corporation consideraría la posibilidad de rendir este honor a la Comunidad de AA en si misma, sin presentarme a mí el título. En tal eventualidad, yo gustosamente haría acto de presencia para aceptarlo en nombre de nuestra Sociedad. Si le parece deseable entablar una discusión sobre esta posibilidad, no vacilaré en ir a New Haven.

Con gratitud,

William G.W.

8 de febrero de 1954,

Estimado Sr. W-:

He retrasado mi respuesta a su atentísima fechada el 2 de febrero, hasta haber efectuado la reunión de nuestro Comité de Títulos Honorarios, la cual ya ha tenido lugar; y en nombre del comité, quiero decirle que, después de leer su magnífica carta, todos tienen más deseo que nunca de poder otorgarle el título - aunque en nuestra opinión, no sería ni la mitad de lo que Ud. se merece.

Todos los miembros del comité me han pedido que le comunique, de la manera más sincera que pueda, lo profundamente agradecidos que le están a Ud. por haber considerado su invitación tan atentamente, tan seriamente y tan generosamente. Comprendemos perfectamente sus sentimientos al respecto, y nos gustaría si pudiéramos mostrarle la alta estima en que les tenemos a usted y a Alcohólicos Anónimos. No dudo de que algún día tendremos la oportunidad de hacerlo.

Mientras tanto, me veo obligado a decirle también que fue el parecer del comité que los títulos honorarios, como los títulos de caballero, solo se pueden conferir a individuos y que, siendo ésta la tradición, con referencia a la posibilidad que Ud. nos propone en el último párrafo de su carta, sería lógico considerar otra forma, distinta a la de otorgarles un título honorario, de poder manifestar el reconocimiento que nos gustaría conceder a su organización. Espero que sea posible hacerlo.

Le envío los más calurosos saludos del presidente de la Universidad Yale y de todos los miembros de la corporación, y le expreso nuestra mas sincera admiración y mejores deseos para que sigan prosperando en los trabajos que ya han contribuido tanto al bienestar de nuestro país.

Muy cordialmente,

Reuben A. Holden

Estimado Sr. Holden,

Con gran alivio y gratitud hemos leído su carta del 8 de febrero, en la que nos notifica los sentimientos de la Yale Corporation con respecto a mi decisión de negarme a aceptar el título de Doctor en Derecho. La guardaré para siempre como un precioso tesoro.

Su pronta y conmovedora comprensión de la vital necesidad que tiene Alcohólicos Anónimos de refrenar a sus miembros que, en años venideros, aspiren al poder; la buena opinión que ustedes tienen de mí; y la esperanza que expresan de que la Yale Corporation encuentre en un futuro no muy lejano una forma de dar a Alcohólicos Anónimos un apropiado reconocimiento público - son motivos de una gran satisfacción.

Le ruego que comunique al presidente de Yale y a todos los miembros de la junta mi más seguro y sincero agradecimiento, y me repito,

su afmo. y S.S. Bill W -

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