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¿Por qué no podemos unirnos a AA nosotros también?

Octubre de 1947

Queridos AAs:

El Dr. Bob y yo tenemos un problema. Nos gustaría compartirlo francamente con ustedes.

En realidad, AA tiene veintenas de "fundadores," hombres y mujeres sin cuyas aportaciones especiales, puede que AA nunca hubiera existido. No obstante, por alguna razón, parece que el calificativo "fundador" ha llegado a aplicarse exclusivamente al Dr. Bob y a mí - fenómeno que tal vez se deba a una falta de información sobre nuestros primeros días. Este sentimiento, aunque les mueve a los AA a distinguirnos de los demás miembros de la totalidad, nos es muy conmovedor. Sin duda tenemos más motivos para estar agradecidos que nadie en el mundo. No obstante, hemos empezado a preguntarnos si, a la larga, tal énfasis exagerado obrará para el bien de AA ¿No es quizás algo imprudente mostrar tanto afecto para con "los fundadores"?

Tal vez los AA podamos llegar a ser un nuevo tipo de sociedad humana. Hasta un grado nunca alcanzado anteriormente, AA, tal vez, podrá funcionar apoyándose en la fuerza de sus principios fundamentales, y no en el prestigio o la inspiración de un liderazgo muy personalizado. Así el total puede tener una transcendencia, una importancia mayor a la de cualquier parte; y entonces, para su continuación, nuestra unidad y nuestro éxito pueden principalmente depender de Dios como nosotros lo concebimos, del Dios que obra en miles de corazones y no solamente en unos pocos.

En mi fuero interno, creo que los AA hemos empezado a vislumbrar esta magnífica posibilidad. La convicción cada vez mas generalizada de que el liderazgo activo debe ser transitorio y rotatorio; que, en cuanto a sus propios asuntos, cada grupo de AA sólo es responsable ante su propia conciencia; que nuestros comités y junta son, en realidad, servidores, no autoridades; que nosotros, como movimiento, tenemos que permanecer pobres, para evitar así los riesgos de distracción de la riqueza; que, como miembros particulares de AA debemos ser anónimos ante el público en general - estos son los indicios y los presagios de un destino singular. En tales conceptos no hay lugar para un liderazgo vestido de prestigio.

"Pero," dirán algunos, "¿como vamos a convertir este sueño en realidad cuando la mayoría de las sociedades tienen que depender tanto de la administración, del dinero y del poder de persuasión personal de un liderazgo de mucho renombre?" No obstante, de una manera increíble, estamos empezando a ver nuestro sueño convertirse en realidad. Aunque seguimos mirando con recelo la acumulación de grandes sumas de dinero o de prestigio personal en nombre de Alcohólicos Anónimos, continuamos creciendo a pesar de la ausencia de aquellos factores, a veces inestables, de los que a menudo tienen que depender otras empresas humanas.

¿Por qué es esto posible? ¿Porque somos personas superiores? Difícilmente. Lejos de ser superiores a la mayoría, somos, con toda seguridad, mucho más falibles. Por extraño que sea, nuestra fortaleza colectiva parece derivarse de nuestra siempre latente debilidad individual. Somos alcohólicos. Aunque ahora estamos recuperados, nunca estamos muy lejos de la posibilidad de un nuevo desastre personal. Cada uno sabe que tiene que comportarse con un alto grado de honradez, humildad y tolerancia; si no, volverá a beber. Para nosotros los AA, beber es morir; amar a Dios y a nuestros semejantes es vivir.

Bajo tales condiciones, lo imposible se ha convertido en posible. Ya que la vida de cada AA depende literalmente de su desinteresado servicio a los demás, ya que el falso orgullo, la autoconmiseración y el egoísmo exagerado con casi toda certeza serán castigados despiadadamente por el Rey Alcohol, no necesitamos más que un mínimo de reglas de fabricación humana o de líderes inspirados para mantenernos en el buen camino. Ni tampoco es probable que ningún miembro de AA persista largo tiempo en hacer nada que sea perjudicial para la unidad de AA. Sabe muy bien que los AA tenemos que vivir unidos - o morir solos. Al principio vive la vida espiritual porque no tiene más remedio; ahora lo hace porque quiere. Estas son las circunstancias verdaderamente providenciales en las que nosotros nos encontramos; por eso, estamos empezando a ver nuevos valores en AA. Percibimos entre nosotros un reino espiritual, que poco pueden trastornar las distracciones de la riqueza y de los intereses personales egoístas.

A la luz de estas consideraciones, volvamos a analizar la situación del Dr. Bob y la mía. Parece que, cuanto más crece AA, más se tiende a destacar nuestro papel especial en su creación y futuro desarrollo. Aun se nos sitúa en una categoría excepcional. Hace mucho tiempo que casi todos los demás pioneros de AA están entre bastidores donde, si todavía disfrutan de la confianza de sus compañeros, se les consulta con frecuencia. Por consentimiento común, se han convertido en nuestros consejeros no oficiales, fuentes de larga experiencia, a quienes recurrimos en momentos de apuro. En el reparto hay ahora nuevos actores que algún día saldrán a escena para después retirarse. Creemos que así es como debe ser.

El Dr. Bob y yo creemos que esta sana doctrina también debe aplicarse a nosotros. No puede haber ninguna buena razón para hacer una excepción con "los fundadores." Cuanto más tiempo permanezcamos los pioneros de AA en el centro del escenario, más probable será que sentemos peligrosos precedentes para establecer un liderazgo personalizado y permanente. Para asegurar bien el futuro de AA, ¿no es esto precisamente lo que debemos evitar? Huelga decir que el Dr. Bob y yo no queremos ignorar ninguna responsabilidad que todavía recaiga sobre nosotros. Por el contrario; es probable que hoy día nuestra misión principal es la de ayudar a AA a formar una Tradición segura. Pero, ¿cómo podemos abogar por el principio tradicional de una dirección rotativa, si permitimos que crezca la opinión de que nosotros mismos debemos ser excepciones permanentes? Por supuesto que no podemos.

Consideremos, por ejemplo, mi propio caso. Se sabe que mi salud ha mejorado recientemente; que voy a asistir a una muy concurrida conferencia regional. Enseguida me llegan peticiones, calurosas y urgentes, para que hable en reuniones por toda Norteamérica. Ya que la mayoría de los AA son buenos vendedores, me encuentro sujeto a una gran presión.

Aunque el estar tan solicitado me hace sentir muy bien, estas peticiones me dejan en medio de un grave dilema - algo realmente angustioso. ¿Cómo puedo actuar con equidad y hablar en diez cenas de aniversario mientras me niego a hacerlo en noventa?; ¿cómo puedo hacer grabaciones especiales o dar charlas telefónicas para todas esta ocasiones? O, ¿cómo puedo contestar a toda la correspondencia que recibo? ¿cómo puedo aconsejar a cientos de individuos y grupos acerca de sus problemas particulares? Es físicamente imposible. Incluso si pudiera encontrar la manera de hacer todas estas cosas y así permanecer indefinidamente en el centro de los asuntos de AA, ¿sería esto lo mejor para AA a la larga? Sin duda, todos estarían de acuerdo en que no lo sería.

Así que el problema del Dr., Bob y mío se reduce a esto: Vamos a tener que decidir precisamente cuáles son las pocas cosas que nosotros somos especialmente aptos para hacer por AA y, según nos permita nuestra salud, ponernos a hacerlas.

En lo que a mí respecta, creo que voy dedicar más tiempo a escribir: más artículos para el Grapevine, más folletos, y tal vez un nuevo libro que trate del asunto vital de la unidad de AA. Este material debe facilitar un amplia y detallada información sobre nuestras Tradiciones, según se van desarrollando, y sobre las poco conocidas funciones de nuestro centro de servicios generales. De vez en cuando, me gustaría nacer acto de presencia en las reuniones regionales mayores con el propósito de discutir sobre estos asuntos con tantos AA como sea posible.

En los próximos dos o tres años, será conveniente ampliar la base de nuestro centro de servicios generales de Nueva York de manera que incluya una reunión anual de los AA de fuera de la ciudad con los custodios de la Fundación Alcohólica, el personal de la oficina general de AA y la redacción del AA Grapevine; se llamaría la Conferencia de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos. Facilitar la creación de tal Conferencia será una tarea formidable que puede requerir que visitemos algunos de nuestros principales centros de AA esparcidos por todo el país.

Estas parecen ser las cosas que más se necesitan hacer para el bienestar de AA en su totalidad. Si estos proyectos han de ser terminados, estoy seguro de que no podemos dedicarnos a muchas más cosas. Para tener éxito, necesitaremos una verdadera libertad de decisión y pocas distracciones. Por lo tanto, les pedimos su completa cooperación.

Aunque estas tareas todavía están por hacer, el Dr. Bob y yo vamos a confesar una profunda aspiración. Como ciudadanos particulares de AA, a menudo nos gustará ir y venir entre ustedes como cualquier otra persona, sin ninguna atención especial. Y aunque siempre nos gustaría seguir sintiendo la satisfacción de contarnos entre los originadores, esperamos que ustedes empiecen a considerarnos solo como pioneros de AA, y no como "fundadores."

Así que, ¿podemos unirnos nosotros a AA también?

Con mis mejores deseos,

Bill

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