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Duodécima Tradición

Noviembre de 1948

e puede decir que el anonimato es la base espiritual, la clave segura, de todas nuestras Tradiciones. Ha llegado a representar la prudencia y, aun más importante, la modestia. Un auténtico respeto para con el recién llegado que desee ser anónimo; una crucial protección contra el abuso del nombre de Alcohólicos Anónimos al nivel público; y, para cada uno de nosotros, una advertencia constante de anteponer los principios a los intereses personales - tan amplio es el alcance de este principio. Vemos en ello la piedra angular de nuestra seguridad como movimiento; a un nivel espiritual más profundo, nos encamina hacia una abnegación aún más completa.

Cualquiera que eche una mirada a las Doce Tradiciones tendrá inmediatamente la seguridad de que la idea esencial de cada una de ellas es "la renuncia." En cada Tradición se pide al individuo o al grupo que renuncien a algo por el bienestar general. La Primera Tradición nos pide que antepongamos el bienestar común a los deseos personales. La Segunda Tradición nos pide que escuchemos la voz de Dios tal como se exprese en la conciencia de grupo. La Tercera Tradición nos requiere que no excluyamos a ningún alcohólico de AA. La Cuarta Tradición lleva implícito que abandonemos cualquier idea de autoridad humana o gobierno centralizados. No obstante, a cualquier grupo se le impone que consulte ampliamente con los demás en asuntos que nos afectan a todos. La Quinta Tradición limita al grupo de AA a tener un único objetivo, el de llevar nuestro mensaje a otros alcohólicos.

La Sexta Tradición nos indica la influencia corruptora del dinero, de la propiedad y de la autoridad personal; nos pide que minimicemos estas influencias, constituyendo en sociedades y administrando separadamente nuestros servicios especiales. Además, nos advierte de la tentación natural de forjar alianzas o de dar nuestro respaldo a causas ajenas. La Séptima Tradición dice que nos conviene pagar nuestras propias cuentas; que las grandes contribuciones o aquellas que suponen obligaciones no deben ser aceptadas; que solicitar fondos al público, utilizando el nombre de Alcohólicos Anónimos, es extremadamente peligroso. La Octava Tradición nos pide renunciar para siempre a la profesionalización de nuestro trabajo de Paso Doce, y garantiza que nuestros pocos trabajadores de servicio asalariados nunca sean considerados como profesionales de AA. La Novena Tradición nos pide que renunciemos a toda idea de tener una organización costosa; se necesita tener lo suficiente para permitir el funcionamiento eficaz de nuestros servicios especiales, y nada más. Esta Tradición respira democracia; nuestros líderes están allí para servir y ceden sus puestos por rotación; nuestros pocos títulos nunca invisten a sus portadores de una autoridad personal arbitraria; están autorizados a servir, nunca a gobernar. La Décima Tradición nos refrena enérgicamente de entrar en toda seria controversia; nos implora a cada uno de nosotros que nos guardemos de comprometer a AA a los fuegos de la reformas o de la disensiones políticas o religiosas. La Undécima Tradición nos pide que, en nuestras relaciones públicas, tengamos cuidado del sensacionalismo, y declara que nunca hay necesidad de alabarnos a nosotros mismos. Se nos requiere con insistencia que mantengamos el anonimato personal ante la prensa, la radio y el cine, para evitar así el escollo de la vanidad, y la tentación de vincular AA con entidades ajenas - a causa de las rupturas de anonimato que pueden ocurrir.

La Duodécima Tradición, con su aire de humilde anonimato, claramente comprende las once que la preceden. Los Doce Puntos de Tradición no son sino una aplicación específica del espíritu de los Doce Pasos de recuperación a nuestra vida de grupo y a nuestras relaciones con la sociedad en general. El objetivo de los pasos de recuperación es el de convertir a cada miembro de AA en un ser sano e íntegro, unido con Dios; el objetivo de los Doce Puntos de Tradición es el de mantenernos unidos, unos con otros, e integramos de forma apropiada en el mundo alrededor nuestro. Nuestra meta es la unidad.

Creemos que nuestras Tradiciones de AA están firmemente arraigadas en esos sabios preceptos: la caridad, la gratitud y la humildad, sin olvidar la prudencia. Que tengamos estas virtudes claramente ante nuestros ojos, en todas nuestras meditaciones; y que los Alcohólicos Anónimos sirvamos a Dios en feliz unísono mientras El nos necesite.

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