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Séptima Tradición

Junio de 1948

i seguimos creciendo al ritmo actual, los ingresos totales de los miembros de Alcohólicos Anónimos pronto alcanzarán la asombrosa suma de un cuarto de billón de dólares al año. Esta es una consecuencia directa de nuestra pertenencia a AA. Sobrios ahora, lo tenemos; borrachos, no lo tendríamos.

Por contraste, nuestros gastos totales de AA son pequeñísimos.

Por ejemplo, la Oficina de Servicios Generales de AA ahora nos cuesta $1.50 por miembro al año. En realidad, la oficina de Nueva York pide a los grupos que contribuyan esta cantidad dos veces al año, porque no todos los grupos contribuyen. Aún así, la cantidad por miembro sigue siendo muy pequen a. Si un miembro de AA vive en un gran centro metropolitano en el que es imprescindible tener una oficina de intergrupo para responder a la multitud de solicitudes de información y hacer las numerosas disposiciones para hospitalización, este miembro contribuye (o probablemente debe contribuir) con unos $5.00 anualmente. Para pagar el alquiler del local de reunión de su grupo, y quizás los gastos para café y rosquillas, puede que eche en el sombrero unos $25.00 al año. O, si es miembro de un club, tal vez ascienda a $50.00. Si está abonado al AA Grapevine, la subscripción supondrá otro gasto prodigioso de $2.50.

Así que el miembro de AA que con seriedad contribuye a cumplir con las responsabilidades de su grupo, se ve expuesto a gastar unos $5.00 al mes, como promedio. No obstante, es probable que sus ingresos personales oscilen entre $200 y $2,000 al mes, como una consecuencia directa de no beber.

Puede que algunos nos respondan, "Pero, nuestros amigos quieren regalarnos algún dinero para amueblar nuestro club. Somos un grupo nuevo y pequeño. La mayoría seguimos andando escasos de dinero. ¿Qué debemos hacer?"

Me siento seguro de que una multitud de voces de AA le contestarán ahora al nuevo grupo, "Si, sabemos exactamente cómo se sienten ustedes. hubo ocasiones en las que nosotros solicitamos dinero. Incluso hicimos solicitudes públicas. Creíamos que podíamos hacer muy buen uso del dinero de gente ajena. Pero acabamos dándonos cuenta de que el dinero recogido de esa manera llevaba consigo grandes peligros. Provocó controversias inimaginables. Simplemente no valió la pena. Además, sentó un precedente que ha tentado a mucha gente a emplear el precioso nombre de Alcohólicos Anónimos para fines ajenos. Aunque un pequeño préstamo hecho por un amigo, un préstamo que el grupo tiene una sincera intención de reembolsar, puede entrañar poco riesgo, les suplicamos que se lo piensen dos veces antes de pedirle una donación sustancial, incluso a un amigo bien intencionado y dispuesto. Ustedes pueden pagarlo todo por su propia cuenta, y pronto lo harán. Para cada uno de ustedes, estos gastos generales nunca excederán el precio de una botella de buen whisky al mes. Estarán eternamente agradecidos si cumplen con esta pequeña responsabilidad de su propio bolsillo."

Al reflexionar sobre estas cosas, sería tal vez conveniente que cada uno de nosotros nos dijéramos, "Sí, una vez los AA éramos una carga para todos los demás. Eramos los que 'tomaban.' Ahora que nos encontramos sobrios y, por la gracia de Dios, hemos llegado a ser ciudadanos responsables del mundo, ¿por qué no debemos dar un giro de 180 grados para convertirnos en 'los que dan con gratitud'? Ya es hora de que lo hagamos."

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