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Cuarta Tradición

Marzo de 1948

a Cuarta Tradición es una aplicación específica de los principios generales ya enunciados en la Primera y la Segunda Tradición. La Primera Tradición dice: "Cada miembro de Alcohólicos Anónimos no es sino una pequeña parte de una gran totalidad. Es necesario que AA siga viviendo o, de lo contrario, la mayoría de nosotros seguramente morirá. Por eso, nuestro bienestar común tiene prioridad. No obstante, el bienestar individual le sigue muy de cerca." La Segunda Tradición dice: "Para el propósito de nuestro grupo, solo existe una autoridad fundamental - un Dios amoroso tal como se exprese en la conciencia de nuestro grupo."

Teniendo en mente estos conceptos, echemos una más detenida mirada a la Cuarta Tradición. La primera frase garantiza la autonomía local de cada grupo de AA. En cuanto a sus propios asuntos, el grupo puede tomar las decisiones y adoptar las posturas que más le convengan. Ninguna autoridad global o intergrupal debe poner en tela de juicio este privilegio primordial. Creemos que debe ser así, a pesar de que el grupo pueda actuar a veces de una forma totalmente indiferente a nuestras Tradiciones. Por ejemplo, un grupo de AA podría, si quisiera, contratar a sueldo a un predicador y pagarle con las entradas de la sala de fiestas del grupo. Aunque una forma de proceder tan absurda difícilmente estaría de acuerdo a nuestra Tradición, no se violaría el "derecho a equivocarse" del grupo. Estamos convencidos de que, a todo grupo, se le pueden conceder estos privilegios extremos, y concedérselos con toda confianza. Sabemos que nuestro acostumbrado proceso de pruebas y tanteos no tardará en eliminar tanto al predicador como a la sala de fiestas. Podemos confiar en que aquellos graves dolores de crecimiento que son la invariable secuela de una desviación radical de la Tradición de AA volverán a poner en el buen camino al grupo equivocado. No hay necesidad de que un grupo de AA sea coaccionado por ningún gobierno humano aparte de sus propios miembros. Su propia experiencia, más la opinión de los demás grupos de AA de los alrededores, más la orientación divina manifestada en la conciencia de grupo, sería suficiente. Ya hemos aprendido esta realidad a fuerza de muchos sufrimientos. Por lo tanto, con toda seguridad podemos decir a todo grupo, "La única autoridad ante la que debe ser responsable es su propia conciencia."

Permítanme, no obstante, que les señale una importante restricción. Veremos que esta amplia libertad de pensamiento y acción solo se aplica a los propios asuntos del grupo. Con razón, esta Tradición dice a continuación: Sin embargo, cuando sus planes atañen al bienestar de los grupos vecinos, se debe consultar con los mismos." Es obvio que si cualquier individuo, grupo o comité regional pudiera ejecutar una acción que afectara gravemente el bienestar de Alcohólicos Anónimos en su totalidad, o trastornara gravemente a los grupos vecinos, esto no sería libertad en absoluto. Sería puro libertinaje; no sería democracia, sino anarquía.

Por lo tanto, los AA hemos adoptado universalmente el principio de consulta, lo cual significa que un grupo de AA, antes de efectuar cualquier acción que pueda afectar a los grupos vecinos, consulta con dichos grupos al respecto. O, consulta con el comité de intergrupo del área, silo hubiera. De forma parecida, si un grupo o un comité regional desea efectuar cualquier acción que pueda afectar a AA en su totalidad, consulta al respecto con los custodios. la Fundación Alcohólica, quienes constituyen, efectivamente, nuestro comité de servicios generales global. Por ejemplo, ningún grupo o intergrupo podrían considerarse en libertad para hacer ninguna publicidad que pueda afectar a AA en su totalidad sin haberlo consultado primero con los custodios. Ni tampoco podría pretender representar a la totalidad de Alcohólicos Anónimos, publicando y distribuyendo literatura que se describiera como "literatura de AA." Claro está que este mismo principio se aplicaría a toda situación parecida. Aunque no hay ninguna obligación de hacerlo, toda empresa de esta índole, de costumbre, se somete a la Sede general de AA para su comprobación.

Esta idea queda claramente resumida en la última frase de la Cuarta Tradición, que dice: "En cuanto a estos asuntos, nuestro bienestar común es de máxima importancia."

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