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Segunda Tradición

Enero de 1948

Tarde o temprano, cada AA llega a depender de un Poder superior a si mismo. Se da cuenta de que Dios, tal como él Lo concibe, no solo es una fuente de fortaleza, sino también una fuente de orientación positiva. Al darse cuenta de que tiene a su disposición una pequeña fracción de ese recurso infinito, su vida toma un nuevo cariz. Experimenta una nueva seguridad interna, junto con un sentido de destino y propósito como nunca había conocido hasta entonces. Día tras día, nuestro AA hace un examen de sus errores y sus vicisitudes. Aprende de su experiencia cotidiana cuáles son sus restantes defectos de carácter y llega a estar cada vez más dispuesto a que les sean eliminados. De esta manera, mejora su contacto consciente con Dios.

Todo grupo de AA sigue en su desarrollo este mismo ciclo. Hemos llegado a darnos cuenta de que cada grupo, así como cada individuo, es una entidad especial, muy diferente a cualquier otra. Aunque los grupos de AA son básicamente iguales, cada grupo tiene su propio ambiente característico, y ha llegado a su propia y peculiar fase de desarrollo. Creemos que cada grupo de AA tiene su propia conciencia. Es la conciencia colectiva de sus miembros. La experiencia diaria informa e instruye a esta conciencia. El grupo empieza a reconocer sus propios defectos de carácter y, uno a uno, son eliminados o reducidos. A medida que continúa este proceso, el grupo se encuentra en mejor condición de recibir la orientación apropiada para llevar sus propios asuntos. Las pruebas y tanteos producen la experiencia del grupo, y de su experiencia corregida proviene la costumbre. Cuando una forma acostumbrada de hacer las cosas resulta ser claramente la mejor, esta costumbre llega a formar parte de la Tradición de AA. El Poder Superior está obrando por medio de una bien clara conciencia de grupo.

Humildemente esperamos y creemos que nuestra creciente Tradición de AA resulte ser la voluntad de Dios para con nosotros.

Mucha gente ha llegado a creer que Alcohólicos Anónimos es, hasta cierto grado, una nueva forma de sociedad humana. Al considerar la Primera Tradición, recalcamos el hecho de que, en AA, no tenemos ninguna autoridad humana coercitiva. Ya que todo miembro de AA tiene, por necesidad, una conciencia sensible, y ya que el alcohol le castigará gravemente si recae, cada vez nos vamos dando más cuenta de que tenemos poca necesidad de reglas o reglamentos de invención humana. Aunque es cierto que de vez en cuando nos salimos por la tangente, nos vemos cada vez más en la posibilidad de contar completamente con la estabilidad duradera del grupo de AA. Con el tiempo, con casi toda seguridad, en lo concerniente a los asuntos del grupo, la conciencia colectiva de grupo resultará ser un árbitro en el que podremos confiar completamente. La conciencia de grupo acabará por ser una guía para los asuntos del grupo mucho más infalible que el criterio de cualquier miembro individual, por bueno o sabio que sea. Este es un hecho impresionante y casi increíble. Por consiguiente, podemos prescindir sin temor de aquellas exhortaciones y castigos tan necesarios aparentemente para otras sociedades. Y no tenemos que depender excesivamente de líderes carismáticos. Ya que la gente que dirige nuestros servicios lo hace de forma verdaderamente rotativa, disfrutamos de un tipo de democracia rara vez posible en otras partes. En este sentido, puede que en gran medida seamos únicos.

Por lo tanto, nosotros los Alcohólicos Anónimos estamos convencidos de que hay una sola autoridad final, "un Dios amoroso tal como se exprese en la conciencia de nuestro grupo."

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