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Los peligros de vincular AA con otros proyectos

Marzo de 1947

Nuestra experiencia de AA ha venido planteándonos las siguientes preguntas importantes, que no tienen todavía una respuesta definitiva. Primera, ¿debe AA en su totalidad entrar en las esferas ajenas de hospitalización, investigación científica, y educación no polémica sobre el alcoholismo? Segunda, un miembro de AA que actúa estrictamente como un particular, ¿tiene justificación para aportar a tales empresas su experiencia y conocimientos especiales? Y tercera, si un miembro de AA trabaja en estos aspectos del problema global del alcoholismo, ¿cuáles serían las condiciones apropiadas para su trabajo?

Respecto a estas preguntas, se oye en los grupos de AA una variedad casi infinita de opiniones. Por lo general, se pueden clasificar en tres categorías: la de "hacerlo todo"; la de "hacer algo"; y la de "no hacer nada."

Tenemos miembros que se preocupan tanto de que nos enmarañemos en estas actividades, o de que nos exploten de alguna forma, que quieren que seamos una corporación estrictamente cerrada. Ejercerían la presión más fuerte posible para impedir que los AA hagan cualquier esfuerzo respecto al problema global del alcoholismo, ya sea que lo hagan como individuos o como grupos - con excepción, por supuesto, de su acostumbrado trabajo de AA. Ven el espectro del Movimiento Washingtoniano que prosperó por algún tiempo entre los alcohólicos de hace un siglo, y terminó desintegrándose, debido, en parte, a que sus miembros militaban en favor de la abolición, la prohibición, y demás y demás. Estos AA están convencidos de que, cueste lo que cueste, tenemos que mantener nuestro aislamiento, y ocuparnos únicamente de lo nuestro, para evitar el mismo peligro.

Tenemos también al miembro que le gustaría que lo hiciéramos todo con respecto al problema global del alcoholismo - a cualquier hora, en cualquier sitio, de cualquier forma. Su entusiasmo le hace creer no solamente que su querida AA es una panacea para todos los borrachos, sino que también tenemos una solución para todo y todos los que tienen que ver con el alcohol. Cree firmemente que AA debe apoyar, tanto con su nombre como con sus recursos económicos, cualquier proyecto de investigación científica, educación, o tratamiento que sean de primera categoría. Viendo que, hoy en día, AA aparece en la primera plana de noticias, él mantiene que debemos permitir liberalmente a otros que aprovechen nuestra buena fama Dice: "¿Por qué no debemos manifestar públicamente nuestro apoyo? Se podrían recoger fácilmente millones de dólares para hacer buenas obras en el campo del alcoholismo." A veces, el juicio de este entusiasta está oscurecido por su deseo de crearse una carrera. No obstante, estoy seguro de que para la mayoría de los que se entusiasman tan precipitadamente, es una cuestión de pura exuberancia, más, en muchos casos, un sentimiento profundo de responsabilidad social. Así que tenemos los entusiastas y los ultraprudentes: los de "hacerlo todo" y los de "no hacer nada." Pero el miembro de AA en general no se preocupa por estos fenómenos tanto como lo hacía en el pasado. Sabe que, del calor y del humo, saldrá la luz. Pronto surgirá una política bien informada que todos puedan aprobar. Sometida a la prueba del tiempo, esta política, si se muestra acertada, se convertirá en una tradición de AA.

A veces, he temido que AA no elaborara nunca una política factible. Y este temor no se aliviaba mientras mis propias opiniones iban cambiando, con completa inconsecuencia, de un extremo a otro. Debería haber tenido más fe. La luz de nuestra experiencia está empezando a brillar con la suficiente intensidad como para que podamos ver claramente; para que podamos decir con seguridad lo que podemos y lo que no podemos hacer con respecto a la educación, la investigación científica, etc.

Por ejemplo, podemos decir categóricamente que, ni AA en su totalidad, ni cualquier grupo de AA deben involucrarse en ninguna actividad que no sea el trabajo acostumbrado de AA. Como grupos, no podemos apoyar, ni financiar ni afiliamos a ninguna otra causa, por muy noble que sea; no podemos asociar el nombre de AA con ninguna otra empresa en el campo del alcoholismo, y así causarle al público la impresión de que hayamos abandonado nuestro objetivo. Tenemos que disuadir a nuestros miembros y a nuestros amigos de utilizar el nombre de AA cuando hacen publicidad o solicitan contribuciones. El comportarnos de otra manera pondría en peligro nuestra unidad; y nuestra responsabilidad más importante, tanto hacia nuestros hermanos alcohólicos como hacia el público en general, es la de mantener nuestra unidad. La experiencia, según creemos, ya ha puesto de manifiesto estos principios.

Aunque ahora abordamos cuestiones más discutibles, tenemos que preguntarnos con toda sinceridad si cualquiera de entre nosotros, como particular, debe llevar y aplicar nuestras experiencias especiales a otros aspectos del problema del alcoholismo. ¿No le debemos al menos esto a la sociedad? y, ¿es posible hacerlo sin comprometer a Alcohólicos Anónimos en su totalidad?

A mi parecer, la política de "no hacer nada" es ahora impensable, debido en parte a mi convicción de que nuestros miembros pueden trabajar en otras actividades no polémicas del campo del alcoholismo sin poner en peligro a la Comunidad, si toman algunas sencillas precauciones; y, en parte, porque he llegado a creer profundamente que el hacer menos sería privar a la sociedad entera de las aportaciones inmensamente valiosas que, con casi toda seguridad, podríamos hacer. Aunque somos miembros de AA y AA tiene que tener prioridad, somos también ciudadanos del mundo. Además, como nuestros amigos los médicos, estamos obligados por honor a compartir todo lo que sabemos con toda la humanidad.

Por lo tanto, me parece justo que algunos de nosotros respondamos a la llamada que nos llega de otros campos. Y aquellos que respondan, tienen que recordar únicamente que son, antes que nada, miembros de AA; que en sus actividades son solamente individuos particulares. Esto supone que respeten el principio de anonimato ante la prensa; que si se presentan ante el público en general, no se describan como miembros de AA; y que se abstengan de llamar especial atención sobre el hecho de que son miembros de AA cuando hacen publicidad o solicitudes de fondos.

Estas sencillas normas de conducta, si son observadas concienzudamente, podrían disipar todas las dudas, razonables o irrazonables, que muchos AA tienen ahora. De esta manera, AA en su totalidad podría mantener relaciones amistosas, sin compromisos, con cualquier causa no polémica que esté tratando de escribir una página más brillante en los oscuros anales del alcoholismo.

Una palabra para terminar. Hace algunos años, yo creía que nosotros podríamos, de forma limitada y cautelosa, prestar nuestro nombre a ciertas empresas ajenas. Una de ellas era un proyecto educativo muy prometedor. Varios miembros del cuerpo docente de la Universidad de Yale que estaban patrocinando el Comité Nacional de Educación sobre el Alcoholismo me preguntaron si podían contratar a un miembro de AA y, ¿podría este miembro romper su anonimato para este propósito particular? Mi respuesta fue que naturalmente se podía conseguir la participación de un AA; que tal participación no podría ser considerada, bajo ningún concepto, como una profesionalización de AA, ya que el trabajo que se iba a hacer se haría en un campo totalmente distinto; que si un AA pudiera ser un educador mejor, entonces ¿por qué no? Aunque nunca se ha puesto seriamente en duda lo atinado de esta política, no se puede decir lo mismo respecto a mi respuesta sobre el asunto de abandonar el anonimato, a lo cual, en este caso, di mi aprobación.

Desde entonces hemos visto lo equivocado de esta decisión. Un buen amigo mío, miembro de AA, aceptó ese puesto y luego abandonó su anonimato. El primer efecto que tuvo fue bueno. Atrajo una considerable cantidad de publicidad para AA, así como muchos miembros. En lo referente a la educación, se consiguió que el público fuera más consciente que nunca que el alcoholismo es una enfermedad, y que se podía hacer algo al respecto. Hasta allí, todo bien.

Pero recientemente, ha surgido alguna confusión. Debido a la gran cantidad de publicidad que vinculaba el nombre de AA con este proyecto educativo, el público tendía a pensar que AA en su totalidad se había metido en el campo de educación sobre el alcohol. Y cuando el nombre de AA llegó a estar asociado en la mente del público con una campaña de reunir fondos, hubo incluso más confusión. A algunos donantes que tenían la impresión de que estaban contribuyendo a AA, les sorprendió oír de sus amigos que AA no solicitaba dinero. Por lo tanto, se ha empezado a ver que las ventajas a corto plazo de abandonar el anonimato no compensaban la desventaja a largo plazo. A medida que la experiencia ha venido poniendo esto cada vez más en claro, no sólo para mí, sino también para mis amigos de la universidad y del comité educativo, ellos se han expresado totalmente de acuerdo y añora están esforzándose por remediar la situación.

Naturalmente, tengo la más sincera esperanza de que nuestro error no cause la menor molestia o perjuicio a los miembros del comité ni a su trabajo. Los errores forman una parte integrante del proceso de pruebas y tanteos, por medio del cual todos vamos aprendiendo y creciendo.

Para resumir lo anterior en pocas palabras, me siento razonablemente convencido de que nuestra política en lo referente a proyectos "ajenos" llegará a ser la siguiente: AA no patrocina proyectos en campos ajenos. No obstante, si estos proyectos son constructivos y de carácter no polémico, los miembros de AA tienen perfecta libertad de participar en ellos, sin censura, silo hacen como particulares, y si tienen cuidado de no comprometer el nombre de AA. Tal vez lo resolveremos así, sin más. ¿Lo probamos?

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