El proceso de llegar a la automotivación-acción puede desarrollarse a través del trabajo en torno a tres dimensiones:

            *SENTIR

            *SABER

            *HACER

        Estas dimensiones se trabajan en el nivel individual y en el colectivo:

       Como individuos somos una totalidad y somos lo que sentimos, lo que pensamos, lo que hacemos. Como seres sociales, somos en nuestra relación con nuestros semejantes, somos parte de un ámbito social o entorno colectivo.

        Para llegar a realizar una acción colectiva requerimos de desarrollar estas dimensiones y trabajarlas en el entorno:

            *SENTIR EL GUSTO POR LO QUE SOMOS, POR LO QUE HACEMOS Y LO QUE PENSAMOS. ESTO NOS LLEVA AL COMPROMISO CON NOSOTROS MISMOS Y CON LOS DEMÁS.

            *SABER LO QUE SOMOS, LO QUE SENTIMOS Y SABER HACER LO QUE NECESITAMOS. ESTO NOS CONDUCE A TOMAR UNA CONCIENCIA INTEGRAL.

            *HACER LO QUE SENTIMOS, HACER LO QUE SABEMOS Y LO QUE SOMOS. NOS DIRIGE A REALIZAR UNA ACCIÓN  CONSCIENTE Y RESPONSABLE.

       Si en estos tres aspectos hay congruencia, es decir, van en la misma dirección o corresponden uno con el otro, la acción resultante será efectiva.

       Cuando localizamos incongruencias significa, por ejemplo, que hacemos algo que no sentimos, o que lo hacemos sin pensar; que sentimos la necesidad y el deseo de hacer algo y que ya sabemos como, pero no actuamos, no hacemos nada; o bien, que sentimos la necesidad de actuar y lo hacemos pero sin tener la información o la conciencia de lo que es correcto hacer.

            Sin congruencia nuestros actos no tienen compromiso, ni conciencia y por tanto son irresponsables.

         Cuando de manera individual ya hemos desarrollado estas dimensiones del proceso de automotivación-acción y lo extendemos a nuestra comunidad, a nuestro entorno, entonces estamos realizando acciones de carácter social e histórico, estamos haciendo lo que se conoce como praxis colectiva, por que lo que hago lo hago en comunidad y esto cambia el entorno, lo transforma: estamos transformando al nivel de nuestras prácticas a  nuestra sociedad.

            Un hombre libre y responsable que actúa en su entorno, toma decisiones. Decidir nos define también como adultos. Nuestra capacidad de elegir y actuar, de decidir, es una capacidad que se desarrolla con el tiempo y que va madurando. Si no somos capaces de tomar decisiones, menos aun lo seremos de responder por ellas. Para tomar decisiones correctas hay que ser congruentes con lo que sentimos, pensamos y hacemos, individual y colectivamente.

            Este camino, este proceso nos lleva a un compromiso comunitario, a una conciencia social y a la toma de decisiones para una praxis colectiva fundamentada en la congruencia psicológica, emotivo - cognitiva y relacional.