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Geografías Alternativas

Antonio Christofoletti*

Basando sus preocupaciones conceptuales en las tesis del positivismo lógico, la metodología científica formalizada logró algunos avances clave, entre los que conviene destacar los siguientes:

-el conocimiento científico fecundo es aquel basado en datos, en eventos conocidos en el mundo empírico;

-para que se pueda tener certeza del conocimiento, es necesario que haya verificación de hipótesis, empleando las más diversas técnicas, llegando a la formación de leyes. El tipo de certeza es el esgrimido por las ciencias experimentales y en particular por las matemáticas.En los últimos tiempos, el criterio de refutabilidad propuesto por Karl Popper viene siendo tomado como punto básico para la metodología científica;

-el procedimiento científico debe estar siempre en contacto con la experiencia del mundo empírico, a fin de evitar el verbalismo y el error.

La filosofía positivista se caracteriza por la valorización exclusiva de los datos, tal como son recogidos y observados para la investigación, y el procedimiento metodológico padrón único.

Muchos filósofos antipositivistas, son adeptos a una distinción entre las Ciencias Humanas o Sociales y las Ciencias Naturales. Especialmente Wilhelm Dilthey (1833-1911) establece una distinción que se transformó en clásica y generalizada, entre explicación (erklären) y comprensión (verstehen). El modo explicativo sería característico de las ciencias Naturales, que procuran develar el relación causal de los fenómenos. La comprensión sería el modo típico de proceder de las Ciencias Humanas, que no estudian hechos que puedan ser explicados propiamente, pero observan los procesos permanentemente vivos de la experiencia humana, y que procuran extraer de ellos su sentido. Los sentidos o significados son fortalecidos en la propia experiencia del investigador y podrían ser incorporados en la experiencia de los otros.

Más recientemente se ha presentado una distinción entre las ciencias formuladoras de leyes (Química, Física), y las ciencias consumidoras de leyes, como la Geología y la Geografía (Guelke, 1971).

Geografía Humanística

El abordaje humanista en Geografía tiene como base los trabajos realizados por Yi-Fu Tuan, Anne Buttimer, Edward Relph y Mercer Powell, y posee a la fenomenología existencial como la filosofía subyacente. Aunque posee raíces más antiguas en Kant y en Hegel, los significados contemporáneos de ls fenomenología son atribuidos a la filosofía de  Edmund Husserl (1859-1939). Evidentemente, ese movimiento filosófico fue ampliado y varios autores ofrecieron aportes importantes tales como Heidegger, Merleau-Ponty e Sartre, entre otros.

La fenomenología se preocupa en el análisis de los aspectos esenciales de los objetos de la conciencia a través de la supresión de todos los preconceptos que un individuo pueda tener sobre la naturaleza de los objetos, como los provenientes de las perspectivas científica, naturalista y del sentido común. Preocupándose en verificar la aprehensión de las esencias, por la percepción intuición de las personas, la fenomenología utiliza como fundamento la experiencia vivida y adquirida por el individuo. De esta forma, se contrapone a las observaciones de base empírica, ya que no se interesa por el objeto ni por el sujeto. "La fenomenología no es ni una ciencia de objetos, ni una ciencia del sujeto: ella es una ciencia de la experiencia". (Edie, 1962, citado in Entrikin, 1976).

En la fenomenología existencial el espacio es concebido como espacio presente, diferente del espacio representativo de la geometría de la ciencia. Para la perspectiva científica el espacio es algo dimensional que se expresa por una representación. Para el fenomenólogo el espacio es un contexto, experimentado como poseedor de cierto espesor, en oposición a los puntos adimensionales del espacio medible. El espesor del espacio es visto en la concepción del "aquí", que es un sistema de realciones con otros lugares, semejante al espesor de los conceptos temporales, tales como "ahora", que envuelve aspectos del pasado, presente y futuro.

La Geografía Humanística intenta valorizar la experiencia del individuo o del grupo, intentando comprender el comportamiento y las formas de sentir de las personas en relación a sus lugares. Para cada individuo, para cada grupo humano, existe una visión del mundo que se expresa a través de sus actitudes y valores con el ambiente. Es el contexto por el cual la persona valoriza y organiza su espacio y su mundo, y en él se relaciona. En esta perspectiva, los geógrafos humanistas argumentan que su abordaje merece el rótulo de "humanista", pues estudian los aspectos del hombre que son más distintivamente humanos: significados, valores, metas o propósitos. (Entrikin, 1976).

Las nociones de espacio y lugar surgen como muy importantes para esta tendencia geográfica. El lugar es aquel en que el individuo se encuentra ambientado, en el cual está integrado. Él hace parte de su mundo, de sus sentimientos y afecciones; es el "centro de significación o el foco de acción emocional del hombre". El lugar no es toda y cualquier localidad, sino aquella que tiene significación efectiva para una persona o grupo de personas. En 1974, al intentar estructurar el sector de estudios relacionados con la percepción, actitudes y valores ambientales, Yi-Fu Tuan propuso el término Topofilia definiéndolo como "el halo afectivo entre la persona y el lugar o cuadro físico".

La noción de espacio envuelve un complejo de ideas. La percepción visual, el tacto, el movimiento y el pensamiento se combinan para darnos nuestro sentido característico de espacio, posibilitando la capacidad para reconocer y estructurar la disposición de los objetos. El reconocimiento de los objetos implica el reconocimiento de intervalos y relaciones de distancia entre los objetos y pues, de espacio (Tuan, 1974a). La distancia es de ámbito espacio-temporal, pues envuelve no sólo las nociones de "lejos" o "cerca", sino también las de pasado, presente y futuro. Aún para la Geografía Humanística, la integración espacial se hace más por la dimensión afectiva que por la métrica. Estar junto, estar próximo, no significa la proximidad física, sino el relacionamiento afectivo con otra persona o con otro lugar. Puedo estar viviendo en la ciudad X, pero me siento mucho más unido a la ciudad Y, en la cual viví por mucho tiempo y donde se encuentran mis familiares. Sus acontecimientos son más significativos y tocantes para mí que los de la ciudad en la cual actualmente resido. Lugares, personas físicamente distantes pueden estar afectivamente muy próximos. Por ello, el estudio del espacio y del análisis de los sentimientos e ideas espaciales de las personas y grupos de personas.

De esta forma, Yi-Fu Tuan (1974a) observa que el "espacio lugar están en el centro de nuestra disciplina. Sobre la perspectiva positivista la geografía y el análisis de la organización espacial. Sobre la perspectiva humanística el espacio y lugar asumen características muy diferentes. La tarea básica del geógrafo humanista es mostrar lo que ellos son a través de una estructura coherente".

De la valorización de la percepción y de las actitudes deriva la preocupación de verificar los gustos, las preferencias, las características y las particularidades de los lugares. Se valorizan también el contexto ambiental y los aspectos que redundan en el encanto y en la magia de los lugares, en su personalidad y distinción. Hay entrelazamiento entre el grupo y el lugar. ¿Cuántos lugares nos encantan por lo típico que poseen?. Mientras tanto, con la expansión cada vez mayor de la tecnología, de la masificación, de las facilidades de los transportes, los mismos tipos de construcciones y edificios, las mismas figuras para la diversión infantil son encontrados de forma generalizada, en las grandes y pequeñas ciudades, en las más variadas regiones y países. Esto representa el proceso de universalización, o de descaracterización del lugar, que fue tema de uno de los trabajos de Edward Relph (1976).

Evidentemente existen diferencias internas. Los trabajos de Yi-Fu Tuan son más próximos al Humanismo, mientras que los de Anne Buttimer y Edward Relph son más próximos a la aplicación de la perspectiva fenomenológica. Como representativos de esta perspectiva humanística se incluye el trabajo pionero de David Lowenthal (1961), complementado por los artículos de Anne Buttimer (1976) y de Yi-Fu Tuan (1976). Para la ampliación del conocimiento de este sector, son útiles las lecturas de las obras de  Edward Relph (Place and placelessness, 1976), las de Yi-Fu Tuan (Topophilia, 1974; Space and place, 1976; Landscape of fear, 1979), y la recopilación de Humanistic Geography, de Ley e Samuels (1978).

Geografía Idealista

La Geografía Idealista representa la tendencia para valorizar la comprensión de las acciones envueltas en los fenómenos, intentando focalizar en su aspecto interior, que es el pensamiento subyacente a las actividades humanas. El filósofo e historiador R. G. Collingwood, en su obra The idea of history, de 1956, considera que una acción comprende dos aspectos: el exterior y el interior. El exterior comprende todos los aspectos de una acción pasibles de descripción en función de cuerpos y de sus movimientos, mientras la parte interior de las acciones es el pensamiento subyacente a sus aspectos observables (su parte exterior). Esta perspectiva collingwoodiana fue tomada por Leonard Guelke, que viene aplicándola en la Geografía. En 1974 presentó sus características básicas de la Geografía Idealista, y posteriormente mostró su potencialidad de aplicación en la geografía histórica (1975) y en la geografía regional (1977).

Descontento con la característica pragmática asumida por la Nueva Geografía, Guelke (1975) observa que "el valor pragmático de muchos trabajos de Nueva Geografía es el único aspecto que ofrece una justificación mayor para su existencia. Si analizamos la Nueva Geografía solamente en función de su contribución intelectual a la disciplina, los resultados son escaso. Pero ello no es sorprendente. Los nuevos geógrafos simplemente aplicaban técnicas más sofisticadas dentro del viejo contexto hartshoniano. En otras palabras, los nuevos geógrafos estuvieron básicamente relacionados con los atributos externos de los fenómenos y con su asociación espacial". Por esta razón, prosigue el referido geógrafo, "el abordaje positivista fracasa en abarcar la dimensión crucial del comportamiento humano, principalmente el pensamiento subyacente en él. El idealismo es una alternativa al positivismo, tomando plena consideración de la dimensión del pensamiento en el comportamiento humano. El idealista considera que las acciones humanas no pueden ser explicadas adecuadamente a menos que se comprenda el pensamiento subyacente a ellas. Donde el positivista intenta explicar el comportamiento como una función de los atributos externos de los fenómenos, el idealista intenta comprenderlo en término de los principios internos del individuo o del grupo envuelto. En otras palabras, el idealista intenta explicar los padrones los padrones de paisajes repensando los pensamientos de las personas que los crearon". (Guelke, 1975).

En su artículo de 1974, Guelke observa que el geógrafo humano está interesado principalmente en la forma por la que una acción pueda desarrollarse, en "comprender la respuesta racional para el fenómeno, no la explicación del fenómeno en sí". Las formas de actividades humanas, en niveles individual y social, modificaron y transformaron la superficie terrestre. Así, "el objetivo del geógrafo humano idealista es comprender el desarrollo del paisaje cultural de la Tierra al revelar el pensamiento que yace atrás de él".

Considerando que cada persona o grupo social posee determinada visión del mundo, y que las decisiones son tomadas en virtud del conocimiento teórico y conceptual que el individuo posee, entonces "una persona actuará en el mundo en consonancia con su comprensión de él". Como las actividades humanas expresadas en la superficie terrestre son oriundas de las decisiones tomadas por los individuos o grupos sociales, "se debe descubrir lo que ellos creían y no por qué creían. Se debe rehacer el pensamiento, intentando descubrir el modo por el cual un agente geográfico construye su situación a fin de observar el nexo entre pensamiento y acción". En esas circunstancias, "el geógrafo humano intenta simplemente reconstruir el pesnamiento que sustenta las acciones que fueron realizadas. No necesita de sus propias teorías, porque está interesado en las teorías expresadas en las acciones del individuo que está siendo investigado". Por esa razón, "la meta de un geógrafo humano idealista es proveer un relato verdadero y su explicación".

Al considerar la elaboración de "relatos verdaderos y su explicación", la Geografía Idealista asume posición ideográfica en vez de la nomotética. Por otro lado, su focalización mayor es en la tendencia histórica que en la espacial. Mientras tanto, Leonard Guelke al sugerir el principio de verificación y adoptar el empirismo epistemológico y la objetividad en la ciencia, se está incluyendo en los moldes del positivismo lógico, sin realmente proponer una perspectiva sustitutiva para la Nueva Geografía. Intenta principalmente reformular los aspectos de la geografía practicada bajo los principios del positivismo, aportando la necesidad y la importancia de incluir también las preocupaciones como los pensamientos humanos para la efectiva comprensión de las organizaciones espaciales..

 Temporal-espacial

Esta Geografía intenta analizar las actividades de los individuos y de las sociedades en función de las variables tiempo y espacio, intentando trazar las trayectorias de los ritmos de vida (diarios, anuales y de la propia duración de la vida), señalando las cantidades de tiempo dedicado a las diversas actividades y en lugares variados. El contexto abarcado por el territorio al alcance del individuo o de la sociedad, corresponde a su medio ambiente, dentro del cual él ejecuta sus actividades, considerando las escalas temporales del día, del año o de su propia vida.

Tomando como resultado los trabajos realizados por Hagerstrand a partir de 1970, esta tendencia originó el Grupo de Geografía del Tiempo en Suecia. En la actualidad, varios otros grupos y escuelas ya se dedican a esa temática.

La perspectiva de análisis temporal-espacial no procura ser un campo distinto y específico en el conjunto de las Ciencias Sociales, como si fuese una disciplina, mas intenta promover la integración de áreas diversificadas del conocimiento superando la laguna entre la ciencia socioeconómica de un lado, y la ciencia bio-ecológica y tecnológica de otro lado. Es en esa integración relacionada con el uso de los recursos temporal-espaciales, que surgen de las características de la organización espacial, que se establece el potencial significativa de la Geografía. Su principal diferencia reside en privilegiar el significado de las “cualidades formales del tiempo y del espacio”, y no en procurar una categoría de fenómenos substanciales que se sirve de un objeto específico para su caracterización. Los fenómenos analizados son pertenecientes al mundo de las Ciencias Sociales y Biológicas, “consistiendo en individuos y poblaciones humanas, vegetales y animales en la medida que interactúan con el hombre, con sus actividades, con el tiempo, con el espacio, con su organización e instituciones, con sus metas y valores, con sus movimientos, con sus percepciones e ideologías o con elementos similares” (Carlstein, 1978). Esto porque “las propiedades universalmente difundidas de tiempo y espacio como dimensiones ubicacionales, distributivas y existenciales de la mayor parte de los fenómenos son básicas a la comprensión de los elementos y procesos encontrados en el mundo real”.

Las cuestiones relacionadas con el uso del tiempo son fundamentales para la perspectiva temporal-espacial de la Geografía, tanto en relación al individuo como en relación a los grupos. Las actividades desarrolladas por los individuos y grupos, en la familia, en los locales de trabajo y en las horas de descanso exigen construcciones adecuadas, medios de transporte y organización de horarios. Para que los miembros de la sociedad puedan aprovechar sus diversiones y descanso, por ejemplo, es preciso que esas actividades sean ofrecidas fuera de sus horarios de trabajo y en una localización próxima a su residencia, que permita un desplazamiento ágil de ida y de vuelta. La elección de residencia, de locales de trabajo, de ciudades para vivir, son decisiones que envuelven la selección de puntos para usufructuar de las ventajas y disponibilidades sociales y para contribuir convenientemente al uso del tiempo diario en las diversas actividades. Los recursos individuales y familiares (renta, uso de vehículos), crean condiciones que liberan a las personas para actuar en una porción mayor del espacio y para ejecutar tareas más diversificadas.

En las sociedades industriales el desarrollo tecnológico intensifica la productividad y promueve la disminución de las horas de las jornadas de trabajo. El individuo pasa a disponer de más “horas libres” que pueden ser gastadas en actividades culturales, recreativas, deportivas, sociales y otras. Hay necesidad de organizar la distribución espacial de los locales que permitan esas actividades, así como disponer de un horario de funcionamiento para  atraer el mayor número posible de usuarios. Considerando el ritmo de las actividades diarias, los programas de televisión, por ejemplo, intentan atraer franjas distintas de población en sus transmisiones matinales, vespertinas y nocturnas.

Las actividades productivas y las características de las clases socioeconómicas son importantes en el análisis temporal-espacial. Son significativas, por ejemplo, las diferencias en el uso del tiempo entre las poblaciones urbanas y las rurales. Otro aspecto se relaciona con el valor del tiempo y el gasto. Las personas de bajo nivel social y cultural ejecutan tareas de bajo rendimiento, pues por lo que su tiempo es “barato”. Las personas de alto nivel socio-cultural presentan un valor del tiempo mucho más elevado, cuyo gasto no es destinado a la ejecución de tareas simples y rutinarias. Delegar las tareas domésticas y de limpieza a la empleadas es procedimiento usual en las familias acomodadas, así como los subalternos ejecutan muchas tareas delegadas por los patrones y dirigentes.

Las cuestiones y los problemas que pueden ser focalizados sobre la perspectiva temporal-espacial son muy diversos, abarcando aspectos de localización espacial de los artefactos humanos y la distribución del uso del tiempo. Representando más un instrumento de análisis, un “modelo temporal-geográfico”, esa focalización no surge como una nueva perspectiva geográfica. Valorizando la interrelación de las variables tiempo y espacio, puede ser englobada y manejada tanto por los adeptos de la Nueva Geografía como por los adeptos de la Geografía Radical, siendo posible aplicar en ella los procedimientos metodológicos y los medios explicativos que se quiera atribuir a los fenómenos organizacionales de las sociedades humanas.

*En: Perspectivas da Geografía, SP, 1982.-


 

 

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Última modificación: 16 de Mayo de 2008
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