LA GEOLOGÍA UNA PROFESIÓN
VOCACIONAL.
Extracto de la Memoria del I Encuentro de Jóvenes
Geólogos e Ingenieros de Minas. 28, 29 y 30 de Abril del 2000.
Josep Gibert
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Contenido:
1-LA GEOLOGÍA UNA PROFESIÓN VOCACIONAL.
2-REFERENCIAS.
1-LA GEOLOGÍA UNA PROFESIÓN VOCACIONAL:
Los organizadores del Primer
Encuentro Nacional de Jóvenes Geólogos me piden que les hable
sobre nuestra profesión y sólo puedo intentarlo hablando de la
experiencia personal acumulada en más de treinta años, e
intentar describir lo que ha sucedido en el ámbito de la
geología en este periodo.
Mi promoción es la tercera que estudia
la carrera de Ciencias Geológicas, pues antes no existía la
licenciatura como tal, se estudiaba Ciencias Naturales, lo que
implicaba una formación extensa en biología y en menor grado
geológica. En nuestro caso y teniendo en cuenta la reciente
segregación y la falta de especialistas en la universidad se
impartían algunas asignaturas propias de las ciencias naturales
como Botánica y Zoología, además de las Matemáticas, Física
y Química muy poco enfocadas hacía aspectos geológicos.
Curiosamente era obligatoria la Paleontología Humana. Las
asignaturas estrictamente geológicas eran pocas y el nivel
escaso. La teoría de la Tectónica de Placas aún no se
conocía. La Estratigrafía, Sedimentología se estudiaban a
nivel teórico casi memorístico al dictado de textos americanos,
aquí aún no existían especialistas, los primeros, en
Cataluña, fueron el Dr. Rosell y la Dra. Virgili. La Geografía
Física era la asignatura que dominaba la carrera. La impartía
el Dr. Soler Sabaris que era un buen pedagogo, herencia de su
pasado en la Enseñanza Media, y sus excursiones muy didácticas,
conocíamos toda Cataluña y sabíamos interpretar el paisaje,
más como geógrafos que como geólogos. Los contactos
internacionales no existían. Quizás el científico de este
ámbito más conocido fuera de España era el Dr. Crusafont
Catedrático de Paleontología. En definitiva, nuestra ciencia
estaba en los inicios.
Por otra parte éramos pocos alumnos,
doce en mi promoción y solo existían cuatro universidades donde
se enseñaba Geología: Barcelona, Madrid, Granada y Oviedo. Las
salidas clásicas eran la enseñanza aunque con mi promocián se
inició una amplia gama de posibilidades. La Confederación
Hidrográfica del Pirineo Oriental solicitó geólogos, los
estudios de Hidrogeología comenzaron con mi generación. La
inició el Dr. Llamas un ingeniero de Caminos que nos dictó un
cursillo rápido del que salieron los dos primeros catedráticos
de la asignatura. El Instituto Tecnológico y Geominero (entonces
Instituto Geológico y Minero) estaba en expansión y gracias a
la necesidad de realizar mapas geológicos se contrataban
geólogos. La Universidad y el CSIC iniciaron su renovación para
adaptarse a los tiempos del desarrollo propios de los años
sesenta y muchos de mis compañeros ocuparon plazas en la
universidad o en el CSIC. En realidad fue la primera generación
que abrió fronteras y se perfeccionó en Europa. Sin duda el
paro no se conocía y la promoción estaba asegurada. Incluso se
podía escoger la especialidad, en mi caso la Paleontología, que
en los años sesenta era una rareza.
En más de treinta años la profesión
ha cambiado mucho. A pesar de los males endémicos de nuestra
universidad, que no tienen solución, los geólogos están mejor
formados y, sobre todo, tienen más posibilidad de perfeccionarse
en cursos, congresos, doctorados, masters etc., de viajar y
reciclarse en otras universidades europeas o americanas por lo
que la formación se alarga considerablemente. Un buen
profesional empieza a estar formado a los cinco años de terminar
la carrera después de adquirir experiencia profesional o haber
perfeccionado los conocimientos universitarios fuera del ámbito
estrictamente académico.
Las posibilidades de trabajo han
aumentado abriéndose a nuevas expectativas antes inimaginables
como son los trabajos relacionados con el medio ambiente
(auditorías ambientales, estudios de impacto, depuradoras,
vertederos, residuos, ordenación del territorio, etc), obras
públicas (carreteras, AVE, túneles etc.), recursos hídricos
(aguas subterraneas, control de ríos), estudios de riesgos
naturales (avalanchas deslizamientos, riadas, terremotos),
recursos naturales (petróleo, carbón, canteras), estudio de
zonas de riadas (desertización, erosión y conservación del
suelo). Muchos de estos trabajos se pueden realizar en empresas
privadas pero también en servicios públicos vinculados a las
autonomías, ayuntamientos, diputaciones y ministerios.La
investigación también ha ampliado sus campos y abarca un amplio
espectro, desde el estudio de nuevos materiales (hay geólogos
que trabajan en cristales para la NASA y nuevos modelos de
prótesis) hasta la Paleontología Humana (ciencia que yo
practico).
Quizás lo más difícil para el joven
geólogo sea optar por opciones de futuro al finalizar sus
estudios. Hay varias posibilidades. Las más extremas son buscar,
encontrar trabajo y ejercer la profesión de manera inmediata o
por el contrario profundizar en la formación a la búsqueda del
trabajo satisfactorio. Son opciones personales en las que es
difícil aconsejar. Es cierto, que en estos momentos, hay
posibilidades de encontrar trabajo y que se exige mucha
movilidad, capacidad de adaptación y versatilidad. El mercado de
trabajo es muy móvil, inestable e inseguro por lo que debe
adquiriese un perfil amplio, pero dentro de unas especialidades y
edades. A los treinta se debe tener un aceptable
curriculum profesional y una buena formación.
La geología es una profesión muy
vocacional o por lo menos para mí. Esto debe proporcionar una
satisfacción complementaria que nos permita un plus de felicidad
ejerciendo nuestro trabajo. Cada vez es más difícil escoger el
trabajo más satisfactorio, el que realmente nos gusta y
ejercerlo con libertad, sin presiones. La vida del geólogo muy
vinculada al campo, permite estar en contacto con la naturaleza,
viajar, alejarse de los jefes y disfrutar de atardeceres
agradables y tertulias científicas ante una buena mesa. Mis
mejores momentos los he pasado trabajando en el campo,
descubriendo nuevos yacimientos paleontológicos en las
depresiones terciarias de España.
Las nuevas leyes económicas exigen la
máxima rentabilidad con el mínimo tiempo y gran calidad, lo que
es una utopía e incompatible con la capacidad creadora vinculada
a toda profesión que exija un razonamiento científico. Se debe
anteponer el rigor y la calidad a las urgencias y exigencias lo
que crea situaciones complejas y de tensión. Un trabajo bien
hecho es satisfactorio. Una obra bien hecha es la culminación de
una vida, algo muy difícil de conseguir y que la sociedad en que
vivimos casi no valora. El trabajo de geólogo, como el de todo
científico, tiene que ser meticuloso. Los datos de campo bien
tomados según las exigencias de los objetivos y las síntesis
finales meditadas y razonadas.
La competitividad es otro elemento
agresivo. Ser competitivo y ambicioso parece natural pero siempre
que se guarden las más elementales normas éticas. En la
actualidad se prima la competitividad sobre otros valores, lo que
en ocasiones obliga a actuaciones indecorosas como copiar
artículos, esquemas, columnas y otros datos robando datos de
colegas. Es cierto que estos hechos lamentables suceden y otros
peores. No obstante he percibido un mayor compañerismo entre
geólogos que en otras profesiones quizás se deba al contacto
con la naturaleza que debe proporcionar mayor sensibilidad y
sentido de la responsabilidad.
Los jóvenes geólogos deben potenciar
en el futuro algunos valores esenciales, como son: la pasión por
el conocimiento, el respeto a la naturaleza y el rigor del
método científico, esto facilitará compaginar el trabajo y la
felicidad.
2-REFERENCIAS:
Gibert, Josep. Memoria del I
Encuentro de Jóvenes Geólogos e Ingenieros de Minas. 28, 29 y
30 de Abril del 2000.
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