EL PACIFICO CENTRAL: INTEGRACIÓN GEOECONOMICA REGIONAL

Oscar A. Quiroga (*)
Santiago Sologuren (**)
Hernán Soria (***)
Manuel Villarroel (****)


Lo que llamaremos: "El Pacífico Central", comprende territorios deprimidos no obstante sus cuantiosos recursos naturales. Esta importante región del continente sudamericano, incluye el área del desierto de Atacama del territorio actual de Chile y su zona costera; el sur del Perú, valet decir, la Macroregión Sur integrada por Tacna, Puno, Desaguadero, Arequipa, Cuzco y Madre de Dios y el territorio boliviano en su totalidad como zona de integración continental, área de articulación económica con Brasil y Argentina, Uruguay y Paraguay.

El proyecto se inspira en la idea de superar el subdesarrollo económico y social, aspirando a poder producir el despegue del crecimiento regional, integrando elementos que potenciándose mutuamente, quiebren las barreras del atraso y abran el camino del progreso, sumando recursos, trabajo y productividad.

Es innegable la interdependencia comercial de Chile y Bolivia, que se refleja en crecimiento urbano y desarrollo económico del norte de Chile y permite a Bolivia la exportación de sus productos de índole diversa y el abastecimiento de insumos, materiales y equipos que necesita el país para su vida cotidiana. También el lago Titicaca, condominio de Perú y Bolivia, juega el papel de un nudo de integración e intercambio económico, que se proyecta hasta los puertos de Matarani y Mollendo.

Demás está insistir y sólo basta un citar los antecedentes histórico geográficos del Incario, que involucraban física y culturalmente en el dominio de esta alta civilización precolombina al territorio citado anteriormente.

Los trazos históricos que dejó don Andrés de Santa Cruz y Calahumana, en su afán de construir y mantener la confederación Perú- boliviana, constituyen en la era republicana de nuestros países un lazo trascendental de nuestra historia común, y si bien fue precisamente Chile que puso punto final a esta extraordinaria experiencia de integración, la perspectiva de los años transcurridos los deja entrever la mente visionaria del Mariscal de Zepita, que invita a hoy a Perú, Bolivia y Chile a un nuevo intento de integración. El ejemplo de la Unión Europea es patente y abre nuevos rumbos en el devenir de los pueblos.

Estamos obligados a realizar análisis crítico del momento coyuntural que convoca a Bolivia, Perú y Chile a dirimir hoy posiciones en relación a la comercialización de las importantes reservas gasíferas recientemente explotadas y probadas en Bolivia.

Chile cree tener la sartén por el mango, con solamente colocarse en la retaguardia de la Pacífic LNG, transnacional concesionaria de la comercialización del gas natural boliviano, la que propone a Bolivia el puerto de Patillos para la exportación del gas natural. El Perú hizo una oferta acertando todos los requerimientos planteados por Bolivia, con un contenido integracionista y una visión de desarrollo regional. El gobierno de Sánchez de Lozada juega sus cartas en favor de la propuesta chilena y opta por actitudes dilatorias en su afán de encontrar el minuto preciso para dar a conocer su decisión. Las fuerzas políticas de oposición, la importante que brigada parlamentaria que las representa y el pueblo mismo se inclinan por la propuesta peruana y alternativamente por no exportar nuestra riqueza gasífera.

Queda por asumir una determinación definitoria; en nuestro punto de vista la carta de triunfo es la siguiente: que Perú conceda a Bolivia un enclave marítimo con soberanía, por supuesto que esta delicada medida no puede ser una actitud unilateral. Bolivia debe a su vez otorgar al Perú un enclave fluvial con soberanía, con acceso al Atlántico por la cuenca del Plata e incorporando físicamente el Perú al Cono Sur del continente, y con la posibilidad de su asimilación al Mercosur y consiguientemente, ampliando eficazmente las perspectivas del espíritu integracionista del Perú.

La idea cabe en un perfeccionamiento del convenio de Boliviamar de Ilo, un convenio de ciertas facilidades portuarias otorgadas por el Perú a Bolivia y alguna concesión fluvial compensatoria de Bolivia al Perú.

Por otra parte es necesario neutralizar el armamentismo desmesurado y creciente de Chile, que se traduce en una amenaza potencial para la integridad territorial de los países vecinos, gravitando especialmente sobre el Perú. Un enclave marítimo en favor de Bolivia puede traducirse, en un poderoso eje del desarrollo regional, permitiendo a Bolivia utilizar su inmenso potencial de riquezas naturales, el gas, el litio (en 40 años, sucedáneo energético de los hidrocarburos), sus ricos yacimientos de hierro y muchos otros muy importantes, proyectándose en avances significativos de toda la Macroregión sur del Perú; desenvolviendo, además, una zona con carácter geoestratégico defensivo, alejando la hipotética posibilidad de confrontaciones bélicas.

En una segunda fase del proyecto, Perú y Bolivia podrían extender una mano franca a Chile, haciéndole partícipe de un promisorio desarrollo del Norte de su territorio actual.

Nuestra palabra está dicha: confiamos en que esta iniciativa tenga eco en la opinión del hermano pueblo peruano, así como en el pensamiento del pueblo de Bolivia.

(*) (**) (***) (****), Miembros Titulares del Grupo de Estudio del Desarrollo Nacional Boliviano. GEDENABOL.

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