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LECTURA Y REFLEXIÓN: SANTA LUCÍA

CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES
13 DE DICIEMBRE DE 2008

"SI DEUS NOBISCUM QUIS CONTRA NOS"



Orden de Caballería de Notre Dame de Sion y del Santo Espíritu
Santa María en Jerusalén
(HOL 070 - HOL 071)

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 13 de Diciembre de 2008 A.D.
Día de Santa Lucía


Santa Lucía



“Mengua la noche y crece el día, y hasta Navidad en su ser está”

I

Lucía nace a fines del siglo III, posiblemente el año 281, en Siracusa, capital de Sicilia. En estos momentos la comunidad cristiana es ya numerosa en la Isla. Desde niña Lucía se destaca por su piedad y fervor.

Sus progenitores pertenecen a la nobleza terrateniente; a los 5 años de edad fallece su padre, Lucio.

Su madre, Eutiquia, la educó cristianamente, y al llegar a la adolescencia creyó encontrar para su hija un buen hombre prometiéndola en matrimonio, pero los proyectos de Lucía eran otros.

Había decidido consagrar su vida a Dios con el voto de virginidad.


II

La enfermedad de su madre hizo que con ella visitara el sepulcro de Santa Águeda, en Catania, para pedirle su curación. Durante la larga oración en el sepulcro se le apareció Santa Águeda, rodeada de ángeles, que le dijo:

“Lucía, hermana, virgen de Dios, ¿por qué me pides lo que tu misma puedes hacer? Tu fe ha alcanzado gracia y tu madre está curada.”

Lucía contó a su madre la visión y el voto que había hecho a Dios, desde entonces Eutiquia no volvió a insistir en la boda de Lucía.


III

A instancias de su hija vende todos sus bienes y los reparte a los pobres; esto hace sospechar que es cristiana, sospecha que luego confirma la denuncia, por despecho, de su prometido ante Pascasio, gobernador de Diocleciano en Sicilia.

Pascasio la mandó llamar y, viendo que ella se negaba a idolatrar, dispuso que fuera llevada a un prostíbulo y entregada a la brutalidad de los libertinos. Los soldados la tomaron para llevársela, pero por más que se esforzaban no podían con ella, probaron también atarla con cuerdas, en las manos y en los pies, pero por más que se esforzaban no podían.

Inexplicablemente la joven Lucia permanecía rígida como una gran piedra. Dios no permitía que nadie se la llevara. Entonces Pascasio manda que la quemen viva, pero sale indemne de la hoguera; al ver que se convertían muchos paganos, mandó al verdugo que la degollara.

Ejecutada la sentencia el 13 de Diciembre del año 304, fue enterrada en las catacumbas de Siracusa. Desde allí sus reliquias se distribuyeron a distintas iglesias del mundo.
Actualmente sus restos se veneran en su Iglesia de Venecia a la que acuden cada año miles de peregrinos.

Nuestra Santa antes de morir tuvo tiempo de recibir el Viático y profetizar el fin de la persecución contra la Iglesia después de la muerte de Diocleciano. ocurriendo pocos años después, al final de la persecución que terminó en el 313 d.C con el edicto de Constantino.


IV

Santa Lucía ha dejado en la historia, con su martirio, un grito de amor a través de Jesús.

Su corazón ardía como una llama del amor divino y esta fue la fuerza irresistible que le permitió superar las angustias que procedían de lo humano. Santa Lucía supo aceptar, para sí, el sacrificio y el dolor, en su firme fe de que Jesús persistía en su alma.

Aquel corazón, que ahora estará libre para palpitar sólo de amor, le había permitido llegar a la virtud en aquel camino hecho con el espíritu de iniciativa para vencer lo humano.

Al volver nuestra mirada sobre Santa Lucía, nos encontramos inundados de su luz caliente y envolvente, que desprende el aroma de sus virtudes, y desaparecemos frente a su sacrificio.

Podemos tranquilamente pedir, a través de su intercesión, reencender la llama ardiente del amor divino, que hace germinar las raíces de las virtudes, para alumbrar la esperanza de ser salvados.

También en las dificultades y en las necesidades podemos recurrir a su protección, seguros de ser ayudados.


V

Por Pragmática Sanción Imperial del día dieciseis de Noviembre del dosmil ocho, A.D., Su Majestad el Emperador EDUARDO FERNANDO I, con la bendición del Sínodo Imperial de Patriarcas, Arzobispos y Abades Mitrados, proclamó a Santa Lucía:

“Santa Patrona de los Virreyes Imperiales de la Sacra e Imperial Orden Mística y Militar de Caballería de la Prieurè de Sion”

VI

Oración

+

Santa Lucía, que de la luz recibiste tu nombre, a Ti confiadamente acudo para que me alcances la luz celestial que me preserve del pecado y de las tinieblas del error.

También te imploro me conserves la luz de mis ojos, con una abundante gracia para usar de ellos según la voluntad de Dios.

Haz, Santa Lucía, que, después de haberos venerado y haber agradecido este ruego, pueda finalmente gozar en el Cielo de la luz eterna de Dios.

Así sea.

+


Que la Paz esté con todos Ustedes.


FIRMA POR LA PRIEURÈ DE SION y
POR EL SAGRADO CÍRCULO DE MELQUISEDEC:




†††
S.E.R. e Ilma., S.M.R. Mons. Dr. NICOLÁS GUARAGNO
46to Soberano
Gran Profeta Imperial de Sion y
del Sagrado Círculo de Melquisedec
Virrey Imperial para Occidente
Gran Mariscal General de Campo al Servicio de San Santiago Apóstol de la
Sacra e Imperial Orden Mística y Militar de Caballería de la Prieurè de Sion


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