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LECTURA: AMISTAD

CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES
20 DE JULIO DE 2008

Orden de Caballería de Notre Dame de Sion y del Santo Espíritu Santa María en Jerusalén (HOL 070 - HOL 071)

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 20 de Julio de 2008 A.D.
Día de Día de San Apolinar, discípulo, obispo y mártir

Amistad

I

Hablar o escribir sobre la amistad es lindo, es simpático, es sociable.
Pero que es la amistad?
Cuándo se considera sinceramente a alguien un verdadero amigo?

Sólo cuando verdaderamente podemos confiar en la otra persona, cuando estamos cabalmente seguros que nuestro decir y confiar no serán revelados.
Cuando la escucha atenta y sincera se refleja en la mirada del amigo y lo confesado no será entregado.

A lo largo de la vida muchas personas hallaron alguna persona de la cual pudieron fiarse, la cual no traicionó, que con amor supieron guardar lo escuchado, respondiendo incondicionalmente con el sincero y espiritual principio que da basamento real a la confianza, la lealtad.

Este hallazgo con total sinceridad se da muy de tanto en tanto, cuando a veces nunca se da.

De verdad les digo que no siempre las personas, por muy buena predisposición y voluntad que demuestren tener, están en condiciones emocionales y espirituales de alegrarse del merecido crecimiento del otro, como así también, no siempre pueden sostener la tristeza o tragedia ajena sin compartirla.

Entre medio de la predisposición y la voluntad existen muchos sentimientos encontrados que no permitirán al amigo, comportarse como tal.

Mucho menos, dar la vida por un amigo.

II

Frente a esta realidad tan humana y comprensible la infinita Sabiduría Divina le otorgó a la humanidad la gracia de la amistad verdadera en Cristo Jesús.

“El amigo fiel es una defensa poderosa; quien le halla, ha hallado un tesoro”.

(Eclo. 6,14-15)

III

Con absoluta Justicia debemos reconocer esta Verdad

Con humildad reconozcamos cuantas veces a lo largo de nuestras vidas nos hemos detenido a los pies del Maestro y le hemos confiado lo que ocurre dentro de nuestro ser.

Cuantas veces le pedimos consejo y Él con total naturalidad aclara nuestras dudas y alivia nuestras incertidumbres. O comparte nuestras angustias. O festeja con total y absoluta sinceridad riendo con nosotros nuestro gozo.

Cuantas veces también desde el humilde silencio nos dice tanto, corrigiendo así nuestro actuar, mejorando nuestra vida induciéndonos hacia la salud de la convivencia con nosotros mismo y con los demás.

Esta presencia benévola y comprensiva, humana y divina, es la verdadera amistad.
La que no está sujeta a sentimientos encontrados y la que nos brinda sin pedir más de lo que podemos dar, que es reconocimiento sincero a tanto amor.

Amor convertido en amistad demostrada; entregando su propia vida humana por sus amigos, sus hermanos, la humanidad.

Amistad suprema demostrada al Padre, dejando sus propios sentimientos humanos, asumiendo así, la Voluntad de Dios en bien de todos los hombres y mujeres.

Sin temor aceptar que es Él, quien puede penetrar en los secretos más íntimos y profundos, conociendo los anhelos de cada uno dándoles las respuestas adecuadas.

De verdad les digo que no podemos definir con sinceridad la palabra amistad, sin enraizarla con la palabra amor.

Aquellos que sientan a Cristo en su corazón y en su mente, sienten la amistad. Siendo amigo de Cristo, podrán sentirse y ser amigo de todo hombre y toda mujer que busque la amistad puramente sincera e incondicional.

De verdad les digo que si, que es posible la amistad entre las personas, cuando esta sea ofrecida a la más fiel imagen y semejanza de la amistad que el Maestro Jesús nos da.

IV

San Agustín no vacilaba en afirmar que lo único que nos puede consolar en esta sociedad humana tan llena de trabajos y errores es la fe no fingida y el amor que se profesan unos a otros los verdaderos amigos.

Jesucristo es muy transparente en lo que se refiere al concepto de amistad, pues dice:

“Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando, ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor, pero os he llamado amigos porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer... esto os mando, que os améis unos a otros”

(Juan 15:12-15 y 17)

Saludo en este día de la amistad con amor infinito a todos los Hermanos en Cristo Jesús, y particularmente a los hombres y mujeres que se decidan ir a Él.
Pidamos por intercesión de la Virgen María, nuestra Madre, que llene los corazones de toda la humanidad, de amor y amistad en Cristo, Único Salvador del hombre y sus vínculos.

Que la amistad en Cristo Jesús esté siempre con todos ustedes.

FIRMA POR LA PRIEURÈ DE SION:

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