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LECTURA: TERRORISMO, UN DAÑO QUE SE DEBE REPARAR

CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES
21 DE ABRIL DE 2008

LEMA PRIORAL: "SI DEUS NOBISCUM QUIS CONTRA NOS"

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 21 de Abril de 2008
Día de San Anselmo, Obispo y doctor


Terrorismo. Un daño que se debe reparar.

"Bienaventurados los que construyen la Paz" (MT. 5,9)



"La paz, es la tranquilidad en el orden. Mantiene al alma en la posesión de la alegría contra todo lo que es opuesto. Excluye toda clase de turbación y de temor".

San Agustín


"Ante las situaciones de injusticia y de violencia que oprimen a varias zonas del planeta, ante la permanencia de conflictos armados con frecuencia olvidados por la opinión pública, se hace cada vez más necesario construir juntos caminos para la paz; se hace por eso indispensable educar en la paz"

"Hacer todo lo posible para superar la lógica de la estricta justicia para abrirse también a la del perdón. De hecho, ¡no hay paz sin perdón!"

"Cada vez se experimenta más claramente la necesidad de un Nuevo Orden, que recoja la experiencia y los resultados alcanzados en estos años.
Un orden que sea capaz de dar soluciones adecuadas a los problemas de hoy, fundadas en la dignidad de la persona humana, en un desarrollo integral de la sociedad, en la solidaridad entre los países ricos y los países pobres, en la capacidad para compartir los recursos y los extraordinarios resultados del progreso científico y técnico".

Juan Pablo II. 1 de Enero, 2004. Educar para la Paz.


Sobre la Paz y la Justicia el Concilio Vaticano II declara

Para construir la paz es preciso que desaparezcan primero todas las causas de discordia entre los hombres, que son las que engendran las guerras; entre estas causas deben desaparecer principalmente las injusticias. No pocas de estas injusticias tienen su origen en las excesivas desigualdades económicas y también en la lentitud con que se aplican los remedios necesarios para corregirlas. Otras injusticias provienen de la ambición de dominio, del desprecio a las personas, y, si queremos buscar sus causas mas profundas, las encontraremos en la envidia, la desconfianza, el orgullo y demás pasiones y posesiones egoístas. Como el hombre no puede soportar tantos desórdenes, de ahí se sigue que, aun cuando no se llegue a la guerra, el mundo se ve envuelto en contiendas y violencias.



A conciencia debemos aceptar que por error u omisión, o quizás por una gran falta de responsabilidad la humanidad toda en sus diferentes niveles de responsabilidad, y en particular los Católicos está en absoluta falta en la construcción de la paz dando cumplimiento a los requerimientos claves de la encíclica de 1963 de Juan XXIII, "Pacem in terris". En ella, Su Santidad identificaba cuatro fundamentales requisitos para construir y que reine la paz: la Verdad, la Justicia, el Amor y la Libertad.

Estas cuatro columnas deben ser acompañadas por vigas maestras tales como:
responsabilidad, respeto, dignidad, solidaridad y equidad.

Hace tiempo que la vida se construye sin valores y sin respeto a la vida misma ni a Dios Nuestro Señor, hace tiempo que se construye sobre bases de arena.

Esta precaria edificación aunque muchas veces revestida de brillantes y opulentos discursos, de riquezas materiales y de ademanes que simulan fe y buena voluntad, muestra, los deficientes resultados que la misma humanidad padece a diario.

Esta construcción ajena de toda verdad y justicia actúa irremediablemente fracturando y diezmando la convivencia, generando caldo de cultivo para el actuar de personas y grupos que aun convencidos que es el camino correcto solo aportan confusión, miedo, angustia, violencia, terror y muerte y por lógica consecuencia un sentido de venganza con consecuencias todavía impensada por la inmensa mayoría.

Todo hombre y mujer frente a los acontecimientos que a diario tiene disposición de ver, vivir y sufrir, deberá repensarse y repensar como cristiano su actitud y acción en la construcción de la vida que tiene gracias a Dios Nuestro Señor, como así también proyectar las bases que dejarán para el desarrollo de sus hijos y las generaciones venideras.

La cólera es un deseo de venganza. "Desear la venganza para el mal de aquel a quien es preciso castigar, es ilícito". Pero es loable e imprescindible imponer una reparación ejemplificadora, "para la corrección de los vicios y el mantenimiento de la justicia". (S. Tomas de Aquino, s. Th.2-2, 158, 1 ad 3).

Es por ello que la humanidad en su conjunto, cada uno desde el lugar de responsabilidad que le cabe debe corregir el rumbo personal y de conjunto hasta estar transitando el camino de verdad y justicia por Cristo y en Cristo hasta llegar al Padre.

Como así también no deberá justificar actitudes ilícitas de ningún tipo y sin dejar de exigir reparaciones ejemplificadora para todos aquellos que excusados aún en los más nobles pretextos atentaren contra la paz y la tranquilidad de los hombres y mujeres de bien.

Trabaje cada uno y la humanidad en su conjunto unidos en la caridad, superando el pecado y la violencia hasta que se cumpla la palabra de Él: "De sus espadas forjarán arados y de sus lanzas podaderas. Ninguna nación levantará ya más la espada contra otra no se adiestrarán más para el combate".

Recemos. Exhortemos a todos a orar.

"Por (España, Colombia u otro país, región o por el mundo),
para que cese y desaparezca el terrorismo y todo germen de violencia,
los terroristas y sus inductores se conviertan,
los amenazados encuentren ayuda cristiana,
las víctimas alcancen el descanso eterno,
sus familiares el consuelo y el amor fraterno,
y todos la paz de Dios.
Roguemos al Señor"

Amén.

Es una oración breve, profunda y completa. Se pide no solo por el fin del terrorismo sino por la erradicación de "todo germen de violencia", pues el terrorismo se alimenta de toda actitud de violencia y agresividad que contamina el corazón. Se pide no por un mal fin para los enemigos sino por la conversión de los terroristas y no solo de ellos sino de tantos cómplices por diversos intereses. Se pide por las víctimas que en definitiva es la humanidad.



Que la Paz y la Justicia de Cristo Resucitado estén con todos Ustedes.



FIRMA POR LA PRIEURÈ DE SION:




+ S.M.R. Virrey Imperial
S.E.R. Gran Profeta General de Sion
Gran Maestre General Ejecutivo
D. NICOLÁS GUARAGNO


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