Válgame
Dios, qué dolor!
qué
penar tan sin segundo,
hoy
he perdido en el mundo
la
joya de más valor.
Perdí
el imán de mi amor,
ya
murió de quien nací,
ya
murió a quien le di
tantos
desvelos al criarme,
hoy
debo de consolarme,
murió
mi madre, hay de mí!
Saltó
la muerte traidora
sobre
mi madre adorada,
le
fue quitando irritada
los
instantes de la vida,
mas
otra madre querida
en
el mundo no he de hallar
aunque
tenga que registrar
la
tierra y el mar profundo,
yo
no he de hallar en el mundo,
otra
madre a quien llorar.
Madre...
estas blancas flores
que
aquí le vengo a traer
las
corté al amanecer
con
lágrimas de rocío.
ellas
me dicen, no llores
cómo
no voy a llorar!
si
aquí me pongo a pensar
la
triste tumba que encierra
sobre
de tí tanta tierra,
(
y no poderte besar.
)bis