(
Si se juntan los amigos,
a
uno de ellos siempre lo olvidan.)
Cuando
él está por prender el fuego
son
muy poquitos los que se arriman;
porque
el humo se va a los ojos
o
al calor no se le animan.
No
cualquiera hace un asado,
dándole
el gusto a toda la gente.
A
unos sequito, a otros jugoso,
eso
lo tiene siempre presente.
También
sirve de vuelta y vuelta
y
hasta con el pan caliente.
Estribillo:
Nunca
falta un acomedido
con
intenciones de echar más brasas.
O
que quiere sacar la carne
porque
él opina que ya se pasa.
Otro
pone más leña al fuego,
diciendo
que eso no alcanza.
II
(
Siempre está ese buen amigo
que
amablemente le alcanza un trago.)
Porque
el ya sabe que si no lo hace
sale
muy seco cualquier asado.
O
se puede pasmar la sangre
del
que tanto ha trabajado.
Que
si no le falta mucho
quiere
saber la dueña de casa.
Cuando
él le diga que ya está listo
lleva
a la mesa las ensaladas;
porque
si las pone mucho antes,
seguro
no dejan nada.
Estribillo:
Después
de que todos han comido,
se
acuerdan del que hizo el asado.
Ahora
todos quieren pagarle
lo
bien servido con un buen trago.
Y
le hacen un fuerte aplauso
porque
el bien se lo ha ganado.