LAS ANTIPARTICULAS

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    Actualmente se sabe en qué consiste el problema. Si se analizan los rayos cósmicos no se detectarán antipartículas pesadas (más exactamente estas se presentan muy raramente). Las antipartículas nacen en las reacciones nucleares cuando los rayos cósmicos atraviesan la atmósfera o cuando estos Interactúan con el material del que están hechos los instrumentos físicos. Para esto se necesita 5‑6 mil veces más energía que para el nacimiento del positrón. Pero partículas cósmicas con una energía tan grande son muy escasas, Además cada partícula de este tipo, de forma semejante a cuando una piedra rueda desde una montada, crea un alud ramificado de partículas secundarios entre las cuales es muy difícil detectar al antiprotón, y aún más difícil es detectar la antipartícula sin carga, el antineutrón.

    Todo esto fue conocido mucho después, pero hace 40‑50 años a los fracasos en la búsqueda del antiprotón y el antineutrón no se les encontraba ninguna explicación. Con el paso del tiempo el problema se volvió más complicado. Al no tener respuesta a este problema no era posible desarrollar la física de partículas elementales. Algunos científicos consideraban los fracasos como un indicador de la existencia de alguna nueva ley y comenzaron Incluso a trabajar en teorías que fundamentaran la no existencia de antipartículas pesadas en la naturaleza,

    El antiprotón fue descubierto hasta el año 1955, después que en California fue puesto a funcionar el Bevatrón, que era un acelerador gigante (en aquel tiempo). Medio año después fue descubierto el antineutrón.

    Atravesando la materia, el antiprotón y el antielectrón se anulan con el protón y el neutrón que encuentran en su camino, sólo que el carácter de estos choques resulta ser muy diferente al choque entre el positrón y el electrón, El electrón y el positrón son fuentes del campo electromagnético, este campo permanece aún después, del proceso de aniquilación del e- y el e+. El protón, el neutrón y sus antipartículas están ligadas con un campo masónico mucho Mas fuerte. Aquí no ocurre u aniquilación completa de materia, ya que una de ella se transforma en masas residuales.

    Sin embargo, a pesar de las masas residuales, la energía de una explosión antiprotónica y antíneutrónica es miles de veces mayor que la energía que se desprende en la aniquilación de las partículas livianas, electrón y positrón. Este es el desprendimiento de energía mas potente que se puede lograr en condiciones de laboratorio.

    Antipartículas tienen no sólo el protón, el neutrón y el electrón, sino que todas las partículas elementales. Algunas que no tienen carga electrónica por ejemplo el %0 mesón o el cuanto de luz, fotón, combinan la partícula y la antipartícula en un sólo ente. Sin embargo partículas de ese tipo (bipolares) son muy pocas. Como regla las partículas y antipartículas se diferencian grandemente por sus propiedades. Resulta entonces que en la naturaleza actúa una extraordinaria regla de simetría; la naturaleza está formado como por dos mitades que se complementan una con otra, el mundo y el antimundo.

    Sin embargo, había una situación que desde un inicio provocó una seria preocupación en los físicos. El mar de energía negativa introducido por Dirac permitía el análisis de diferentes procesos con las antipartículas, pero el propio “mar” permanecía invisible.

Las partículas con energía negativa que lo componían, a semejanza con los números imaginarios, existían sólo en teoría, en la práctica no era posible observarlas, incluso indirectamente. Se comenzó a sospechar, que el fenómeno de las antipartículas no era más que un método aproximado para describir nuevos fenómenos en el idioma de las imágenes físicas a las que estamos acostumbrados. Excluir de la teoría las no observables energías negativas sólo fue posible cuando los físicos comenzaron a entender más profundamente las propiedades del vacío.

    Hoy sabemos que el vacío no es un vacío absoluto, sino que es un medio muy particular compuesto de infinidad de conjuntos de partículas y antipartículas que espontáneamente nacen y en un instante desaparecen. Bajo la acción de fuerzas externas el obtener una energía o impulso complementario, estas partículas y antipartículas pueden separarse del vacío y comenzar una vida independiente. Son precisamente esas partículas que se separan del vació, las que describe la ecuación de Dirac.

     A diferencia del "mar” de Dirac, el vacío es un ente observable. Este interactúa con los átomos y moléculas inmersos en él, y cambia sus propiedades.

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