PROYECTO NACIONAL
Un aporte a nuestra cultura hist�rica y "quiz�s" una probable soluci�n a los problemas que vive la Argentina.

 

 

SEGUNDA PARTE

EL MODELO ARGENTINO

DESARROLLO

CAP�TULO 7

LA ORGANIZACI�N INSTITUCIONAL

En este terreno he insistido que nuestra posici�n es la de proceder a realizar una revoluci�n en paz. Eso significa que todo lo debemos hacer dentro de la ley y que nada debe realizarse fuera de su alcance.

Ya he dicho en la secci�n hist�rica de este trabajo que debemos corregir el defecto de creaci�n de las instituciones jur�dicas que provienen del liberalismo, por el cual primero se dictaba la norma y luego se proced�a a la asignaci�n de funciones. Nosotros deberemos actuar precisamente a la inversa. Es decir, que en primer lugar se establecer�n las funciones requeridas y luego dictaremos la norma que resulte adecuada para el fin propuesto.

As� concibo la ra�z del problema institucional de nuestra futura comunidad. De ello nace la necesidad de trabajar con programaci�n institucional, y de realizar un control permanente de la eficiencia del sistema de normas y de cada una de �stas en particular.

La democracia social y la programaci�n institucional

He definido a la democracia que debemos consolidar como una Democracia Social. Consecuentemente con ello, nuestra forma de gobierno deber� ser: representativa, republicana, federal y social.
Social por su naturaleza, por sus objetivos y por su desenvolvimiento; libre de preconcepciones dogm�ticas y de extremismos.
Social en fin, en un sentido intr�nsecamente cristiano.
En la democracia que deseamos, no existir� incompatibilidad alguna entre la permanente actualizaci�n de la libertad individual y una prescindible planificaci�n con adecuados recaudos de flexibilidad.

Definida en estos t�rminos la futura sociedad argentina, el mejor camino para alcanzarla es gobernar sobre la base de una minuciosa programaci�n.

Datos para la programaci�n institucional

Los siguientes son los datos b�sicos para la programaci�n institucional que propongo: 

-Se concibe el pa�s como un verdadero sistema. En el mismo, el campo institucional estructura el marco y establece las reglas de juego fundamentales de tal sistema, en t�rminos jur�dicos.

-Se pide al sistema eficiencia social m�nima. Para ello, la planificaci�n es un instrumento; y el gobierno con planificaci�n un m�todo de gobierno.

-El sistema debe funcionar con participaci�n de todos los entes representativos de la comunidad.

La participaci�n dentro de nuestra democracia social deber� funcionar de una manera real y efectiva. El ciudadano se expresa como tal a trav�s de los partidos pol�ticos, cuyo eficiente funcionamiento ha dado, tradicionalmente, al Honorable Congreso Nacional su capacidad de crear historia a trav�s del voto de las leyes.
Pero tambi�n se expresa a trav�s de su condici�n de trabajador, intelectual, empresario, militar, sacerdote, etc. Como tal tiene que organizarse para participar en otro tipo de recinto, como puede ser el Consejo para el Proyecto Nacional.

La tarea en este Consejo deber�a enfocarse hacia esa obra en la cual todo el pa�s tiene que empe�arse: el Proyecto Nacional.

Todas estas cuestiones deber�n ser obviamente tanteadas a trav�s de los mecanismos legales correspondientes para que adquieran la vigencia necesaria.

En todos los casos, se trata de una comunidad que desarrolla el m�ximo respeto a los derechos de las mayor�as y de las minor�as; y que institucionalice concretamente este respeto mediante criterios normativos que aseguren su representaci�n.

El m�todo de trabajo institucional

La democracia social requiere que la programaci�n institucional sea instalada en su seno como un proceso y no como un evento transitorio; que act�e con fines similares a los que rigen la planificaci�n en los dem�s campos de la actividad social integrada; que sea conducida en forma interdisciplinaria; que los juristas que participen en la labor interdisciplinaria tengan como objetivo programar la norma para ma�ana antes que el c�digo que consolida lo pasado; y que se hallen dispuestos a crear todas las nuevas instituciones jur�dicas que la transformaci�n requiera, sin ataduras de ninguna naturaleza.

Las normas que se establezcan, tendr�n que contener tambi�n un sistema de control de su propia eficiencia, para proveer a su correcci�n oportuna. De lo contrario, todo nuestro esfuerzo jur�dico-
institucional, estar�a dirigido a cristalizar lo que ya cambi�. Configurar�a un freno al ajuste necesario y, en cierta medida, una consolidaci�n de valores no necesariamente deseables.

Es obvio que esto no significa desestimar el valor de la construcci�n pasada. S�lo quiere poner �nfasis en la necesidad de una pr�ctica creativa para anticipar los ajustes necesarios.

La adecuaci�n institucional

El camino a seguirse para efectuar los ajustes institucionales necesarios, deber� partir, naturalmente, de una reforma de la Constituci�n Nacional. Para ello, es preciso recoger las opiniones de los distintos sectores representativos de la comunidad argentina.

De esta forma, seremos fieles al principio de que las grandes realizaciones no se llevan a cabo sino con la participaci�n de todo.

Con respecto a nuestra Constituci�n Nacional, es necesario tener en cuenta que deber� servir no s�lo a una Naci�n que quiere alcanzar una fisonom�a interna de comunidad organizada. Tambi�n estar� al servicio de un pa�s que busca desempe�ar un papel protag�nico en la realizaci�n continental, etapa previa del futuro
universalismo.


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