PROYECTO NACIONAL
Un aporte a nuestra cultura hist�rica y "quiz�s" una probable soluci�n a los problemas que vive la Argentina.

 

 

SEGUNDA PARTE

EL MODELO ARGENTINO

DESARROLLO

CAP�TULO 5

LA CIENCIA Y LA TECNOLOG�A

Conceptos b�sicos

Si bien la importancia de la ciencia y el desarrollo tecnol�gico normalmente se asocia con los pa�ses rectores en el mundo, es imperioso se�alar que la ciencia y la tecnolog�a tienen una funci�n primordial que cumplir en los pa�ses de menor desarrollo relativo en busca de una mayor autodeterminaci�n y soluci�n a sus problemas particulares.

La tecnolog�a constituye un conjunto de conocimientos directamente aptos para la producci�n. Tal conjunto tecnol�gico puede provenir de fundamentos emp�ricos de actividades de producci�n, o de la actividad de investigaci�n y desarrollo del sistema cient�fico- tecnol�gico propiamente dicho.

Para asumir las proposiciones que este Modelo formula m�s adelante es esencial se�alar que la tecnolog�a es, hasta cierto punto, una forma especial de "mercader�a". Siendo inmaterial, es acumulable; entra como un recurso en la producci�n; es susceptible de todas las transacciones econ�micas comentes (compraventa, importaci�n, exportaci�n, etc.); constituye un verdadero patrimonio; est� sujeta a posibilidades de sustituci�n, a caer en obsolescencia y a otros eventos que afectan a los bienes corrientes.

Toda la acumulaci�n de conocimientos tecnol�gicos se ha hecho, normalmente, a partir de modos de conocimiento elemental, que se han ido combinando por un proceso racional en forma cada vez m�s compleja.

Internacionalizaci�n del conocimiento

Pese a que es necesario compensar el costo de la producci�n del nuevo conocimiento cient�fico y tecnol�gico y retribuir el esfuerzo que ha demandado originarlo, resulta una realidad concreta que el mundo en desarrollo requiere que ese conocimiento sea libremente internacionalizado.

Esta exigencia contribuir� al logro de la ansiada comunidad mundial, donde cada pa�s debe asumir la mejor disposici�n para su aporte al bienestar de los dem�s, preservando su autonom�a y capacidad de decisi�n.

Dependencia tecnol�gica

Ciertos sectores de nuestra econom�a han dependido y a�n dependen de la importaci�n de tecnolog�a extranjera. Tal dependencia constituye en alguna medida un aspecto particular de dominaci�n.

Eliminar totalmente la importaci�n de tecnolog�a no constituye un paso pr�ximo a lograr, pero s� debe ser  reducida a lo estrictamente imprescindible.

La sociedad que anhelamos para el futuro debe comprender que el problema cient�fico-tecnol�gico est�  en el coraz�n de la conquista de la liberaci�n.

Sin base cient�fico-tecnol�gica propia y suficiente, la liberaci�n se hace imposible. El mundo es, en esta materia, cada vez m�s interdependiente, y nuestro potencial actual ya tiene la capacidad cr�tica necesaria para permitimos una pol�tica nacional inteligente, que concrete su potencial, lo trabaje con programas efectivos y unidad de criterio, y opere rec�procamente con todos los centros del mundo.

Tiene que generalizarse tambi�n la idea de que la dependencia tecnol�gica es m�s dif�cil de revertir que la dependencia comercial o financiera. En lo comercial, pueden modificarse r�pidamente estructuras, y en lo financiero lograrse un cambio de financista.

Lo cient�fico-tecnol�gico requiere una larga sedimentaci�n que exige la acci�n decantadora del tiempo, y s�lo rinde fruto real cuando alcanza cierto nivel de costo y aceptable grado de perfectibilidad.

Lo importante es que en materia de ciencia y tecnolog�a debe trabajarse para el presente y para el futuro al mismo tiempo.

Este concepto tiene una seria implicaci�n inmediata: toda tecnolog�a incorporada desde el exterior �y a�n la tecnolog�a nacional� puede desarrollarse con limitaciones o bien ser ampliamente difundida.

No ayuda a la liberaci�n la existencia de estrechos compromisos tecnol�gicos. Esta es una clara orientaci�n que la sociedad debe tener en cuenta para establecer reglas de juego precisas en el proceso de incorporaci�n de tecnolog�a y capital extranjeros, as� como para el comportamiento de los sectores productores y usuarios de tecnolog�a en el nivel nacional.

Adem�s, como el ritmo de crecimiento depende del ritmo de aplicaci�n de tecnolog�a en funci�n productiva, en la medida que se quiera un crecimiento suficiente del producto, ser� tambi�n necesario llegar a, por lo menos, cierto nivel de desarrollo tecnol�gico propio.

Es muy dif�cil determinar cu�l es el nivel de acumulaci�n de conocimientos cient�ficos suficiente. En tal sentido, la sociedad deber� tratar de establecer algunos criterios razonablemente objetivos, para que pueda tomarse una decisi�n sobre el particular.

La cuesti�n es fundamental, pues no puede existir heterogeneidad alguna entre el nivel de suficiencia cient�fico-tecnol�gica y el de los recursos que se vuelquen en su desarrollo.

Elecci�n de objetivos

La sociedad cient�fico-tecnol�gica que propongo a partir de la evaluaci�n conceptual expuesta, debe elegir cienos objetivos esenciales en su acci�n permanente. Para establecer dichos objetivos hay que tener en cuenta que todos los �mbitos de la actividad econ�mica requieren de lo cient�fico-tecnol�gico una determinada

conducta en lo que hace a logros y procedimientos. Esto define algunos caracteres de la fisonom�a que debe tener el campo de la ciencia y la tecnolog�a. Otros derivan de sus propios requerimientos.

En esencia, se trata de que el campo cient�fico-tecnol�gico tenga un nivel de conocimiento suficiente como para ser razonablemente aut�nomo. Ning�n pa�s puede aspirar hoy a una total autarqu�a, y el nuestro no puede cubrir con igual eficiencia todas las necesidades cient�fico-tecnol�gicas. Pero ser� vital que las decisiones sobre el desarrollo de nuevos conocimientos que se incorporen a nuevas inversiones queden en manos nacionales o sean gobernables por el pa�s.

Debe haber, en consecuencia, un poder nacional de decisi�n para conducir lo cient�fico - tecnol�gico que nos interese.

Se trata, adem�s de no hacer de la acumulaci�n de conocimientos cient�ficos - tecnol�gicos el objetivo del cambio. Por el contrario, se trata de identificar al conocimiento cient�fico- tecnol�gico que es indispensable para el modelo de sociedad propuesto.

Considero que el campo cient�fico-tecnol�gico debe aportar conocimientos para: desarrollar una capacidad adecuada que permita disponer suficiente poder nacional de decisi�n, pues cada sector de conocimiento contribuye a fortalecer este poder; tener disponible en el momento preciso la tecnolog�a adecuada para lograr los mejores resultados en cada una de las actividades econ�micas, exportar tecnolog�a con el m�ximo grado de complejidad posible; sustituir progresivamente la importaci�n de tecnolog�a y realiz�ndola a niveles adecuadamente econ�micos; establecer los sectores de conocimientos necesarios para que sean asumidos por la sociedad, a fin de estar en condiciones de adoptar las pautas que se ajusten a su propia fisonom�a; y alcanzar una conducta lo suficientemente prudente como para que nuestro pa�s no sufra los mismos males del desarrollo tecnol�gico cuyas consecuencias estamos viendo en los pa�ses superdesarrollados.

 

Incentivaci�n de la creatividad

La sociedad que visualiza el presente Modelo debe asignar a este campo la misma importancia que se asigna a los �mbitos ya considerados.

Se requiere la m�xima incentivaci�n del esfuerzo creativo, desarrollando tambi�n criterios de adaptaci�n de tecnolog�a externa en la medida en que sea conveniente, pero sin ubicar a nuestra sociedad dentro de un simple modelo adaptativo.

Este modelo cient�fico-tecnol�gico creativo debe elaborar programas y proyectos, integrados desde la  concepci�n cient�fica hasta la aplicaci�n final; a partir de all� ser� necesario establecer adecuados controles de evaluaci�n de tales proyectos y desarrollos, como as� tambi�n de la eficiencia del sistema cient�fico - tecnol�gico en su totalidad.

El hombre de ciencia y el tecn�logo

Hace falta establecer un adecuado sistema cient�fico - tecnol�gico, con centralizaci�n de conducci�n y descentralizaci�n de ejecuci�n.

Una primera tarea del sistema consiste en asegurar confianza perdurable a los cient�ficos y t�cnicos. Esta confianza requiere la consideraci�n, entre otros, de los siguientes aspectos: respeto a la tarea del hombre de ciencia y del t�cnico; adecuada estabilidad; reconocimiento social de su funci�n; nivel de remuneraci�n que retribuya dignamente su consagraci�n y su esfuerzo y, sobre todo, que cree las condiciones que permitan su consagraci�n plena a la disciplina que cultiva; medios de promoci�n seg�n valores aut�nticos. Por �ltimo, ser� necesario realizar un equipamiento total para que los largos esfuerzos puedan realizarse sostenidamente y hasta el completo logro de los fines propuestos.

No me cabe duda que hace falta tambi�n una clara toma de conciencia en el Gobierno y en el Empresariado. Ambos tienen la responsabilidad moral e hist�rica de ocupar a todos los cient�ficos y t�cnicos del pa�s.

Esto no debe entenderse simplemente como paliativo contra el �xodo; en rigor, configura una grave incoherencia social impulsar a nuestros hombres a desarrollar l�neas de especializaci�n, sin darles despu�s la posibilidad de aplicar sus aptitudes en forma socialmente �til.

El avance cient�fico-tecnol�gico requiere una tarea planificada e interdisciplinaria, como as� tambi�n, la asignaci�n de recursos suficientes que posibiliten alcanzar �ptimos niveles de desarrollo.

Bases institucionales y conducci�n del campo cient�fico - tecnol�gico

La indispensable organizaci�n en este �mbito debe contar con un ente con m�ximo nivel de decisi�n, tal vez un Ministerio de Ciencia y Tecnolog�a como central de conducci�n del sistema, y as� como una total unidad de inteligencia y de control nacional, que oriente y regule la oferta y la demanda de conocimientos cient�fico-tecnol�gicos con cabal especificidad, y sirva como fuente de informaci�n especializada.

Considero que en nuestro pa�s la administraci�n superior de la ciencia y la tecnolog�a debe hacerse efectiva en el nivel gubernamental, incorporando para ello los mecanismos de participaci�n que correspondan.

Esto implica que la pol�tica cient�fico-tecnol�gica no puede ser de tipo liberal. La m�s alta responsabilidad en el �mbito cient�fico - tecnol�gico no puede estar en manos extranjeras. Concibo adem�s que la estructura administrativa m�s apta para el campo de la ciencia y la tecnolog�a requiere un grado elevado de participaci�n y de acuerdo.

Debe establecerse un apropiado sistema de vinculaci�n entre todos los entes dedicados al proceso de desarrollo cient�fico - tecnol�gico, y especialmente es preciso conectar el sistema cient�fico-tecnol�gico, con el Gobierno, los medios de producci�n y el sistema financiero.

Criterios de pol�tica y programaci�n

Dentro de este �mbito de organizaci�n, la pol�tica de ciencia y tecnolog�a tendr� que fundarse principalmente en las necesidades reales del pa�s, antes que en el est�mulo de tipo indirecto. As� como en lo econ�mico se exige cierto nivel de empresa para que haya eficiencia, tambi�n se requiere un nivel de trabajo en lo cient�fico-tecnol�gico para iguales fines, y debe la pol�tica de este campo asegurarlo.

Si nuestra sociedad cient�fico-tecnol�gica es suficientemente creativa plantear� demandas de recursos en mucha mayor magnitud de la que el pa�s puede requerir. A partir de dicho punto debe efectuarse la evaluaci�n de prioridad a efectos de identificar los campos en los cuales ser� necesario trabajar en cooperaci�n internacional.

Si por el contrario, falta creatividad, nunca se generar� la demanda suficiente de ciencia y tecnolog�a como para impulsar el desarrollo nacional.

La creatividad, y particularmente su incentivaci�n, est� en la base de la pol�tica cient�fico-tecnol�gica que deseo para nuestra sociedad.

Es imprescindible establecer los medios adecuados para que la formaci�n profunda del cient�fico y del t�cnico, sea bajo avanzadas formas de post-grado como a trav�s de institutos especializados, o estrechando v�nculos adecuados con el exterior.

Considero que el cient�fico debe adquirir la capacidad aut�ntica de negarse, con convicci�n absoluta, a producir determinada forma de conocimiento cient�fico-tecnol�gico que resulte inadecuado para el pa�s. La historia presenta claros ejemplos sobre cu�l es el tipo de conocimiento que nunca debi� haberse desarrollado en la humanidad.

La propuesta que acabo de delinear debe estar abierta a la rec�proca cooperaci�n internacional, que es sin duda imprescindible.

En el futuro, ser� necesario arbitrar todos los recursos a nuestro alcance para establecer una clara pol�tica mundial, desarrollando un conjunto de acuerdos con todos los pa�ses con los cuales podamos emprender esfuerzos conjuntos de investigaci�n y desarrollo, pero siempre procurando trabajar al ritmo del m�s r�pido.

Finalmente, determinados elementos de la problem�tica cient�fico-tecnol�gica cuyo comportamiento se requiere asegurar y legalizar, deben tener su correspondiente consideraci�n en la Constituci�n Nacional. a fin de garantizar el cumplimiento de los objetivos propuestos.


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