La Gesta de Malvinas |
ART�CULOS VARIOS
Fuente: "La Naci�n"
Malvinas, 20 a�os despu�s: las memorias de Margaret Thatcher | ||
La Dama de Hierro pens� en renunciar |
||
En su pr�ximo libro, "Statecraft", la ex primera ministra cuenta detalles de c�mo tom� la decisi�n de enviar tropas para combatir en las islas, ante la presi�n de Washington por mantener las negociaciones con la junta militar argentina | ||
�Revelar� alg�n detalle crucial en su �ltimo libro "Statecraft" (Artesanado del Estado) que no saldr� publicado hasta el 2 de abril? S�lo el peri�dico The Times, que se cree ha pagado una cifra con m�s de seis ceros a la derecha para publicarlo, puede saberlo. El estilo de la Dama de Hierro es categ�rico, inflexible. En materia de detalles, sin embargo, ya sea por sus 76 a�os o para evitar una ola de juicios la baronesa se mostr� parca. Dos episodios apenas escapan a esa tendencia: el momento en el que confiesa haber contemplado presentar su renuncia de haber aceptado los argentinos retirarse de las islas y c�mo se tom� la orden del hundimiento del Belgrano. "Al Haig (el secretario de Estado norteamericano) hab�a encontrado a los argentinos todav�a m�s imposibles que en su primera visita. La Casa Blanca lo instruy� a decirle a la junta que si persist�an en su intransigencia esto resultar�a en una ruptura de las conversaciones y que los Estados Unidos dejar�an en claro qui�n ten�a la culpa. M�s adelante agrega: "Fue el lunes 19 de abril que primero le� las �ltimas propuestas discutidas por Al Haig y los argentinos en Buenos Aires. Eran bastante inaceptables. Cuanto m�s cerca uno las miraba, m�s claro se hac�a que los argentinos estaban todav�a tratando de mantener lo que hab�an tomado a la fuerza. Los argentinos quer�an darse a s� mismos la ventaja militar y tener a nuestras fuerzas enviadas lejos de las islas. Quer�an inundar a las islas con su propia gente, cambiar la naturaleza de la poblaci�n. Finalmente, no estaban preparados a permitir a los isle�os escoger si quer�an volver bajo la administraci�n brit�nica". De su narrativa queda en claro que dentro de sus propias filas algunos cre�an posible evitar la guerra. "Al Haig pidi� que Francis Pym, que hab�a reemplazado a Peter Carrington en el Foreign Office (Carrington renunci� por no haber previsto la ofensiva argentina), viajara a Washington para discutir nuestros puntos de vista sobre el texto argentino. Francis llev� nuestros comentarios detallados y las enmiendas esenciales al texto argentino. Su misi�n era tambi�n obtener una garant�a norteamericana sobre la seguridad de las islas. "Desgraciadamente, al d�a siguiente en la Casa de los Comunes, Francis dio la impresi�n de que no usar�amos la fuerza mientras las negociaciones continuaran. Esa era una posici�n imposible para nosotros, permiti�ndoles a los argentinos estirarnos en forma indefinida, de modo que tuvo que retornar a los Comunes m�s tarde y retractar lo dicho con otra alocuci�n. "El mi�rcoles notifiqu� a Al Haig v�a Nico Henderson, nuestro embajador en Washington, que una decisi�n firme hab�a sido tomada para recuperar las islas Georgia del Sur. Haig se mostr� sorprendido y consternado. Pregunt� si la decisi�n era final. Confirm� que lo era. Nosotros lo est�bamos informando, no consult�ndolo. M�s tarde le dijo a nuestro embajador que �l pensaba que ten�a que avisar a la junta argentina de nuestra operaci�n. Esto nos pareci� inaudito. Henderson lo persuadi� a reflexionar. Pym pas� el jueves en Washington discutiendo nuestras propuestas con Haig. No lleg� muy lejos en la idea de una garant�a norteamericana (...). "El s�bado 24 de abril fue una de las jornadas cruciales en la historia de las Falklands y una cr�tica para m� personalmente -subraya Thatcher-. Temprano esa ma�ana Francis Pym, de vuelta de los Estados Unidos, vino a mi estudio para darme los resultados de sus esfuerzos. S�lo puedo describir el documento que me trajo como una rendici�n sin condicionamientos. Haig era un persuasor poderoso y cualquiera del otro lado de la mesa ten�a que enfrent�rsele con firmeza, no darle terreno. Haig hab�a jugado claramente con la inminencia de las hostilidades y el riesgo de que Gran Breta�a perdiera apoyo internacional de estallar el conflicto. "Le dije a Francis que los t�rminos eran totalmente inaceptables. Francis no estaba de acuerdo (...). Lo que se nos propon�a era que nuestras fuerzas abandonaran las zonas definidas en siete d�as, quit�ndonos as� de cualquier palanca militar sobre el proceso de retirada, y que nos dispers�ramos a los 15 d�as (...). "Fue John Nott (ministro de Defensa) quien encontr� el camino por seguir. El propuso que no hici�ramos comentarios en el borrador y que le pidi�ramos a Haig que lo presentara primero a los argentinos. Si ellos lo aceptaban, seguramente habr�amos estado en dificultades (...). Si los argentinos lo rechazaban, pod�amos urgir a los Estados Unidos para que se inclinara a nuestro favor, tal como Haig hab�a indicado que lo har�a, siempre y cuando no interrumpi�ramos las negociaciones. "Y as� la crisis pas�. No habr�a podido permanecer como primera ministra si el gabinete de guerra hubiera aceptado las propuestas de Pym. Habr�a renunciado", confes� la Dama de Hierro. Cuando se trata del Belgrano, sin embargo, sus admisiones se limitan a calificar al incidente como "una de las m�s decisivas acciones militares de la guerra". El relato no pasa los tres p�rrafos. "Una gran cantidad de cosas err�neas y maliciosamente absurdas han circulado -dice al final de su explicaci�n-. La decisi�n de hundir el Belgrano fue tomada por razones estrictamente militares y no pol�ticas. M�s a�n, los eventos que siguieron han m�s que justificado lo realizado. Como resultado de la devastadora p�rdida del Belgrano, la armada argentina regres� a puerto." Por Graciela Iglesias |
Copyright � 2002 LA NACION | Todos los derechos reservados |
Malvinas, 20 a�os despu�s | ||
EE.UU. temi� una intervenci�n rusa |
||
En documentos reservados del Departamento de Estado, la administraci�n norteamericana expres� su recelo por una posible reacci�n anticolonialista en el caso de que decidieran intervenir en el conflicto en favor del Reino Unido | ||
Querida Margaret: Acabo de hablar en extenso con el general Galtieri. Le transmit� mi preocupaci�n por la posibilidad de una invasi�n argentina (a las islas Malvinas). Le advert� que el inicio de operaciones militares comprometer�a de manera seria las relaciones entre los Estados Unidos y la Argentina (�) Le dije que estaba listo para enviar un representante personal para que ayude a resolver las cuestiones entre la Argentina y el Reino Unido. El general escuch� mi mensaje, pero no asumi� ning�n compromiso (...) Mientras que tenemos una pol�tica de neutralidad en lo que refiere a la cuesti�n de la soberan�a, no seremos neutrales si los argentinos apelan al uso de la fuerza. Los mejores deseos, Ron Cuando Margaret Thatcher recibi� el mensaje de Ronald Reagan, faltaban apenas horas para que las Fuerzas Armadas argentinas tomaran las islas Malvinas. Leopoldo Fortunato Galtieri sigui� adelante con el desembarco, y aunque su advertencia hab�a sido deso�da, el presidente norteamericano intentar�a de todas maneras impedir la guerra. Ante una confrontaci�n, la administraci�n Reagan le iba a dar apoyo militar al Reino Unido. Pero busc� eludir ese escenario porque lo consideraba riesgoso para los intereses de los Estados Unidos en su competencia global contra la Uni�n Sovi�tica, seg�n surge de la lectura de m�s de 170 cables internos del Departamento de Estado que fueron desclasificados a pedido de LA NACION. Los documentos muestran a un gobierno preocupado por la posibilidad de que una alianza abierta de Reagan con los ingleses despertara una fuerte reacci�n "anticolonialista" en el continente americano. Cre�a que, si eso suced�a, la campa�a encubierta que libraba en Am�rica Central como parte de su cruzada anticomunista se iba a ver muy debilitada. Tem�a, adem�s, que la Uni�n Sovi�tica hiciera pie en Am�rica del Sur. Le�dos 20 a�os m�s tarde, los an�lisis del Departamento de Estado parecen haber sobredimensionado, entre otras cosas, el potencial desestabilizador del conflicto en el Atl�ntico Sur. La diplomacia norteamericana no cre�a que los ingleses tuvieran garantizado el �xito en la recuperaci�n de las islas Malvinas. Desde la embajada en Londres un diplom�tico especul�, incluso, con que Thatcher pod�a llegar a encontrarse al borde de una derrota militar y que entonces recurrir�a a los Estados Unidos para que sumaran sus barcos y aviones a la batalla. Siguiendo ese razonamiento, en el Departamento de Estado evalu� al m�s alto nivel que una escalada pod�a terminar en una confrontaci�n entre la alianza occidental y el bloque sovi�tico, aun cuando un cable concluy� que los rusos "seguramente se van a contener de una participaci�n militar directa" en el conflicto por las Malvinas. Con esos argumentos, Alexander Haig, el secretario de Estado que fue designado por Reagan para ensayar una mediaci�n, intent� moderar los �nimos belicosos de Thatcher. Al recibir a Haig el 8 de abril de 1982, la primera ministra le hizo saber que estaba molesta por la falta de una definici�n contundente de los Estados Unidos y dijo que no permitir�a que la decisi�n argentina de recurrir a la fuerza fuera recompensada con un cambio en el status de la soberan�a de las islas. "El secretario dijo tener la certeza de que ella sabe de qu� lado est� el presidente", se�al� el cable que reconstruye el encuentro. Para convencer a Thatcher sobre la conveniencia de darles tiempo a los Estados Unidos para que intentara una soluci�n pac�fica, Haig present� el siguiente panorama: "Si los brit�nicos llevan adelante una acci�n militar, �l pod�a prever un involucramiento ruso";
|
Para pensar la Patria
DEL �BELGRANO� AL �SHEFFIELD� (I)
El INSTITUTO MALVINAS comienza hoy la publicaci�n de cinco notas sobre los sucesos de la Guerra de las Malvinas, ocurridos entre el 2 y el 6 de mayo de 1982. Ser� un resumen de las notas e informes escritos por Enrique Oliva con el seud�nimo de Fran�ois Lepot, como enviado especial a Londres del diario Clar�n de Buenos Aires. El texto completo de estos trabajos pueden leerse en el libro �Malvinas desde Londres�, de Editorial Ciudad Argentina.
La intenci�n de esta publicaci�n es dar a los j�venes de hoy la versi�n de un compatriota analizando c�mo la Gran Breta�a trat� el conflicto a trav�s de sus medios de comunicaci�n, rigurosamente presionados para estimular al belicismo de su pueblo. Un pueblo que, en ning�n momento de aquellos dram�ticos d�as, se manifestara p�blicamente en apoyo a la aventura colonial de la se�ora Margaret Thatcher. Todo lo contrario, se expres� en las calles, casi cotidianamente, en demostraciones contrarias a la guerra, al env�o de la flota con armas nucleares y la agresi�n colonialista a la Argentina, no obstante encontrarse bajo un r�gimen de facto. Ese pueblo del Reino Unido, como todos los pueblos del mundo, comprend�a que el colonialismo fue y es una forma de explotaci�n por la fuerza bruta, todo en beneficio de las multinacionales, no solo inglesas, sino de otros gobiernos de grandes pa�ses de capitalismo salvaje.
- - - - - - -
LONDRES, DOMINGO 2 DE MAYO 1982
La jornada se caracteriz� por una gran confusi�n, con comunicados totalmente contrapuestos, en que ambas partes se adjudican victorias y el haber ocasionado importantes p�rdidas a su adversario. Los dos contendientes han prometido fotograf�as de los efectos de su accionar. Uno debe mostrar las tomas de la vital pista de Puerto Argentino �destruida� y el otro algo de los cinco aviones derribados y alg�n barco averiado. Adem�s, Buenos Aires insiste en que la pista est� �intacta�.
Mientras uno dice que simplemente bombardearon, los otros aseguran que hubo un intento de desembarco masivo rechazado. �El bombardeo habr� sido una distracci�n para un operativo de mayor envergadura?
Al anochecer, del exterior llegaron versiones de un ataque al crucero �General Belgrano� y aqu�, sin informaci�n oficial, solo trascendi� que se le habr�an ocasionado �varios da�os�
Una prueba m�s de desinformaci�n: Aqu� nadie se enter� de los centenares de celebraciones que hubo ayer en todo el mundo festejando el primero de mayo. En muchas de ellas aparecieron banderas argentinas y los trabajadores criticaron al imperialismo norteamericano tanto como al colonialismo brit�nico.
La televisi�n francesa hoy pas� tomas en que aparecen aviones argentinos saliendo y entrando de la pista de Puerto Argentino. Mientras, los ingleses contin�an con sus dibujitos �nada de fotos� se�alando �exactamente� treinta cr�teres provocados por sus bombas como llamas sobre dep�sitos de combustibles y otras instalaciones militares.
El jefe opositor laborista Michael Foot, comprende que ahora los Estados Unidos, al tomar partido abiertamente junto a Gran Breta�a, no puede continuar hablando de negociaciones ni menos hacer de mediador. Tampoco est� en condiciones de mediar ning�n
pa�s de la Comunidad Europea, o de Jap�n, Canad� o Australia, sumados a las sanciones econ�micas en forma de agresi�n hacia Buenos Aires.
Anthony Benn, de la izquierda laborista, contin�a formulando duras cr�ticas a Margaret Thatcher, diciendo que �pierde progresivamente el control de la m�quina de guerra, ahora en manos de almirantes y generales�.
Campa�a sicol�gica y guerrera
Hoy se destacaron por igual dos cosas. Una es la muy dibujada victoria de la �batalla� de las islas Georgias. Todos los diarios sin excepci�n publican casi id�nticos gr�ficos. Otra es la apolog�a �guerrera� de Margaret Thatcher y John Nott , su ministro de defensa, �cruzados de la justicia�. Hasta salen notas hablando de �la capacidad e inteligencia� del alica�do y locuaz vicealmirante �Sandy� Woodward , quien fuera criticado en los Comunes por lanzar bravuconadas tales como declarar que �esta guerra ser� un picnic�
Las pel�culas guerreras para ni�os se multiplican, como tambi�n las audiciones radiales para los brit�nicos residentes en el exterior, a quienes se les sugiere hacer colectas para comprar misiles.
La ponderaci�n de los soldados tambi�n es curiosa. Como en Gran Breta�a no hay servicio militar obligatorio, se refugian en las Fuerzas Armadas muchos j�venes por no poder superar la desocupaci�n reinante (m�s de tres millones). Tambi�n van all� todo tipo de marginales.
Sobre las posibles bajas y heridos tampoco hay acuerdos. Los brit�nicos dicen que todos volvieron sanos y salvos y despu�s que ten�an heridos leves. Luego que era uno solo, �pero puede caminar�. Argentina reconoce algunos heridos y ning�n muerto.
Argentina se dice agredida y los brit�nicos afirman que �no hemos declarado la guerra sino que accionamos en auto defensa�.
La BBC dice: �Hasta que el secretario de estado norteamericano, Alexander Haig, anunciara que su pa�s finalizaba su rol de mediador, para los incautos, Estados Unidos era visto como un relativo conciliador. Sin embargo, ahora todo esto ha cambiado, y los residentes norteamericanos en Argentina se encuentran con que el presidente Reagan es se�alado en los peri�dicos como un mat�n que apoya las intenciones asesinas de Gran Breta�a. �Lo que se observa y admite, es que Estados Unidos se hace acreedor, en este momento, de m�s hostilidades que Gran Breta�a... el resentimiento argentino tiene que ver con la posici�n enemiga que ha adoptado un estado �fraterno� americano... Los descendientes de norteamericanos nacidos en la Argentina piensan que es injusto se los identifique con el bando brit�nico...�.
Otros t�tulos en la prensa inglesa
Sunday Standard en t�tulo de primera sostiene: �Pym viaja a Washington hoy para presionar a la Junta, luego de dos exitosos ataques a�reos que da�aron dos pistas de aterrizaje en Malvinas�.
Otra noticia de Buenos Aires dice que los embajadores argentinos en la UN y la OEA fueron instruidos para denunciar el ataque.
The Mail titula:�El poder y la grandeza�. Es una nota donde hace declaraciones Margaret Thatcher: �Todav�a tenemos una cierta grandeza y no estamos nada mal cuando de poder se trata�.
En tapa publica una foto del General Galtieri cabalgando en una mula, pero el ep�grafe dice tratarse de un burro.
�Los d�as de Galtieri pueden estar contados� y dice que �escondido en su palacio y considerando sus pr�ximos pasos junto a una botella de su whisky favorito (�Glenfidich�), el canoso dictador ya fue castigado tanto en Buenos Aires como en Washington, seg�n fuentes bien informadas�.
Tambi�n se informa del partido de Hockey sobre patines en Lisboa entre Argentina y Gran Breta�a, terminado 8 a 0 en contra de los ingleses, �los tiros de las Malvinas, no detuvieron el campo de batalla deportivo en Portugal�.
Sunday Telegraph: �Buque brit�nico averiado en batalla�. Habla de un comunicado de Buenos Aires, diciendo que �sus fuerzas estaban resistiendo el ataque y bombardeo naval brit�nico�.
�Traigan al principito�. As� se titula una nota de Kenneth Clarke, desde Buenos Aires. Dice que la agencia de noticias oficiales TELAM, inform� anoche que a las dos de la tarde de ayer el almirante �Sandy� Woodward emiti� un mensaje radial al gobernador de Malvinas general Mario Men�ndez , pidi�ndole que se rinda incondicionalmente. De acuerdo con TELAM, Men�ndez respondi�: �De ninguna manera porque estamos ganando. Traigan al principito y vengan a buscarnos�.
El editorial se titula: �El mensaje de los bombarderos a la Junta�. Dice: �El bombardeo de Puerto Argentino, el abandono de Haig a la misi�n de paz y la declaraci�n del apoyo norteamericano a la Gran Breta�a, son hechos dr�sticos aunque superados. Son l�gicos�.
Sunday Express: Un t�tulo dice: �Dos aviones de la fuerza a�rea argentina, un �Mirage� y un bombardero �Canberra� fueron derribados por �Sea Harriers� del �Hermes� y del �Invencible�... otros aviones argentinos sufrieron graves da�os en una persecuci�n a�rea cerca de la costa... tres fragatas brit�nicas bombardearon anoche posiciones militares argentinas cerca de Puerto Argentino, mientras la Junta amenazaba con una respuesta naval�.
Otro t�tulo: �Los tenemos en un pu�o, entonces no vacilemos ahora�.
The Sunday Times titula: �El bombardeo a las Malvinas�. �All� publica un esquema (nada de fotos) de Puerto Argentino con su pista de aterrizaje. Se dibujan una serie de explosiones y altas llamaradas. Luego dice: �Dos �Mirages� derribados y pista da�ada�.
Hay una nota sobre �Anaya (�hombre duro�) y Lami Dozo (�hombre blando�)�. Tambi�n una cronolog�a de los �ltimos hechos, versi�n brit�nica.
El editorial titula: �Escalada s�, pero diplomacia tambi�n�.
Sunday Mirror dice: ��C�mo hundimos una mentira enemiga?�. Aclara que �la inteligencia brit�nica arruin� los planes argentinos de declarar la primer victoria de las Malvinas�.
News of the World: �Los bombarderos �V� rugen en acci�n�. Esta vez titula en plural.
�Espa�a critica el ataque a�reo�, agregando que ese pa�s fue el �nico de Occidente que conden� la acci�n, diciendo que �es una grave escalada en el conflicto�.
The Sunday Times trae en tapa una foto de la Plaza de Mayo en la que mile s de personas hacen la V de la victoria.
Sunday People dice: �Healey apoya el ataque a�reo�. Dice que el l�der laborista aprob� el ataque a Malvinas, pero advirti� que la crisis no se resolver�a s�lo por ataques militares.
The Observer, el Guardian de los domingos, titula:una larga nota: de Peter Hill: ��Qu� hermosa crisis!�. Alli se sostiene jubilosamente que �con este conflicto transformasremos la marina de guerra, elevaremos nuestras exportaciones por nuevos estilos de barcos y reviviremos nuestra industria naval�.
En otra nota titula: �El factor Nuremberg ronda a la Junta�. Es un art�culo de James Neilson, editor del Buenos Aires Herald desde Uruguay , donde se encuentra auto exiliado, diciendo que hay una especie de histeria en Buenos Aires entre grupos de derecha que ven a Galtieri como un �moderado peligroso�, pues est�n preparados para �descartarlo por alguien m�s duro y m�s nacionalista�.
Otro t�tulo: �Estados Unidos mantiene vivas las esperanzas de mediaci�n� (�!).