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La Gesta de Malvinas

MALVINAS - ANTECEDENTES HIST�RICOS Y JUR�DICOS

Las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur son argentinas.

Son argentinas por las siguientes razones:

-Geogr�ficas: por su proximidad al continente y porque la composici�n geol�gica hace de su suelo gredoso una prolongaci�n de la meseta patag�nica.

-Hist�ricas: pues el descubrimiento ofrece vertientes desde Am�rico Vespucio hasta Magallanes y otros navegantes espa�oles.

-Jur�dicas: por adjudicaci�n papal a Espa�a, admitida por las potencias de la cristiandad y por la breve colonizaci�n francesa, cuyo desalojo por Espa�a se realiz� en la plena comprensi�n del derecho.

-Administrativas: porque Espa�a estableci� una peque�a y pr�spera colonia y porque sus derechos, tras la Revoluci�n de Mayo de 1810, fueron transmitidos a su sucesora, la Rep�blica Argentina.

El 3 de enero de 1833, el Reino Unido de Gran Breta�a e Irlanda del Norte consum� la ocupaci�n de las islas, en una clara violaci�n del derecho internacional. Desde entonces, la Argentina busca el ejercicio efectivo de su soberan�a.

El descubrimiento de las islas se adjudic� a diferentes personas. Entre otros, cabe mencionar a Am�rico Vespucio (1501), a Esteban G�mez, quien en 1520 form� parte de la expedici�n de Magallanes con el mando de la nave "San Antonio", y a los tripulantes de una nave de la armada del obispo de Plasencia, a quienes se atribuye la autor�a del m�s antiguo asiento malvinense del que se tenga noticia. Seg�n se sabe, el 4 de febrero de 1540, hall�ndose estos tripulantes en la boca del Estrecho de Magallanes, vieron "unas ocho o nueve islas" delante de la tierra, que creyeron firmes; luego abordaron un lugar que llamaron puerto de las Zorras, en la Gran Malvina, donde habr�an invernado.

La cartograf�a y las cr�nicas de viajes del siglo XVI registraron la existencia de las islas con diversos nombres: de los Patos, Sans�n, San Ant�n o Ascensi�n. Entre los navegantes que dieron noticias de ellas figura el capit�n holand�s Sebald de Weert, quien el 24 de enero de 1600 las avist� situ�ndolas a 50� 40� latitud sur. Luego, difundi� su carta geogr�fica en Europa, por la cual al archipi�lago noroccidental se lo denomin� "Sebaldinas". El nombre "Malvinas" es la derivaci�n fon�tica espa�ola del franc�s "Malouines" con que las llamaron por ser el puerto de Saint Mal� el lugar del que zarparon los primeros navegantes franceses que las visitaron.

Gran Breta�a atribuye al Capit�n John Strong el supuesto descubrimiento y desembarco; el 6 de febrero de 1690, �ste habr�a navegado el canal que separa las dos islas mayores, al que denomin� "Falkland Sound" en honor al vizconde, entonces jefe del Almirantazgo. Tal nombre se extendi� primero a la isla occidental y luego a todo el archipi�lago.

La jurisdicci�n y soberan�a de Espa�a sobre las islas proven�an de un t�tulo pontificio, anterior y superior al descubrimiento. En 1493, el papa Alejandro VI, a trav�s de las Bulas Pontificias, asign� a Espa�a, a sus herederos y sucesores, todas las islas y tierra firme descubiertas o por descubrir hacia el oeste de una l�nea ubicada a 100 leguas al oeste de las islas de las Azores o de Cabo Verde, l�mite que fue ampliado en junio de 1494, cuando se firm� el Tratado de Tordesillas entre los reyes de Espa�a y Portugal.

Con el prop�sito de proteger la integridad territorial del imperio, mantener el statu quo colonial y sostener la vigencia del principio de exclusividad en la navegaci�n y el comercio, Espa�a celebr� sucesivos tratados con las potencias, en los que �stas ratificaron el compromiso de no intervenir en el Atl�ntico Sur, regi�n donde Inglaterra, especialmente, pretend�a establecer una escala antes de traspasar el temido Cabo de Hornos.

La primera colonizaci�n del archipi�lago malvinense la realiz� Francia. En 1763, ante la p�rdida de una gran parte de sus posesiones frente a Inglaterra, el marino y militar Luis Antonio de Bougainville propuso a su gobierno una indemnizaci�n mediante el descubrimiento de las tierras australes y de las islas que se hallaren sobre la ruta.

La expedici�n, formada con los nav�os "El �guila" (20 ca�ones) y "La Esfinge" (12 ca�ones), zarp� del puerto de Saint Mal� en septiembre y tras una breve recalada en Montevideo, el 3 de febrero de 1764, los marinos franceses divisaron una gran bah�a en la Malvina oriental.

El 17 de marzo, Bougainville emplaz� la colonia en Puerto Luis, una legua al fondo de la bah�a, en la costa del norte.

Inicialmente, el establecimiento cont� con veintinueve pobladores, cinco mujeres y tres ni�os. Se construyeron casas, un gran almac�n y el fuerte San Luis, que pose�a doce ca�ones puestos en bater�a. En el centro, contaba con un obelisco de veinte pies de altura, con la efigie del Rey decorando uno de sus lados. Bajo sus cimientos, se enterraron algunas monedas y una medalla, la que ten�a grabada, en una de sus caras, la fecha de la empresa y, en la otra, el rostro del Rey con la leyenda "Tibi serviat ultima Thule". El 5 de abril, Bougainville, en nombre del rey de Francia, tom� posesi�n de todas las islas.

Espa�a conoci� la existencia de la pr�spera colonia y exigi� a Francia el cumplimiento del Pacto de Familia firmado entre los Borbones en 1761. El rey de Espa�a convino en indemnizar a Bougainville por los gastos que le hab�a ocasionado la fundaci�n de la colonia.

El 1 de abril de 1767, Puerto Luis fue reintegrado a Espa�a. Ese d�a, los espa�oles enarbolaron su bandera y, desde tierra y desde los nav�os, saludaron con veinti�n ca�onazos la salida y la puesta del sol. Algunas familias francesas optaron por quedarse y el resto, incluida la plana mayor, se embarc� en las fragatas espa�olas hacia Montevideo.

El 2 de abril, el Capit�n de Nav�o Felipe Ruiz Puente se convirti� en el primer gobernador espa�ol de Malvinas pues, con anterioridad, el 2 de octubre de 1766, Carlos III hab�a creado la Gobernaci�n de las Islas Malvinas, bajo dependencia del gobernador de Buenos Aires.

Gran Breta�a renov� su inter�s en las islas a partir de 1765, cuando una expedici�n al mando del Comodoro John Byron -que arrib� al Atl�ntico Sur con la misi�n de reconocer lugares convenientes para establecer una o varias colonias- explor� las costas de la Malvina occidental y se asent� en un lugar que el jefe ingl�s bautiz� "Puerto Egmont" en honor al entonces primer lord del Almirantazgo. En nombre de su rey, tom� posesi�n de este punto e islas vecinas; luego, sigui� viaje rumbo al Estrecho de Magallanes.

El 8 de febrero de 1766, otra expedici�n, a las �rdenes del Capit�n John Mc Bride, arrib� a Puerto Egmont, donde estableci� un torre�n de defensa.

Mc Bride ten�a instrucciones de "evitar cuidadosamente toda medida de hostilidad o violencia en el caso de encontrar pobladores de otras nacionalidades". El 6 de diciembre, los ingleses descubrieron Puerto Luis e intimaron a su jefe la entrega del establecimiento. Ante la negativa de �ste, se alejaron de inmediato.

Carlos III, por real orden del 25 de febrero de 1768, orden� al gobernador de Buenos Aires, Francisco de Paula Bucarelli, que efectuara el desalojo de los ingleses de Puerto Egmont.

Bucarelli confi� esa tarea al mayor general de la Armada Real, Capit�n de Nav�o Juan Ignacio de Madariaga. De Montevideo partieron las fragatas "Santa Rosa", "Industria", "Santa B�rbara" y "Santa Catalina" y el chambequ�n "Andaluz", en los que iban embarcados 1.500 hombres, entre granaderos, fusileros y artilleros. El 4 de junio de 1770, la flota fonde� en la bah�a de Puerto Egmont y Madariaga conmin� al jefe de la guarnici�n a abandonar la plaza.

Sin mayor resistencia, la guarnici�n inglesa se rindi� el 10 de junio y la estrat�gica base qued� a cargo de un destacamento espa�ol.

Gran Breta�a exigi� a Espa�a una reparaci�n por el ultraje inferido a su dignidad atacada -seg�n su gobierno- en una situaci�n de paz. El arreglo de devoluci�n, que estuvo precedido por tensas tratativas en las que Francia intervino como mediadora, se concert� en Londres, el 22 de enero de 1771. All� se procedi� a la firma de la "Declaraci�n de Masserano", por la cual el rey espa�ol se compromet�a a restituir a su par ingl�s la posesi�n del puerto y fuerte Egmont, pero con la reserva de soberan�a espa�ola, que fue aceptada plenamente por aquel pa�s. Al volver la situaci�n al estado anterior al 10 de junio de 1770, qued� en evidencia la precariedad de la ocupaci�n inglesa.

Por convenio privado, la Corte de Espa�a impuso que la retirada inglesa de las islas se efectuara tan pronto como fuese conveniente, una vez restituido el asentamiento. Puerto Egmont fue devuelto a los ingleses en septiembre de 1771.

En mayo de 1774, se produjo la evacuaci�n, voluntaria y silenciosamente. Los ingleses dejaron una placa de plomo -la placa del Teniente Clayton- con la leyenda "Las islas Falkland son del derecho y propiedad exclusivos del rey Jorge III", s�mbolo que fue retirado por las fuerzas espa�olas y luego llevado a Buenos Aires.

Espa�a, entonces, ocup� todo el archipi�lago como �nica soberana y, desde el 2 de abril de 1767 hasta 1811, ejerci� indiscutiblemente su soberan�a sobre �l a trav�s de una veintena de gobernadores.

En 1811, Espa�a fue desplazada por el gobierno que surgi� de la Revoluci�n de Mayo. El 13 de febrero, por orden del gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet, las fuerzas apostadas en Puerto Soledad, al mando del gobernador Pablo Guill�n Mart�nez, fueron trasladadas a esa ciudad.

Con el proceso de independencia, las nuevas rep�blicas, constituidas a partir de la transformaci�n pol�tica del antiguo imperio espa�ol, poseyeron el derecho a tener por l�mites los de las primitivas unidades administrativas. Las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur formaron parte de las Provincias Unidas del R�o de la Plata, hoy Rep�blica Argentina.

Desde el 6 de noviembre de 1820 hasta el 3 de enero de 1833, momento de la usurpaci�n inglesa, la Argentina tom� posesi�n, mantuvo y reafirm� su soberan�a en el archipi�lago en distintas ocasiones.

El 6 de noviembre de 1820, siguiendo instrucciones del gobernador de Buenos Aires, Mart�n Rodr�guez, el Capit�n David Jewett, comandante de la nave "Hero�na", en una ceremonia de car�cter formal, ratific� los propios derechos e iz� la bandera nacional en Puerto Soledad, salud�ndola con veinti�n ca�onazos. Luego, distribuy� una carta circular entre los capitanes de los casi cincuenta buques anclados en las caletas pr�ximas, en la que les particip� la toma de posesi�n en nombre del Gobierno de las Provincias Unidas en Sud Am�rica. Este documento tuvo difusi�n en la prensa europea.

En agosto de 1823, el gobierno concedi� a Jorge Pacheco el usufructo del ganado lanar salvaje que poblaba las Malvinas, pero �ste, desalentado por el mal comienzo de la explotaci�n, vendi� los derechos a Luis Vernet, quien lleg� en 1826 para establecerse en Puerto Soledad con su esposa, Mar�a S�enz.

El 10 de junio de 1829, el gobernador delegado, Mart�n Rodr�guez, instituy� la Comandancia Pol�tica y Militar de las Islas Malvinas, con sede en la isla Soledad, cuya �rea cubr�a hasta el Cabo de Hornos, en el Atl�ntico. Luis Vernet ejerci� el cargo de gobernador desde el 29 de agosto de ese a�o y tuvo la tarea de aplicar los reglamentos sobre pesca de anfibios, cuya caza indiscriminada por parte de los loberos y balleneros extranjeros constitu�a un grave problema.

El pago por derecho de anclaje fue sistem�ticamente eludido por los balleneros. En agosto de 1831, debido a un incidente con tres pesqueros norteamericanos, Vernet se retir� a Buenos Aires, donde arrib� con la goleta "Harriet", cuyo cargamento hab�a incautado con el fin de someter el caso al fallo del Tribunal de Presas.

El c�nsul norteamericano en Buenos Aires desconoci� el derecho argentino a reglamentar la pesca en las Malvinas. A fines de ese a�o, personal de la corbeta de guerra "Lexington", de la Armada de los Estados Unidos, incursion� en Puerto Soledad, al mando del Capit�n Silas Duncan, y cometi� hechos grav�simos: saquearon los bienes y las propiedades, destruyeron las instalaciones de artiller�a y tomaron prisioneros a los principales pobladores, a quienes condujeron a Montevideo.

La acci�n de Duncan caus� conmoci�n en Buenos Aires. En junio de 1832, el nuevo encargado de negocios norteamericano, Francis Baylies, siguiendo instrucciones de su gobierno, exigi� la desautorizaci�n de Vernet, la devoluci�n de los bienes incautados por �l y el pago de una indemnizaci�n; tambi�n puso en duda los t�tulos de soberan�a argentina. El gobernador Juan Manuel de Rosas lo declar� "persona no grata" y le dio sus pasaportes.

La Argentina inici� ante el gobierno norteamericano el reclamo por las p�rdidas sufridas. En 1838, Carlos de Alvear present� la primera queja en Washington, pues nuestra representaci�n diplom�tica en ese pa�s s�lo fue cubierta a partir de ese a�o. Reci�n el 4 de diciembre de 1841, aquel gobierno consider� que no deb�a dar una respuesta porque el derecho argentino a la jurisdicci�n sobre las islas era disputado por otra potencia y una respuesta en esas circunstancias hubiera implicado un desv�o de la que hasta entonces hab�a sido su pol�tica cardinal.

A fines de 1885, el ministro Vicente G. Quesada renov� el desacuerdo argentino ante el secretario de Estado Tom�s F. Bayard, quien reafirm� la posici�n de su gobierno sobre el asunto, la que s�lo cambiar�a en caso de que Gran Breta�a reconociera la soberan�a argentina sobre las Malvinas.

El 18 de marzo de 1886, en comunicaci�n al gobierno argentino, Bayard consider� inaplicable la llamada "doctrina de Monroe" al caso Malvinas. Hasta la fecha, el gobierno estadounidense no ha dado las satisfacciones debidas por este vand�lico proceder.

USURPACI�N INGLESA

El gobierno ingl�s ten�a noticias sobre el estado y poblaci�n de las islas Malvinas, datos aportadas por el Capit�n Fitz Roy luego de su periplo al sur, en 1829. Gran Breta�a emprendi�, nuevamente, la posesi�n de las islas como una escala para descanso y abastecimiento en la ruta de navegaci�n hacia Australia y Tasmania por el Cabo de Hornos o el Estrecho de Magallanes.

Prologada por el atentado de la "Lexington", la invasi�n inglesa qued� a cargo del Capit�n John James Onslow.

El 2 de enero de 1833, al mando de la fragata "Cl�o", se lanz� al ataque de Puerto Soledad. Penetr� en la bah�a, donde se encontraba la goleta argentina "Sarand�", al mando del Teniente Coronel Jos� Mar�a Pinedo, a quien comunic� las �rdenes del Almirantazgo, consistentes en tomar pronta posesi�n de las islas.

Pinedo atin� a dejar sentada una protesta formal, design� un representante y se embarc� en la goleta para regresar con su gente a Buenos Aires, donde fue sumariado por no resistirse a la usurpaci�n. D�as despu�s, fonde� en la bah�a la goleta "Beagle", cuyo comandante era Fitz Roy.

La nueva situaci�n llev� a la colonizaci�n permanente de las islas y al desmembramiento de la unidad territorial argentina. En Puerto Soledad, los ingleses hicieron uso de las instalaciones y de la mano de obra contratada por la empresa Vernet. Con el pretexto de estar bajo dominio brit�nico, el encargado de los almacenes, William Dickson, irland�s, rechaz� los vales firmados por el ex gobernador que los peones argentinos recib�an como pago de salario. Adem�s, el capataz Juan Simon, franc�s, junto con Mateo Brisbane, ex mayordomo de Vernet, pretendieron incrementar el trabajo del personal argentino.

Tres gauchos y cinco indios charr�as, conducidos por Antonio Rivero, se sublevaron y, luego de una corta lucha en la que murieron Brisbane, Dickson y Simon, tomaron la casa de la Comandancia el 26 de agosto de 1833. Arriaron la bandera inglesa e izaron el pabell�n nacional, el cual, por casi seis meses, onde� en Puerto Soledad.

En enero de 1834, dos embarcaciones inglesas arribaron al puerto. El Teniente de Marina Henry Smith, nombrado comandante de la isla, iz� nuevamente la bandera inglesa e inici� la persecuci�n de los sublevados; de a uno, los gauchos cayeron en manos de los invasores. Rivero, solo, sin resistencia, se entreg� el 18 de enero.

Los prisioneros fueron remitidos a Gran Breta�a para ser procesados. Luego, el gobierno ingl�s permiti� su regreso, pues consider� que los hechos no habr�an ocurrido en territorio de la Corona.

Mientras tanto, los sucesos sobre el desalojo argentino de Malvinas fueron puestos en conocimiento de las autoridades bonaerenses en un detallado informe presentado por Pinedo. El gobierno de Buenos Aires, encabezado por Juan Ram�n Balcarce, inici� el reclamo por el atropello ante el encargado de negocios brit�nico Philip Gore y, en la Corte de Londres, el 24 de abril, el ministro plenipotenciario, Dr. Manuel Moreno, pidi� una explicaci�n oficial por la ocupaci�n de las islas.

El gobierno brit�nico aval� la actuaci�n de Onslow. El 17 de Junio, Moreno present� una Memoria-Protesta impresa en ingl�s y franc�s y, a fines de ese a�o, difundi� un folleto en ingl�s denominado "Observaciones sobre la ocupaci�n por la fuerza de Malvinas por el Gobierno Brit�nico en 1833", destinado a hacer conocer el problema entre los c�rculos diplom�ticos europeos. Pero, en 1842, Inglaterra dio por terminada la cuesti�n y estableci� en las islas una administraci�n civil con un gobernador.

TRATAMIENTO DE LA CUESTI�N MALVINAS EN EL SENO DE LAS NACIONES UNIDAS

En 1945, el conflicto entr� en una nueva fase, pues la Argentina se ampar� en el derecho internacional al litigar en el seno de la Organizaci�n de las Naciones Unidas, cuya Carta propugnaba la independencia de los territorios no aut�nomos, entendiendo por tales en ese entonces, aqu�llos que carec�an de gobierno propio.

En 1960, se convoc� la XV Asamblea General de las Naciones Unidas, de la que eman� la resoluci�n Nro. 1.514, de fecha 14 de diciembre, denominada "Declaraci�n sobre concesi�n de la independencia a los pa�ses y pueblos coloniales". En uno de sus fundamentos -la conservaci�n de la unidad nacional y de la integraci�n territorial- se encuadr� el caso Malvinas.

En 1961, por la resoluci�n Nro. 1.654 (XVI Asamblea), se cre� un Comit� Especial de Descolonizaci�n compuesto por 17 pa�ses, n�mero que se ampli�, en 1962, a 24.

En 1964, el Comit� de los 24 estableci� tres subcomit�s de trabajo, uno de los cuales debi� considerar el caso; la Argentina pudo participar en la discusi�n, otorg�ndosele voz, aunque no voto.

Las partes definieron el status de las islas Malvinas: la Argentina consider� que las islas fueron ocupadas por la fuerza; Gran Breta�a, potencia administradora, afirm� que las islas eran colonias y las Naciones Unidas, sobre la base de la afirmaci�n brit�nica, determinaron que el territorio (no la poblaci�n) de las islas deb�a ser descolonizado, ya que el caso se encuadraba dentro de los art�culos 73 y 74 de la Carta y de la resoluci�n Nro. 1.514.

El 18 de septiembre, el Subcomit� III aprob� un informe -luego ratificado por el Comit� de los 24- que represent� para la Argentina un avance significativo: el agregado de la denominaci�n "Malvinas", entre par�ntesis, junto a la inglesa de "Islas Falkland", el reconocimiento de la disputa existente entre ambos gobiernos y la referencia en el documento a los "intereses" y no a los "deseos" de los malvinenses.

Adem�s, el Comit� recomend� a las partes en disputa que entablaran negociaciones.

En 1965, la cuesti�n no lleg� al �mbito de la Asamblea General, pues en lo inmediato se presentaban otros problemas. Pero, en septiembre, la canciller�a argentina inici� tratativas con el gobierno brit�nico, a efectos de alcanzar una soluci�n pac�fica. La respuesta de �ste inici� dos constantes de su diplomacia: la de excluir la discusi�n sobre la soberan�a, y la de alardear en el desconocimiento de la resoluci�n Nro. 2.065 (XX Asamblea) sobre descolonizaci�n, emitida el 16 de diciembre de ese a�o.

En el lapso de 1966-1969 no hubo avances.

Como derivaci�n de la resoluci�n Nro. 2.065 (XX Asamblea) de las Naciones Unidas, en 1969 los dos pa�ses convinieron en realizar conversaciones especiales que dieron por resultado la "Declaraci�n Conjunta de Buenos Aires" del 1 de abril de 1971, la cual afirm� el mutuo compromiso de mejorar las comunicaciones, romper el aislamiento y atender, por parte de la Argentina, a los intereses de la poblaci�n malvinense (aprovisionamiento, asistencia sanitaria y educaci�n).

A tal efecto, se cre� una Comisi�n Consultiva Especial, con delegados brit�nicos y argentinos, cuyo resultado se concret� en la entrega de un documento a los isle�os para pasar al continente y en la exenci�n rec�proca de impuestos y privilegios en actividades relacionadas con las comunicaciones. Al Reino Unido le compet�a establecer el tr�nsito mar�timo regular entre las Malvinas y el continente, en tanto nuestro pa�s lo har�a en el modo a�reo.

En 1972, la Argentina construy�, en Puerto Argentino, una pista de aterrizaje con planchas de aluminio para aviones de mediano porte, lo cual permiti� realizar viajes frecuentes y regulares por parte de la Empresa LADE (L�neas A�reas del Estado), al tiempo que enlaz� las islas con Comodoro Rivadavia.

En 1973, surgi� por parte del Reino Unido un nuevo elemento -la poblaci�n malvinense- para decidir sobre el futuro de las islas (plebiscito colonial).

En 1975, Gran Breta�a envi� una misi�n cient�fica al Atl�ntico Sur, a cargo de lord Shackleton, para evaluar las posibilidades petroleras del �rea.

El 4 de febrero de 1976, el destructor ARA "Almirante Storni" oblig� al barco ingl�s a abandonar aguas territoriales argentinas; en consecuencia, los v�nculos se deterioraron, ya que ambos pa�ses retiraron sus respectivas misiones diplom�ticas.

Sobre el caso se expidi� el Comit� Jur�dico Internacional de la Organizaci�n de los Estados Americanos (OEA), el cual reconoci� a la Argentina el inobjetable derecho de soberan�a sobre las islas Malvinas. En febrero de 1982, en la sexta ronda de negociaciones en Nueva York, Inglaterra, cuya delegaci�n inclu�a a los kelpers, decidi� no tratar m�s el asunto de la soberan�a.

Para ese entonces, hab�an transcurrido 149 a�os de reclamos y 17 de negociaciones infructuosas. El 2 de abril, fuerzas argentinas ocuparon las islas Malvinas, sobre la base de la preservaci�n de la vida y los bienes de sus pobladores.

En represalia, el gobierno brit�nico envi� una fuerza de magnitud desusada, que expuls� a los argentinos el 14 de junio. Hoy, el conflicto de Malvinas sigue sin resolverse.

FUENTE: www.ejercito.mil.ar

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