Libertador General
Don José de San Martín

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Breve historia del Libertador de Argentina, Chile y Perú.


Ningún argentino de bien puede desconocer la historia del más grande de los argentino. (Máximus)


San Martín nació en Yapeyú, actualmente en la provincia argentina de Corrientes, a la vera del caudaloso río Uruguay, el día 25 de febrero de 1778.

Su padre, don Juan de San Martín, era el gobernador del departamento; su madre, doña Gregoria Matorras, era sobrina de un conquistador del Chaco.


En 1786 se traslada a España con su familia, donde estudia primero en el Seminario de Nobles de Madrid y luego, en 1789, inicia su carrera militar en el regimiento de Murcia. Sirve en las filas de España durante las guerras contra los franceses y en 1808 combate en la batalla de Baylén contra los ejércitos de Napoleón que habían invadido la Península.

En Cádiz conoce a otros militares de América del Sur y se enrola en las logias que promovían la independencia. En 1811 renuncia a su carrera militar en España y se embarca desde Inglaterra hacia el Río de la Plata en la fragata George Canning, donde arriba el 9 de marzo de 1812 acompañado por otros patriotas.

El gobierno independiente de Buenos Aires acepta los servicios de San Martín, reconoce su grado de teniente coronel y le encarga crear un cuerpo de combate que luego sería el glorioso regimiento de Granaderos a Caballo. En ese mismo año se casa con María de los Remedios de Escalada, que pertenecía a una distinguida familia del país y crea la logia Lautaro, cuyo objetivo era liberar América del Sur del yugo español. En octubre de 1812, los miembros de la logia encabezan un movimiento que tiene por objeto remover algunos miembros del Primer Triunvirato. Entonces, pacíficamente, el Cabildo nombra al Segundo Triunvirato, quienes, al poco tiempo, llaman a una asamblea de delegados de las provincias con el fin de dictar una constitución.
El 3 de febrero de 1813 los Granaderos a Caballo vencen en un combate, en las barrancas de San Lorenzo, a las fuerzas de desembarco realista que arribaron con varias naves desde el puerto de Montevideo.

En enero de 1814 San Martín toma el mando del ejército del Norte, de manos de Belgrano que regresaba derrotado del Alto Perú —hoy la república de Bolivia—. Se encuentran en la Posta de Yatasto y desde entonces los dos patriotas entablan una larga amistad.

Al poco tiempo de encontrarse San Martín en Tucumán, se dio cuenta que era imposible llegar a Lima, que en ese momento era el centro del poder realista, por el camino terrestre del Alto Perú. Fue entonces que el Coronel concibió la idea, que luego realizaría con éxito, de cruzar la cordillera y atacar la Ciudad de los Virreyes por el mar.

Una enfermedad lo obliga a pedir licencia y consigue que lo nombren Gobernador de Cuyo, y parte para Mendoza, al pie de la cordillera de los Andes. Allí se repone y comienza a preparar un ejército para cruzar la cordillera.

En 1816 envía, por la provincia de Cuyo, delegados al congreso que se reunía en Tucumán con órdenes expresas de insistir en la declaración de la independencia. La declaración de la independencia de España se aclamó el 9 de julio de ese año.

Desde Mendoza prepara con escasos medios un ejército. Todo el pueblo contribuye con su trabajo y con sus bienes para realizar la peligrosa expedición. Insiste ante el gobierno de Buenos Aires a que autorice a sus tropas el cruce de la cordillera.
En enero de 1817 comienza el cruce del ejército, alrededor de 4000 hombres, la caballería, la artillería de campaña y las provisiones para un mes. Cruzaron divididas en dos columnas por el paso de Los Patos y por el de Uspallata, y se encontraron en Santa Rosa de los Andes.

El 12 de febrero de 1817, pocos días después del paso de la Cordillera, el ejército de los Andes vence a los realistas en la batalla de Chacabuco y a los pocos días el Libertador entra en la ciudad de Santiago. El Cabildo se reunió el día 18 y designó a San Martín como Director Supremo, pero éste renunció al honor y entonces fue electo para el cargo el general Bernardo O´Higgins.

En los primeros días de 1818, un ejército realista desembarcado del Perú, avanzaba sobre la capital de Chile. El 19 de marzo, en un ataque nocturno, los realistas derrotan a los patriotas en la batalla de Cancha Rayada y O´Higgins resulto herido.
El ejército Unido argentino chileno se rehace y el 5 de abril derrotan completamente a los realistas en la batalla de Maipú, que puso fin a los esfuerzos españoles para dominar el país.

El camino hacia Lima por mar estaba abierto, pero era necesario crear una flota que no existía. Con algunos barcos capturados al enemigo y otros comprados a los Estados Unidos e Inglaterra se crea la marina chilena que estuvo al mando de Blanco Encalada y luego del almirante inglés Lord Cochrane.
El 20 de agosto de 1820, parte el ejército expedicionario argentino chileno del puerto de Valparaíso hacia el Perú.

 

En el mes de julio de 1821, San Martín entra triunfante a Lima, proclama la independencia, es designado Protector del Perú y ejerce el gobierno.
El 26 de julio de 1822 San Martín se entrevista con Simón Bolívar en la ciudad de Guayaquil, hoy Ecuador. Se reúnen los dos libertadores de Sudamérica, del norte y del sur. Conferencian en secreto por más de cuatro horas. San Martín regresa a Lima la noche del 26.

 

El 20 de setiembre de ese año se reúne en Lima el primer Congreso del Perú y el Protector renuncia a su cargo. El mismo día se embarca para Chile y meses más tarde cruza a Mendoza.
El 3 de agosto de 1823 muere su esposa en Buenos Aires. El 10 de febrero de 1824, disgustado por las guerras civiles en que estaban envueltas las Provincias Unidas del Río de la Plata, se embarca para Francia con su hija Mercedes. En europa se ocupa de la educación de su hija y escribe para ella las Máximas para su hija que son un resumen de su filosofía de vida. Reside en Europa hasta su muerte el 17 de agosto de 1850 en la ciudad de Boulogne Sur Mer.

 


EL  HONOR  DEL  SOLDADO


               
San Martín escribió para leer a su ejército: "La tropa debe ser tanto más virtuosa y honesta, cuando es creada para conservar el buen orden de los pueblos, afianzar el poder de las leyes y dar fuerza al Gobierno para ejecutarlas y hacerse respetar de los malvados, que serían más insolentes con el mal ejemplo de los militares

Bandera del Ejercito de los Andes

INTIMIDADES DE UNA HAZAÑA


Fuente: REVISTA NUEVA,  DEL DIARIO “LA VOZ DEL INTERIOR” de Bahía Blanca

El ingenio del general José de San Martín fue casi tan decisivo como su habilidad militar para realizar su gesta.

En el Río de la Plata la liberación no fue un proyecto de inspiración meramente local, sino que pretendió, desde sus orígenes, la independencia de toda la América hispana. Ese proyecto continental tuvo al General José de San Martín como figura decisiva que no sólo concibió el plan de guerra de emancipación sino que - junto con el venezolano Simón Bolívar lo llevó a cabo.

En 1814, tras haber obtenido su revelo del comando del Ejército del Norte, San Martín pasó una temporada en Córdoba para restablecer su maltrecha salud.

Durante ese descanso serrano trazó el camino hacia la victoria. En aquel momento la revolución chilena -iniciada, como la nuestra, en 1810- se hallaba al borde del fracaso. No obstante, San Martín opinaba que convenía tomar la ofensiva cruzando la Cordillera con un ejército preparado en Cuyo, una idea que cabalgaba entre la hazaña y la utopía. Sabía que para concretar semejante audacia necesitaría varios años de tesonera organización civil y militar.

LOS   PREPARATIVOS

Como primera medida logró que se lo designara gobernador intendente de Cuyo. Pronto, mediante el recurso de exponer llanamente los peligros que amenazaban la causa de la libertad, consiguió la adhesión incondicional de la población.

La gente de las actuales provincias de Mendoza, San Juan y San Luis - castigadas en su economía porque el comercio con Chile, que era una de sus mayores fuentes de ingresos, estaba suspendido - protagonizó tiempos de enorme esfuerzo y dura prueba.

Más allá de la anécdota que inmortalizó la donación de alhajas por parte de las damas mendocinas, todos dieron todo: humildes y encumbrados ofrecieron su persona y sus bienes al Ejército de los Andes. Se crearon nuevos impuestos y cada familia tuvo que declarar el valor de sus posesiones, bajo pena de pagar el doble si se falseaban los datos. Se confiscaron propiedades de enemigos de la independencia.

Parte de lo recaudado se destinó a la formación de un fondo para reforzar los sueldos de la tropa. Jóvenes y viejos se alistaban a diario para adiestrarse en el campamento de El Plumerillo, que se instaló lejos de la ciudad para que los soldados no se distrajeran con las tentaciones propias de un centro urbano.

En las dos principales escuelas de varones, los chicos de siete a quince años se agruparon en batallones y compañías. Mendoza se transformó en una fábrica de material bélico. Se fundían cañones, se producían municiones y pólvora, se tejían paños y se cocían prendas.

Gracias a que no fue necesario escatimar tiros durante la instrucción, los reclutas mejoraron su puntería y, al familiarizarse con el estruendo de disparos y cañonazos, ganaron en serenidad.

ENERGiA INAGOTABLE

San Martín, por su parte, desplegaba una actividad prodigiosa ; no dejaba librado al azar ni el más insignificante de los detalles. Ascendido a coronel en enero de 1815, su popularidad aumentó. Estaba en contacto permanente con los vecinos de la más diversa condición.

Supervisaba incluso la preparación de la comida y, al compartir la mesa con oficiales y soldados, aprovechaba para enseñarles normas de urbanidad. Participaba en los ejercicios matinales y explicaba el manejo de la espada. El ejército crecía bajo su metódica dirección.

Para desalentar a espías y tiradores, San Martín se valía de métodos tan duros como ingeniosos. Dictó numerosas ordenanzas que penaban faltas y delitos cometidos por sus subordinados.

Disfrazado de paisano se presentaba de noche ante los centinelas y les proponían que les vendiesen las armas y desertasen; más de una vez la lealtad de sus hombres lo puso en un aprieto y sólo dándose a conocer se salvó del degüello.

Los que pasaban información a Chile eran condenados a servir en las obras públicas "con un rótulo en la frente que diga: infieles a la patria".

Cuando el Congreso Nacional se instaló en Tucumán, en marzo de 1816, San Martín presionó para que se declarara la independencia. También presentó enérgicos reclamamos ante la burocracia porteña, que no atendía con la necesaria prontitud sus pedidos de dinero y equipamiento.

Para completar la cantidad prevista de cuatro mil efectivos pensó en incorporar a los esclavos negros que los religiosos de San Agustín y las familias pudientes tenían a su servicio. Cómo encontró resistencia a la iniciativa, hizo difundir la noticia ( inexacta ) de que había acordado con el Director Supremo la abolición de la esclavitud, y sugirió que era preferible un rasgo de generosidad por parte de los amos antes de que una ley los obligara a ceder. Con ésta estratagema logró que quedaran en libertad las dos terceras partes de los aptos para las armas.  

VICTORIAS DEL INGENIO

Muchos historiadores confieren a las tretas ideadas por San Martín para desorientar al enemigo tanto valor como a su capacidad netamente militar. En su mayoría tenían por finalidad hacer creer al presidente de la Real Audiencia de Chile, Francisco Marcó, que la invasión se produciría por el Sur, para debilitarlo obligándolo a desplegar sus fuerzas sobre un frente de casi ochocientos kilómetros.

El libertador invitó a los indios pehuenches a conferenciar, seguro de que lo que se dijese llegaría a oídos de los españoles. El parlamento se concretó en septiembre de 1816 y duró ocho días. Después de entregar a los indígenas licor y otros regalos, San Martín les habló de la patria, de la unión entre hermanos, y les pidió permiso para cruzar a Chile a través de sus territorios. Los pehuenches no tardaron en revelar a los españoles lo que acababan de escuchar. "Un gran mal me hubieran hecho esos miserables si hubieran sido fieles en ésta vez", dijo después San Martín. Para reforzar el embuste, hizo circular la versión de que había contratado a un ingeniero francés para construir un puente sobre el río Diamante, al sur de Mendoza y anunció que los pehuenches se sumarían al ejército ; esto alarmó a los españoles, temerosos de que San Martín intentara ganarse también a los indómitos araucanos del sur chileno.

San Martín necesitaba verificar el estado de los caminos del lado chileno y, en particular, si los realistas habían levantado fortificaciones.

Confiaba en la lealtad incondicional y en la prodigiosa memoria de su Sargento mayor José Álvarez Condarco. En noviembre de 1816 le asignó la misión de hacer un relevamiento del terreno con absoluta precisión pero sin volcar en papel datos ni croquis, pues si lo capturaban con ellos sería fusilado en el acto y el enemigo conocería la ruta sanmartiniana.

¿Cómo lograr que Condarco llegara ileso a Santiago ?  Con la excusa de poner en manos de Marco...¡nada menos que el acta de la independencia recién sancionada !. Iría de riguroso uniforme, portando un decente portapliegos de charol negro con las iniciales de Estado Mayor que se mandó a fabricar especialmente, escoltado por dos granaderos y un corneta para anunciarse a las avanzadas realistas.

San Martín no ignoraba que lo más probable era que la osadía le costara el pellejo a su emisario; pero apostó a que el indignado Marcó lo fletaría de vuelta por el paso de Uspallata (el más corto), y por eso lo mandó por el de los Patos. Condarco llegó al atardecer al primer destacamento español del lado chileno. Simuló estar exhausto para poder pasar la noche allí, pues si seguía camino de inmediato la oscuridad le impediría observar el primer tramo del descenso de las cumbres al llano. Al despuntar el día partieron rumbo a Santiago.

 Marcó quiso fusilarlo, pero aceptó a regañadientes las advertencias de su gabinete en el sentido de que así violaría la inmunidad prevista por las leyes de la guerra. Ordenó que se expulsara al mensajero y que los papeles que había traído se quemaran en la plaza pública. En la respuesta que envió a San Martín incluyó una frase ofensiva: "Yo firmo con mano blanca y no como la de V.S. que es negra..."Después de la batalla de Maipú, Marcó cayó prisionero y San Martín lo saludo con éstas palabras: "Señor general, venga esa mano blanca".

EL CRUCE

A mediados de Enero de 1817, en la época de los deshielos, el Ejército de los Andes se encontraba listo para iniciar la campaña. San Martín, dando nuevas muestras de su agudeza reflexiva, decidió fraccionar las tropas para evitar la congestión en los desfiladeros cordilleranos y organizar el avance por jornadas para vencer gradualmente los obstáculos de la geografía se empecinaba en oponerle.

El fraile y el capitán artillero Luis Beltrán dirigió el transporte de los cañones y obuses que habían fundido. Las piezas, envueltas en lona y cueros para amortiguar posibles caídas, iban sobre unas zorras tiradas por yuntas de bueyes en algunos tramos ; en los sectores más difíciles dos mulas sostenían una percha de donde se colgaban los tubos de los cañones. También sobre mulas se llevaban los armazones, las cureñas, las municiones y dos anclotes para recuperar lo que cayera al fondo de algún barranco. En el acarreo de este equipo pesado colaboró un grupo de mineros puntanos, que además se encargaba de despedazar los peñascos que obstruían las sendas.

Mientras tanto, San Martín avanzaba por el camino de los Patos con el grueso del ejército. Estaba enfermo, pero eso no disminuía su audacia. El Cruce de los Andes insumió veinticuatro horas.

Viajeros que se aventuraron por el mismo rumbo en esa época coinciden en relatar que se transitaba por huellas donde apenas cabían las patas de las cabalgaduras, al borde de profundísimos precipicios y sobre faldas tan estrechas y derechas que daban miedo.

Antes de llegar a los contrafuertes montañosos el trayecto era sofocante, porque el salitre suspendido en el aire provocaba una sed abrasadora que el agua no conseguía aplacar. Después, lo peor era la crudeza de la temperatura. La mula - de talla menor y musculatura más sólida - resiste esas condiciones mejor que el caballo, pero resulta más difícil de gobernar.

De los mil quinientos caballos y diez mil mulas que salieron de El Plumerillo sólo llegaron al otro lado de la Cordillera quinientas once y cuatro mil trescientas, respectivamente.

La falta de pasturas fue la principal causa de la mortandad, y las marchas forzadas también hicieron estragos :los arrieros andinos tenían por costumbre concluir cada jornada antes de la caída del sol, para evitar que los animales se enfriaran bruscamente y que el sudor se les helara sobre la piel, pero el ejército no podía darse ese lujo.

HEROES DE CARNE Y HUESO

La base de la alimentación era un plato regional llamado valdiviano, que se hacía con charqui machacado, grasa, rodajas de cebolla cruda y agua hirviente. Las columnas de víveres marchaban a retaguardia con tres mil quinientas arrobas de charqui, galletas de maíz, vino y aguardiente para mitigar el frío nocturno, ajo y cebolla para combatir tanto la inapetencia como el soroche.  

También se llevaba ganado en pie para la provisión de carne fresca y hasta un poco de queso de Holanda y ron, que estaban reservados a los oficiales. La dieta fue diseñada por el doctor Diego Paroissien, cirujano mayor del ejército. El propio San Martín estableció que el abrigo de los pies es el primer cuidado.

Los soldados usaban zapatos confeccionados con cuero sobrante de las reses que se faenaban para el consumo y forrados con trapos de lana. Para cubrirse tenían ponchos y frazadas traídas de San Luis y principalmente mantas de bayeta; esta tela de lana barata, floja y poca tupida, se transformaba en un paño más grueso y consistente mediante la técnica del abatanado, que un emigrado chileno había aportado a la gesta.  

A pesar de las precauciones, el frío, el soroche y el cansancio agotador cobraron sus víctimas: en el Cruce de la Cordillera murieron en total trescientos hombres.  

Se estima que sesenta de ellos fallecieron la noche del primero de febrero de 1817, cumpliendo la misión de maniobrar con los cañones en la oscuridad, para no ser vistos.  

Más allá de las cumbres a San Martín y sus soldados los aguardaba la gloria. La estratagema dio resultado y culminó con las victorias de Chacabuco y Maipú.  

El Cruce de los Andes sólo es comparable con los que realizaron en los Alpes el cartaginés Aníbal y Napoleón Bonaparte. Pero uno lo hizo guiado por el odio hacia Roma y el otro por su propia ambición.  

El coraje de los que llegaron a Chile y los que quedaron en el camino tuvo una sola fuente de inspiración: la búsqueda de la independencia


“Máximas escritas por San Martín para su hija Mercedes”.

El 24 de agosto del año 1816, cuando se encontraba en plena formación el Ejército de Los Andes, nacía en Mendoza la única hija del Gran Capitán.

Cuando San Martín partió de Mendoza para cruzar los Andes, su hija Mercedes tenía cuatro meses y recién se  volvieron a ver en 1818, después del triunfo de Chacabuco.  Debido a la enfermedad de su esposa Remedios, su hija Mercedes fue criada y educada por sus abuelos, lo que derivó en una niña caprichosa y maleducada. 

Resolvió entonces trasladarse a Europa para dar a su hija una educación escolar esmerada.

Padre e hija partieron de Buenos Aires el 10 de febrero de 1824, aunque el Libertador esperaba regresar prontamente. Así lo expresó en la carta que, ya a bordo del navío Le Boyonnais, envío ese día a su compadre, el coronel Federico Brandsen: "Dentro de una hora parto para Europa con el objeto de acompañar a mi hija para ponerla en un colegio de aquel país y regresaré a nuestro país en todo el presente año, o antes si los soberanos de Europa intentan disponer de nuestra suerte".

Escribió estas Máximas en el año 1825.  Es en estos momentos: de manifiesto desprecio por la vida humana; de desmembramiento de la familia como centro de agrupación primaria de aprendizaje y  enseñanza de amor a Dios y al prójimo; de pérdida del sentido de lo ético y moral; de profunda crisis social, ahondada por la indiferencia de muchos y la hipocresía de las clases dirigentes políticas y gremiales, es cuando debemos buscar en nuestras raíces, el sustento, la savia, que nos permitirá forjar un futuro de esperanza y allí otra vez surge el ejemplo de San Martín,  quien a través de estas máximas para Mercedes nos enseña que con muy poco esfuerzo podemos ser mejores cada día, simplemente observando normas de conducta humanitaria muy sencillas.

MAXIMAS PARA MI HIJA

1.      Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que no
                  perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que
                  saliese: "Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para
                  nosotros dos".

 2.      Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.

 3.      Inspirarla a una gran confianza y amistad pero uniendo el respeto.

4.      Estimular en mercedes la caridad con los pobres.

5.      Respeto sobre la propiedad ajena.

6.      Acostumbrarla a guardar un secreto.

7.      Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.

8.      Dulzura con los criados, pobres y viejos.

9.      Que hable poco y lo preciso.

10. Acostumbrarla a estar formal en la mesa.

11. Amor al aseo y desprecio al lujo.

12. Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.  

 


El Convento de San Lorenzo


Fuente: TOMAS J. HUTCHINSON TÍTULO: BUENOS AIRES Y OTRAS PROVINCIAS ARGENTINAS. EDITORIAL: EDITORIAL HUARPES. AÑO DE EDICIÓN: 1945 LUGAR DE EDICIÓN: BUENOS AIRES. PÁGINAS: 147,148.

En el interior hay una gran extensión de claustros. La biblioteca tiene una buena colección, principalmente de obras religiosas en español, italiano y latín. En esta sala, que tiene una bóveda labrada, hay una rica pintura vieja de San Jerónimo, hecha por uno de los antiguos maestros españoles, y enfrente a ella está la calavera de algún santo varón que murió dentro de las paredes del convento.

Hermosos naranjos e higueras, cargados de frutas, llenan un extenso jardín, mientras otros dos están destinados al cultivo de legumbres, haciendo todos los trabajos de horticultura los mismos frailes.

La iglesia recibe luz principalmente por una cúpula del techo frente al altar mayor. Tiene a más seis pequeños altares, tres a cada costado, y es en todo su ornamento, lo mismo que en el orden y limpieza observando en todo, un bonito edificio.

El convento de San Lorenzo ha tenido su participación en las vicisitudes que han acompañado a muchas guerras de las provincias argentinas.

El general San Martín efectuó aquí uno de sus más extraordinarios hechos militares, en aquellos tiempos en que este país batallaba por alcanzar su independencia de España.

En 1813, San Martín estaba en San Lorenzo con su regimiento de caballería, - el cuerpo más valiente y mejor organizado que jamás se ha visto en Sur América - ; la lucha por la independencia se iba aumentando en las provincias, principalmente en las del litoral.

Un escuadrón español subió el Paraná y desembarcó en la costa frente al convento, dentro de cuyas paredes estaba oculto el general y sus soldados. Esto acaecía el 3 de febrero.

Sin duda, los invasores estaban alucinados con la idea de que los moradores del convento, en la suposición de que eran tan sólo un cuerpo de inofensivos frailes, no ofrecerían resistencia., y que su edificio, tan próximo al río, sería un excelente punto de apoyo, de donde las operaciones podrían extenderse a los territorios interiores; pero, apenas habían formado en cuerpo para marchar hacia el monasterio, cuando el general y sus soldados se lanzaron sobre ellos y los despedazaron en pocos momentos. Durante el calor de la batalla, la vida de San Martín fue salvada por el voluntario sacrificio de un correntino llamado Juan Bautista Cabral, a quien, después, el general levantó un monumento en el cementerio del convento. (...)

En San Lorenzo, San Martín fue salvado de la muerte por la valiente acción de dos de sus hombres, cuando se encontraba aprisionado en el suelo por la muerte de su caballo. Uno fue el granadero puntano Juan Bautista Baigorria, quien mató al realista que estaba a punto de ultimar al Libertador; el otro fue el correntino Juan Bautista Cabral, quien murió tras liberar a San Martín del caballo que lo mantenía contra el piso. Tras recibir dos heridas mortales, Cabral repite, agonizando, su célebre frase: "muero contento... hemos batido al enemigo."

BB


LA FOTO DE UN HOMBRE

En 1848, su hija Mercedes convenció a San Martín para que posara por primera y única vez ante la cámara de un fotógrafo. Fueron necesarios 40 segundos de inmovilidad del viejo General, para que su imagen quedara estampada en una chapa de 12 x 10 cm. Durante la sesión se tomaron dos daguerrotipos de los cuales sólo uno se conserva.

El daguerrotipo fue el primer proceso de fotografía práctica, inventado por el francés Louis Daguerre en 1839. Se trataba de una imagen positiva única (sin negativo), registrada sobre una placa de cobre pulida y plateada, que se emulsionaba con vapores de iodo y se revelaba con mercurio. El daguerrotipo tenía los laterales invertidos, como si nos miráramos en un espejo.

Para el momento en que se tomaron las únicas fotografías de San Martín que se conocen, la técnica del daguerrotipo era ya bastante popular. París era la capital mundial de la fotografía y el lugar que concentraba el mayor número de fotógrafos en toda Europa. Si San Martín no aceptó fotografiarse antes fue porque, como dice su biógrafo, José Otero "no claudicaba ante la extravagancia teatral de su época" Por aquellos días el daguerrotipo comenzaba a ganar terreno respecto al retrato pictórico y muchos artistas cambiaban los pinceles por la cámara, lo cual fue decisivo en la calidad de esas primeras imágenes, realizadas por hombres que conocían a fondo los fundamentos básicos del retrato.

Hacia fines de la década de 1840 se producían en París nada menos que 100.000 daguerrotipos por año y una placa costaba alrededor de 5 francos. Como dijimos, Mercedes solicitó dos tomas. En la primera, que se conserva en el Museo Histórico Nacional, el Libertador aparece con una de sus manos dentro de la levita, al estilo napoleónico. En la segunda, en cambio, ambos brazos aparecen apoyados en la silla. El 25 de febrero de ese año había cumplido 70 años y en la imagen pueden verse sus ojos nublados por las cataratas que afectaban su vista. Sarmiento que lo conoció por entonces dijo: "Ningún retrato ha podido reproducir aquella mirada que desconcertaba a los enemigos". Para Alberdi, en cambio, que lo entrevistó en París 5 años antes de tomarse el daguerrotipo, sus ojos trasuntaban todavía el fuego de la juventud.

Tras la muerte de San Martín en 1850, su hija le solicitó al famoso fotógrafo parisino y pionero de la fotografía sobre papel Robert Bingham reproducciones fotográficas de uno de los daguerrotipos (el que finalmente se extravió) para cumplir con los pedidos que le hacían llegar los amigos del General. Esas imágenes sirvieron de modelo para el cuadro que Mercedes pintó en 1856, para la célebre aguatinta de Edmond Castan y para el cuadro que Francisco Romero realizó en 1861.

Probablemente después de la muerte de Mercedes en 1875, uno de los daguerrotipos pasó a manos de Manuel Guerrico que había sido amigo y vecino del general en su exilio parisino.

El 29 de abril de 1900 José Prudencio de Guerrico lo donó al Museo Histórico Nacional, donde todavía se conserva

Por Miguel Angel Cuarterolo


BB


Hace más de 180 años atrás, el General Don José de San Martín luchaba por la independencia de nuestro continente. En esa época no existían las modernas formas de comunicación que hoy tenemos a mano y el único medio eran las cartas, gracias a ello podemos contar con testimonios como el que sigue:

EN 1817, SAN MARTÍN ESCRIBIÓ AL COMISARIO DEL EJERCITO DE CHILE RENUNCIANDO AL SUELDO DE JEFE DEL EJERCITO DE CHILE Y DEVOLVIENDO LA VAJILLA QUE LE OBSEQUIO:

"A mi regreso de Buenos Aires encontré que la generosidad había puesto a mi disposición una vajilla de plata: no estamos en tiempo de tanto lujo: el Estado se halla en necesidad y es necesario que todos contribuyamos a remediarlas. Por lo tanto con esta fecha, doy orden para que se ponga a disposición de V.E. dicha vajilla, como así mismo el sueldo que se me tiene señalado por este Estado;..."

Estos son los ejemplos que debemos seguir y difundir hoy más que nunca.

BB


General Jose de San Martín
(Libertador de Argentina, Chile y Perú)
 
A pesar de que vivió muy pocos años en la Argentina y de que la mayoría de sus hazañas militares ocurrieron fuera de nuestro territorio, el general José de San Martín caló tan hondo en el pueblo argentino que mereció la inmensa consideración de Padre de la Patria.

En su personalidad y forma de vida hay que buscar la razón por la que el Libertador se convirtiera en una figura relevante de la historia americana.

Un hombre con valores firmes, al que no le importaba el lujo. Vivía en la austeridad, le daba gran importancia a la palabra, amaba a su patria y, sobre todo, no codiciaba el poder. Posiblemente, este último aspecto fue una de las características que más se resaltó en su personalidad, puesto que resulta extraño que un integrante de la política no quede atrapado por la seducción de ejercer la autoridad

EL HOMBRE DETRÁS DEL BRONCE
Por Miguel Angel De Marco (Especial para LA NACION)

Supo sobreponerse a sus carencias y debilidades; por eso está en el bronce

San Martín está en el bronce por la epopeya que protagonizó sobreponiéndose a sus humanas carencias y debilidades, y no por no haberlas tenido. Sintió el calor de la familia y la amistad, y el reconocimiento de los contemporáneos que supieron apreciar su conducta y propósitos. Pero también padeció el desencanto, la ingratitud, los dolores de la carne y del espíritu.

Las enfermedades laceraron su cuerpo: muchas veces sintió que la fiebre lo abrasaba y las fuerzas lo abandonaban. En varias ocasiones, sus graves responsabilidades pusieron a dura prueba su equilibrio psíquico. Como todo ser que se siente mal interpretado o traicionado, expresó sin ambages su indignación y pena. Lo demuestra su conocida carta a José de la Riva Agüero, de punzante dureza, en la que no vaciló en enrostrarle: "¡Es incomprensible la osadía grosera de hacerme la propuesta de emplear mi sable en una guerra civil! ¡Malvado! ¿Sabe usted si éste se ha teñido jamás con sangre americana"? ¡Eh! basta; un pícaro no es capaz de llamar por más tiempo la atención de un hombre honrado".

Parco por carácter y formación, festejaba, sin embargo, con risa estentórea las ocurrencias de sus jóvenes oficiales y agradaba en los salones por su afabilidad y apostura marcial. Su voz grave expresaba tanto un cumplido galante como entonaba con fervor patriótico las estrofas del Himno Nacional.

Narra el inglés Basilio Hall, que se hallaba en Lima el día de la proclamación de la independencia del Perú: "Por la noche San Martín dio un baile en palacio, de cuya alegría participó él mismo cordialmente; bailó y conversó con todos los que se hallaban en el salón, con tanta soltura y amabilidad que, de todos los asistentes, él parecía ser la persona menos embargada por cuidados y deberes".

En su carácter de gobernador intendente de Cuyo, general en jefe o protector del Perú, no desechaba los placeres de la buena mesa y el brillo de los uniformes de gala, pero prefería ser frugal. La carbonada, la carne asada y el vino, consumidos con mesura, le proporcionaban el mismo sencillo bienestar que dormir la siesta en su modesto catre de campaña o vestir su uniforme azul de cuartel, cuyos botones cosía y cuyas roturas remendaba con sus manos.

Le apetecía fumar, luego de picar cuidadosamente el tabaco, los cigarros que él mismo armaba. Era, además, afecto a los trabajos manuales. Florencio Balcarce, hermano menor de su yerno, que viajaba día por medio desde París a Grand Bourg, para estar con su familia, recuerda: "El general goza a más no poder de esa vida solitaria y tranquila que tanto ambiciona. Un día lo encuentro haciendo las veces de armero y limpiando las pistolas y escopetas que tiene; otro día es carpintero y siempre pasa así sus ratos en ocupaciones que lo distraen de otros pensamientos y lo hacen gozar de buena salud".

Y señala Florencio Varela, que lo visitó en abril de 1844: "Es sumamente aficionado al campo, y desde que pasa la estación del frío, se retira a aquella casa, propiedad suya, donde se entrega al cultivo de plantas y árboles frutales a que tiene gran afición".

Amó la memoria de sus padres, atendió las necesidades de su hermana viuda, que vivía en España; veló con afecto casi paternal por su "esposa y amiga" Remedios, aun cuando la distancia le impidió estar junto a su lecho de muerte; quiso entrañablemente a su hija, para quien escribió sus célebres y ejemplares "Máximas" destinadas a reglar su conducta en el colegio de Bruselas. "El tiene delirio con las nietitas, cuya única maestra es la madre, joven perfectamente educada y capaz, que sueña con Buenos Aires y se esfuerza en que sus hijitas no olviden el nombre de esa patria ni esa lengua nacional", subraya Varela.

Sus amigos

Del mismo modo expresaba sin reticencias su afecto hacia sus viejos compañeros de armas. Con Alejandro Aguado, su benefactor en Europa durante los días amargos de su voluntario ostracismo, rememoraba sus andanzas juveniles, las incidencias de la vida cuartelera y los trances amorosos en Cádiz, donde estuvo a punto de perder la vida por lealtad a su jefe, el general Solano.

Con Juan Gregorio de Las Heras y Tomás Guido compartía confidencias militares, políticas y personales. Y con sus antiguos cadetes de Granaderos, convertidos a su lado en brillantes adalides, se mostraba afectuoso y comprensivo.

Mientras, a mediados de enero de 1823, cruzaba los Andes camino a Mendoza con el propósito de marchar después a Buenos Aires, advirtió que un hombre lo esperaba junto al fuego en plena cordillera. Era Manuel Olazábal. "Cuando se acercó - recuerda éste en tercera persona- se precipitó hacia él y lo abrazó por la cintura, deslizándose de sus ojos abundantes lágrimas. El general le tendió el brazo sobre la cabeza, y, lleno de emoción, sólo pudo decirle: ¡Hijo!"

Tal, el San Martín íntimo y entrañable, próximo, por humano, al corazón argentino.

El autor es Director de Ediciones de Emecé Editores.

 
SAN MARTIN EN INTERNET

 
JOSÉ DE SAN MARTÍN (Testamento)

     En el nombre de Dios Todopoderoso, a quien reconozco como Hacedor del Universo, digo yo, José de San Martín, generalísimo de la República del Perú y fundador de su libertad, capitán general de la de Chile y brigadier general de la Confederación Argentina, que, visto el mal estado de mi salud, declaro por el presente testamento, lo siguiente:

     1) - Dejo por absoluta heredera de mis bienes habidos y por haber, a mi única hija Mercedes de San Martín, actualmente casada con Mariano Balcarce.

     2) - Es mi expresa voluntad el que mi hija suministre a mi hermana María Elena, una pensión de mil francos anuales, y a su fallecimiento se continúe pagando a su hija Petronila, una de 250 hasta su muerte, sin que para asegurar este don que hago a mi hermana y sobrina sea necesaria otra hipoteca que la confianza que me asiste de que mi hija y sus herederos cumplirán religiosamente ésta mi voluntad.

     3) - El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla.

     4) - Prohibo el que se me haga ningún género de funeral, y desde el lugar en que falleciere se me conducirá directamente al Cementerio sin ningún acompañamiento, pero sí desearía el que mi corazón fuese depositado en el de Buenos Aires.

     5) - Declaro no deber, ni haber debido nada a nadie.

     6) - Aunque es verdad que todos mis anhelos no han tenido otro objeto que el bien de mi hija amada, debo confesar que la honrada conducta de ésta y el constante cariño y esmero que siempre me ha manifestado, han recompensado con usura todos mis esmeros haciendo mi vejez feliz. Yo le ruego continúe con el mismo cuidado y contracción la educación de sus hijas (a las que abrazo con mi corazón) si es que a su vez quiere tener la misma feliz suerte que yo he tenido; igual encargo hago a su esposo, cuya honradez y hombría de bien no ha desmentido la opinión que había formado de él, lo que me garantiza continuará haciendo la felicidad de mi hija y nietas.

     7) - Todo otro testamento o disposición anterior al presente, queda nulo y sin ningún valor.

     Hecho en París a veinte y tres de enero del año mil ochocientos cuarenta y cuatro, y escrito todo de mi puño y letra.
                                 José de San Martín

     Articulo adicional: Es mi voluntad que el estandarte que el bravo español don Francisco Pizarro tremoló en la conquista del Perú, sea devuelta a esa República (a pesar de ser propiedad mía) siempre que sus gobiernos hayan realizado las recompensas y honores con que me honró su primer congreso.
                                 José de San Martín

     Copia del testamento ológrafo de San Martín, que aparece en la historia del Libertador don José de San martín, por Pacifico Otero. Tomo IV.
     José de San Martín, (25/2/1778 - 17/8/1850). "El Libertador de américa", "El Gran Capitán", "El Libertador de Chile", "El Protector del Perú", "El Santo de la Espada", otros tantos nombres que delinean la figura egregia de nuestro José de San Martín.
     Sus prendas morales, su abnegación heroica, su patriotismo callado, están a la altura de su encomiado genio militar.
     Reproducimos aquí su testamento para lección y ejemplo de las generaciones argentinas.
 
Citas de San Martín que no debemos olvidar:
 
Todo pueblo civilizado está en aptitud de ser libre; mas el grado de libertad de que goce, debe ser exactamente proporcionado a su civilización.-
 
Las facciones son la ruina de los estados.-
 
Sacrificaré gustoso mi existencia en obsequio de la Patria.
 
Olvidar los servicios y los sacrificios revela un principio de ingratitud que ni por virtud pública, ni privada, está excluída de la moral.
 
La buena fe del que preside una nación, es el principio de su prosperidad.
 
Mi mejor amigo es el que enmienda mis errores o reprueba mis desaciertos.
 
Millones de hombres dispuestos a ser independientes, servirán mejor a la humanidad y a su país, si en vez de ventajas efímeras pueden ofrecer emporios de comercio, relaciones fecundas y concordia pemanente entre los hombres.
 
"En cuanto a mi conducta pública, mis compatriotas, como en lo general de las cosas, dividirán sus opiniones, los hijos de éstos darán el verdadero fallo"  Grl. José de San Martin.

La 22


HOMENAJE AL LIBERTADOR Y PADRE DE LA PATRIA
 
 
"EL SANTO DE LA ESPADA" 
 
VELAR LA VIDA SE DEBE, DE TAL MODO
QUE VIVA QUEDE EN LA MUERTE. 
 
GRAL. DN. JOSÉ DE SAN MARTÍN
 

UN HOMBRE DIFERENTE


San Martín repartió su tiempo en ejercer el gobierno civil de Cuyo y en organizar el Ejército de los Andes, cuyo campo de instrucción estaba en el Plumerillo, cercano a la ciudad de Mendoza.
De un lugar a otro se trasladaba montando "un caballo negro, rabón, de trote largo."
Su vestimenta- escribió Danina Hudson-era muy sencilla, pues usaba "pantalón de punto de lana, azul, ajustado a la pierna, bota granadera, un largo sobretodo de paño del mismo color en invierno, casaca larga de igual tela en el verano, con botones de metal dorado, corbatín de seda o de cuero chalorado, sombrero militar en hule".
Su estatura era de 1,70 m ,aproximadamente, pero impresionaba como tanto o más por que siempre estaba erguido ,con presencia castrense. El rostro se mostraba moreno , ya por coloración natural de la piel , ya por la huella que en el había dejado el servicio prestado a campo abierto. La nariz era aguileña y grande .Los prominentes ojos negros no permanecían nunca quietos y eran dueños de una mirada vivísima. Poseía una inteligencia poco común y sus conocimientos iban mas halla de los propios de una estricta formación profesional .
De maneras tranquilas y modales que revelaban esmerada educación, según los momentos era
dicharachero y familiar ,severo y parco, optimista y dispensador de animo para quienes lo habían perdido o vacilaban .
Nadie pudo ni podrá tacharlo de indiscreto, llevado en ocasiones a ser ,por necesidad ,casi críptico o disimulador sin mentira .Profundamente reservado y caluroso en sus afectos ".



SAN MARTÍN Y SUS SOLDADOS
San Martín sabía que el frío de la cordillera afectaría gravemente los pies de sus soldados.
Pidió entonces a los cuyanos, trapos de lana para que se envolvieran las botas.
Decía que: "LA SALUD DE LAS TROPAS ES LA PODEROSA MÁQUINA QUE,BIEN DIRIGIDA ,PUEDE DAR EL TRIUNFO,Y EL ABRIGO DE LOS PIES ES EL PRIMER CUIDADO".
A los soldados negros de su ejército ,San Martín les dijo:
"ME AVISAN QUE SI NOS DERROTAN LOS GODOS (REALISTAS) VAN A VENDER A NUESTROS NEGROS LIBRES EN LOS MERCADOS DE LIMA .PERO NO PODRÁN VENDERLOS A LOS QUE SEPAN COMBATIR ." Más tarde ,estos hombres de color se cubrieron de gloria en las batallas.


PARA AUMENTAR LAS FILAS DEL EJERCITO LIBERTADOR
San Martín publicó este bando, en 1816: "Tengo 130 sables arrumbados en el Cuartel de Granaderos a Caballo por falta de brazos valientes que los empuñen; el que ame a su patria y a su honor venga a tomarlos".
Muchos voluntarios respondieron al llamado.


SAN MARTÍN PREPARABA EL CRUCE DE LOS ANDES
Escribía cartas al director Pueyrredón pidiéndole mas y mas dinero para el ejército.
Un día Pueyrredón le escribió: "No me vuelva ud. a pedir mas sino quiere recibir la noticia de que he amanecido ahorcado en un tirante de la Fortaleza".


A FALTA DE HIERRO Y BRONCE
...para fabricar armas, fray Luis Beltrán hizo requisar cuanto metal había en Mendoza.
De 7 campanas que tenía la Iglesia de San Francisco, apenas le dejó la mas pequeña .


LA JUSTICIA SEGÚN SAN MARTIN
Cuando era gobernador de Cuyo, un día vio como llevaban detenida a una mujer.
-De qué se la acusa?- preguntó San Martín.
-Es una chacarera que ha hablado mal de la patria, mi general- le responde el soldado que la llevaba.
-Ajá...con que habló mal de la patria y es chacarera! Pues que pague una multa de diez docenas de zapallos para el rancho de los soldados de la patria.


DE JEFE A JEFE
Antes de cruzar la cordillera con sus soldados, San Martín tuvo una entrevista con los jefes aborígenes de la región.
Se dice que en ella les explicó el motivo del cruce, y les pidió su autorización para pasar por los pasos cordilleranos, aclarándoles "como también soy indio, voy a acabar con los godos que les han robado a ustedes las tierras de sus antepasados. Voy a cruzarlos por el Sur, y por eso necesito el permiso de ustedes, que son los dueños del país" De esta manera, no solo lograba la amistad de los aborígenes, sino que cumplía con el propósito de divulgar la noticia -falsa- de su paso por el Sur.
Así se iniciaba la
guerra de Zapa una estrategia para desorientar a sus enemigos.


LA PICARDIA DE SAN MARTIN
(Esta anécdota nos la contó el Dr. Dreyer, de Monte Grande)

Estaba San Martín reunido con unos amigos que no dejaban de alabar todo lo procedente de Europa, y por consiguiente, de desmerecer lo de Argentina.
El general les invitó con una copa de vino, dándoles a elegir entre uno cuyano (argentino) y otro europeo. Todos eligieron el vino importado, comparándolo con el otro, y se decían unos a otros muy satisfechos cuánto mejor era el importado.
San Martín, con sonrisa burlona, les hizo notar entonces que el vino que tan sabroso habían encontrado era el procedente de Cuyo : él mismo se había encargado de cambiar las etiquetas de las botellas...


CARTA DE SAN MARTIN A UN CAUDILLO

" Unámonos, paisano mío, para batir a los maturrangos que nos amenazan: divididos seremos esclavos ; unidos , estoy seguro de que los batiremos ; hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares y concluyamos nuestra obra con honor .
Mi sable no saldrá jamas de la vaina por opiniones políticas ; usted es un patriota y yo espero que hará en beneficio de nuestra independencia todo género de sacrificios..."
Carta de San Martín a Estanislao López , bregando por la pacificación interior del país, amenazado por las luchas entre caudillos (1.819)

SAN MARTIN EL HOMBRE
"Va a descorrerse el velo detrás del cual se oculta la noble imagen del General José de San Martín , en la actitud heroica en la que lo ha inmortalizado el arte , representando el momento en que , al escalar las más elevadas cumbres del orbe montado en su caballo de guerra , enseñó a sus legiones el camino del heroísmo , y contempló desde lo alto de ellas , con la mirada profética de un genio , las pampas , los mares , los valles y las montañas de América del Sur , teatro de sus pasadas y futuras glorias.... tres repúblicas lo han aclamado como padre y fundador de su independencia y de su libertad . La geografía política ha señalado ocho repúblicas independientes dentro del círculo trazado por su espada victoriosa . El mundo entero lo ha reconocido como el primer genio militar del Nuevo Mundo .
Bartolomé Mitre .
( Del discurso pronunciado al inaugurarse la estatua del libertador en la plaza San Martín , en la ciudad de Buenos Aires , el 13 de julio de (1.862).


AMIGOS
San Martín tenía amigos de su juventud en España. Uno de ellos era el noble español Alejandro Aguado, que se convirtió en riquísimo banquero. Se volvieron a encontrar en 1834, en los días del exilio .
" Con que tú eres el banquero Aguado? " - dijo San Martín.
" Hombre - le contestó su amigo - cuando uno no puede llegar a ser libertador del medio mundo, me parece que se le puede perdonar que sea banquero."


Del diario: "YA" -Madrid
España.
¿Desconocido?... No en España, donde se le admira, se le respeta y se le recuerda. Por eso es oportuno y doblemente interesante
este libro, que a la par, constituye un fragmento vívido y deslumbrante de la biografía de "Cid de las Américas" y un brazado de páginas de la Historia de España. Porque lo que nos relata el autor son los avatares de la juventud del gral. José de San Martín, transcurrida en tierras hispanas, donde, como oficial del Ejército, tomó parte activa en muchas de nuestras hazañas bélicas.
Participó, sobre todo, en la guerra contra las huestes napoleónicas, distinguiéndose principalmente en la gesta de Bailén, en la que mando algunas fuerzas , formadas en gran parte por los garrochistas andaluces.
San Martín formó en la magna Hispania sus recias virtudes castrenses y cívicas ,que el autor de este libro quiere ofrecer como expresivo paradigma a las juventudes de uno y otro lado del océano.
Libro tan importante en su aspecto de crítica de la filosofía histórica como de reflejo de heroicidades, que merece ser conocido y difundido por España, donde sin duda encontrarán cariñosa correspondencia a sus amistosas sonrisas y filiales delicadezas con una acogida completa de afectos.
F. Sanchez Matas.
G. 17/11/72
Del libro : "El niño hecho hombre"

Aldo


Himno al General San Martín

Yergue el Ande su cumbre más alta,
dé la mar el metal de su voz
y entre cielos y nieves eternas
se alza el trono del Libertador

Suenen claras trompetas de gloria
y levanten un himno triunfal,
que la luz de la historia
agiganta la figura del Gran Capitán.

De las tierras del Plata a Mendoza,
de Santiago a la Lima gentil
fue sembrando en la ruta laureles
a su paso triunfal, San Martín.

San Martín, el señor de la guerra,
por secreto designio de Dios,
grande fue cuando el sol lo alumbraba
y más grande en la puesta del sol.

¡Padre augusto del pueblo argentino,
héroe magno de la libertad!
A tu sombra la patria se agranda
en virtud, en trabajo y en paz.

¡San Martín! ¡San Martín! Que tu nombre
honra y prez de los pueblos del sur
aseguren por siempre los rumbos
de la patria que alumbra tu luz.
 
(Música: Arturo Luzzatt - Letra: Segundo M. Argarañaz)

BB


San Lorenzo (marcha) 

Febo asoma; ya sus rayos 
iluminan el histórico convento; 
tras los muros, sordo ruido, 
oír se deja de corceles y de acero. 
Son las huestes que prepara 
San Martín para luchar en San Lorenzo; 
el clarín estridente sonó 
y la voz del gran jefe 
a la carga ordenó. 

Avanza el enemigo 
a paso redoblado, 
al viento desplegado 
su rojo pabellón. 
Y nuestros granaderos, 
aliados de la gloria, 
inscriben en la historia 
su página mejor. 

Cabral, soldado heroico, 
cubriéndose de gloria, 
cual precio a la victoria, 
su vida rinde, haciéndose inmortal; 
y allí, salvó su arrojo 
la libertad naciente 
de medio continente, 
¡Honor, honor al gran Cabral! 


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