ANTROPOLOGÍA JURÍDICA EN LA
LEGISLACIÓN SOBRE EL EMBRIÓN HUMANO: El cuerpo y la monstruosidad *
Gustavo
Adolfo García Arango
Luz
María Restrepo Mejía
RESUMEN
Las normas que versan sobre embriones
humanos contienen una información antropológica interesante respecto del cuerpo
humano, su protección y su relación con el inicio de la vida humana y las
diferentes teorías que existen al respecto. En la legislación internacional es
evidente la preocupación por la forma humana y su “desformalización” por medio
de híbridos y quimeras humanas en el estado embrionario.
ABSTRACT
The laws on human embryos contents interesting anthropologic information
about the human body, his protection and the
relation with the beginning of the human life and the different existent
theories. International Law
evidence preoccupation about human form and it
“disform” by hybrids and human chimeras in the embryonic estate.
Un estudio
hermenéutico-antropológico de los textos normativos que versan sobre el embrión
arrojan interesantes luces sobre el ser humano y su perspectiva
antropológico-jurídica dado que en la legislación de
cualquier país lleva en sí un contenido en el que se manifiesta tanto una
visión explícita como implícita del hombre.
En el
presente capítulo se plasmará la parte de la investigación que concentró los
elementos antropológicos encontrados en la legislación sobre embriones como
fruto de un ejercicio de interpretación filosófica sobre las leyes.
Las dos primeras referencias encontradas dentro de un marco de elementos antropológicos sobre embriones en la legislación internacional fueron la personalidad y la dignidad humana, temas ampliamente discutidos por la filosofía del derecho alrededor de los derechos humanos. Así, el primer elemento que sale a relucir en el tema de la persona humana y su dignidad es el cuerpo humano. Y en el sistema de selección de las normas a estudiar se encontraron dos referencias, una respecto al cuerpo en cuanto tal y otra frente al aspecto exterior de ese cuerpo haciendo alusión a la monstruosidad.
La metodología seguida en este trabajo consistirá en la ubicación de un texto normativo relevante en el tema, y la visión antropológica al respecto.
EL CUERPO HUMANO
TEXTO
JURÍDICO
Francia. Ley No. 94-653. de 29 de julio de 1994, relativa al respeto del cuerpo humano. TÍTULO 1. Del respeto al cuerpo humano. Artículo 3. (Se insertará al Código Civil:) "Artículo 16-1. Todos tienen derecho al respeto de su cuerpo. El cuerpo humano es inviolable. (...) Artículo 16-3. Únicamente podrá violarse la integridad del cuerpo humano en caso de necesidad terapéutica de la persona."
VISIÓN
ANTROPOLÓGICA
Para
hablar de una filosofía del cuerpo desde el embrión es necesario dejar claro lo
que es el cuerpo humano en la antropología actual, la cual considera que el ser
humano “es” cuerpo, no tiene ni posee un cuerpo como si fuera algo ajeno o
accidental a él, porque el hombre es cuerpo.
De hecho, cuando un cuerpo humano carece de vida no se dice que es un
ser humano sino un cadáver, porque el hombre sólo se entiende como cuerpo y
éste es su vínculo, su relación con el mundo.
La dualidad cuerpo-alma ha quedado superada y es aceptado –al menos en
occidente- que el ser humano es ambas cosas, las cuales existen en la misma
unidad denominada hombre. Es por esto
que por el cuerpo se interioriza lo que proviene de fuera, por el cuerpo
exteriorizamos lo que viene interno y en este juego de vaivén, que termina
siendo ontológico y espiritual, una disertación sobre el cuerpo queda siempre
corta. Bien lo explica Karmen Cordero:
“Abrir el campo de estudio del cuerpo, o examinar cualquier experiencia desde
la corporeidad, es abrirse a un campo complejo y contradictorio, donde, por
mucho que articulemos, siempre hay algo que queda oculto (...) [C]ualquier
representación del cuerpo siempre resulta ser una alusión fragmentaria, una
referencia parcial a lo que suponemos, o intuimos, como íntegro, pero que
difícilmente podemos experimentar así.”1
La
filosofía del cuerpo humano toma un giro especial con los nuevos avances
científicos y la legislación que se genera al respecto. En esta dirección se vocifera en los medios
sociales y éticos sobre una colonización del cuerpo, de hecho, así podría
titularse un estudio sobre la antropología del cuerpo del embrión.
Bajo los avances
biotecnológicos actuales, la idea de corporeidad presenta una novedosa lectura.
Las posibilidades de actuación biomédica, sobre el sustrato corpóreo humano
suscitan admiración y misterio, ya que agudizan la tradicional problemática
entre lo natural y lo artificial, pues lo tecnológicamente creado, al ser
aplicado al hombre, tiende, en ocasiones a cerrar el círculo natura-cultura y
en otros, a potenciar su diferencia. La corporeidad, considerada
tradicionalmente lugar simbólico, donde se proyectan las diversas visiones del
mundo sobre el hombre, se ha convertido también, en el lugar físico de las
decisiones extremas.2
Estas
decisiones extremas se evidencian claramente al tratar de dar respuesta a las
posibilidades de creación de híbridos y quimeras –tema que se tratará en la
referencia siguiente- y aquellas que determinan sobre cuál es el momento a
partir del cual se considera el inicio de la vida humana; las posturas sobre el
cuerpo salen a flote, palabras claves como nacimiento, viabilidad, forma,
individualidad, dolor y sistema nervioso no hacen otra cosa que hacer
referencia al cuerpo y definir a partir de éste el momento del inicio del ser
humano, tema neurálgico en la redacción de una legislación alrededor de las
primeras etapas del desarrollo de la persona humana.
Para
entrar a un análisis más preciso sobre la cuestión de la corporalidad en el
embrión será conveniente hacer una reflexión sobre cuál es la visión del cuerpo
que se vislumbra desde las teorías que versan sobre él y que varios autores han
tratado ampliamente desde la filosofía del derecho, la biojurídica y la
bioética.
Por
ejemplo, desde las teorías que apoyan la existencia de ser humano desde el
mismo gameto (óvulo y espermatozoide) y desde la fecundación, el cuerpo no es
trascendental desde la forma. No se
presenta ninguna ruptura cualitativa respecto del cuerpo humano en el paso del
gameto al embrión o del embrión al nacimiento y de allí al estado adulto,
porque el cuerpo tiene un carácter unitario que no va en su forma y que se va
desarrollando sin solución de continuidad, pasando por varias etapas, en la
cual se revela que el hombre es un ser en marcha, es un continuo hacerse, no es
una estructura estática sino una construcción dinámica que incluye su cuerpo,
el cual va adquiriendo la madurez de su desarrollo de acuerdo al proceso
ordenado por su información genética.
Desde
la teoría de la individualidad, el concepto corporal central es la unidad. En un cuerpo sólo cabe uno, el cuerpo es
excluyente porque sólo el cuerpo ocupa un espacio repeliendo el cuerpo de los
otros. El embrión no es conciente de su
extraordinaria singularidad, porque la identidad se traduce en representaciones
físicas. Como individualidad, el cuerpo
se ofrece también como un espacio de intimidad, en esta etapa vulnerable por
las facilidades de manipulación.
Desde
la teoría sistema nervioso (sólo existe ser humano a partir del momento de
iniciar la actividad cerebral) son los conceptos de dolor y de sentido, de
placer y dolor corporal los elementos antropológicos resaltantes. La importancia del cuerpo radica en ser el
medio por el cual el hombre -que es cuerpo- se relaciona con el mundo y con los
demás. Esta relación no es más que una
acción de comunicación con lo externo por medio de la mirada y la contemplación,
de la caricia, de la piel, de la manipulación, del olor, de la palabra, de la
expresión corporal en general. Todo
ello viene acompañado de un binomio inseparable que marca y condiciona todo
tipo de contacto, de relación del individuo –de su cuerpo- con las cosas
externas y los demás seres humanos: el placer y el dolor. La correspondencia con el mundo externo se
da más estrecha o más distante de acuerdo a la cantidad y a la intensidad del
placer o dolor que proporciona dicha relación.
Ambos elementos se presentan en dos niveles, uno, el del placer-dolor
emocional que afecta directamente el espíritu, y, el físico que actúa sobre el
cuerpo. Para el caso del embrión, dado
que su estado mental no está desarrollado ni definido con certeza, sólo queda basarse
en la experiencia más inmediata y próxima a él que, antes de iniciar su
actividad racional, inicia su experiencia en el mundo como cuerpo. Por ello es de mayor importancia y
accesibilidad localizar el momento en que tal cuerpo adquiere capacidad para
sentir, a partir del momento en que ese organismo absorbe la información que le
proviene de la exterioridad y es capaz de procesarla como algo que le produce
placer o sufrimiento y con base en esto determinar el grado de afectación a su
estado de bienestar, a su integridad, a su dignidad.
Como
cuerpo subjetivo, es decir, la relación del individuo consigo mismo, como
experiencia personal desde su propio cuerpo, no es posible abarcar al embrión,
pero sí como cuerpo objetivo, como proyección exterior y manifestación en la
realidad, sobre éste es que pueden los interventores disertar e intervenir
hasta el punto de poder afirmar que al iniciarse los pulsos eléctricos en el
cerebro éste ya es capaz de tener registros de dolor y placer codificándolos y
de esta manera el cuerpo se vuelve sensible.
Sin cuerpo no hay dolor ni placer, y un cuerpo afligido es la antítesis
de la dignidad humana.
Desde
el hilomorfismo, lo importante es la forma humana, en contraposición a la
teoría de la fecundación.. Es importante
lo que aparece. Desde una perspectiva antropológica es muy marcada la
influencia de la cultura en las concepciones sobre la forma deseada ya aceptada
para el ser humano. Desde las culturas antiguas hasta ahora es difícil escapar
a la seductora idea de tomar la forma como una decisiva referencia para el
hombre y la humanidad. Si hubo guerras
ideológicas para definir la humanidad de un individuo por el color y luego con
los indígenas americanos qué se puede esperar cuando al hombre común le es difícil
exigírsele que se desprenda de este elemento generalizador y se abstraiga del
fenómeno que se le aparece como individuo de un cuerpo de milímetros para que
busque lo general en lo específicamente esencial de la información genética.
En un
mundo que ha sido gobernado por la apariencia, en donde el equilibrio, la
proporción, el espacio matemático han tenido una función determinante en la
formación de la idea de lo bello y lo perfecto, y con base en ello se han
establecido desde utopías hasta leyes científicas, pasando por las relaciones
sociales, no es nada curioso que se haya prestado tanta relevancia a la figura,
a la forma como medida de las cosas y se haya hecho una representación de lo
que debe ser el cuerpo humano como algo definido, matemático –geometrización
del cuerpo humano- orden y armonía externa del cuerpo, constante, preciso,
predefinido idealmente y por ello la única representación verdadera y valedera
sobre la dimensión física del ser humano.
La
concepción corporal desde esta teoría es una visión limitada, rígida en cuanto
la apariencia, resistente a toda transformación eventual del cuerpo humano
dentro de la misma visión cultural, como la occidental, por ejemplo, sometida a
patrones, estándares de medición del cuerpo humano. La forma es el criterio de exclusión o inclusión dentro de la
naturaleza o la especie humana como colectividad y lo que genera una cohesión
social en un primer plano de contacto entre iguales. De hecho en las ecografías la forma del bebé es lo que conmueve y
lleva a los defensores antiabortistas a manifestar la presencia de humanidad en
el feto.
En la
teoría de la relacionalidad el hombre como especie humana es determinado por la
información genética, pero sólo se hace ser humano por medio de la cultura, de
la aceptación y relación con los demás; el cuerpo adquiere una dimensión
especial por su necesaria capacidad relacional, la de comunicación, la
exteriorización. Es un cuerpo con una
connotación cultural, no solamente biológica.
Es el hombre social, es el cuerpo que es social. Es más, como están planteadas las posiciones
de esta teoría, la forma es lo de menos, importa es la aceptación, la relación,
una vez dada la aceptación no importa que la criatura que va a desarrollarse y
hasta nacer carezca de extremidades, o sufra elefantisiasis o incluso tenga
cuerpo de ave, por el sólo hecho de ser aceptado socialmente es admitido dentro
del grupo de los seres humanos tal y como se presente, indiferente de su
apariencia externa. Antes del
reconocimiento sería un cuerpo humano anónimo, no se reconoce, no se le da un
nombre, no se le otorga personalidad, nadie le asigna ningún valor. La piel no nos separa de los otros, todo lo
contrario, antes nos acerca y por ella hacemos contacto.
El
cuerpo es un estar presente en el mundo,
en el aquí y en el ahora, pero sobretodo es estar presente para los demás que
son quienes hacen conciencia de la “estadía” del otro cuando este no es
conciente de su propia existencia, como acontece con el embrión.
Para
los que defienden el inicio del ser y la persona humana sólo a partir del
nacimiento el elemento clave, desde una posición antropológica del cuerpo, es
la independencia. Independencia de la
madre, la autonomía de un medio ambiente que sólo está diseñado para albergarlo
por unos cuantos meses. La
autosuficiencia a primer nivel, o sea, la no dependencia de un cordón umbilical
y de un medio que le pertenece por esencia a otro ser humano denominado madre,
es el objeto central de la visión corporal que asume esta teoría.
En la
teoría de la racionalidad se aprecia una concepción más allá del cuerpo,
pasando a lo racional, esto es, la relación cuerpo-mente se denota más fuerte.
La racionalidad, implica sólo y exclusivamente desde este paradigma, ser
conciente del propio cuerpo. Pero no existe una mente espiritual pensante,
deambulando por el mundo, la
racionalidad requiere necesariamente de un cuerpo por el cual se adquiera
información que procese en símbolos para poder construir ideas y emitir juicios.
Es la
conciencia de ser cuerpo y racionalizarlo por medio de las sensaciones, de los
sentidos, de las emociones que se absorben o se exteriorizan por medio de
él. Es un cuerpo vivencial, necesario
para la experiencia en el mundo y la cual va haciendo que la vivencia del
propio cuerpo y su percepción de él vaya cambiando, se vaya transformando con
el paso del tiempo, de las vivencias, de las experiencias que se han tenido por
y para el cuerpo. Conciencia de las
relaciones establecidas entre la mente y el cuerpo, la influencia de las
emociones en él y la capacidad que puede desarrollar la mente de controlar y
optimizar el cuerpo. Conciencia de ser
autónomo, de tener interioridad y exterioridad, de tener conciencia de lo que
pasa en su interior que sólo él siente lo que siente y es una experiencia sólo
suya, pero que además posee una relación necesaria con el mundo y con las demás
personas.
LA MONSTRUOSIDAD
“¿Qué madre no ha tenido en
sueños la imagen de dar a luz un niño
dotado de más dedos de lo normal
y con un pico en lugar de nariz?”**
Hablando
del cuerpo, y la facilidad de manejo del cuerpo embrionario, no queda más que
hablar de lo monstruoso respecto al físico del ser humano, desde la misma
normatividad internacional.
TEXTO
JURÍDICO
Alemania. Ley 13 de diciembre de 1990, sobre protección
de embriones. Artículo 7. Formación de
quimeras e híbridos. (Será sancionado)
(1) Quien emprenda: 1. La unión de
embriones en una conjunción celular con informaciones genéticas distintas
utilizando al menos un embrión humano, 2. La unión de una célula con un embrión
humano que contenga una información genética distinta a la de las células del
embrión y sea susceptible de seguir diferenciándose junto a éste, o 3. generar un embrión susceptible de diferenciación
fecundando un óvulo humano con semen de un animal o fecundando un óvulo animal
con semen de ser humano (2) (así como) 2. La transferencia de un embrión humano
a un animal.
Reino
Unido. Ley de 1 de noviembre de 1990,
de Fertilización Humana y Embriología.
Artículo 3. Prohibiciones en materia
de embriones. 2. Nadie implantará en el seno de una mujer: a)
un embrión vivo que no sea humano, ni b) gameto vivo que no sea humano.
Artículo 4. Prohibiciones en materia de
gametos. 1. Nadie (podrá): c) juntar gametos3
con gametos vivos de animal alguno.
Consejo de
Europa. Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. Recomendación 1.046 (1986) relativa ala utilización de embriones
y fetos humanos con fines diagnósticos, terapéuticos, científicos, industriales
y comerciales. La Asamblea, 14. Recomienda al Comité de Ministros: A. Invitar a los Gobiernos de los Estados
miembros a: iv. Prohibir todo lo que
pudiera definirse como manipulaciones o desviaciones no deseables de dichas
técnicas, entre otros: - La fusión de
gametos humanos con los de otra especie (pudiendo constituir una excepción la
prueba del hámster para el estudio de la fertilidad masculina (...) - La
fusión de embriones o cualquier otra operación que pudiera producir quimeras
VISIÓN
ANTROPOLÓGICA
Dentro
del tema del cuerpo es interesante trabajar lo referido a las quimeras y los
híbridos, algo muy unido a la forma humana.
No son pocos los comentarios en contra de la posibilidad de crear
quimeras humanas, por esto entendemos combinaciones físicas entre seres humanos
y animales. Sirenas (mujer y pez),
centauros (torso humano con cuerpo de caballo), hombres lobo, hombres vampiro,
el minotauro (cuerpo de hombre con cabeza de toro), el dios Anubis (hombre con
cabeza de zorro) y la diosa Ghanesa (hombre y elefante) son algunos elementos
que se tienen en la iconografía, todos asociados bien a la divinidad, bien a la
monstruosidad.
La
quimera es un animal fantástico de la mitología griega, mezcla entre león,
serpiente y cabra. Es una imagen
ambivalente en la que no se aprecia de manera clara la correspondencia de
aquella figura con alguna otra establecida como normal o natural. Desde la
biología, las quimera son individuos que resultan de la fusión o mezcla de dos
embriones de constitución cromosómica distinta quedando en el mismo sujeto
células genéticas propias y de un sujeto extraño4:
Los
híbridos son la fusión de dos individuos de diferente especie, logrados por la
fusión de dos o más mórulas.
Pero
estos híbridos y quimeras no son nada ajenos al mundo animal y sólo algo extraño
dentro del género humano. Pero hoy en
día, gracias a la manipulación genética las fronteras entre la imaginación y la
realidad se han visto abiertas. De
hecho, en los diarios se encuentran múltiples noticias sobre híbridos o
quimeras entre humanos y animales, hombre-cerdo5,
hombre-ratón6, hombre-conejo7,
también.
Por lo
anterior, y analizando las prohibiciones establecidas en las normas citadas, se
ha destacado lo monstruoso como el elemento antropológico ha considerar. Lo monstruoso, como aquel producto creado
contra el orden regular de la naturaleza y/o los imaginarios culturales sobre
la forma y la belleza. Para el caso,
sería aquello que no presenta el orden natural de la naturaleza humana respecto
a lo físico.
Lo
monstruoso se presenta como un defecto, como una carencia de alguna cualidad
que se debe tener por naturaleza o aquello que le sobra en forma y tamaño,
situación a la cual, el hombre y la sociedad en general, llenan de contenido
negativo en cuanto implica una degradación del ser humano, primero por romper
su conformación natural; segundo, por ser rebajado y nivelado con los animales.
Los
temas de las quimeras y los híbridos humanos siempre serán de controversia
política, científica, ética y antropológica porque admitir la monstruosidad
sería aceptar un proceso “desantropomorfizador” con el cual se rompería la
unidad inmediata de la humanidad que es la forma humana. Unidad en cuanto la forma es aquello que
caracteriza de manera inmediata al hombre como hombre y no como simio, u otro
ser porque es lo primero que aparece a los ojos y es la primera medida de la
cual puede echar mano el hombre corriente que no posee ni el conocimiento ni la
tecnología para conocer su filiación genética a la especie humana.
Al
hablar de una antropología de lo monstruoso desde el embrión no se hace otra
cosa que hacer toda una reflexión en el campo de lo simbólico. Lo monstruoso como lo deforme, lo ambiguo,
lo antropomorfo con mezcla de abstracto, de animal o de planta es lo único que
hace reflejar símbolos sobre el mismo hombre.
Es lo repugnante y lo desconocido, lo que genera temor y rechazo, lo que
conlleva al olvido o la destrucción. La
lucha por quién es superior a quién.
Los embriones monstruosos son símbolos de origen, de muerte, de
enfermedad, de dolor, de bestialidad, de irracionalidad, de inhumanidad, de
fracaso, de incertidumbre, descontrol, desorden –creación invertida-,
inseguridad. En un mundo donde todo es
informado –todo posee una forma- lo monstruoso es inaceptable para el orgullo
de la especie humana haciendo subespecies infrahumanas. Podría suponerse como una perversión
imaginativa.
La idea del
proceso evolutivo se vuelva contra sí misma, porque el hombre ‘avanzaría’ desde
lo humano hasta lo infrahumano. A
fuerza de querer expulsar del hombre toda teleología, todo antropomorfismo:
algo que fue inventado por el hombre, quien por fin ha descubierto que él mismo
no era sino una invención de sí mismo.
Además, al englobar a la propia ciencia en el omniabarcante proceso
evolutivo, la misma ciencia no es sino producto de la evolución que también hay
que remitir a las leyes de la competitividad genética. Tal evolucionismo reductivo acaba siendo
circular y autodestructor.8
No es
fácil comprender dos corporeidades en una sola. Y mucho menos descifrar su naturaleza cuando no es clara la
humanidad y la bestialidad en su fusión ontológica. Hacer un híbrido o una quimera no es precisamente haberla
descifrado y comprenderla. El ser híbrido es sentido ajeno a la propia especie
(subespecie), por ello merece un trato distinto de los demás; pero como
infrahumano está por debajo de lo humano sin dejar de serlo completamente, está
en un delicado y escabroso punto fronterizo, un umbral entre lo humano y lo
animal, entre lo humano y la cosa9, mas por
su conexión genética debe reconocérsele aunque sea algo para no deteriorar la
dignidad que se le da a lo que proviene del hombre mismo, y más lo que lo hace
hombre: sus genes.
En una
realidad de aceptación del híbrido, la otredad se ve forzada, porque las relaciones
entre iguales se ven necesariamente afectadas por la incertidumbre de qué es lo
que se tiene al frente y cómo tratarlo, cuál es el valor que se le ha de dar y
cuánto puede aportar el–eso otro en una comunicación interrelacional.
Los
seres híbridos poseen una naturaleza baja y repugnante, además de denigrante de
la naturaleza humana que aunque sea naturaleza está por encima de ella. No aceptar los híbridos puede ser eso, la
resistencia humana a sentirse rebajado a bestias, a simples animales. Tal vez sea un retroceso un acto infame
contra la evolución del ser humano que, entre otras características, trata de
ser lo menos parecido a los animales.
Algunos
de estos especimenes son fruto de la misma naturaleza pero otros lo son de la
misma imaginación y curiosidad del hombre, de la mente humana, una subespecie
genéticamente modificada por medios artificiales que es, tal vez, lo que más
asusta, repugna y condena desde el principio a estos especimenes a la
extinción. Desde el punto de vista del
interventor puede decirse que al lado de los fines altamente altruistas se
encuentran, igualmente, la curiosidad y el ejercicio del poder. La zoolatría de otros tiempos se vería
anulada desde el campo de lo científico dado que a partir de este momento los
híbridos son “dioses creados”, moldeados, imaginados o arrojados por la misma
mano humana, desmitificándolos en el laboratorio y por ello perdiéndoles todo
tipo de respeto, rompiendo con las creencias religiosas de las antiguas
culturas.
Desde
el punto de vista de los embriones, seres indefensos, dominados por la
naturaleza del hombre que los creó, han sido concebidos para un destino
inmediato de carencias y desprecios, de consideraciones objetivas
–cosificantes-.
En el
fondo, todo el problema de la monstruosidad, fuera de hacer una mención a la
protección de la dignidad y el estatus humano, hace igual referencia a otro
elemento antropológico como lo es la vanidad y con el elemento estético y
metafísico de la fealdad. Tal vez artísticamente se puedan romper las barreras
del mundo de las apariencias mediante imágenes más poéticas o más espeluznantes
superando los límites excesivos y
cobardes de la realidad en donde las representaciones mentales de lo perfecto,
lo bueno y lo deseable, personal y socialmente, no permiten la generación de
seres con humanidad ambigua porque la vanidad está ubicada en un contexto de
aprobación, y por eso al final lo que debe tenerse por perfecto y hermoso
(relación que no tiene que ser necesaria) se acepta por el miedo a la discriminación, contrapuesto al movimiento egoísta que es el
que los sostiene.
Lo cierto es que el ser humano en cuanto tal está atado a las consideraciones culturales, y mientras las prácticas discriminatorias existan, las criaturas monstruosas, sean así por medios naturales o humanos, serán rechazas. Se requiere de cientos de años para que los conceptos cambien y para que la propia naturaleza asimile los cambios que ella misma ha generado o que el hombre artificialmente ha creado.
En conclusión, la interpretación hermenéutico-antropológica de las normas que versan sobre el embrión humano arrojan interesantes concepciones sobre el hombre en sí y su concepto sobre el cuerpo humano, su importante mirada desde los avances científicos en materia de manipulación embrionaria y su respectiva regulación, de acuerdo a la posición teórica que se asuma respecto del inicio de la vida, el ser y la persona humana.
GUSTAVO ADOLFO GARCIA ARANGO. Filósofo de la Universidad Pontificia Bolivariana, Becario de la Universidad de Barcelona. Investigador del Grupo Vida Derecho y Ética de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia (Medellín-Colombia).
LUZ MARÍA RESTREPO MEJÍA. Abogada de la Universidad de Antioquia, Candidata a Doctora en Derecho Universidades Externado de Colombia, Universidad Pontificia Javeriana y de Nuestra Señora del Rosario. Coordinadora General del Grupo de Investigación Vida Derecho y Ética.
UBICACIÓN
Universidad de Antioquia
Calle 67 Nº 53 – 108, Bloque 14, Oficina 422
Medellín – Antioquia – Colombia.
NOTAS
* Este artículo es parte de la investigación “Antropología del embrión: temas antropo-filosóficos sobre el tratamiento legal del inicio de la vida humana”.
1 CORDERO REIMAN, Karmen. El cuerpo aludido: anatomía y construcciones. [Documento electrónico]. Página web: www.cnca.gob.mx/cuerpo/t02.html. [Consulta 30 de junio de 2004]. Pantalla 2.
2 CASAS MARTÍNEZ, María de la Luz. Necesidad de una nueva fundamentación para la disposición del cuerpo humano. [Documento electrónico] Formato PDF. Página web: www. dif.gob.mx/ registroeventos/ Ponencias/nuevas/ Ponentes/ Ponencias/ Nacionales/ Dra.%20Ma.%20de% 20la%20Luz%20Casas% 20Mart%C3% ADnez.pdf . página 1.
** De la introducción al libro de Francorse Duvignaud, EL Cuerpo del Horror. 1987.
3 La ley explica en su inicio que al usar la expresión gameto debe entenderse como el gameto humano, vivo y que no esté en proceso de fertilización. Artículo 1.1.4.
4 “Los estudios experimentales sobre el desarrollo implican generalmente la agregación de dos o más embriones todavía separados al estadio de blastocisto; por ejemplo, un embrión de dos células se funde con un embrión, de la misma especie o de otra, que se encuentra en un estadio de desarrollo que va del de célula al de mórula. Otra técnica de agregación consiste en la inyección en un blastocisto de una masa celular interna (ICM) proveniente de otro blastocisto.” SERRA, Angelo. La contribución de la biología al estauto del embrión. [Documento electrónico] Página web: www. bioeticaweb.com/ Inicio_de_la_vida/Serra_contr_emb.htm [Consulta julio 2003] Pantalla 34. Para ampliar este tema remítase al artículo de Juan Ramón Lacadena en: www. cnice.mecd.es/temáticas/ genetica/2001_02/2001_02_04.html.
5 “Un diario de Sidney revela que científicos australianos inocularon DNA humano en el óvulo animal. Investigadores de la compañía Stemcell Sciences de Melbourne (Australia) crearon, en 1999, un embrión a partir del hombre y el cerdo. Los científicos inocularon una célula con el ADN humano en el óvulo de un cerdo. El embrión resultante vivió durante 32 días, hasta que fue destruido. El objetivo era terapéutico, según sus creadores, y se basó en técnicas de clonación similares a las utilizadas para duplicar a la oveja Dolly. El método es también parecido al que empleará el equipo de expertos italianos Y estadounidenses que hace unos días anunció su intención de clonar bebés. Ambas experiencias han suscitado las críticas de científicos y grupos religiosos, que exigen una reflexión sobre la manipulación del ser humano, según recoge el diario LA RAZON Las peores predicciones de los opositores al uso de las técnicas de clonación en embriones humanos se han materializado en el experimento que han llevado a cabo científicos australianos en los dos últimos años. Según informa el diario «Daily Telegraph» de Sydney, la empresa Stemcell Sciences ha estado desarrollando, desde 1999, «experimentos secretos de clonación humana», que incluyeron la creación de un embrión híbrido entre cerdo y ser humano.” S.N. [Documento electrónico] Tomado de: www.launion.com.ar/231103/231103gen02.htm. (Consulta Noviembre de 2003).
6 “WASHINGTON, EU (EFE). —Un grupo de científicos estadounidenses y canadienses está diseñando un experimento en el que se inyectarían células madre humanas a un embrión de ratón, lo que crearía un ser híbrido, informó ayer el diario The New York Times. El objetivo del experimento sería probar las propiedades de diferentes estirpes de células madre, que son las células producidas unos días después de que el óvulo fertilizado comienza a dividirse y que desarrollan los órganos. La investigación no podría realizarse con seres humanos por razones éticas. Pero al inyectar células madre en un embrión de ratón, el animal que naciese podría tener células humanas repartidas por todo su cuerpo, incluido el cerebro, y el ratón podría incluso producir esperma u óvulos humanos. Alta Charo, vicedecana de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin y especializada en bioética, dijo a EFE que la pregunta fundamental es "dónde se inyecta el material (genético) humano, cuánto se inyecta y si empieza a hacer borrosa la diferencia entre el animal y el ser humano". S.N. [Documento electrónico] Página web: http:// mensual.prensa.com/ mensual/contenido/2002/ 11/28/hoy/mundo/794103.html. [Consulta 24 de junio de 2004].
7 "En un artículo publicado en Chineses Journal Cell Research, el doctor Hui Zhen Sheng, científico formado en Estados Unidos, afirma haber logrado desarrollar quimera humanas fundiendo cromosomas humanos con óvulos de conejo. De acuerdo con los datos reportados, fueron producidos 400 embriones inter-especie, desarrollándose 100 de ellos hasta la fase de blastocisto. El trabajo fue llevado a cabo con la aprobación de un comité ético chino. De verificarse dichos resultados se confirmaría la posibilidad de reprogramar células adultas para producir células madre totipotentes, capaces de originar cualquier tejido del cuerpo. Se trata de la primera hibridación exitosa de la especie humana. Este proceso se veía hasta ahora imposibilitado al no poder hacerse compatible el DNA humano con el DNA mitocondrial de los óvulos animales. Esta publicación abre la posibilidad de una clonación terapéutica comercial que prescinda de la necesidad de obtener óvulos humanos para producir células madre embrionarias. Sin embargo, muchos científicos han acogido los resultados del Dr. Sheng con escepticismo, al haber sido previamente rechazado su trabajo por conocidas revistas científicas como Nature y Science. Mientras científicos anglosajones del campo de la clonación no hallan objeciones éticas en el experimento, prestigiosos especialistas en ética han manifestado su preocupación por este tipo de experimentos, ya que en ellos se crean embriones humanos - más del 96% del material genético de estas quimeras pertenece a la especie humana - para poco después destruirlos.” S.N. [Documento electrónico]. Página web: http://www.aceb.org/an_030819.htm.
8 LLANO, Alejandro. La imagen humanista del hombre. En: Pensamiento y cultura. No. 3, diciembre de 2000, Bogotá, p. 76-77
9 “[El] Segundo principio de naturaleza personal es el principio de la salvaguardia de la dignidad intrínseca del hombre, bien éste de creciente importancia debido a la multiplicidad de posibles agresiones, presentes, futuras y futuribles, contra el mismo. Como las siguientes: 9) hibridación hombre-animal que ofende la dignidad humana más allá de los mismos límites de la «especificidad», con el dramático problema jurídico de si un hipotético humanoide, aun obtenido ilícitamente, debería someterse al degradante régimen jurídico propio de las cosas animales, a un impracticable régimen autónomo como tertium genus, o, más bien, al mismo régimen que el hombre, en atención al principio personal y garantista in dubio pro homine, en tanto que no puede excluirse que se trate al híbrido como humano.” MANTOVANI, Ferrando. Las nuevas fronteras de la bioética. Jesús Barquín S. (traductor). [Documento electrónico]. Página web: http:// criminet.ugr.es/ recpc/recpc_01-06.html. Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología. [Consulta 29 de junio de 2004). Pantallas, 4 y 5.