Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Instituto Pedagógico de Barquisimeto

“Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa”

Departamento de Formación Docente

Área de Teoría Educativa

 

 Los Sofistas

1. Protágoras

 2. Gorgias

 3. Pródico

 4. Hipias

 5. Antifonte

 6. Trasímaco

   

Guía elaborada por el

Prof. Juan Antonio Rodríguez Barroso

 

Versión en Word

Introducción

Introducción a la sofística

      Sofista hace relación a las palabras griegas sophós, sophía que significan sabio y sabiduría, respectivamente.

      El término no tenía, en un principio, las connotaciones peyorativas de ahora: un sophistés o sofista es un engañador, un astuto y premeditado embaucador que utiliza su arte con malos propósitos.

      La sofística es un movimiento complejo desarrollado en Grecia en los 70 años anteriores a Platón, en la época de la Ilustración ateniense.

       Los filósofos anteriores, los presocráticos, habían creado diferentes teorías racionales sobre el origen del mundo muy diferentes entre sí, muchas de las cuales eran demasiado abstractas y negaban hechos evidentes al sentido común. Esta proliferación de ámbitos explicativos tan heterogéneos acerca de la realidad creó los cimientos para una nueva visión del mundo relativista y escéptico que también sé vio favorecida por la situación histórica la segunda mitad del siglo V a.de.C.

       La apertura de los griegos con otros pueblos a través de las guerras, los viajes y la fundación de colonias así como las diferencias entre los propios griegos (jonios y orientales), hizo surgir la conciencia de que las costumbres, leyes y creencias no son generales y universales para todos los hombres, sino que dependen de las circunstancias históricas en las que se insertan, es decir, son relativas.

       Heródoto mismo recoge y describe las costumbres de diferentes pueblos, escitas, persas, egipcios, etc., mostrando las enormes divergencias que se dan entre ellos.

       La victoria de los griegos frente a los bárbaros así como el enorme cambio que supuso el advenimiento de la democracia griega, y el posterior imperialismo ateniense, crearon las bases de un nuevo movimiento, ilustrado y humanista, que daba igualdad de opinión a todos los hombres. Esta igualdad democrática habría de defenderse con persuasión e inteligencia, con el arte de la retórica. Y es esto lo que los sofistas ofrecían: educar profesionalmente a los jóvenes que querían dedicarse a la política.

       En ausencia de colegios de abogados y universidades, la propia democracia creó la demanda de una nueva clase de educadores paganos que enseñaban la areté (virtud), el arte de la ciudadanía, las técnicas para hacer un discurso persuasivo tan efectivo que lograra derribar las opiniones de cualquier adversario político en la Asamblea.

       Ser un orador eficaz y convincente era, por lo tanto, un sinónimo de poder. La retórica permitía hacer una buena carrera política, y los sofistas cobraban por ello en sus clases.

Éstas se impartían tanto en lugares privados (casas de ricos), como públicos (exhibiciones, lecturas, seminarios, etc.).

       Los sofistas, sin embargo, no son una escuela. Fuertemente individualistas, rivalizaban entre sí, aunque compartían ciertos principios filosóficos comunes: todos cultivaban la retórica o el arte del lógos. Eran también, excepto Gorgias, maestros de areté. Su interés se centraba en la antropología, el ateísmo y el gnosticismo, y bastante poco en la cosmología y la física.

       Les unía también la creencia en la antítesis entre la naturaleza y las convenciones humanas, germen de la teoría del pacto o contrato social desarrollada en Europa en los siglos XVII y XVIII.

        Esta antítesis entre naturaleza y ley consensual facilitó una visión cosmopolita e igualitaria de la humanidad. Son las leyes pactadas las que han de asegurar la protección de los ciudadanos y garantizar la igualdad de derechos entre los hombres, haciendo imposible el advenimiento de las tiranías.

        Si esto es así ¿por que qué ha sido tan denostado este movimiento, hasta el punto de que sofista a venido a ser sinónimo de charlatán y embaucador sin escrúpulos?

        Uno de los motivos es que las propias fuentes que tenemos sobre los sofistas nos llegan de sus propios opositores y detractores, entre ellos, Platón y Aristóteles.

        La filosofía de Platón se configura fundamentalmente como una encarnizada lucha en contra de estos educadores que tanto poder entregaban a la opinión del demos (pueblo).

Otro reproche que se les hace a los sofistas es que cobraran por sus enseñanzas. Sin embargo el problema de fondo no es tanto que un profesional ganara dinero por su enseñanza, como el contenido de la enseñanza misma y la enojosa consecuencia de su profesionalidad: cierta ”prostitución intelectual" al tener que depender de aquellos que pudieran costearse sus clases. Muchos jóvenes ricos podían utilizar las enseñanzas de los sofistas para fines nada virtuosos y algunos sofistas hicieron la vista gorda ante estas consecuencias.

        Quizás otro motivo de desconfianza ante estos educadores fue que la mayoría de ellos no eran ciudadanos de las polis donde impartían sus enseñanzas. Los sofistas eran extranjeros y, por lo tanto, no podían acceder a cargos políticos activos, dedicándose a labores diplomáticas, litigios, elaboración de constituciones, etc.

        Lo que no cabe duda es que sin estos educadores ilustrados la filosofía socrática y platónica no habría podido darse.

1.    Protágoras

        Protágoras fue el primer sofista del que tenemos noticia. Nació en Abdera, en la costa N del Mar Egeo, aproximadamente en el año 490 a.deC. y vivió en Atenas y Sicilia. En Atenas, lugar donde adquirió una gran fama, se hizo amigo de Pericles y se dedicó a la enseñanza basada en el arte del discurso persuasivo, ejercitando a los jóvenes en las técnicas de argüir a favor de las dos caras de un mismo argumento.

       Entre sus labores profesionales se le encomendó la elaboración de un código penal para Turios.

Entre sus obras se encuentran:

“Sobre la verdad”, llamada también “Discursos demoledores” , que comienza con su famosa declaración del hombre como medida de todas las cosas

“Antilogías o Argumentos contrarios”

“Sobre los dioses”

       Sin embargo, la dificultad principal de conocer sus principios filosóficos estriba en que las fuentes de conocimiento sobre Protágoras provienen de sus mayores oponentes: Platón y Aristóteles.

        De vuelta a su tierra natal, Protágoras murió ahogado en un naufragio después de ser desterrado de Atenas, donde fue juzgado por impiedad (fundamentalmente por su agnosticismo sobre la creencia en los dioses).

a. El relativismo de Protágoras

Protágoras defendió un relativismo del conocimiento y de los valores, esto es, negó que existieran valores y verdades universales para todos los hombres.

    El hombre es la medida de todas las cosas, de        

    las que son, en tanto que son, y de las que no    

    son, en cuanto que no son"

      No hay verdades objetivas, absolutas y universales, sino que las cosas son tal y como son percibidas por cada uno de nosotros. Este relativismo se aplica a todos los ámbitos de nuestra existencia.

       Por ejemplo, lo que para una persona sana es un sabor agradable, para un enfermo es amargo. ¿está confundida la persona enferma? Protágoras dirá que para él, en su situación, la verdad es que el sabor es amargo.

       El relativismo impide establecer un criterio de verdad, teniendo todas las opiniones la misma validez. Esto nos lleva a poder permitirnos defender tesis contrarias al mismo tiempo, técnica en la que el filósofo destacó con maestría y que fue duramente criticada por Platón y Aristóteles.

       Sin embargo, según W. K. Guthrie, Protágoras difuminó la radicalidad de este criterio hacia una postura utilitarista: aunque todas las opiniones particulares tengan la misma validez, algunas son más ventajosas que otras. En el caso mencionado anteriormente, es ventajoso para el enfermo volver a reestablecer el sabor que tenían los alimentos antes de la enfermedad.

       El relativismo de los valores implica que una misma cosa o acción puede ser buena para un sujeto y mala para otro. Es más, una acción puede ser mala o buena para un mismo sujeto dependiendo de cada circunstancia, y en la medida en que él lo crea así.

b. Nómos y Physis

        Nómos significa ley moral y política, ya sea en forma de usos y costumbres recibidas de la tradición, como en forma de leyes formales y normas obligatorias que codifican la vida en comunidad y que son respaldadas por la autoridad del estado.

        Con el término physis los griegos denominaban a la naturaleza como principio que no depende de los aconteceres humanos. La naturaleza se rige por leyes universales y permanentes.

        En el siglo V los términos nómos y physis, lo artificial y lo natural, eran considerados opuestos y mutuamente excluyentes. La leyes de los hombres son fruto de un pacto, de un consenso humano y no fruto de un principio divino.

        Las leyes no son principios innatos, sino adquiridos con esfuerzo. Los nómoi nos permiten vivir en comunidad y diferenciarnos de las bestias que viven en un continuo estado de conflicto y agresión. En este sentido, la concepción del nómoi como opuesto a la naturaleza implica la aceptación de la idea de progreso de la humanidad, que, con su inteligencia, se ha levantado a sí misma con su propio esfuerzo.

        Pues bien, aunque la ley sea meramente convencional y, por tanto, modificable, Protágoras defiende que hay que mantener las leyes que ya se poseen, si estas parecen buenas a la mayoría. La vida en comunidad es necesaria para la supervivencia de la especie humana y, sin leyes, nos veríamos abocados a vivir en un estado de naturaleza.

c. El agnosticismo

         Protágoras fue acusado de impiedad y obligado a dejar Atenas por ese motivo.

En un escrito suyo "Sobre los dioses", el sofista niega la posibilidad de un conocimiento de la realidad que vaya más allá de las apariencias sensibles:

“De los dioses no puedo saber ni que son, ni que no son, ni qué aspecto tienen; pues múltiple es lo que me impide saber: tanto la no patencia (de lo ente mismo), como el ser breve de la vida del hombre”

Protágoras criticó las supersticiones y los ritos religiosos de su tiempo, pero mantuvo siempre una postura agnóstica y escéptica, no atea.

 2.     Gorgias de Leontinos

       Gorgias pertenece a la primera generación de sofistas. Contemporáneo de Protágoras, nació en Leontinos (Sicilia) aproximadamente en el 490 a.de C. y murió sobrepasando los cien años de edad (aprox. en el 380 a.de C.).

       Gran viajero, y supuesto alumno de Empédocles (también siciliano) Gorgias trabajó en muchas ciudades griegas, hasta que se instala en Atenas en el 427 como jefe de una embajada de su ciudad, cuando tenía ya 60 años.

Entre sus obras escritas destacan:

Manuales de retórica: Encomio a Helena y Defensa de Palamedes

Numerosos discursos políticos, epidícticos, etc.: Oración fúnebre, Discurso Olímpico

Escribió también un tratado llamado Sobre la naturaleza o Sobre el no-ser

       Fue un orador famoso y sutil. Se dedicó fundamentalmente a enseñar el arte de la retórica como el camino más adecuado para acceder al poder.

       Compartió el presupuesto básico de la filosofía de Protágoras: el relativismo. Nos movemos en el mundo de la mera opinión, siendo la verdad para cada uno de nosotros aquello que nos persuade como tal. La retórica es la técnica de la persuasión, y el sofista, el maestro de la opinión.

A.  Las tres tesis de Gorgias

       Sexto Empírico (finales del siglo II d. C.) recoge en un escrito las tres tesis de Gorgias que desafiaban las tesis eleatas de la existencia de un ser único e inmutable.

Las tres tesis son las siguientes:

 

1.  Nada es (existe)

2.  Si algo existiera, sería incognoscible

3.  Si fuera conocible, sería incomunicable

Veamos cómo se desarrollan:

1.  Nada es

1.1. El Ser es, pero la Nada no es

1.1.1. El no-ser no es. Si fuera algo, caeríamos en la contradicción de decir que lo que no-es, es y no es al mismo tiempo.

1.1.2. El ser, si existe, o es engendrado o es sin principio (siempre).

     Si es ingénito, sería incondicionado, por lo que carecería de determinación y, por lo tanto, no sería. Además, si es ingénito, sería ilimitado, infinito e inmóvil. Pero todo lo que es ha de ser en alguna parte, por lo que tendría que haber algo mayor que lo abarcara, mayor que lo ilimitado mismo. Por lo tanto, lo ilimitado no es.

-Si es generado, entonces habrá surgido de lo que es o de lo que no es. De lo que es, no puede haber nacido, pues ya sería. Y de lo que no es tampoco puede haber surgido, pues la nada no es origen de nada.

CONCLUSIÓN: el ser no existe.

2.    Si el ser fuera, no podría ser conocido o pensado

        2.1. Si el ser es cognoscible, o es idéntico o es distinto al pensar.

      Siendo idéntico, el ser sería incognoscible, porque todo lo pensable tendría que ser, y existirían cosas totalmente absurdas e inverosímiles, por ejemplo, un caballo con alas.

       Si es distinto, también sería incognoscible, porque implicaría que el pensar es un no-ser, siendo imposible conocer el ser a partir del no-ser.

         CONCLUSIÓN: si el ser existiera, sería impensable.

 

3.    Si el ser fuera cognoscible, sería incomunicable

      3.1. La palabra, como instrumento de comunicación, es idéntica o distinta al pensar.

        La palabra no es la cosa ni es el conocimiento de la cosa.

            CONCLUSIÓN: si el ser fuera conocible, sería incomunicable.

        Las tesis gorgianas conducen a un escepticismo radical, a un nihilismo del ser, el pensar y el decir.

        Nuestro conocimiento no puede alcanzar ni comunicar la verdad, dispersándose en la mera presencia cambiante de las cosas y de los aconteceres.

        Verdad es ahora presencia, opinión, parecer. Y la retórica es la técnica que posibilita que la opinión de uno triunfe sobre la de los demás. Es este oportunismo el que le fue duramente criticado a Gorgias.

3.     Pródico

       Nació en la ciudad jónica de Yulis, en Ceos (Cícladas), aproximadamente en el 460 (o 470) a.de C. Era más joven que Protágoras y pocos años mayor que Sócrates, muriendo después de éste.

       Aristófanes, en Las nubes, le llama "metereosofista", es decir, experto en astronomía, y en Las aves cuenta que Pródico fue autor de una cosmogonía.

        Fue un sofista educador en el arte de triunfar en la política, y un maestro del lenguaje. Sócrates mismo asistió a alguna de sus clases sobre el correcto uso del lenguaje. Platón le retrata como un hombre muy pesimista.

        A Pródico se le atribuye la fábula de Heracles en la encrucijada”, donde se relata la dificultad de elección entre dos modos posibles de vida: uno virtuoso y otro hedonista y placentero.

       A Heracles (Hércules) se le acercan dos mujeres, la Virtud y el Vicio. La primera ofrece una vida austera, esforzada y sencilla. La segunda una agradable existencia dedicada a la ociosidad y los placeres. Pródico optará por elegir la virtud, manteniendo una postura antihedonista.

       Respecto a la religión, se le atribuye a este sofista una teoría naturalista sobre el origen de la religión: los hombres primitivos divinizaron los fenómenos útiles y beneficiosos para la vida: el sol, los ríos, la luna, el pan, el vino, etc.. Esto permite intuir la posibilidad de que Pródico fuera un ateo.

Pródico de Ceos dice: "los antiguos consideraron como dioses al sol y a la luna, a los ríos, a las fuentes y, en general a todas aquellas cosas que son útiles para nuestra vida, en la medida en que la ayudan, igual que los egipcios deifican al Nilo". Añade que por esta razón el pan fue llamado Deméter, el agua Poseidón, el fuego, Hefesto, y así sucesivamente cada cosa que era útil.

( Sexto Empírico, Mat. IX, 18 )

       Las únicas referencias que tenemos sobre las obras de Pródico son Sobre la naturaleza, Sobre la naturaleza del hombre y Horai

4.     Hipias

       La mayor fuente de conocimiento sobre este sofista procede de Platón. Perteneciente a la primera generación de sofistas, Hipias nació en Élide, y viajó a numerosas ciudades dorias, sobre todo a Esparta y Sicilia.

       Hijo de Diopites y contemporáneo de Sócrates, se le atribuye un carácter agrio y una descomunal memoria, sobre la que investigó creando varios sistemas mnemotécnicos.

       Sus enseñanzas abarcaron una amplia gama de saberes: matemáticas, geometría, astronomía, historia, poesía y filosofía.

       Su gran obra Synagogé”, era un enorme compendio de saberes, tanto de origen griego como bárbaro, que fue escribiendo a lo largo de su vida: escritos matemáticos, tragedias, ditirambos, discursos, etc..

        Este prolífico autor aceptó la distinción entre physis y nómos propia de la sofística, y defendió a la naturaleza frente a los nómoi, sin optar, por ello, por una postura egoísta.

        Su defensa altruista de la naturaleza, frente al nómos, dio origen a la idea de la unidad de la especie humana: por naturaleza somos iguales. Son los nómoi, las convenciones sociales, los causantes de las distinciones por raza, riqueza, nacimiento o status social. Las leyes positivas causan desigualdad entre los hombres.

        Las leyes son convenciones hechas por los hombres para otorgar lo que debe hacersú y lo que no. Al ser su origen un contrato social, no pueden pretender su universalidad, pudiendo ser continuamente modificadas.

        Hipias aceptó también la existencia de leyes divinas, que sí tienen carácter de universalidad. Estas leyes son aquellas que son aceptadas por todos los hombres de todos los países y, por lo tanto, han de tener un origen divino.    

        Entre estas leyes encontramos el venerar a los dioses y honrar a los padres.

5.     Antifonte

        Fue un sofista contemporáneo de Sócrates algo más joven que Gorgias. Nació en Ramnunte, aproximadamente en el año 411 a.de C. y murió cerca del 480.

        Tenemos noticia de que escribió las siguientes obras: “Tetralogías”, “Sobre la verdad” y "Sobre la concordia.

        Antifonte fue un refinado y culto intelectual que incluso ejerció labores de psicólogo en sus tiempos. Según W.K. Guthrie, Antifonte tuvo en Corinto un despacho cerca del Ágora en el que anunciaba que podía curar con la palabra a todos los afligidos, de la misma manera que se hace hoy en las clínicas psiquiátricas. Según este sofista, las raíces de todas las enfermedades físicas se encuentran en la mente, llegando a ser, a veces, evasiones de la vida activa.

         Todo ello se halla en relación con la afirmación de la necesidad del autocontrol y la moderación en la vida.

   Respecto al problema de la relación entre nómos y physis propio de la sofística, Antifonte fue un defensor de la physis frente al nómos.

      La ley es un acuerdo antinatural, artificial, que es respetado únicamente cuando tenemos miedo a las consecuencias de su violación.

      Las leyes no se fundan en la naturaleza, son convenciones sujetas al cambio continuo. Hay cosa buenas por naturaleza y cosas buenas por nómos. Los hombres debemos seguir los preceptos de la naturaleza antes que los de las leyes.

       La naturaleza nos empuja a evitar el dolor y buscar el placer. Cuando la búsqueda de placer choca contra las leyes, sólo se seguirán éstas si el no hacerlo nos acarrearía un dolor mayor, como castigo.

       La Ética de Antifonte, por lo tanto, es un hedonismo moderado.

6.     Trasímaco.

        Nació en Calcedonia de Bitinia (colonia de Megara), en el Bósforo, aproximadamente en el año 450 a.de C.

        Era un excelente retórico y orador, interesado fundamentalmente por la enseñanza de la ética y la política.

Conservamos un fragmento de un discurso suyo a la Asamblea Ateniense, celebrado en la última etapa de las guerras del Peloponeso. Trasímaco aconseja armonía entre los partidos, y evitar que sea el ansia de poder lo que legitime sus luchas partidistas. La actualidad de este discurso es evidente.

        Trasímaco mantuvo una postura realista que afirmaba que “la justicia es el interés del más fuerte”.

        Las leyes son dictaminadas por los que ejercen el poder con vistas a su propio beneficio o conveniencia. La justicia es aquello que beneficia, interesa y conviene al gobierno establecido, y, por lo tanto, beneficia al más fuerte.

        Los Estados justifican sus abusos de poder a través de las leyes, de tal manera que en nombre de la justicia se termina justificando dicho abuso.

         A Trasímaco no le interesa lo que debería ser la justicia sino lo que realmente es. En este sentido, su desenmascaramiento de la hipocresía hace patente la pérdida de sentido de un ideal de justicia que vaya más allá de los egoísmos e intereses particulares y mezquinos.

         Por lo tanto, lo que denuncia este sofista es que, debajo de todo el tejemaneje del poder nos encontramos siempre con el dominio del fuerte sobre el débil.

 

 

Ó 2.002 por Juan Antonio Rodríguez Barroso. Este material puede ser utilizado, citando a su autor, únicamente con propósitos pedagógicos o de investigación.

 

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