SAMUEL HUNGTINTON: EL CHOQUE DE LAS CIVILIZACIONES EN LA ENCRUCIJADA DEL SIGLO XXI".

Prof. JUAN ANTONIO RODRÍGUEZ-BARROSO (UPEL-IPB)

 

 

 

(El presente ensayo fue escrito en Junio de 2.000, como parte del Curso “Problemática de la Educación Superior” que estuvo a cargo del Dr. Francisco Ugel en el Subprograma de Maestría en Educación Superior de la UPEL-IPB. Los acontecimientos del 11 de Septiembre de 2.001 quizás sirven para darle una nueva lectura y extraer nuevas conclusiones)

 

Introducción

            El presente ensayo constituye una apretada síntesis hermenéutica sobre la obra “El Choque de las Civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial” del autor estadounidense Samuel P. Huntington, editado por vez primera en lengua inglesa por Simon and Schuster, Inc. De Nueva York en el año 1997 y editado en español por la editorial española Paidós ese mismo año (dos ediciones).

            Este libro de exhaustiva lectura y audaces hipótesis sobre las llamadas “civilizaciones” mundiales se pudiera ubicar dentro de la escuela anglosajona de la historia de civilizaciones entre cuyos autores más destacados se encuentran historiadores como Arnold Toynbee en el siglo XX y Oswald Spengler en el siglo XIX. Otros autores británicos y estadounidenses muy influidos por dicha escuela historiográfica los encontramos en Walter Rostow, Paul Kennedy y Alvin Toffler, entre otros. Todas ellos tienen en común la preocupación de  la sociedad global, las diferencias culturales y nacionales y el llamado “shock” o “choque” entre culturas y civilizaciones diversas.

            Como el mismo autor lo explica en el prólogo, “... intenta ser una interpretación de la evolución de la política global tras la guerra fría. Aspira a ofrecer una estructura, un paradigma, para ver la política global, que sea válida para los estudiosos y útil para los decisores políticos (...) Evidentemente, no da cuenta ade todo. Su piedra de toque es si proporciona un filtro paradigmático análogo a la hora de considerar las nuevas circunstancias internacionales. Además, ningún paradigma es válido eternamente. Aunque una aproximación desde el punto de vista de la civilización puede ser útil para entender la política global a finales del siglo XIX y principios del XXI,  esto no significa que hubiera sido igualmente útil a mediados del siglo XX ni que lo vaya a ser a mediados del XXI...”

            Así, el autor nos explica de antemano la intención de la obra. En el presente ensayo-síntesis, resaltaremos las ideas más importantes expuestas por Huntington.

 

La Permanencia de las Civilizaciones

 

Según Huntington (1997) “las civilizaciones permanecen y sobreviven aa convulsiones políticas, sociales, económicas e inclusive ideológicas (...)también perduran y evolucionan; son dinámicas, crecen y se derrumban y se dividen y también pueden desaparecer.”

Esto significa, para el autor, que en el siglo XX las relaciones entre civilizaciones han pasado de una fase dominada por la influencia unidireccional de una civilización sobre las demás, a otra de interacciones internas, sistemáticas y multidireccionaales entre todas las civilizaciones. El choque intercivilizatorio de las ideas políticas generadas por Occidente está siendo sustituido por un choque de civilizaciones que hace énfasis en los aspectos culturales y religiosos de diversas civilizaciones entre sí.

Los argumentos de Huntington para decir lo anterior descansan en las siguientes premisas que el autor propone a manera de explicación:

1º- La suposición de que el derrumbe del comunismo soviético significa el  “Fin de la Historia” y la victoria universal de la 

democracia.

2º-  La acrecentada interacción entre las personas está creando una cultura mundial común y...

3º-  La modernización supone industrialización, civilización, niveles cada vez mayores de alfabetización, educación, salud,

 movilidad social y estructuras ocupacionales, fruto de la expansión del conocimiento científico y tecnológico.

Así, según el autor, la expansión de Occidente ha propugnado tanto la modernización como la occidentalización de las sociedades no occidentales. Los líderes políticos e intelectuales de dichas sociedades han reaccionado al impacto de Occidente, rechazando dicho impacto, aceptándolo en parte o adaptándolo a sus realidades societarias. El rechazo a ultranza, el “kemalismo” y el reformismo, se han constituido en formas diversas de medir el impacto de Occidente. Para la primera opción, el “rechazo a ultranza”,  ni la modernización ni la occidentalización son deseables y es posible rechazar ambas.  Para el “kemalismo” (llamado así por el líder turco de principios del siglo XX Mustafá Kemal Ataturk) tanto la modernización como la occidentalización son deseables, ésta última porque es indispensable para alcanzar aquélla. Para el “reformismo” la modernización es deseable sin una occidentalización que altere el carácter cultural de naciones y civilizaciones no occidentales.

            Según Huntington, la decadencia de Occidente tiene ciertas características básicas: es un proceso lento, la decadencia no avanza en línea recta, es irregular con algunos retrocesos esporádicos y afirmaciones de poder; el poder o la porción controlada por Occidente de los recursos importantes de poder comienza a decaer con respecto a otras civilizaciones.

            El creciente poder de las sociedades no occidentales producto de la modernización está generando el renacimiento de culturas no occidentales en todo el mundo. Estamos asistiendo al final de una era de progresos dominada por las ideologías occidentales y estamos entrando a una nueva era en la que civilizaciones múltiples y diversas interaccionan, compiten, conviven y se acorralan unas con otras. Este proceso planetario de “indigenización” se manifiesta ampliamente en el resurgir de las religiones y en concreto con el resurgimiento cultural de los países asiáticos e islámicos generados su propios dinamismos económicos y demográficos.

            La indigenización y el renacimiento de la religión son fenómenos globales. Sin embargo han sido muy evidentes en la auto-afirmación cultural y religiosa frente a Occidente. Así, según Huntington, en el mundo de la Postguerra fría, las distinciones más importantes entre los pueblos no son ideológicas, políticas o económicas, son culturales. Un eje fundamental del mundo de la posguerra fría, lo constituyó la interacción de poder de la cultura occidental con el poder y las culturas de las civilizaciones no occidentales (india, china, japonesa, latinoamericana, islámica, africana y otras). La política global resultante se ha vuelto multipolar y multicivizacional. El mundo no puede a la vez ser uno y estará fundamentalmente dividido entre Este-Norte-Sur. Ni  puede tampoco el Estado nacional ser la piedra angular de los asuntos internacionales si está en proceso de fragmentación y desgarrado por la proliferación de contiendas civiles  y militares. El mundo está formado por 184 o 182 Estados nacionales y un número potencialmente infinito de tribus, grupos étnicos y nacionalidades. Ver el mundo desde la perspectiva de siete u ocho civilizaciones evita –según el autor- muchas de estas dificultades.

            Una civilización es una entidad cultural de todos los elementos objetivos que definen las mismas, de los cuales el más importante es el de la religión (según Huntington). Las civilizaciones tienen carácter global, ninguna de las unidades que la constituyen puede ser entendida plenamente sin hacer referencia a la civilización que la abarca. Una civilización es el agrupamiento humano más elevado y el grado más amplio de identidad cultural que tienen las personas; se definen por elementos comunes objetivos como lengua, historia, religión, costumbres, instituciones y por la autoafirmación subjetiva de la gente respecto a ella. Las civilizaciones no tienen límites claramente establecidos ni tampoco principios ni fines precisos.

            Según el autor, y a manera de ejemplo, el resurgimiento islámico es el esfuerzo de los musulmanes por tener una autoafirmación civilizadora. Es un amplio movimiento intelectual, cultural, social y político extendido por todo el mundo islámico; es moderado, no extremista y está generalizado, no aislado. El resurgimiento islámico es a la vez producto de la modernización y el esfuerzo por enfrentarse a la civilización occidental. Habiendo fallado –desde la óptica musulmana- las soluciones occidentales, los musulmanes sintieron la necesidad de volver a sus raíces y de confiar en que las ideas, prácticas e instituciones islámicas proporcionarían rumbo y el motor de la modernización deseada. Así, el final de la guerra fría no ha acabado todavía con el conflicto, sino que más bien ha dado origen a nuevas identidades enraizadas en la cultura y a nuevas modalidades de conflicto e4ntre grupos de diferentes culturas que en el plano más general son civilizaciones. Por ello, en el mundo que está  surgiendo, las modalidades de comercio exterior están influenciadas decisivamente por los diversos tipos de cultura.

            La hipótesis central del libro de Huntington es que entre las civilizaciones, Occidente es la única que ha tenido una influencia importante y a veces devastadora sobre todas las demás. En consecuencia, la relación entre el poder y cultura de Occidente y el poder y cultura de otras civilizaciones es la característica más generalizada del mundo de las civilizaciones. El problema fundamental es la divergencia entre los esfuerzos de Occidente –liderizados por los EE.UU- por promover una cultura universal y su capacidad en decadencia por conseguirlo.

            Así, los Estados Centrales de otras civilizaciones no occidentales deberían de coaligarse para equilibrar el poder dominante de Occidente. Los temas que cada vez tiene mayor peso en la agenda internacional son los que separan a Occidente de las otras sociedades: mantener una superioridad unilateral mediante normativas de ausencia de proliferación y de contraproliferación con respecto a las armas nucleares, biológicas y químicas y los vectores para lanzarlos; promover valores e instituciones occidentales presionando a otras sociedades para que respeten los derechos humanos como se conciben en Occidente y para que adopten la democracia según criterios occidentales; proteger la integridad cultural social y étnica de las sociedades occidentales restringiendo el número de no occidentales admitidos como inmigrantes o refugiados.

            El cambiante equilibrio de poder entre civilizaciones hace que para Occidente sea cada vez más difícil lograr sus objetivos en cuanto se refiera la proliferación armamentista, los derechos humanos, la inmigración, y otras cuestiones. Occidente tiene que manejar hábilmente sus recursos económicos la tratar con otras sociedades a fin de dificultar a esas otras sociedades que se enfrenten a una sociedad occidental con otra y para ahondar y explorar las diferencias entre las naciones no occidentales. Las relaciones que están surgiendo entre las naciones ocurrirán normalmente de lo distante a lo violento. Los conflictos internacionales adoptan las siguientes formas: en el plano nacional o particular, los así llamados “conflictos de línea de fractura” que se producen entre estados vecinos pertenecientes a civilizaciones diferentes. O entre grupos de diferentes civilizaciones  dentro de un Estado nacional  y entre grupos que están intentando crear nuevos Estados a partir de las ruinas de otros viejos y en el plano mundial o universal los “conflictos de Estados centrales” que se producen entre Estados de diferentes civilizaciones.

            Lasa relaciones entre el Islam y el cristianismo tanto ortodoxo como occidental han sido con frecuencia tempestuosas; la coexistencia pacífica ha prevalecido, sin embargo, la relación ha sido de guerra fría y de diversos grados de guerra caliente. Una confluencia de factores ha incrementado el conflicto entre el Islam y Occidente a finales del siglo XX: el crecimiento de la población musulmana, ejerciendo presión sobre las sociedades vecinas y emigran al Occidente; el resurgimiento islámico ha dado los musulmanes una confianza renovada en el carác6ter de sus valores con respecto aa los de Occidente. Los esfuerzos simultáneos de Occidente por universalizar sus valores e instituciones generan un profundo malestar entre los musulmanes; el hundimiento del comunismo convirtió a ambos, Occidente y el Islam, en la principal amenaza a la vista del otro; el creciente contacto y mezcla entre musulmanes y occidentales estimula  en cada uno un sentido nuevo de su propia identidad y de cómo ésta difiere de la del “otro”.

Por otra parte el desarrollo económico de Asia y la creciente confianza de las sociedades asiáticas en sí mismas está influenciando la política internacional al menos de tres maneras: el desarrollo económico posibilita a los estados asiáticos aumentar su poder militar; incrementar la intensidad de los conflictos entre las sociedades asiáticas y Occidente (EE.UU) e incrementar la posibilidad de que China reafirme su hegemonía. Así, el final de la guerra fría, la creciente interacción entre Asia y los Estados Unidos y la relativa decadencia de poder norteamericano, como lo hizo patente el choque entre Japón y los EE.UU y otras sociedades asiáticas, posibilitaron a éstas el resistir la presión estadounidense. Los conflictos Estados Unidos-China abarcan un abanico mucho más amplio de cuestiones que los conflictos con   Japón. China, por otra aparte, está en vías de convertirse en la potencia dominante en el Este asiático. Las relaciones entre los Estados Unidos por un lado, y China, Japón y otros países asiáticos por otro, serán, seguramente muy conflictivas y se podría producir una guerra importante si los Estados Unidos amenazan el ascenso de China como potencia hegemónica en Asia. En estas circunstancias la concepción confuciana-islámica del mundo continuará y quizás inclusive se ampliará y profundizará.

           

Conclusiones

            Después de leer “El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial” al lector le queda una sensación de asombro por la magnitud e importancia de las implicaciones que, para Occidente y en general para el surgimiento de una cultura global tiene el así llamado “choque intercivilizatorio”. No obstante, el autor de este breve ensayo ha creído conveniente dejar algunas afirmaciones a manera de conclusiones:

1º- Las relaciones de otras civilizaciones y sus Estados Centrales con Occidente y sus rivales variarán mucho en el siglo XXI. Las principales cuestiones conflictivas entre Latinoamérica y Occidente, que en la práctica significa los Estados Unidos y Europa, son  la inmigración, las drogas y el terrorismo relacionado con ellos además de la integración económica. Las diferencias siguen siendo pequeñas en comparación con las existentes entre Occidente y otras civilizaciones.

2º- Las  relaciones de Occidente con Africa deberían suponer muy poco conflicto en general, principalmente porque África todavía es muy débil. Los derechos humanos, la inmigración, las cuestiones económicas y el terrorismo están también en los temas pendientes entre África y Occidente. Mientras que Latinoamérica se va haciendo más “occidental”, África lo es cada vez menos.

3º- Las luchas por el control de las personas, las guerras de líneas de fractura pasan por procesos de intensificación expansiva, concentración, interrupción y raramente, resolución definitiva. Las civilizaciones pueden reformarse y renovarse. La principal responsabilidad de los líderes occidentales, no es intentar remodelar otras civilizaciones a imagen y semejanza de Occidente, sino preservar, proteger y renovar las cualidades únicas de la civilización occidental.

4º- En un mundo de múltiples civilizaciones, la vía constructora es renunciar al universalismo, aceptar la diversidad y buscar atributos comunes. El futuro de los países y de las civilizaciones depende de la comprensión y cooperación entre los líderes políticos e intelectuales de las principales civilizaciones del mundo; los choques civilizatorios son la mayor amenaza para la paz mundial y un orden internacional basado en las civilizaciones, antes que en contra de ellas, sería la protección más segura contra la guerra mundial.

 

Referencias

 

Huntington. Samuel P. (1997) “El choque de las civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial” Editorial Paidós, colección “Estado y Sociedad”, No. 29 Barcelona, España 386 pp

 

 

Ó 2.000 Juan Antonio Rodríguez Barroso. Este material puede ser utilizado únicamente con propósitos heurísticos, de enseñanza y discusión académica

          

 
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