MUSEO DEL GATO

Sobre el canal Herengracht, en un palacio del siglo XVII, cuyos interiores fueron diseñados por el célebre pintor Jacob de Witt, hay un museo que es la culminación de la relación amorosa entre Bob Meijer, joven banquero y filántropo holandés, y su gato John Pierpont Morgan. Los dos compartieron 17 años plenos de ternura y aventuras. Pocos años después de la muerte de su compañero, Meijer cumplió su sueño al inaugurar el Museo del Gato, visitado anualmente por 50.000 gatófilos. En él pueden admirarse, entre otras piezas, varios aguafuertes de Rembrandt y Picasso, pinturas del artista ruso Tarkhoff y del japonés Fujita y un gato momificado, proveniente del Antiguo Egipto. Un motivo alusivo a El gato que camina solo, de Rudyard Kipling, adorna la bandera blanca del Museo y el alfombrado de su escalinata. Meijer encargó a un pintor que retratara a John y sus amigos organizaron un certamen poético, premiando a quien captara mejor el carácter del gato. Fiel a su profesión, Bob llegó al extremo de imprimir dólares falsos con el retrato de John, sustituyendo el lema In God We Trust (En Dios confiamos) por We Trust No Dog (No confiamos en ningún perro). (Revista de “La Nación”, 1990)
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