POESÍA DRAMÁTICA Y DERECHO NATURAL

 

 

En un ataque a la ciudad de Tebas, los hermanos de Antígona, Etéocles y Polinice, militaban en filas contrarias; aquél estaba entre los defensores, éste capitaneaba a los atacantes; y los dos hermanos se mataron mutuamente en la batalla. Creonte, rey de Tebas, decretó que quien osase rendir honores fúnebres al cadáver de Polinice, declarado traidor a la patria, sería sepultado vivo. Antígona fue sorprendida cuando cumplía co n su hermano los ritos funerarios. 
                                                     

                                                  CREONTE
Y tú, dime, ¿sabías que por bando se había prohibido hacer eso? ¿Y no obstante osaste violar esas leyes?

                                                    ANTÍGONA
Sí, porque no fue Zeus quien me promulgó esa prohibición; ni la Justicia estableció esas leyes entre los hombres. Y yo no he creído que tu decreto tuviese fuerza suficiente para dar a un ser mortal poder para despreciar las leyes divinas, no escritas, inmortales. Su existencia no es de hoy ni de ayer sino de siempre, y nadie sabe cuándo aparecieron. Por temor a la determinación de ningún hombre no debía yo violar estas leyes y hacerme acreedora al castigo divino... Me dolería ver que el hijo de mi madre quedase insepulto; y si te parece que he cometido una locura , quizá sea un loco quien me moteja de loca.


En este pasaje de la tragedia “Antígona” de Sófocles se exalta la idea de libertad frente a la tiranía. Esta declaración viene a decir que ante una ley arbitraria existe una ley moral que está por encima de aquella. Esa ley superior sería el derecho natural. La idea aparece a lo largo de toda la historia occidental. En los regímenes despóticos, donde la voluntad del gobernante es ley, no se habla nunca de derechos del hombre ni de derecho natural. Pero, la ley natural es innata en nosotros y nada puede derogarla ni abrogarla. Y a ella es a la que recurren los débiles contra las injusticias de los poderosos. Así, la voz de Antígona se alza como un canto de libertad, de poesía, de amor.
El mito de Antígona ha inspirado varias obras dramáticas a autores de diferentes épocas; además de Sófocles, a Eurípides, al italiano Alfieri (siglo XVIII), al francés Jean Anouilh, al argentino Leopoldo Marechal con su “Antígona Velez”, entre otros.

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