Elegía XIX: Antes de acostarse



Ven, ven, todo reposo mi fuerza desafía.
Reposar es mi fuerza pues tendido me esfuerzo:
No es enemigo el enemigo
Hasta que no lo ciñe nuestro mortal abrazo.
Tu ceñidor desciñe, meridiano
Que un mundo más hermoso que el del cielo
Aprisiona en su luz; desprende
El prendedor de estrellas que llevas en el pecho
Por detener ojos entrometidos;
Desenlaza tu ser, campanas armoniosas
Nos dicen, sin decirlo, que es hora de acostarse.
Ese feliz corpiño que yo envidio,
Pegado a ti como si fuese vivo:
¡Fuera! Fuera el vestido, surjan valles salvajes
Entre las sombras de tus montes, fuera el tocado,
Caiga tu pelo, tu diadema,
Descálzate y camina sin miedo hasta la cama.
También de blancas ropas revestidos los ángeles
El cielo al hombre muestran, mas tú, blanca, contigo
A un cielo mahometano me conduces.
Verdad que los espectros van de blanco
Pero por ti distingo al buen del mal espíritu:
Uno hiela la sangre, tú la enciendes.
Deja correr mis manos vagabundas
Atrás, arriba, enfrente, abajo y entre,
Mi América encontrada: Terranova,
Reino sólo por mí poblado,
Mi venero precioso, mi dominio.
Goces, descubrimientos,
Mi libertad alcanzo entre tus lazos;
Lo que toco, mis manos lo han sellado.
La plena desnudez es goce entero:
Para gozar la gloria las almas desencarnan,
Los cuerpos se desvisten.
Las joyas que te cubren
Son como las pelotas de Atalanta:
Brillan, roban la vista de los tontos.
La mujer es secreta:
Apariencia pintada,
Como libro de estampas para indoctos
Que esconde un texto místico, tan sólo
Revelado a los ojos que traspasan
Adornos y atavíos.
Quiero saber quién eres tú: descúbrete,
Sé natural como en el parto,
Más allá de la pena y la inocencia
Deja caer esa camisa blanca
Mírame, ven, ¿qué mejor manta
Para tu desnudez, que yo, desnudo?

(traducción de Octavio Paz

.
 

 

La poesía de Donne se inscribe dentro de la llamada escuela metafísica que presenta analogías con el conceptismo y el gongorismo .La mejor definición de estas tendencias se encuentra en Agudeza y arte de ingenio, de Gracián, quien define la agudeza como “un acto del entendimiento que exprime las correspondencias que se hallan entre los objetos”...Nadie más agudo que los metafísicos: en sus conceptos y metáforas. Sus poemas están hechos de contrastes violentos y de conjunciones bruscas, no en el interior del lenguaje literario, sino enfrentando el mundo de la ciencia al de la mitología, la teología a la pasión amorosa, las observaciones psicológicas a la erudición, el lenguaje real al ideal. En los grandes poetas españoles (Quevedo, Góngora) el lenguaje culto y el coloquial, fluyen paralelos sin jamás fundirse. Entre los metafísicos ingleses es frecuente el choque entre el lenguaje literario y el coloquial, lo abstracto y lo concreto, lo nuevo y lo antiguo. El poema de Góngora es un monumento de luces y sombras, el de Donne es el zigzag del pensamiento que desgarra la sombra para iluminar brevemente una realidad anímica. Para Góngora el mundo es un espectáculo que la imaginación vuelve asombroso; para Donne el hombre es un enigma que la poesía, en su misma contradicción, revela. Si es cierto que Donne participa del espíritu de su siglo, también lo es que su propio espíritu lo lleva espontáneamente a expresarse en formas a un tiempo elípticas y directas; acudiendo a imágenes que funden los términos contrarios. 

                                                                                                     (Octavio Paz, Obra citada).

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