Joaquín Giannuzzi (1924 - 2004)

 

POÉTICA

La poesía no nace.
Está allí, al alcance
de toda boca
para ser doblada, repetida, citada
total y textualmente.
Usted, al despertarse esta mañana,
vio cosas, aquí y allá, 
objetos, por ejemplo.
Sobre su mesa de luz
digamos que vio una lámpara,
una radio portátil, una taza azul.
Vio cada cosa solitaria
y vio su conjunto.
Todo eso ya tenía nombre.
Lo hubiera escrito así.
¿Necesitaba otro lenguaje,
otra mano, otro par de ojos, otra flauta?
No agregue. No distorsione.
No cambie
la música de lugar.
Poesía 
es lo que se está viendo. 



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Este muy conocido poema de Joaquín Giannuzzi radiografía un afán en el fondo utópico; el de recuperar, en la mayor medida imaginable, lo específico de seres y cosas, reviviéndolos en su unicidad intransferible al volver a darles nombre; y al renominarlos, hacerlo de un modo tan austero como desconcertante; podría decirse: corrido de lugar. Este poeta no adhiere, sin embargo, a un “objetivismo” a ultranza; por el contrario, su palabra trasciende con amplitud a objetos y situaciones, abarcándolos en una cosmovisión honda y sugerente. Ocurre que el universo objetal sugiere, para Giannuzzi, el funcionamiento de leyes que nos resultan inescrutables, y opuestas al caos humano: “...el frío interno de las manzanas, / el calor inestable del café / dos razones de la naturaleza que escapan a mi dominio...”.

Los tramos de diálogo que siguen, acaso den mejor cuenta de esta postura -de inusual coherencia, y rastreable a través de libros y años- del notable poeta argentino.
-Llama la atención la recurrencia, en tu poesía, de ciertas palabras: oscuridad, brumoso, error, confusión, devastación. Y otras similares: tiempo carnívoro, yo calcinado. ¿Qué podrías comentar sobre esto?
-Hay palabras que tienen resonancia poética, más allá del sentido. “Oscuridad” es una de mis obsesiones, lo mismo que “error”. Llevan a pensar en las falacias o fisuras del mundo sensible. Siempre me llamó la atención la definición que dio Joseph Conrad sobre la misión de la poesía, o del arte en general: “Rendir justicia al mundo visible”.Una frase que autoriza lecturas profundas. Una de ellas, sería que este mundo visible reclama un significado, una representación estética, una sublimación.
-En tus textos se siente así muy vivamente la presencia del destino aun cuando en apariencia se hable de lo cotidiano.
-Destino o falta de destino. Creo que en mi poesía hay al menos dos claves: una, cierta especie de nostalgia por un orden perdido, el orden natural por oposición al orden de la civilización; y la otra es una suerte de fatalidad del tiempo, la aguda conciencia de la finitud. Aunque habría también otra constante en mi universo emotivo: la permanente sensación de una catástrofe inminente. No sé qué origen tenga esta sensación, pero supongo que es parte de la condición humana...

De Sentimiento trágico del tiempo: diálogo con el poeta argentino Joaquín Giannuzzi, por 

Jorge Ariel Madrazo.


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