Osmar Luis Bondoni

 

Cuando estés escribiendo un poema mírate las manos. Si no sangran, rómpelo.


El sonido, la forma y el color, el volumen, el movimiento, la palabra. Solamente con estas herramientas puede el hombre labrar eternidad.


Siempre le están sobrando palabras a la poesía.

EL POETA
El Ángel Rotundo bajó un atardecer y le di jo:
-No tienes alternativa. Deberás renunciar al amor o a la creación. 
Él ni lo pensó siquiera. Su respuesta fue inmediata, su tono seguro: 
-Renuncio a la creación; no podría vivir sin Ana María.
Siete días y siete noches después murió vícti- ma de un extraño mal cuyo origen las suce- sivas autopsias no consiguieron develar.


El esfuerzo por nombrar con precisión es un acto primario de creación.


- Maestro, ¿qué palabras emplear para escribir un buen poema?
-Todas. Toma un ladrillo y colócalo en una cuna, sobre las sábanas blancas bordadas. Observa el resultado. Sin embargo, con ese mismo ladrillo puedes cimentar una catedral.


Hay que aprender a negociar con el lenguaje.

Si logras escribir algo bueno y en lugar de orgullo sientes emoción, es que estás cerca.


Un poema puede ser aquella misma dulce intuición infantil expresada ahora con todo el dolor y toda la alegría de una vida entera más todas esas vidas vividas en tantas noches en que un libro nos desveló.


No develar el poema con la inteligencia sino con la piel.


El orador hace uso de la palabra, pero quien la fecunda es el poeta.


Sé poeta. El poema se te dará o no. En todo caso, por añadidura.


Cuando tu poema haya crecido y te abandone no intentes consolarte improvisando otro. Ten paciencia. Ese otro, que es sabio, sabe cuándo golpeará a tu puerta.

 

Osmar Luis Bondoni nació en Capilla del Señor, Provincia de Buenos Aires el 12 de octubre de 1929. La revista Poesía Buenos Aires ya se refería a su obra como de indudable autenticidad en la que el ejercicio del lenguaje comienza a ceder lugar a las más bellas conquistas del lirismo (XIII/ XIV, 8) Publicó: Poemas (1957); Los festejos (1973); Para poder vivir (Editorial Vinciguerra, Bs As, 1993). Durante el 2004 aparecerá el libro de aforismos Papeles del hombre viejo, al que pertenecen los textos transcriptos.

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