Homenaje a José Gaos, impulsor de las ideas de Ortega en América

 

W. M. S, Madrid
España ha empezado a pagar la deuda que tenía con José Gaos, aquel discípulo de Ortega y Gasset que debió exiliarse en México en 1938, y que está considerado el difusor del pensamiento de Ortega en América e impulsor de la historia de las ideas en este continente. El homenaje a Gaos, organizado por Casa de América y la Asociación Cultural de Amistad Hispanomexicana, se debe a la celebración del centenario de su nacimiento -Gijón, 26 de diciembre de 1900-México, 10 de junio de 1969-. Al acto asistieron ayer José Ortega Spottorno, presidente de honor de EL PAÍS; Leopoldo Zea, discípulo de Gaos en México; José Luis Abellán, y las hijas del filósofo Ángeles y Paloma.

Las ideas y evocaciones de Ortega y Gasset planearon en todo momento durante este tributo en Casa de América. El hijo del filósofo que inspiró a Gaos, Ortega Spottorno, destacó la fidelidad de Gaos por mantener las ideas de su padre durante el exilio en México, "aunque él prefería llamarse un transterrado". Recordó Ortega la época en que Gaos traducía textos de conocidos filósofos para la Revista de Occidente, entre los años veinte y treinta, e hizo énfasis, por ejemplo, en El estudio sobre la profecía en Ortega escrito por Gaos. Lamentó que Gaos y su padre no vivieran para ver lo que fue la democracia en España.

Fusión de identidades

Las palabras de Leopoldo Zea, profesor de Filosofía en México, también se centraron en lo que su maestro no alcanzó a conocer: "No vio la independencia de España ni la fusión de identidades que vive actualmente Europa, un tema que le interesaba tanto teniendo en cuenta la situación que había vivido América Latina".

Los minutos que dedicó Abellán a Gaos se centraron en destacar la obra escrita por el filósofo y que según él es prácticamente desconocida en España. "Éste es el primer homenaje que le rinde su país natal y esperamos que no sea el último porque la deuda es enorme". Sobre la vocación docente de Gaos, Abellán contó que un día le preguntó por qué mientras sus clases las entendía con facilidad no ocurría lo mismo con sus escritos; a lo que el filósofo le respondió: "Léalos como si no estuviera hablando".

Esta faceta fue recreada por Ángeles y Paloma Gaos, quienes comentaron que su padre siempre decía que su verdadera vocación era la docencia, "eso lo tenía muy claro y se sentía recompensado cuando impartía las clases y sus discípulos le consultaban o discutía con ellos. Nunca le faltó tiempo para ellos". Según Paloma Gaos, la verdadera felicidad de su padre era estar frente a sus alumnos. Con este tributo a José Gaos "se ha llenado el vacío que España había dejado en la memoria de mi padre".

Por eso Abellán aprovechó este acto para recoger las palabras de un poeta que dijo: "Espero que la España que perdimos no nos pierda".

 

 

                            

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