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Televisión Sentirse magnate por una hora En unas semanas Vas o No vas barrió en rating a El Rival
más Débil. Aparte del carisma del conductor, por una hora los espectadores
nos sentimos parte del alto mundo de los negocios. Vas o No vas Sábados 9 P.M. Canal 2 Televisa México Nunca me ha gustado El rival más débil, un programa surgido en
Inglaterra con el nombre de The Weakest Link. Para empezar tiene una
conductora bastante pesada que cuando cuenta chistes ("¿quién de ustedes cree las ramas humanísticas crecen
en un árbol?") resulta más antipática aún. Tampoco me parece justo el
sentimiento de impotencia para el mejor participante cuando es echado por sus
compañeros envidiosos, donde gana el más intrigoso y, con frecuencia, quien
menos lo merecía. Ha habido ocasiones en que los concursantes se agredieron fuera del
programa y, finalmente, ya tenemos suficientes muestras de ver cómo se alza
la mediocridad con nuestros políticos y diputados como para sintonizar El
Rival más Débil. Televisa ha sabido aprovechar mucho mejor los programas de concurso. Una
razón es que Enrique Segoviano, quien por años estuvo detrás de las cámaras
en programas como El Chavo y El Chapulín Colorado, emigró a
franquicias como Atínale al precio (versión mexicana de The Price
is Right), donde consiguió a un carismático conductor llamado Marco
Antonio Regil, el mismo que hoy está al frente de 100 mexicanos dijeron
y que en Estados Unidos se conoció como Family Feud. Y al igual que con Chespirito, Segoviano consigue que tanto
participantes como televidentes se sientan cómodos y no quieran cambiar de
canal. Este efecto también lo logra con Vas o No Vas donde la
oportunidad de ganar hasta cinco millones de pesos o perderlos en segundos
depende de la pura suerte. De hecho la suerte, y no las envidias, es lo que define al concursante,
salido de entre parejas de recién casados o que están a punto de formalizar
compromiso. Una vez adentro, el concursante debe escoger de entre 30 maletas
y buscar la que tenga los cinco millones. Ante esto la Banca ofrece una
oferta cercana al valor de la última maleta seleccionada. El concursante debe
decidir si toma ese dinero o continúa. Lo interesante es que el programa hace sentir a los espectadores como
corredores de bolsa, además que, efectivamente, hay quienes se llevaron los
cinco millones mientras otros quedaron a un cabello de lograrlo y salen igual
de urgidos de dinero que como entraron. La emisión nos tensa y luego nos
relaja, al revés de El Rival más débil. El éxito de estas emisiones radica en su concepto original, aderezado
con los conductores elegidos por Televisa. Esto es importante ya que no se
trata de humillar al participante y hacerlo sentir como insecto aplastado.
Por eso los programas de concurso son mucho más populares que los reality
shows en números finales: están más en contacto con la gente, además que
los concursantes son gente normal, la misma que podríamos encontrar como
cliente de banco cualquier día de la semana. |