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Se reenciende el romance PRI-Castro

Luego de dos gobiernos federales panistas que cuestionaron el respeto a los derechos humanos en Cuba, el Ejecutivo mexicano viaja a Cuba, le condona una deuda a ese gobierno y hace que dos viejos partidos vuelvan a abrazarse y mimarse como en sus mejores tiempos. Los Castro y Peña Nieto son protagonistas de este romance renovado

Por Roberto Rojas G.

FEBRERO, 2014. Si alguien brindó en La Habana cuando Enrique Peña Nieto fue declarado presidente de México fueron los hermanos Fidel y Raúl Castro, y ahí como quien no quiere la cosa, y para demostración de mutuo afecto, al gobierno cubano se le acaba de "perdonar" el adeudo que tenía con México por 230 millones de dólares. Se le pueden condonar préstamos a países extranjeros: total, para eso existe la posibilidad de aumentarle los impuestos a los contribuyentes mexicanos, para que paguen lo que otros consumieron.

Esta fue una clara muestra de buena voluntad entre ambos países, dañada durante doce años de gobiernos "derechistas". La cumbre de democracias latinoamericanas celebrada en La Habana (?) fue apenas el pretexto para que Peña Nieto visitara a la isla y así pedir, con toda la humildad que requiere el caso, una entrevista con el Comandante (imperdonable omitir la mayúscula). Tuvo que hacer fila pues delante de él estaban Cristina Fernández, Rafita Correa y Wilma Rousseff, la antigua camarada de viaje. Pero por fin se le hizo a Peña Nieto y el jueves 30 se reunió con Fidel para "hablar de todo", que incluyó ese favorcito al "chico, perdóname la deuda", que nunca iba a ser pagada, por cierto, pero que en un mundo lógico dejaría exhibida a Cuba como un irresponsable moroso.

Habría sido mucho pedirle a Peña Nieto que aprovechara la visita para reunirse con la disidencia cubana, eso sería perder el tiempo en chácharas que incomodarían al Comandante (no olviden la mayúscula), quien goza de minisplit en su residencia como lo atestiguan las fotos, mientras sus afortunados compatriotas, si bien les va, se refrescan con unos ventiladores marca General Electric fabricados en los años cincuenta. ¿Para qué va a andar Peña Nieto sufriendo calores charlando con unos disidentes del régimen? Eso que se lo dejen al presidente chileno Sebastián Piñeira. Total, ya va de salida.

Restañar heridas era, pues, lo importante de esta visita, La falta de democracia, la represión, la asfixiada libertad de expresión, son detalles que no van al caso en la relación, son asuntos internos. Baste decir a los cubanos que se conformen porque, ahora sí, ya podrán rentar algún cuartito que tengan disponible. Lo inaplazable de la visita era no molestar más al Comandante (¡con mayúscula!), y a su hermano mayor, no fuera a ser que luego se le advirtiera a Peña Nieto "comes y te vas", o que lo balconearan con alguna conversación grabada.

Hay que dejar atrás, sobre todo, el bochornoso episodio, en tiempos de Fox, cuando México apoyó una resolución de la ONU en torno a la violación de los derechos humanos en Cuba, impulsada, peor aún, por Jorge Castañeda un apóstata que incluso traicionó el ideal progresista de su padre, quien también había sido secretario de Relaciones Exteriores. La relación se enfrió, casi a nivel de cero, y así se mantuvo durante los seis años de Calderón pese a los tímidos acercamientos hacia La Habana y un apenadísimo "ups, se nos chispoteó", del gobierno mexicano. Enterrar esas ofensas era lo primordial de esta visita. ¿El Proyecto Varela? ¿Y eso con qué se come? ¿Yoani Sánchez? ¿No era aquélla loquita a la que se le impidió hablar en el Senado mexicano?

Al Comandante (¡la mayúscula!) ya se le dificulta mucho viajar. Qué más quisiera él revivir aquellos momentos como cuando López Portillo le ofreció en Cancún un banquete exultante con viandas, todo tipo de bebidas y delicatessen de toda laya. ¿Gustos burgueses' Esos son detalles sin sentido; lo que importaba entonces y ahora, es una sana relación bilateral.

Una amistad que no se ha doblegado pese a las amenazas veladas del imperio. México fue el único país dela OEA que no rompió sus relaciones con Cuba, fue de Tuxpan de donde salió el Granma rumbo a la isla, y de no haber sido por esos dos presidentes panistas, habría sido una relación circular, inmaculada, llena de miel y melaza. Por eso Peña Nieto invitó a Castro, el menor, (casi es un octogenario, pero bueno) a viajar a México cuando guste. Ya lo hizo hace un par de años con Calderón, pero no es lo mismo. La promesa es no hacerle preguntas impertinentes sobre las Mujeres de Blanco, por ejemplo. Si Hollywood lo hace, Peña Nieto también mostrará un profundo respeto a los autócratas cubanos. Y quién quita, quizá hasta también se le haga otro préstamo; Luis Videgaray se encargará de conseguir los fondos.

Todo vuelve a quedar como antes, pues. No más insolencias del ranchero Fox (¿qué va él a saber del proceso revolucionario?) ni de Calderón, quien no se espero lo suficiente para contentar a los Castro. Con el PRI de vuelta en Los Pinos, las sonrisas han regresado a La Habana. Peña Nieto lo ha conseguido. Como regalo se le enviará una dotación de buen ron comprado con la generosidad del petróleo venezolano. Puros ya no, chico, porque esos sí que dañan la salud... y lo necesitamo' a uste' saludable, presidente Peña Nieto.

 

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