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Informática Napster,
cómo subió, lo bajaron y terminó Su
afición por la música combinada con una habilidad extraordinaria en el
manejo de las computadoras le dio fama mundial y también un embrollo
con las compañías disqueras. Un repaso a Shawn Fanning y a Napster, un
nombre que él, por cierto, ya no puede usar.
JULIO, 2005. "Fue una jornada de tres
días en la que me mantuve despierto gracias a litros y litros de Red
Bull (una bebida estimulante) hasta que conseguí crear un software
que permitía intercambiar archivos de música con mis amigos",
dijo Shawn Fanning a Joseph Menn, autor del libro All the Rave: The
Rise and Fall of Shawn Fanning's Napster. Hace un par de meses el
mismo Fanning declaró a The London Times: "Muchas veces
pienso en todo por lo que tuve que atravesar y por supuesto que me
sorprende de hasta dónde llegaron las cosas".
"¿Volverías a hacer lo mismo?", preguntó el reportero.
"Probablemente no", respondió Fanning. "Quiero decir,
horas y horas en los tribunales, estrés, amenazas, rompimiento de
muchas amistades... si supiera todos los problemas que había enfrente
quizá jamás lo hubiera hecho, claro..."
Como
se sabe, un juez determinó que Napster violaba los derechos de autor y
falló en favor de las compañías disqueras Warner, Universal y Sony
así como de varios demandantes independientes, entre ellos los miembros
del grupo Metallica y el rapero Dr. Dre. Poco después el sitio fue
obligado a cerrar lo que trajo la quiebra de Napster. Pero los mismos
demandantes veían ahí el potencial del sitio; Berthlesmann adquirió
los derechos e indemnizó a Fanning con una cantidad no especificada de
la cual buena parte fue para los abogados. "Sabíamos que (Fanning)
era un buen chico y que nunca fue su propósito violar nuestros derechos
de autor", refirió a The Economist un alto funcionario de
Sony, “pero hicimos lo que legalmente procedía. Nunca tuvimos nada
personal contra Napster, simplemente inflingieron la ley y pagaron las
consecuencias".
Por cierto que Napster, que fue su apodo desde la infancia, ya no puede
ser usado por Fanning pues si firmara algo con ese nombre volvería a
meterse en líos judiciales. "Es curioso no poder usar mi apodo
para promoverme pero así son las cosas", dijo Fanning a The
London Times. Con ello también es seguro que su imagen, lo que
consiguió y su historia poco a poco se van diluyendo en la memoria
colectiva de la generación Internet, A veces parece increíble cómo un
adolescente de 17 años hizo que la industria discográfica encendiera
luces de alarma. Pero así fue: sin Shawn Fanning la red tendría hoy un
rostro muy distinto, para bien o mal.
Filosofía
hacker
La comunidad alternativa había encontrado en la red un refugio idóneo. Uno de las primera páginas web afines fue la hoy extinta IUMA (Illegal Use of Music Archives) el cual conformó una comunidad donde era posible escuchar música de artistas que no eran promocionados por la radio o no que tenían contrato discográfico. Una vez que el formato MP3 se popularizó, la distribución de archivos de música creció por millones. Sin embargo había otro problema; la creación de un directorio de canciones para bajar. pues era necesario navegar por horas en busca de determinada canción que "flotara" por la red. Yahoo había lanzado un directorio de sitios pero Fanning pensó en algo donde el usuario no sólo recogiera sino que aportara (esta es una base de la filosofía hacker: te doy y tu me das). Sus amigos, sabedores de su talento excepcional., solicitaron a Fanning que creara un software que facilitara el intercambio de archivos musicales. Después de esa jornada que referíamos al principio, el muchacho configuró un software que automáticamente busca los archivos musicales y proporcionaba acceso a los MP3 de los discos duros que los usuarios que en esos momentos estuvieran en línea. Cientos de pruebas después quedó listo y le puso Napster. Al poco tiempo salió napster.com, sitio que intentaba responder a la “comunidad anárquica” de la red y a los enemigos de “las grandes corporaciones discográficas que explotan a sus artistas y obtienen altísimas utilidades con un CD vendido muy por arriba de su costo de producción".
El software de Fanning tuvo éxito inmediato, sobre todo en los campus
universitarios donde con frecuencia los alumnos saturaban el ancho de
banda de esas instituciones. Menos de un mes después Napster comenzó a
propagarse por el resto del mundo. Nunca antes había sido tan fácil
escoger de entre más de 90 mil canciones, muchas de ellas versiones
incluidas en discos descontinuados o distribuidas sólo en algunos
países. "Napster aniquiló a la programación estúpida que
transmite la radio local", escribió un fan hondureño en los foros
de discusión. “No sé cómo podíamos vivir sin Napster",
apuntó un estudiante australiano mientras que otro señaló "esto
es tan bueno que me temo no va a durar mucho tiempo”. Tenía razón:,
las compañías discográficas ya estaban alarmadas.
El
tío incómodo
Según Menn, la suerte de Napster quedó marcada cuando Fanning cedió
el 70 por ciento de las acciones a su tío John. Un aspecto curioso es
que la persona que puso contra la pared a los megaconsorcios
discográficos no tenía la edad legal para realizar transacciones
comerciales. Fanning admiraba a su tío pese a que llevaba un historial
de negocios a los que pronto llevaba a la quiebra. "Shawn Fanning y
sus amigos eran expertos en software pero carecían del más elemental
olfato para los negocios", escribe Menn. "Los movía un
sentimiento de rebeldía e idealismo que inevitablemente iba a chocar
con el mundo real”. Este llegó cuando Universal entabló una demanda
contra Napster por violación de derechos de autor. Increíblemente,
agrega Menn, "aunque los asesores legales de Napster ya habían
previsto un 99 por ciento de posibilidades de que la página fuera
demandada, ni Fanning ni su tío movieron un dedo; creían que el poder
de los usuarios detendría cualquier intento de acallar al sitio".
Otro error de cálculo fue pensar que los músicos, al recibir
promoción gratuita de su material, apoyarían a Napster, El desencanto
llegó cuando Lars Ulrich, el líder de Metallica, demandó a la
página, algo que, previsiblemente, provocó la ira de muchos fans de
Napster, entre ellos algunos que hackearon la página oficial del
grupo. Los argumentos de Ulrich tenían lógica: “Estos muchachitos
creen que grabar un disco es preparar los instrumentos, ensayar un rato,
poner play y listo" mientras que un alto ejecutivo
discográfico puntualizó: "Los costos para grabar son altísimos,
con menos de 10 mil dólares no puedes grabar un producto digno. Y
cuando el artista no recibe compensación económica por su esfuerzo
intelectual ¿qué estímulo va a tener para ofrecer un producto de alta
calidad?" Esto es verdad, como también lo es que las disqueras pagaron con Napster una penitencia que tenían pendiente pues por años habían amasado enormes fortunas, primero cuando desaparecieron los discos LP y el consumidor renovó su colección adquiriendo discos compactos y segundo, por décadas vendieron álbumes de los cuales sólo una o dos canciones eran buenas y el resto constituía mero relleno con temas mediocres. Napster hizo pedazos aquella tendencia: el usuario “bajaba” sólo las canciones que le interesaban; además el precio de los CDs había subido escandalosamente durante los noventa, pues un álbum que costaba 12.55 dólares a inicio de la década al final de ésta tenía un precio de 17.99. (Una Corte Federal determinó la ilegalidad de aquella medida y obligó a las disqueras a reembolsar “la diferencia” a quienes habían comprado CDs de 1993 a 1999). Al igual que muchas otras ramas, el Internet tomó a la industria discográfica totalmente de sorpresa ante un enemigo para el cual se carecía de regulación para enfrentar. Pero también las disqueras culpaban a Napster de su intransigencia, es decir, del tío John. "Hubo acercamientos con ellos (Napster) pero John Fanning sólo exigía y exigía, como si la industria fuera la demandada”, dijo una fuente a Menn. "Pedían una compensación económica por cada canción 'bajada' con su software, algo inaceptable, como si las disqueras no fuéramos dueñas del material y no nos correspondiera nada. Pasaba el tiempo y mientras tanto perdíamos millones de dólares hasta que ya no pudimos esperar más; 'tenemos que demandar a Napster’ y la demandamos".
¿Qué habría pasado sin el tío John de por medio? Potencialmente y ya
como estructura legal, Napster valía millones de dólares. Los
ejecutivos de las disquera objetaban al servicio en público pero en
privado lo admiraban no sólo por lo práctico sino porque proporcionaba
una lista del Top Ten muchísimo más exacta que la del Billboard,
y esta información para las disqueras era tan valiosa como la Piedra
Rosetta. La "ética hacker" de Fanning le habría hecho dudar
si vender su alma a los consorcios pero por otro lado no tenía otra
alternativa; Napster ya no sobreviviría como hasta entonces lo había
hecho. El problema fue que el tío John cerró todas las alternativas. Los juicios comenzaron en San Francisco. Al comienzo las disqueras exigían una compensación de 10 mil dólares por cada canción bajada ilegalmente, cantidad que equivaldría a trillones de dólares. Obviamente se razonó el asunto. Las disqueras ganaron el primer round al prohibir que grupos "con derechos reservados" fueran descargadas de Napster, algo a los que los usuarios respondieron con el cambio de letras de sus archivos --U2, por ejemplo, se cambió a U3-- y evadieron la prohibición, Luego hubo otras disposiciones que burocratizaron al servicio y con ello el número de usuarios fue en descenso. Finalmente Napster consiguió que un juez otorgara un "tiempo de gracia" dentro del cual Napster no sería tocado hasta el veredicto final el cual fue lógico: el sitio violaba los derechos de autor por lo cual debería salir de la red. Era en fin de una historia revolucionaria.
Poco antes del veredicto Bertlesmann, uno de los demandantes, adquirió
el sitio, que para entonces ya se estaba desangrando. Los antiguos
usuarios de Napster emigraron a los "clones”, entre ellos
audiogalaxy, gnutella, scour y decenas más. Finalmente en el 2002
Napster se declaró en quiebra, esto casi al tiempo que Steve Jobs, el
genio detrás de Apple anunciaba la salida del I-Tunes, un servicio
similar al de Napster pero totalmente legal. Quienes prefirieron seguir
subidos al downloading de material pirata siguieron haciéndolo
aunque se toparon con los inicios del spyware el cual aprovechó la
popularidad de los sitios ilegales para inocular los discos duros y
espiar sus actividades.
Napster.com regresó en octubre del 2003. Es un sitio envidiable donde
no sólo es posible “bajar" más de 500 mil canciones sino que
además ofrece canales de audio para sus suscriptores. novedades,
rarezas y material que las disqueras tenían archivado por considerarlo
incosteable para su producción masiva. Y lo mejor; cada canción pagada
es del usuario quien la puede mantener en su disco duro, grabarla en un
reproductor portátil MP3 o "quemarla" en un CD. Todavía hay
quienes acusan a Fanning de "haberse vendido” pero en realidad
él ya nada tenía que ver con Napster. Actualmente planea lanzar un
nuevo sitio, esta vez legal y sin su tío John de por medio.
"Es curioso cómo después de todo lo que pasó terminé en el
mismo lugar", explicó Fanning a The London Times, "nuevamente
soy yo y una computadora enfrente. Ha sido un viaje extraordinario pero
en mi próximo proyecto ya no pienso viajar como polizonte". --------- (1) En lenguaje Internet, Un especialista nato en
todo lo relacionado con la computación.
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