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Versión impresión
Se siente tediosa... y definitivamente lo es
Otra película sobre una chica con baja autoestima, resentida hacia esas muchachas cuero que parecen conseguirlo todo... Si busca usted originalidad en I Feel Pretty de una vez ahórrese el chasco. Hoy que ya hasta tenemos supermodelos llenitas, el mensaje aquí incluido suena redundante. Pero bueno, si su tarde está de plano harta aburrida, vaya a ver esta comedia antes que se evapore de cartelera
I Feel Pretty
Amy Schumer, Michelle Williams, Tom Hopper, Rory
Scovel
Dirigida por Abby Kohn y Marc Silvertsein
Voltage Pictures/2018
MAYO, 2018.
Difícilmente es un secreto que con el salto a la
fama de supermodelos como Ashley Graham, el concepto
de belleza femenil está cambiando radicalmente en el
mundo; las "llenitas" reclaman su lugar y los
caballeros parecen estar aceptando con gusto la
propuesta tras décadas en que las mujeres de
pasarela y las que posaban en revistas sufrían
hambres y sacrificios para no ganarse un kilito
extra que pudiera arruinar sus carreras. Así pues,
enhorabuena: sea de la etnia que sea, y sin importar
el peso corporal que llegue a tener, por el solo
hecho de ser mujer ya se es bella.
Al comenzar a ver los primeros minutos de I Feel
Pretty, la insinuación clara es que la historia
busca exponer el concepto de belleza femenina que ha
imperado en buena parte de la historia humana, esto
es, el ser una mujer blanca, rubia, de curvas
pronunciadas y rostro de facciones caucásicas, lo
cual nos da una idea de lo atrasados que andan en
noticias los guionistas cuando modelos como Naomi
Campbell, de padre afro y madre china, o Cindy
Crawford, una beldad de cabello oscuro que podría
pasar como griega o latina han revolucionado la
industria de las pasarelas. Asimismo, la cinta va
dirigida a esa generación de chicas treintañeras
norteamericanas, blancas, rubias, que en la infancia
sufrieron bullying y con algo de sobrepreso
que prácticamente toda su vida han estado expuestas
al bombardeo publicitario que las ha hecho sentir
menos y que, por tanto, están acomplejadas.
Renee Bennett (Schumer) es una chica que encaja
con lo que acabamos de describir. Si bien ella tiene
un buen empleo en una agencia de cosméticos --metida
en el sótano al lado de un compañero de trabajo
huraño y malhumorado-- aún no llega a su vida el
hombre soñado, y ello lo atribuye a su apariencia
física, algo que se le remacha cuando va a visitar
una tienda de ropa donde le sugieren que busque su talla en línea, una manera elegante de decirle
que está gorda. Ante su constante frustración, Renee
se encuentra con Mason (Emily Ratajowski)una chica cuasiperfecta que trata la trata con respeto,
incluso cariño, por lo que decide ingresar a un
gimnasio a hacer spinning en medio de
discursos con saborcito al Yes You Can de
Obama. Sin embargo Renee se cae de la bicicleta fija
y una de las llantas le arranca parte del cabello.
Antes de reunirse con sus mejores amigas Vivian (Aidy
Bryant) y Jane (Busy Philipps) esa misma noche Renee
pasa un rato viendo un tutorial en YouTube para
mejorar su apariencia y repasa las secciones de
chismes donde las chicas que ahí salen parecen no
sentir, sin excepción, lo que es ser feas. Las tras
deciden entonces inscribirse en una página en línea
para encontrar pareja y para salir a cenar con
chicos. Pero las citas son un desastre debido a la
inseguridad de Renee quien insiste en ir al gimnasio
a tomar sesiones de spinning. Luego de estar
viendo imágenes de la vieja película Big de
Tom Hanks donde éste pide ser grande, Renee tiene el
deseo de ser bella y arroja una moneda a una fuente
aunque su deseo no se hace realidad.
Al día siguiente en
el gimnasio René cae y recibe un fuerte golpe en la
cabeza. Pero cuando vuelve en sí se ve al espejo y
descubre que ha ocurrida en ella un cambio total en
su apariencia y hoy luce despampanante. "¡Soy
hermosaaaa!", grita entusiasmada ante la mirada
confundida de su instructora quien la ve igual que
siempre.
De ahí en adelante Renee experimentará un cambio
radical no solo con sus compañeros de oficina y sus
amigas: ahora viste provocativas minifaldas y camina
orgullosa, muy segura de sí misma, por las calles de
Nueva York. No solo eso, en la empresa aceptan su
propuesta para introducir al mercado un producto de
belleza que será distribuido por Target y por Wal
Mart; Renee ya ha sido socialmente aceptada y ello
repercute en la amistad con sus amigas, que termina
bruscamente.
Igualmente Renee conocerá mientras hace fila en una tintorería a Ethan (Rory Scovel) con quien iniciará una relación sentimental donde él se sorprende de la tremenda seguridad que Renee carga consigo sin que le importe el qué dirán, sobre todo cuando asisten a una sesión de karaoke y ninguna de las otras bellas chicas sobre el escenario se atreve a decir nada, quizá porque la toman como una destrampada o una loca.
De ninguna manera revelamos spoiler alguno al decir que Renee finalmente se enterará de la verdad y descubrirá que su físico nunca ha cambiado, que sigue siendo la misma chica con sobrepeso de siempre y que solo se trató de una ilusión o una alucinación, según se quiera ver. Pero Renee también se ha dado cuenta (oooh, clichés, que haría Hollywood sin vosotros) que la belleza exterior no es tan importante como la belleza interior; en vez de dejarla, Ethan reforzará su amor hacia ella y además se reencontrará con sus amigas para dejarles en claro que, si Renee pudo, ellas también podrán hacerlo.
Hay escenas totalmente innecesarias, como es el vómito cuando Renee conoce a Ethan o la cómo alguien le dice que la noche anterior se estuvo masturbando (también hay referencias sutiles a una relación gay).
La historia no es tan mala, aunque lo innegable es que nos encontramos ante una película que se adora o se odia. Y es que aparte de Quisiera ser Grande, la cinta que estelarizó Tom Hanks, Schummer también busca ser la sucesora de Bridget Jones, otra chica con autoestima baja en búsqueda del amor perfecto. El problema es el poco carisma de Schummer en pantalla: cuando le cambia la suerte a Renee comenzamos a experimentar simpatía por ella pero más tarde los excesos en que se hunde la historia hacen que nos caiga mal y esperemos con ansia el momento en que se rompa el encanto y se le bajen los humos a la protagonista. Pero pudo haber sido peor si en vez de Schummer hubiéramos tenido a Lena Dunham.
I Feel Pretty no parece haber sido el hit fílmico que se esperaba, y razones debe haber. Cinta que recomendamos para ver en una tarde aburrida y si su autoestima anda más baja que la reputación de Hillary Clinton.
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