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Y DEMÁS/In Memoriam
El padre Hamel,
mártir de una Europa doblegada
Con una vida dedicada al
servicio, la humildad y atender las inquietudes de sus fieles, el
final que tuvo este prelado, único sobreviviente de su regimiento,
es aún más preocupante con el silencio de un continente acobardado.
Que el sacrificio del padre Jacques Hamel no haya sido en vano
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AGOSTO, 2016. El pasado 26 de julio el padre
Jacques Hamel, párroco de la iglesia de St. Etienne du Rouvray en
Normandia, oficiaba su misa matinal a la que solo asistían cinco
fieles, entre ellos dos monjas. Poco antes del Evangelio dos sujetos
entraron y con el consabido grito de "Alla Abkhar" sujetaron al
sacerdote y le exigieron que se hincara y renegara de sus creencias.
Tras negarse, uno de los tipos sacó un cuchillo y le rebanó la
garganta al prelado de 85 años de edad.
Como respuesta, la prensa francesa primero asumió el hecho como "un
crimen de odio", eufemismo tan increíble como estúpido, como si
existieran los crímenes afectuosos. Segundo, en vez de reclamar
justicia ante este innegable ataque a la libertad religiosa y al
cristianismo, los medios franceses simplemente dejaron de publicar
las fotografías de estos criminales supuestamente para no crear
estereotipos. Bonita defensa de los valores que Francia ve hoy
amenazados.
Este brutal asesinato no ha levantado protestas, ni una sola, donde
se lleven carteles que digan "Je seus catholique".
Sorprendentemente, ni el mismo Vaticano ha alzado la voz ante la
muerte de uno de sus prelados. Pero al final ello no debe
sorprendernos tanto; el silencio del Papa ha sido la reacción ante
los cristianos muertos en Medio oriente, y ahora en el corazón de
Europa. Pero quizá nos equivocamos: Su Santidad sí ha dicho algo al
respecto: "Estos asesinatos también los cometen los cristianos y
aquí en Italia hemos visto cómo un esposo celoso mata a su esposa".
Habría sido muy ilustrativo que el Santo Padre nos diera un solo
ejemplo de un cristiano que haya entrado a una mezquita a matar imames, o un caso donde un marido cornudo se haga volar en pedazos
en aeropuertos o que, despechado, maneje un camión a toda velocidad
y atropelle a cientos de personas.
El padre Hamel murió defendiendo sus convicciones religiosas, y
dentro del canon católico, se convirtió en mártir. Pero ni el
Vaticano ni nadie ha siquiera enfatizado este hecho. Más indignante
aún, medios como el Washington post han negado a darle a este
asesinato la misma importancia a lo ocurrido con el arzobispo
Arnulfo Romero en El Salvador puesto que, publicó ese diario en una reciente
editorial, "el asesinato del arzobispo en El Salvador se dio por
motivos políticos y todo parece indicar que en el caso del padre Hamel se trató de un vulgar acto delictivo". Una explicación absurda
que oculta otro aspecto: Aunque ambos eran sacerdotes, Monseñor
Romero era simpatizante de la teología de la liberación y del
sacerdote galo no existen registros al respecto.
Sin embargo, Jacques Hamel era un prelado excepcional. Nacido en
1930, Hamel ya había pasado su edad de retiro luego de cumplir 50
años de sacerdocio en el 2008. En ese año comunicó al arzobispo de
Rouen que "deseaba continuar sirviendo a Dios y a su comunidad
mientras tenga fuerzas".
El mismo arzobispo dijo durante las exequias del padre Jacques: "Su
deseo no era ponerse al frente de las cosas; él solo quería conocer
a hombres, mujeres y niños dispuestos a acompañarlo en nombre de
Jesús en sus vidas tanto humanas como espirituales".
El padre Auguste Moanda, rector de la parroquia de St. Etienne,
refirió en el semanario católico La Vie: "Era un hombre tranquilo,
que no se metía con nadie, que siempre recibía y escuchaba a todo el
que lo necesitara". Moanda, un sacerdote negro nacido en la
República del Congo, agregó: "La segunda guerra mundial lo dejó
marcado con el deseo de que una paz duradera pudiera establecerse en
nuestro continente".
Roselyne Hamel, hermana del prelado víctima del fanatismo islámico,
dijo que Jacques "fue soldado en Argelia donde resultó el único
sobreviviente en un combate y solía preguntarse '¿por qué yo fui el
único que no murió?' Seguramente tras esa reflexión Jacques decidió
cual sería su vocación".
El pasado junio el padre Jacques publicó una misiva para los fieles
de su parroquia. En ella escribió: "Hemos tenido una primavera más
bien fría pero eventualmente vendrá el verano y con éste las
vacaciones, un momento para distanciarnos de nuestras ocupaciones
diarias. Será un tiempo para relajarse y también para estar juntos,
compartir y convivir.
"Para unos será tiempo de sanación, otros tomarán unos días de
descanso o peregrinaje, algunos más leerán el Evangelio, solos o
acompañados, como una voz viva. Unos más encontrarán alivio en el
libro de la creación, en admirar los maravillosos paisajes que nos
permiten comunicarnos con Dios. En ese momento se escuchará la
invitación de Dios para cuidar este mundo, de hacerlo más humano,
más fraternal y más cálido.
"Será un momento para orar por quienes más lo necesitan y por la
paz, por una mejor coexistencia entre todos nosotros".
Es desconcertante que las palabras del padre Hamel, llenas de
humildad y optimismo, no encuentren resonancia en las declaraciones
del Papa Francisco, más preocupado por el supuesto daño ecológico
que provocan los aparatos de refrigeración y dando igual importancia
a los crímenes pasionales con los cometidos por el radicalismo
islámico.
Por su estatura moral y su servicio a Dios, el padre Jacques Hamel
es un mártir que ha ganado la gloria eterna. Por el contrario, los
fundamentalistas islámicos suicidas han encontrado, en vez de las
prometidas 100 vírgenes con ojos de venadito en el paraíso, la
prolongación de su propio infierno.
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1
opiniones
belton.situs escribe
06.09.16
Mis ojos de llenaron de lágrimas luego de leer el mensaje que el
padre Hamel escribió a sus fieles con motivo de las vacaciones, el
cómo un par de animales se atrevieron a terminar con la vida de este
buen hombre escapa toda mi comprensión, espero que los autores de
este crimen se pudran en el infierno y el padre Hamel comparta la
vida eterna
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