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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

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  Y demás/Rock

Huele a mito adolescente

  Este abril se cumplieron 11 años que el vocalista de Nirvana decidió dejar el mundo por decisión propia. Mientras, su estatus de icono crece. Una alma atormentada que desde mucho antes anunciaba su autodestrucción.  

Mayo, 2005 . Las revoluciones registradas en el mundo del rock suelen iniciar en distintos flancos sin que sus protagonistas tengan contacto alguno entre sí. Esta vez tampoco fue la excepción. Minneápolis era algo más que la música de Prince, quien para los ochenta ya era una superestrella: también estaba Hüsker Dü, comandado por Bob Mould con un estilo un poco más áspero que The Replacements pero igual de efectivo. Sin embargo más al oeste del país se estaban cocinando cosas muy interesantes.

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Un año clave fue 1989 cuando Sub Pop Records da a conocer una obra rudimentaria pero que sería decisiva. Su nombre era Bleach y había sido grabada por Nirvana, grupo originario de Aberdeen, un pueblo de leñadores cercano a Seattle. Kurt Cobain, su líder, había pasado la adolescencia embebido con el rock y la guitarra eléctrica; en la música encontró un refugio al mundo real desde el que muy joven se sentía rechazado, extraño. Desde entonces el rubio guitarrista hizo migas con Chris Novoselic, producto, como él, de un hogar desecho. Muy pronto se les unió Pat Smear. Ni con mucho Bleach fue un éxito pero tuvo efectos importantísimos en la comunidad indie (1) que afanosamente buscaba nuevas --pero también talentosas-- figuras en la escena de Seattle.

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En agosto de 1991 terminaron las sesiones de grabación de un disco que se pensaba sería de mucha fortuna si se encontraba con un público masivo. El álbum fue producido por Butch Vig, quien junto con Steve Albini se habían convertido en artífices del sonido grunge a inicios de los noventa. Vig fue escogido personalmente por el líder de esa organización. Naturalmente ese personaje era Cobain y Nirvana era el nombre del grupo. Así pues, para octubre Nevermind salió a la venta pero no sorprendió a los críticos quienes estaban más enfocados en el gangsta rap de Snoppy Dogg, Ice-T e Ice Cube.

El que soltó la bola de nieve, como era de esperarse, fue MTV, canal que mandó a Nirvana a la estratosfera de popularidad, y con ello arrastró a todos los grupos que estaban cultivando el grunge. El video del tema “Feels Like Teen Spirit” no tardó en convertirse en uno de los más solicitados mientras que Nevermind subía sin cesar las escaleras del Billboard. Desde un principio el sonido de Nirvana cautivó a los críticos dado que esas canciones comenzaban con cierta suavidad y de repente estallaban como ataques de rabia y volvían a ser apacibles (el efecto puede apreciarse no sólo en “Teen Spirit” sino en “Lithium” aunque en “Territorial Pissings”, por ejemplo, la furia nunca disminuye). Estos mismos críticos calificaban al sonido de Nirvana como “un reflejo de los jóvenes asqueados de su entorno social”, por citar un ejemplo, aunque la realidad no tenía tantos retruécanos: la música de Nirvana era solamente un reflejo de la personalidad de Cobain.

Para fines del 91 Nirvana ya estaba de gira en Europa, donde fue recibido con más furor que en su propio país. Nevermind alcanzó altísimas ventas en Alemania, Italia y España y aun los Balcanes, región que por entonces atravesaba por una espantosa guerra civil. También en Suecia, Holanda, Dinamarca y Gran Bretaña Nirvana demostraba que el grunge era un lenguaje internacional aunque hay que reconocerlo --y dado que ninguno de sus imitadores alcanzó a hacerle sombra-- su manifestación químicamente pura era producto exclusivo e irrepetible de Kurt Cobain.

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Nirvana siguió aprovechando la fama que les había traído el Nevermind y que los hizo famosos en sitios como Israel y la India. Para Cobain había sido un año de claroscuros: se casó con Courtney Love, vocalista de Hole y con quien aparentemente tenía muy poco en común. Love había iniciado su carrera desde mediados de los ochenta con un grupo de corto alcance donde también procedía Kate Bjelland, integrante de Babes in Toyland. Poco después del matrimonio nació su hija Francis Bean lo que aparentemente traía por fin la felicidad a la atormentada alma de Cobain. Pero no fue así; este prodigio del grunge había recibido tan rápido la fama que nadie se dio cuenta de lo que presagiaba una de sus letras “me odio a mí mismo y quiero morir”.

Los problemas empezaron con su compañía disquera, la DGC, subsidiaria de Geffen Records, cuando ésta rechazó algunos títulos para su nuevo disco. La revista Newsweek difundió la nota y provocó al ira del grupo, que la calificó de “sensacionalismo”. Con todo, In Utero salió a la venta a mediados del 93 y contenía “Rape Me”, una de las canciones que aparentemente habían sido objetadas por la DGC. El disco fue devorado por los fanáticos ansiosos de nuevo material de Nirvana pero rápido detectaron que el In Utero era de calidad inferior al Nevermind, no sólo por la calidad musical sino en las letras. Un crítico refirió, en palabras que luego serían proféticas: “Cobain parece estar cansado de la música, e incluso, sin ganas de vivir”.

Ciertamente Cobain había perdido la brújula. Para sus fans iniciales que creían que se había “vendido” al establishment”, se fotografió para la revista Rolling Stone con una camiseta con la frase “Corporate magazines still suck” (las revistas corporativas aún apestan) como señal de que, si bien se estaba sometiendo a las reglas del showbizz, su alma rebelde se mantenía incorrupta. Pero al mismo tiempo no dejaba de firmar contratos que lo ataban más y más a ese mundo que él --como quedó asentado en sus diarios, publicados en el 2002-- decía detestar.

En 1994 Cobain concedió una entrevista a esa misma publicación. El reportero era Michael Azerrad, quien había publicado Road to Nirvana, una biografía autorizada del grupo. En la entrevista Cobain afirmaba estar “más feliz que nunca en mi vida” y agregaba que los problemas conyugales con Love así como un aparente intento de suicidio en Roma (y al cual su representante había llamado “una sobredosis accidental de licor”) “ya no tenían razón de ser”. Pocos meses antes Nirvana había grabado el Unplugged in New York para la cadena MTV --otro ente corporativo, a propósito-- y con el grupo mostraba una faceta muy distinta, cálida y distante del sonido del Nevermind. Cobain agregó estar “orgulloso de ese trabajo”, inspirado, “en el balance con lo acústico que ha logrado Michael Stipe” (el vocalista de R.E.M.) y con quien Cobain tenía proyectado colaborar para fines de ese año.

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En abril del 94 sucedió lo que muchos habían previsto: tras haberse escapado de un centro de rehabilitación, el cuerpo de Kurt Cobain fue encontrado en su casa de Seattle por un electricista. El cantante se dio un escopetazo en la cara; en su nota suicida afrimaba que “en todo este tiempo y por razones que no entiendo, no he podido disfrutar del aplauso y adoración de los fans como le sucedía a Freddie Mercury”. Su suicidio causó un shock en la comunidad grunge de Seattle, o más bien de todo el mundo. Quienes conocieron a Cobain le escucharon decir varias veces que quería quitarse la vida pero no creían que hablaba en serio.

Fue además un golpe devastador contra el género que de repente había perdido gran parte de su razón de ser: ¿valía la pena continuar con la bandera de alguien que siempre mostró su repudio a la sociedad convencional pero que fue el primero en renunciar a sus ideales? ¿Cómo era posible --argüían los críticos-- que un compositor que reflejó en su música con bastante claridad la desesperanza de millones de jóvenes en un entorno que no los toma en cuenta se haya despedido de este mundo de una manera tan contradictoria?

En el fondo, y en algo que coincide la mayoría de los perfiles de su personalidad, Cobain era un alma atormentada incapaz de evolucionar emocionalmente; el tema “Feels Like Teen Spirit”, lejos de ser un grito de batalla por la reivindicación adolescente, alude a un desodorante.

Kurt Donald Cobain creció en un hogar feliz hasta los siete años y pertenecía a esa clase media que resultó duramente golpeada por la recesión norteamericana de los setenta. Tras el divorcio de sus padres Cobain quedó al cuidado de su madre quien debido a su trabajo le prestaba poca atención a su hijo. Las mayores humillaciones las sufrió el futuro Nirvana en la escuela donde era visto como “bicho raro” dadas su vestimenta y comportamiento; Cobain dejó ese mundo desde la adolescencia para no volver más. Hay una fotografía de Cobain tomada a principios de los ochenta. En ella el guitarrista aparece sentado sobre una cama mientras, sonriente, ve directamente a la cámara. Tiene puestos unos audífonos conectados a la guitarra y a su alrededor se ve ropa tirada así como una caja de cartón que contiene muchos discos LP. Es el Cobain en camino de convertirse en músico profesional y no sólo un mero escucha. Su sonrisa también dejaba ver el idealismo y admiración que Cobain sentía hacia sus héroes. Aunque en su nota póstuma haya dicho que como estrella del rock no había encontrado la felicidad, lo cierto es que el haber tomado ese camino fue por decisión propia.

Cobain batalló mucho para superar el divorcio de sus padres y quizá nunca lo consiguió. En varias entrevistas su viuda Courtney Love ha aceptado que la relación con Cobain era a veces “de madre-hijo” y que a veces éste asumía actitudes de “niño malcriado”. El problema es que las riñas eran cosa seria y a veces implicaban amenazas con arma de fuego (Cobain fue multado por portarlas sin licencia) lo cual, azuzado por el consumo de drogas de ambos, vaticinaba un final trágico.

La carta póstuma de Cobain corrobora su inmadurez emocional: todos son culpables o responsables de que se haya pegado un tiro, ya sean su estómago, los fans, Freddie Mercury, la fama y sus desengaños, la prensa... Son más bien berrinches, corajes y pataleos de alguien que, en primer lugar, escapó de un centro de rehabilitación y, segundo, culpó a los demás por haberle permitido tener acceso a armas de fuego, Sin el devastador efecto de las drogas en su cabeza al momento de jalar el gatillo de la escopeta, ¿habría caído Cobain en lo insulso de sus argumentos como para no atentar contra su vida?

Apenas una semana antes del suicidio salió a la venta el nuevo álbum de Hole titulado Live Through This (Tener que pasar por todo esto). Era un esfuerzo, según la propia Love, que siempre contó con el apoyo de su esposo, sin embargo el título del disco adquirió tintes de sarcasmo tras el suicidio del guitarrista (y el álbum, a propósito, no es muy bueno; a ratos parece ser un producto que no terminó de cuajar).

El grunge había quedado huérfano, y con él también quedaba en evidencia que la búsqueda urgente de un sustituto. Mientras llegaba ese momento DGC Records anunció la salida del Unplugged in New York, disco grabado en octubre del 93 como producto de bajo perfil pero que tras la muerte de Cobain pasó a ser un documento que garantizaba altas ventas. La sorpresa del Unplugged era que mostraba a Nirvana en un proceso de evolución donde dejaba entrever las influencias del grupo, evidentes en su versión del “The Man Who Sold the World” de David Bowie y a la que Cobain le dio un giro muy personal; otras canciones como “Pennyroyal Tea”, “About a Girl” y “Where did you Sleep Last Night” fueron prácticamente reescritas para su versión acústica. Otra sorpresa fue su versión del “Jesús doesn’t Want me for a Sunbeam”, tema religioso donde el acordeón de Kris Novoiselic sobresale de manera notable.

Nirvana era mucho más que el grunge, y el Unplugged in New York mostraba que el grupo venía a ser un huevo de oro --para decirlo de algún modo-- dentro del rock internacional. Su propuesta musical expresada en este álbum prometía más gemas interpretativas que quedaron, tristemente, como mera conjetura tras la muerte de Cobain.

“Ahora ya se unió a ese estúpido club”, dijo la madre de Cobain después de su suicidio, en referencia a otras figuras del rock que atentaron contra su vida, entre ellos Janis Joplin, Keith Moon, Jimi Hendrix, Sid Vicious y “Bonzo” Bonham.

Es en este punto donde Cobain cumplió el ritual para convertirse en icono y que él mismo escribió en su nota póstuma con la frase “es mejor consumirse en el fuego antes que desaparecer”. Porque si bien Nirvana presentaba una asombrosa evolución, las relaciones entre Cobain,  Novoselic y Grohl habían empeorado desde la salida del Nevermind al punto en que ya se hablaba de una ruptura antes de ocurrir la muerte de Cobain. ¿Qué habría aportado un material de Nirvana sin este compositor? Otra pregunta que quedará sin respuesta.

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(1) Término que define a los grupos, disqueras, público, revistas y clubes independientes de los grandes consorcios; indie es el apócope de “independent”.

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(Extractos del capítulo Los Tótems del grunge incluido en el CDROM-book Rock, Pop: sus facetas 1965-1995 por Oscar Fernández)

Copyright 2005

 

 

 

 

 

 

 

 

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