MANIFIESTO DE ISUSQUIZA DEL AÑO 2002

"La Tradición es tarea de perfección, y su continuidad es la condición necesaria para la identidad de las Comunidades". (Álvaro d'Ors)

¡Tarea de perfección! Tal es, año tras año, la de nuestro Círculo Tradicionalista "San Prudencio", heredero legítimo de la tradición alavesa, al organizar este acto carlista y español de Isusquiza, en recuerdo de los 37 requetés de la 9ª Compañía del Requeté de Álava y de los 44 soldados del Regimiento de San Marcial, que aquí murieron el 8 de octubre de 1936 cerrando el paso de las tierras alavesas a la coalición rojo-separatista, unida, como lo está también ahora, contra aquella Álava foral y española; contra la misma que ahora queremos restaurar y perfeccionar los carlistas tradicionalistas alaveses, conjuntamente con tantos otros españoles.

Restaurar, sí, la personalidad de Álava, dentro de España y no de un "Euzkadi" que nunca existió, y perfeccionar el ser de Álava en su foralismo tradicional, hoy inmerso en un Estatuto ajeno a nuestras libertades.

En 1858 el Diputado General, Padre de la provincia, Ramón Ortiz de Zárate, escribió así:

"Fueron los alaveses independientes y libres en todos los tiempos, y al incorporarse a la corona de Castilla, pactaron que no habían de ser puestos bajo el poder de ninguna otra persona que no fuera su rey y señor natural. Por eso, el señorío, vasallaje y feudalismo, si se ha intentado ejercer en Álava por algunos magnates, ha sido ilegalmente y contra el fuero".

Éste viene a ser el mismo punto de vista que mantenían los procuradores en las Cortes de Valladolid de 1506 cuando afirman que: "Cada provincia abunda en su seso y por esto las leyes y ordenanzas quieren ser conformes a las demás provincias y no pueden ser iguales ni disponer de una forma para toda la tierra".

El Estatuto de Guernica, en la desdichada Transición, que cambió el ser de España, modificó también nuestro tradicional régimen foral alavés y lo integró, como a la propia Álava, en un ente ficticio llamado, sin razón ni sentido, "Euzkadi".

No es el momento de enumerar todos los males que han derivado de confundir la unidad constitucional –mejor diríamos: nacional– con la centralización y concentración del poder político, mejor dicho también, en "los políticos". El proceso autonómico ha vuelto a renovar –¡en el siglo XXI!– lo dispuesto sobre qué sea la verdadera y real Constitución de España; la cual no es otra sino "la configuración de una verdadera unidad política de la nación, en la armonía de sus componentes, así como la restauración de su genuina personalidad en el concierto de los pueblos. España –hay que repetirlo como otros repiten y machacan su separatismo–, España es una nación y no un conjunto de ellas, lo cual no obsta en absoluto a la libertad política y al autogobierno de sus regiones, sin merma, por otra parte, de la unidad política nacional". De la unidad de la Patria, pues, ésta es valor permanente, en tanto que las Constituciones son transitorias.

Por eso, desde el momento en que Álava está bajo un gobierno separatista, que no cesa de reclamar la autodeterminación como medio para quebrar la unidad de España, los alaveses no queremos permanecer bajo un vasallaje y un feudalismo estatutario, cuyo centralismo, aldeano y caciquil, ha dejado pequeño el estatal.

El recrudecimiento de las posturas radicales "euzkadianas" no tiene otra pretensión que la del separatismo y la independencia de "Euzkadi".

Un escritor, tan poco sospechoso de antivasquismo como Miguel de Azaola, subrayaba, ya hace años, cómo el derecho de autodeterminación, lo mismo que cualquier otro derecho, no es un derecho absoluto. Pero, decimos nosotros, es que ni siquiera puede calificarse de derecho, puesto que no cabe tenerlo, ni ejercitarlo en consecuencia, por una comunidad vasca, por una Vasconia que nunca se ha encontrado en una situación colonial sojuzgada por una potencia exterior, y volcada, por ello, a la independencia. Pretender que tal sea el caso de "Euzkadi", cuando su Estatuto se aprobó sin ningún tipo de ocupación ni sometimiento por la fuerza, y cuando, desde siglos atrás, con pleno asentimiento, su historia era la propia historia de España (pues no tiene otra verdadera), es un absurdo antihistórico y antijurídico.

Por otra parte, el artículo 2º de la Constitución actual (que "se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, Patria común e indivisible"), vigente, también conforme al Estatuto de Guernica en la Comunidad Vasca, no permite sin su reforma –que supondría asimismo la del Estado– una autodeterminación llamada a la independencia. Ello exigiría el referéndum de todos los españoles a través –repetimos– de la reforma de la Constitución, y previa disolución de las Cortes.

¿Qué es lo que se pretende con estos planteamientos? ¿Son solamente una forma de presión para imponer criterios en cuestiones relacionadas con la interpretación y aplicación de los Estatutos de Autonomía, o son ya una anticipada declaración de independencia?

Lo cierto es que son los terroristas los favorecidos, pues ven sus tesis apoyadas –también económicamente– por partidos que practican lo contrario de lo que predican y devienen así en traidores a sus propias ideas.

"¡Roma no paga traidores!" y nosotros, alaveses, no queremos pagarlos. "No queremos perder nunca nuestra vinculación con la comunidad histórica y actual que llamamos España. Nunca vamos a renunciar a España, del mismo modo que nunca vamos a renunciar a nuestra vocación vasca". ¡Vasca, no "euzkadiana"!

Si se predica a favor de una autodeterminación absurda, puesto que es propia de los pueblos colonizados y oprimidos, tengan en cuenta esos predicadores que, de llevarla a efecto, nosotros alaveses, seríamos los colonizados y oprimidos; por lo cual, en pura esencia democrática, tendríamos el derecho a una autodeterminación también separatista; pero de un separatismo de signo contrario, que nos llevará a desligarnos de un "Euzkadi" opresor y antiespañol para permanecer, como Comunidad Foral alavesa, unidos a España. Como lo está Navarra, ejemplo para el foralismo alavés y español que deseamos.

Esto es lo que aquí, aquel octubre de 1936, predicaron, "no hablando sino muriendo", con fidelidad heroica, los requetés alaveses y soldados españoles, realizando así esa tarea de perfección en la que consiste la Tradición, condición necesaria para la existencia de las Comunidades y antítesis de la traición que las disuelve.

Por todo ello, hoy aquí:

"Su memoria y heroísmo recordamos

teniendo ahora mismo en nuestra mente

esa España en la que todos amamos

nuestras vidas abiertas para su luz presente" (1)

¡¡Por Álava Foral y por España!!


(1)Luis Rosales, "España" (el poema perdido)

("El Boletín Carlista de Madrid", extraordinario 19 de julio 2002)

 


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