Muchas mujeres
padecen venas varicosas durante el embarazo.
A medida que se
agranda el útero, el flujo de sangre desde las venas de las piernas
hacia el abdomen se hace más lento.
Esto,
a veces, produce una presión que hace que las venas de las
pantorrillas y los muslos se hinchen y se vuelvan dolorosas.
También pueden
quedar afectadas las venas en torno a la entrada de la
vagina.
Las varices
generalmente se vuelven mucho menos molestas e hinchadas después del
parto. Suelen desaparecer casi en su totalidad.
Descanse con
los pies en alto tan a menudo como pueda.
Si
trabaja de pie, explíquele a su jefe la situación para que pueda
llevar zapatos ortopédicos y tomarse descansos periódicos.
Las medias y mallas de soporte alivian mucho la
incomodidad de las venas varicosas y pueden hacer que dejen de
hincharse.
Pida a su
médico que se las recete o cómprelas.
Póngaselas siempre por la mañana antes de levantarse de la
cama
y manténgalas hasta acostarse.